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El Gobierno arranca el nuevo curso con tres escaños menos y varias asignaturas pendientes
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Este jueves, primeras votaciones

El Gobierno arranca el nuevo curso con tres escaños menos y varias asignaturas pendientes

Después de aprobar varias iniciativas al filo de lo imposible, deberá hacer más malabarismos que nunca con socios como ERC, Bildu o el PNV. No puede contar con Alberto Rodríguez, Meri Pita ni Pedro Quevedo

Foto: El exdiputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez. (EFE/Chema Moya)
El exdiputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez. (EFE/Chema Moya)
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Si el Gobierno tuvo que hacer malabares para aprobar la reforma laboral, salvada por sorpresa tras el error de Alberto Casero (PP), el equilibrio de fuerzas que le espera para los próximos meses es aún más complejo. Aquella votación es el ejemplo más claro, pero la dificultad para sacar adelante algunas de sus medidas, como el plan para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania, evidencia las dificultades de alcanzar cualquier objetivo en una Cámara tan fragmentada. Un problema añadido es que la coalición de PSOE y Unidas Podemos tendrá tres apoyos menos que hace un año, con una dependencia absoluta de ERC, Bildu o el PNV. La siguiente negociación bajo la lupa será el decreto de ahorro energético, que ya cuenta con la negativa de la derecha y que va al Congreso este jueves junto a otras cuestiones.

El Ejecutivo peleará con una mano atada a la espalda, sin poder valerse de tres escaños que sí tenía asegurados en septiembre de 2021. Debe hacerlo con la vista puesta en la negociación de los presupuestos para 2023 y cuando aún tiene por aprobar seis normas del pasado curso, suspendidas por el parón estival.

Foto: Teresa Ribera en el Congreso, en una imagen de archivo. EFE/ Javier Lizón

Vista la guerra abierta con el PP durante todo el verano, parece que los dos grandes partidos están muy lejos de un escenario de acuerdos, salvo en temas muy concretos, como lo que pueda referirse al gasto en Defensa. Con carácter general, queda casi en el olvido el escenario de geometría variable con el que Pedro Sánchez ha experimentado durante toda la legislatura: la clave está en sus socios y es a ellos a quienes recurrirá en primera instancia.

Un ejemplo muy gráfico de la importancia de un solo voto: Sánchez fue investido presidente por solo dos síes (167 frente a 165 noes), con la mayoría más ajustada de la democracia. De haberse convocado la sesión de investidura con el panorama actual, difícilmente habría podido revalidar su mandato. Así, a los 120 escaños del PSOE y los 35 de Unidas Podemos-En Comú Podem-En Marea, se ha sumado el apoyo del diputado Pedro Quevedo, de Nueva Canarias. Hasta ahora.

placeholder El diputado Pedro Quevedo.
El diputado Pedro Quevedo.

Quevedo renunció a su acta el 1 de junio, para que en su lugar tomase posesión la diputada de Coalición Canaria María Fernández, en virtud del acuerdo asumido por ambas fuerzas para presentar una candidatura conjunta. El partido, cuya única diputada hasta ahora era Ana Oramas, votó en contra de la investidura de Sánchez y no está entre sus socios parlamentarios.

De momento, la renuncia de Quevedo no ha tenido impacto en las votaciones. El periodo ordinario de sesiones acabó en junio y el Ejecutivo logró apoyos más que suficientes para las leyes que el Congreso ratificó en el pleno extraordinario del 14 de junio, justo después del debate sobre el estado de la nación.

Foto: Macarena Olona, en el Congreso en una imagen de archivo. (EFE/Miguel Osés)

ha tenido impacto en los recuentos, aunque no haya sido determinante hasta el momento, la salida del grupo Unidas Podemos de la diputada canaria Meri Pita, para pasar a integrarse en el grupo mixto. A finales de marzo, Pita justificó su marcha entre duros reproches a Unidas Podemos, afirmando que no era una organización “ni democrática ni plurinacional”. Ya ha votado en sentido distinto al que fuera su grupo en varias ocasiones, una de ellas sobre la Ley de Memoria Democrática (se abstuvo, mientras que su grupo votó a favor). Lo hizo, afirma, porque así se lo reclamaron asociaciones memorialistas de Canarias.

Con su marcha, Unidas Podemos pasó de 34 a 33 escaños, porque el escaño 35 permanece desocupado desde octubre de 2021. El grupo confederal ha evitado reasignar el puesto de Alberto Rodríguez, al que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, le retiró su escaño tras ser condenado en firme por un delito de atentado a la autoridad por el Tribunal Supremo.

Batet obvió entonces el criterio de los letrados de la Cámara, contrarios a esta retirada. En julio, la Fiscalía se mostró favorable a estimar el recurso de amparo de Rodríguez ante el Tribunal Constitucional por la retirada de su escaño, aunque se ha posicionado en contra del segundo recurso del exdiputado canario, en lo que toca a su condena. Este mismo lunes, el coportavoz de la dirección de Podemos, Javier Sánchez Serna, advirtió de que el partido exigirá responsabilidades políticas a Batet si el Constitucional da finalmente la razón a Rodríguez, según informa EP.

Foto: Pleno del Congreso de los Diputados.

Hoy por hoy, hay dirigentes de Unidas Podemos que dan por hecho que Rodríguez volverá a la Cámara “pronto”. Explican que, por este motivo, aún no se ha abordado en la dirección del grupo parlamentario el problema que supone pasar de contar con 155 escaños más Quevedo a solo tener asegurados 153. Sin embargo, otras fuentes de la dirección consultadas por El Confidencial sí reconocen que "debería" haber preocupación y que esta pérdida de escaños es "una realidad importante".

Para superarla, apuntan, ambos grupos buscarán “alcanzar acuerdos concretos” que permitan afrontar “cada trámite”. El problema es que para sellar muchos de estos “acuerdos concretos”, el Ejecutivo ha tenido que negociar sobre la bocina en varias ocasiones, entre llamadas de atención y fuertes reproches de sus socios. De momento, al final de este curso político, el Gobierno ha logrado visibilizar su reconciliación con ERC, imprescindible por sus 13 escaños.

Foto: Gabriel Rufián e Irene Montero, en una imagen de archivo. EFE J.J. Guillén
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Pero, más allá de ese episodio, dentro de los muros del palacio de la Carrera de San Jerónimo, el Ejecutivo y ERC escenificaron su reencuentro en el pleno del 14 de julio, cuando la formación catalana apoyó tres de las cuatro normas sometidas a votación, y solo se abstuvo ante la Ley de Memoria Democrática, que salió adelante con el respaldo de Bildu y otros socios habituales. Fuera del Congreso, en la Moncloa, la tercera reunión de la mesa de diálogo con la Generalitat también ha servido para acercar posiciones con Esquerra Republicana.

placeholder La exdiputada de Unidas Podemos Meri Pita.
La exdiputada de Unidas Podemos Meri Pita.

Y es que, a pocas semanas de arrancar las negociaciones sobre los presupuestos generales del Estado para 2023 con los grupos parlamentarios, PSOE y Unidas Podemos saben que ERC será fundamental para aprobar las terceras cuentas públicas del Ejecutivo de coalición. De hecho, y como hicieran todos los socios en el debate sobre el estado de la nación, ERC no ha dejado que acabe el curso político sin mandar un último recado al Gobierno, en este caso desde el Senado.

Escasos días después del debate en el Congreso, en la Cámara Alta, PP, ERC y otras fuerzas hicieron volver tres leyes a la Cámara Baja, al apoyar la incorporación de nuevas enmiendas. La Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual (ley del 'solo sí es sí'), la ley concursal y la ley de ciencia deben volver a lograr el aval del Congreso para su aprobación definitiva, en el pleno extraordinario del 25 de agosto.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las ministras de Igualdad, Irene Montero (i), y de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. (EFE/Emilio Naranjo)

A estas normas se unen el real decreto de reforma del régimen de los trabajadores autónomos, aprobado en Consejo de Ministros el 26 de julio y pendiente del aval de la Cámara Baja; el real decreto-ley de medidas de ahorro energético —ya rechazado por el PP, Vox y Ciudadanos y criticado por la Generalitat de Cataluña y el Ejecutivo del País Vasco—, y un tercer paquete de medidas frente a los incendios. Los tres, además de estas leyes, serán sometidos a votación en el pleno de este jueves.

Estas asignaturas pendientes, el encaje de bolillos necesario para sacar algunas iniciativas durante el pasado curso político en el Congreso y la pérdida de estos tres escaños sirven a los grupos para augurar un nuevo curso de negociaciones 'in extremis'. El Gobierno deberá pelear cada uno de los votos; todos son hoy más necesarios que nunca.

Si el Gobierno tuvo que hacer malabares para aprobar la reforma laboral, salvada por sorpresa tras el error de Alberto Casero (PP), el equilibrio de fuerzas que le espera para los próximos meses es aún más complejo. Aquella votación es el ejemplo más claro, pero la dificultad para sacar adelante algunas de sus medidas, como el plan para paliar las consecuencias de la guerra de Ucrania, evidencia las dificultades de alcanzar cualquier objetivo en una Cámara tan fragmentada. Un problema añadido es que la coalición de PSOE y Unidas Podemos tendrá tres apoyos menos que hace un año, con una dependencia absoluta de ERC, Bildu o el PNV. La siguiente negociación bajo la lupa será el decreto de ahorro energético, que ya cuenta con la negativa de la derecha y que va al Congreso este jueves junto a otras cuestiones.

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