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De la reconstrucción a la refundación: Casado obligado a cambios más profundos
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las consecuencias políticas de la corrupción

De la reconstrucción a la refundación: Casado obligado a cambios más profundos

El caso Kitchen y los escándalos dificultan la estrategia del líder del PP de recuperar a los votantes que se alejaron por la corrupción y, además, provocan división en el partido

Foto: Ilustración: El Herrero.
Ilustración: El Herrero.
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Ni cambio de sede, ni cambio de siglas, ni convocatoria de convención o congreso extraordinario, ni nada parecido. Al menos, de momento. Ese es el mensaje de aparente tranquilidad que pretende transmitir el equipo más próximo a Pablo Casado tras el estallido del proceso judicial por la Kitchen, la operación parapolicial para intentar eliminar las pruebas del caso Gürtel.

La orquesta sigue tocando en la cubierta como si nada, aunque algunos dentro del PP perciban que el agua ha llegado ya al tobillo de los músicos y el Titanic no dé muestras de aguantar a flote.

No hay botes para todos y el "sálvese quien pueda" ha dejado a todos los exdirigentes de la etapa de Mariano Rajoy amarrados a la cubierta y preparados para perecer en el naufragio. Al propio expresidente del Gobierno le han atado una piedra al cuello como responsable del iceberg contra el que ha chocado esta semana el PP de Pablo Casado.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado (d), la portavoz Cuca Gamarra (c) y el secretario general del partido, Teodoro García Egea (i). (EFE)
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Completando la metáfora, hay dirigentes del partido, en concreto algunos barones regionales, que entienden que ya no basta con achicar agua, sino que hay que tomar medidas más drásticas. Es decir, pasar de la reconstrucción del centroderecha con la que inició su mandato Casado como líder de PP, a la refundación con todas sus consecuencias y con las medidas radicales que precisa. Las que se tomarían en cualquier organización o empresa que padeciera una crisis reputacional similar que, además, puede crecer porque la bomba de racimo de la corrupción provocará explosiones durante unos cuantos años.

Fuentes de la dirección del PP dan por hecho que no se podrá probar implicación o relación alguna con los actuales dirigentes del partido, pero, al tiempo, admiten que les quiebra totalmente la estrategia y la posibilidad de imponer una agenda política, además de dividirlos aún más.

Especialmente, afecta a esa estrategia de reconstrucción. El objetivo fundamental del equipo de Casado era reconstruir el centroderecha, como única forma de poder ganar unas elecciones y gobernar, evitando la penalización de la ley electoral a la fragmentación política.

Esa estrategia tenía como primera etapa engullir a Ciudadanos recuperando a los votantes tradicionales del PP que se fueron alarmados por la corrupción y encontraron cobijo en otros partidos, como Ciudadanos y Vox. Ahora, Kitchen pulsa la techa de F5 y actualiza la pantalla para recuperar aquellos hechos y aquellos personajes.

placeholder El ya exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, con Pablo Iglesias y Pablo Casado. (EFE)
El ya exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, con Pablo Iglesias y Pablo Casado. (EFE)

José Pablo Ferrandiz, investigador principal en Metroscopia, explica que entre 2011 y 2015 hubo un primer flujo de votantes del PP hacia otras formaciones. Y en 2015 cuando salieron a la luz los llamados papeles de Bárcenas se detectó un flujo de entre el 25% y el 30% de votantes del PP que se iban horrorizados hacia Ciudadanos, como opción refugio de electores populares desencantados por la corrupción.

Con Vox hubo luego un flujo notable de votantes del PP, pero Ferrandiz lo atribuye más a asuntos como Cataluña y la presunta tibieza del PP frente a la corrupción. Y ahora, siempre según Metroscopia, hay un posible flujo de hasta un 15% de votantes del partido de Santiago Abascal que podrían regresar al PP si presenta una estrategia y una opción atractiva. Son electores que ya habría dado "el salto mental" hacia el PP, porque no son exactamente de extrema derecha, aunque circunstancialmente hayan apoyado a Vox.

La opción de restar votos a Ciudadanos tiene aún margen para el PP, aunque ya más limitado. Inés Arrimadas ha frenado la sangría al buscar su propio espacio entre el PP y el PSOE. Pero, matemáticamente, es imposible para el PP llegar a gobernar con tres partidos de centroderecha repartiéndose escaños.

El interés y la necesidad del PP de buscar cómo crecer a ambos lados, podría frenarse con la vuelta de la corrupción al primer plano de la agenda política, según destacados dirigentes del PP.

Foto: Luis Bárcenas, en una imagen de archivo. (EFE)

Para recuperar esos votos, el PP sigue teniendo el instrumento de las coaliciones autonómicas y municipales con Ciudadanos. Le sirve para intentar cumplir la regla que dice que en este tipo de gobiernos el minoritario suele terminar fagocitado por el socio mayor.

No es posible, además, colocar mensajes sobre la alternativa política de Casado si los titulares van a ser siempre la respuesta a cada uno de los escándalos. Ahora es Kitchen y en breve será Gürtel y, luego, Púnica y los demás casos lo que marcará la agenda política. Más allá de la pandemia y la crisis sanitaria y económica.

El líder del PP, además, quiso crear el marco de la gestión. Explicó que sus nombramientos recientes tenían como objetivo presentar al PP como un partido con capacidad de gestión. Incluso, una de las promocionadas era Ana Pastor, mano derecha de Rajoy y varias veces ministra.

Ahora, el argumento de la gestión puede ser discutido por otros partidos, según los datos conocidos en estos días. Se sumarían los traspiés de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, una vez que Sánchez ha decidido que las comunidades asuman el desgaste de la gestión de la pandemia.

El otro efecto que preocupa en el PP es el de la división. Teniendo en cuenta que Casado aspira a reunificar el centroderecha, estos días se encontrará enfrentado al sector de su partido que proviene de la etapa de Rajoy y que no le perdonará que se haya distanciado de esa etapa y haya atribuido al expresidente toda la responsabilidad. En ese sector, ya tiene Casado un buen grupo de adversarios que hace una semana no tenía. Los colaboradores del líder del PP explican que no había otra opción: Jorge Fernández nunca ha hecho nada no autorizado por Rajoy. Fue su mano derecha y secretario de Estado en el Ministerio de Educación, en Interior, en Administraciones Públicas, en Vicepresidencia...siempre ha ido de su mano.

Ahora es Kitchen, en breve Gürtel y luego Púnica u otros casos lo que marcará la agenda política. Más allá de la pandemia y la crisis sanitaria

Se suman a los que no compartían la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo, aunque en este caso, la contestación viene más de fuera del partido. Son más posibles apoyos externos del PP, especialmente, los mediáticos. Este grupo está en la órbita de Aznar, lo que situaría a Casado frente a los dos expresidentes del Gobierno del PP, aunque lo cierto es que todos los escándalos mencionados tuvieron lugar bajo el mandato de los dos, hasta componer una pesada herencia.

Es decir, la estrategia pretendidamente centrípeta se ha convertido en centrífuga en pocas semanas. El escándalo agudiza la división.

Para agravar esa situación, Moncloa ha visto la oportunidad única y se ha subido con agilidad. Si la estrategia de los asesores de Pedro Sánchez pasaba hace tiempo por aislar al PP, al presidente le ha caído del cielo la ocasión perfecta. Ya lo hizo machacando sobre la presunta necesidad de pactar los Presupuestos, luego con la renovación institucional y ahora con la constitución de la comisión de investigación sobre Kitchen.

El PSOE y Unidas Podemos consiguen varios meses de titulares con comparecencias de Casado, Rajoy, Jorge Fernández, Francisco Martínez… todo para mantener el escándalo en el primer plano.

placeholder El expresidente del gobierno Mariano Rajoy en la presentación del libro del exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. (EFE)
El expresidente del gobierno Mariano Rajoy en la presentación del libro del exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. (EFE)

Como dijo este viernes el nuevo portavoz del PP, José Luis Martínez-Almeida, los populares serán en esa comisión "cristianos en el circo romano". El alcalde de Madrid se enfrenta ahora a la difícil labor de responder a esos casos en sus intervenciones públicas, sin que le coma el león en el coliseo romano. Algo que conoce perfectamente Casado, porque le tocó hacerlo como vicesecretario de comunicación y portavoz del PP entre julio de 2015 y junio de 2018.

Si hacer frente a un caso de corrupción es difícil para cualquier partido y de hecho al PP le costó el Gobierno por la moción de censura, aún lo es más si hay que hacerlo desde la oposición, sin los resortes del poder.

Respecto a la renovación institucional, hay dirigentes que mantienen que cuanto antes rectifique Casado será mejor.

Foto: El extesorero del PP Luis Bárcenas. (EFE)

Que al haber puesto como condiciones que se rompa el Gobierno de coalición o que Unidas Podemos no esté en Consejo General del Poder Judicial hace imposible el acuerdo, pero no puede mantener esa posición indefinidamente. Que cuando alguien se mete en un callejón sin salida solo hay una forma de salir: dar la vuelta y volver por donde se ha entrado.

En conjunto, hay un debate larvado que en algún momento se abrirá: si Casado es el líder de transición o el definitivo. Dependerá de hasta qué punto "mate al padre" o rompa con el pasado, según un veterano diputado.

Joaquín Almunia fue líder de transición entre Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Alfredo Pérez Rubalcaba lo fue entre Zapatero y Pedro Sánchez. Rajoy fue sucesor designado por José María Aznar, pero solo tuvo opciones de gobernar y ganó elecciones cuando rompió con el pasado y sacó de su entorno a Ángel Acebes, Eduardo Zaplana y otros.

La visión optimista de Casado puede ser que el mejor posicionado para moverle la silla, Alberto Núñez Feijóo, está muy identificado con Rajoy y todo lo que le rodea. Aún no se le ha escuchado al presidente gallego rechazar lo que se conoce de Kitchen y difícilmente dejará al expresidente a los pies de los caballos.

Ni cambio de sede, ni cambio de siglas, ni convocatoria de convención o congreso extraordinario, ni nada parecido. Al menos, de momento. Ese es el mensaje de aparente tranquilidad que pretende transmitir el equipo más próximo a Pablo Casado tras el estallido del proceso judicial por la Kitchen, la operación parapolicial para intentar eliminar las pruebas del caso Gürtel.

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