Empresarios y 350 millones de pérdidas al día 'convencieron' a Ayuso de pedir la fase 1
Desde el pasado sábado, cuando la Consejería de Hacienda actualizó el informe sobre el impacto económico del covid-19, el plan de no quedarse atrás en la fase 1 era prioritario
"Se llegará a final de año con un millón de parados, habrá disturbios y un problema de orden público". Isabel Díaz Ayuso avisaba a Pedro Sánchez en la conferencia de presidentes autonómicos del pasado domingo de lo que iba a ser la semana: estaba pensando ya más en cómo afrontar la desescalada y la crisis económica por el covid-19 que en la propia pandemia. Para ello, manejaba un informe de la Consejería de Hacienda actualizado el día 2 de mayo con cuatro escenarios y, además, las proyecciones de pérdidas económicas en Madrid por cada día que se retrasara la entrada en fase 1: un mínimo de 350 millones por jornada. Distintas reuniones con empresarios hicieron el resto.
El departamento que dirige Javier Fernández Lasquetty actualizó el pasado sábado el informe "Estimación de escenarios de impacto económico COVID-19 en la Comunidad de Madrid" con el que la presidenta acudió a la conferencia de presidentes alertando de la necesidad de que Moncloa pactara con las CCAA la desescalada. En el documento, de seis páginas, se corregía y aumentaba el "impacto económico al que se enfrenta la Comunidad de Madrid con base en cuatro escenarios diferentes, en función de los tiempos marcados para la reapertura total de la actividad económica".
La Consejería de Hacienda actualizó el sábado el informe de impacto económico con el que la presidenta fue a la conferencia de presidentes
El texto preveía un primer escenario de "reactivación en mayo sin limitaciones de aforo a hostelería y comercio y restricción de turismo internacional con apertura del mismo en junio" que supondría una caída del PIB madrileño del 5,6% y pérdida de 339.000 empleos" (208.000 de ellos en turismo, ocio, comercio y hostelería). El escenario 2, y el que más se acercaba a la fase 1 del próximo lunes, contaba con reactivación de la economía en mayo "con limitaciones de aforo a hostelería y comercio, pero apertura completa en junio y restricción de turismo internacional, que se levantaría en septiembre". Este escenario supondría una caída del PIB del 8,18% y 521.000 empleos perdidos (260.000 en turismo, ocio, comercio y hostelería).
El tercer escenario que manejaba la presidenta madrileña, según los papeles de su Consejería de Hacienda, era el de "reapertura de actividad a mediados de mayo, con reapertura de hostelería y turismo en septiembre", lo que conllevaría "caída del PIB un 12,26%" y "pérdida de 763.000 empleos (473.000 en turismo, ocio, comercio y hostelería). El cuarto escenario fijaba la vuelta parcial de la "actividad a mediados de mayo, pero con reapertura de hostelería y turismo en diciembre", que conllevaría, según la Consejería de Hacienda madrileña, una caída del PIB del 17,81%, la pérdida de 1.110.000 empleos (680.000 en turismo, ocio, comercio y hostelería), "estancamiento tras depresión" y que "el nivel de desempleo impide sostener el gasto público".
Prioridad económica, entrar en la fase 1
La conclusión del informe era que entrar en la fase 1 se convertía en objetivo prioritario: "Una apertura temprana de la actividad dejaría una caída del PIB del 5,6% y la pérdida de 339.000 empleos". Posponerlo podría acarrear, como advirtió Ayuso al día siguiente, un millón de parados a final de año en una región con una población activa de 3,5 millones de personas sobre un total de 6,7 millones.
Según el Gobierno regional, cada día sin pasar de fase se pierden un mínimo de 350 millones. El lema "reactivar Madrid" se convirtió en objetivo prioritario
Pero, además, el Gobierno de la Comunidad de Madrid manejaba otros datos sobre el impacto que el confinamiento tiene sobre la economía de la Comunidad y que aseguran que diariamente está parada más de la mitad de la actividad, lo que suponen un mínimo diario de 350 millones sobre los 600 que se generaban al día en la región. Es decir, cada día que se retrase la desescalada supone una pérdida mínima de esa cantidad diaria a la que hay que sumar, según los datos del Gobierno madrileño, la destrucción del tejido productivo.
Con esos datos sobre la mesa desde el pasado fin de semana, la presidenta madrileña comenzó a intentar vender la importancia del día después de la pandemia. El mismo lunes comenzaba una ronda de entrevistas en las que el nuevo lema era "empleo y libertad". "Tendremos que aprender a convivir con el covid-19 con medidas estrictas de autoprotección y cuidado de los mayores. Pero hay que hablar con los distintos sectores y reiniciar económicamente Madrid. Empleo y libertad", avisaba el mismo lunes. Todos sus mensajes desde comienzos de semana se centraron en "reactivar Madrid" y en avisar que "entramos en una fase muy dura para miles de personas".
"Todos presionaron"
El martes se reunió en Sol con los sindicatos y la patronal madrileña "para estudiar la reactivación económica de la región", donde "el teletrabajo o la libertad, junto con el apoyo a los autónomos, serán la clave de la recuperación del motor económico de España". Además, su socio de Gobierno, el vicepresidente Ignacio Aguado, mantenía a lo largo de la semana contactos también con empresarios de la hostelería, hoteles, autónomos... Todos presionaron con que "necesitaban un balón de oxígeno —aseguran fuentes conocedoras de esas reuniones—. Que sería un jarro de agua fría no entrar en la fase 1, sobre todo para autónomos y pymes, que ya no tenían liquidez y no iban a poder sobrevivir". Eso sí, pedían la desescalada "respetando los parámetros sanitarios".
Mientras Ayuso se reunía con empresarios, su directora de Salud terminaba el informe que rechazaba pasar de fase. La suerte estaba echada
El problema, y no menor, como se vio posteriormente, era que ese mismo día, mientras se producían las reuniones con los empresarios, autónomos, etc., la todavía directora de Salud Pública, Carmen Yolanda Fuentes, terminaba un informe de 28 páginas en el que desaconsejaba, precisamente por esos "parámetros sanitarios", el pase a la fase1. El miércoles por la mañana, Aguado estaba completamente convencido de que Madrid estaba preparado para pasar de fase. Ayuso, que sabía del informe, no quería "precipitaciones".
Pero los empresarios, los informes y los 350 millones de pérdidas diarias hicieron el resto. Esa misma tarde, la presidenta confirmaba que se solicitaría pasar a la fase 1. Lo que sucedió 30 horas, una dimisión y un nombramiento después. Ayer, y como era de esperar, el Gobierno tumbó la petición. Como advirtió Fernando Simón en plena crisis madrileña, los "criterios para cambiar de fase serán sanitarios y no económicos". Madrid tendrá que esperar.
"Se llegará a final de año con un millón de parados, habrá disturbios y un problema de orden público". Isabel Díaz Ayuso avisaba a Pedro Sánchez en la conferencia de presidentes autonómicos del pasado domingo de lo que iba a ser la semana: estaba pensando ya más en cómo afrontar la desescalada y la crisis económica por el covid-19 que en la propia pandemia. Para ello, manejaba un informe de la Consejería de Hacienda actualizado el día 2 de mayo con cuatro escenarios y, además, las proyecciones de pérdidas económicas en Madrid por cada día que se retrasara la entrada en fase 1: un mínimo de 350 millones por jornada. Distintas reuniones con empresarios hicieron el resto.