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La vía regionalista del PSOE para sostener gobiernos sin Podemos: de CC a El Pi
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ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS

La vía regionalista del PSOE para sostener gobiernos sin Podemos: de CC a El Pi

La alternativa de pactos poselectorales con partidos regionalistas y nacionalistas no tapona, sin embargo, la brecha territorial que se le abriría a los socialistas si pierden la muleta de los morados en sus ejecutivos de coalición

Foto: La presidenta de Baleares, Francina Armengol, el de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig y el de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Mariscal)
La presidenta de Baleares, Francina Armengol, el de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig y el de Canarias, Ángel Víctor Torres. (EFE/Mariscal)
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Al PSOE no le basta con repetir resultados electorales para conservar su poder territorial tras las elecciones municipales y autonómicas. Precisa que sus potenciales aliados también lo hagan para volver a sumar frente al bloque conservador. Los socialistas lideran gobiernos de coalición en seis comunidades autónomas donde se abrirán las urnas —Comunidad Valenciana, Aragón, Navarra, Canarias, Baleares y La Rioja— y lo hacen en solitario en Asturias, pese a no tener mayoría absoluta, gracias a un acuerdo de investidura. Unidas Podemos es el socio natural, al igual que en el Ejecutivo central, pero la debilidad de este espacio y su actual fragmentación ante la indefinición del proyecto de Yolanda Díaz han levantado los temores en Ferraz y Moncloa. Frente a la posibilidad de perder esta muleta, y con ello dejar de sumar, en algunos territorios como Canarias y Baleares se plantean ya otras alternativas. La vista está puesta en formaciones nacionalistas y regionalistas, como Coalición Canaria o el balear El Pi.

Partidos de corte moderado cuyos potenciales acuerdos seguirían la estela del Gobierno de Javier Lambán en Aragón, donde conviven Unidas Podemos y el PAR; o de Cantabria, donde los socialistas son el socio minoritario del PRC de Miguel Ángel Revilla (quien de 1995 a 2003 fue vicepresidente de coaliciones lideradas por el PP). Los populares incluso han sugerido que sus todavía aliados en Navarra —UPN— buscan pactar con los socialistas y ocupar la vicepresidencia del Ejecutivo regional de la socialista María Chivite. "UPN quiere ser, con Javier Esparza, muletilla del Partido Socialista", aseguraba el secretario de Organización de Génova, Miguel Tellado, tras anunciarse que ambas fuerzas concurrirían por separado en los próximos comicios. Un extremo que en Ferraz descartan de plano, sin conversaciones con la formación de Esparza desde que sus diputados rompieron el pacto por la reforma laboral.

Foto: El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños (2d), y la portavoz del PP, Cuca Gamarra (i), con sus equipos en la reunión para abordar la reforma constitucional. (EFE/Zipi)

Lo que sí alimentan desde la cúpula socialista es el posible cambio de cromos de Podemos por Coalición Canaria y la voluntad de sumar a El Pi en Baleares para contrarrestar un retroceso de sus socios morados, más allá de lo que depare la aritmética en otros municipios sin cerrarse puertas. En el PSOE se están buscando alternativas que desde Ferraz y las federaciones concernidas ven factibles. Se da la circunstancia que CC y El Pi concurrieron en una candidatura coaligada para las pasadas elecciones europeas que encabezó el PNV, del que los socialistas vascos son socios minoritarios en Euskadi.

Los regionalistas baleares cuentan con más del 10% de todos los concejales de las islas y tres de los 59 escaños del parlamento. Unos votos que podrían ser cruciales para que la socialista Francina Armengol no tuviese aprietos para repetir ante una caída de los morados y batir el récord de un Gobierno de izquierdas en las islas durante tres legislaturas consecutivas. En su última investidura consiguió sumar dos votos más de la mayoría absoluta y la abstención del Pi.

Si desde el entorno de Armengol, que se sitúa en el ala más progresista de los barones socialistas, no descartan mirar a la centroderecha liberal, el PSOE tampoco ha tenido problemas en buscar acuerdos con Coalición Canaria. El denominado pacto de las guaguas, por el que los nacionalistas canarios apoyaron los últimos Presupuestos de Pedro Sánchez en el Congreso, pese a que los dos votos de CC eran prescindibles para el Gobierno, es el ejemplo más significativo. Diferentes actores políticos de las islas interpretaron como anticipo de un acercamiento entre ambas formaciones tras las próximas elecciones municipales, insulares y autonómicas.

El rechazo mutuo entre regionalistas y Vox acerca más a los primeros a una suma poselectoral con el PSOE que con el PP

Estas alternativas no tienen tanto que ver con centrar a los de Pedro Sánchez, algo transversal en el diseño de las campañas por parte de los barones socialistas, sino en mantener el poder territorial para cerrar el paso al PP. Esta sería su "gran palanca" para impulsar la campaña de las elecciones generales que se celebrarán a finales de año y que tiene en la división a su izquierda la principal fuga de agua. De hecho, Canarias es uno de los territorios donde la fragmentación del espacio a la izquierda del PSOE es más acusada, amenazando con dejar a los socialistas sin su actual muleta. A la escisión de Más País se ha sumado la liderada por el exsecretario de Organización, Alberto Rodríguez, denominada proyecto Drago, y previamente la que se constituyó en el partido Reunir Canarias.

Coalición Canaria ya ha facilitado la llave de la gobernabilidad al PSOE en otras legislaturas y, pese al alejamiento tras la irrupción de Podemos, en Ferraz creen que podrían rehacerse estos pactos. "Fuera del gobierno hace mucho frío", ironizan fuentes socialistas, concluyendo que CC, como fuerza nacionalista canaria, es un partido de gobierno que si está en la oposición corre el riesgo de diluirse y, por tanto, buscará acuerdos en los que se sume sin Vox. Precisamente, este rechazo mutuo entre las formaciones regionalistas y la liderada por Santiago Abascal las acerca más a una suma poselectoral con el PSOE que con el PP si tiene que entrar en la ecuación la ultraderecha.

"Apelación a la unidad"

Desde el Gobierno suelen poner valor su "capacidad para articular mayorías parlamentarias" con diferentes formaciones, frente a un PP cuyos pactos poselectorales se limitarían a Vox y a Ciudadanos. La aprobación de los Presupuestos refleja este heterogéneo bloque de aliados. En las últimas cuentas se descolgó Teruel Existe, pero se logró atar una holgada mayoría que, además de sus socios de Unidas Podemos en el Gobierno, completaron independentistas (ERC y EH Bildu), nacionalistas (PNV y PDeCAT) y regionalistas (Coalición Canaria, Más País, Compromís y PRC).

La posibilidad de estos acuerdos puntuales del PSOE con formaciones regionalistas y nacionalistas no tapona, sin embargo, toda la brecha territorial si los morados retroceden. Plazas clave como Sevilla, otras importantes como Gijón o Las Palmas, donde se prevé una fragmentación en varias candidaturas del espacio de Unidas Podemos, o regiones como la Comunidad Valenciana, dependerán en buena medida de la resistencia electoral de los actuales socios del PSOE. El caso valenciano es especialmente simbólico para entender el temor de los socialistas a que no aguante el espacio a su izquierda. Las diferencias entre bloques son mínimas, por lo que si Podemos no traduce sus votos en representación parlamentaria, aunque mejorasen ligeramente PSOE y Compromís, las posibilidades de reeditar el Govern del Botànic que lidera el socialista Ximo Puig serían prácticamente nulas.

En Ferraz reconocen su inquietud con los tiempos de la vicepresidenta segunda y que no busque candidaturas unitarias de cara a las elecciones de mayo. Ya antes de las Navidades, Pedro Sánchez, lanzó sendos mensajes de presión a Yolanda Díaz y a la titular de Igualdad, Irene Montero, a quien desde su partido posicionan como candidata en caso de ruptura de Unidas Podemos. Pese a que en el PSOE insisten en el "respeto a la autonomía" de otros partidos, Sánchez lanzó a sus socios una clara "apelación a la unidad" para que presenten una candidatura conjunta antes de las elecciones del próximo 28 de mayo. En la parte socialista del Gobierno entienden que cualquier diferencia política o personal, por importante que esta sea, según conceden, debe quedar a un lado. La reelección de Sánchez se fía en buena medida en evitar la dispersión del voto progresista.

Al PSOE no le basta con repetir resultados electorales para conservar su poder territorial tras las elecciones municipales y autonómicas. Precisa que sus potenciales aliados también lo hagan para volver a sumar frente al bloque conservador. Los socialistas lideran gobiernos de coalición en seis comunidades autónomas donde se abrirán las urnas —Comunidad Valenciana, Aragón, Navarra, Canarias, Baleares y La Rioja— y lo hacen en solitario en Asturias, pese a no tener mayoría absoluta, gracias a un acuerdo de investidura. Unidas Podemos es el socio natural, al igual que en el Ejecutivo central, pero la debilidad de este espacio y su actual fragmentación ante la indefinición del proyecto de Yolanda Díaz han levantado los temores en Ferraz y Moncloa. Frente a la posibilidad de perder esta muleta, y con ello dejar de sumar, en algunos territorios como Canarias y Baleares se plantean ya otras alternativas. La vista está puesta en formaciones nacionalistas y regionalistas, como Coalición Canaria o el balear El Pi.

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