Borrell renuncia al acta de eurodiputado para seguir siendo ministro de Exteriores
El jefe de la diplomacia entiende que no puede dejar su cartera cuando la situación de bloqueo se prolonga y también porque sigue enmarañado el reparto de puestos institucionales de la UE
El socialista Josep Borrell no será eurodiputado en los próximos cinco años. No ocupará su escaño y seguirá siendo, por tanto, ministro de Asuntos Exteriores en funciones del Gobierno de Pedro Sánchez. Es una decisión que comunicará este mismo miércoles a los medios pero que no le impide optar a uno de los grandes cargos de la UE pendientes de renovación, y que se habrían de adjudicar en la cumbre de líderes del próximo domingo.
El jefe de la diplomacia española, que ganó con rotundidad las elecciones del pasado 26 de mayo (su lista obtuvo 20 escaños), prometió su cargo como parlamentario europeo el jueves pasado ante la Junta Electoral Central (JEC), pero menos de una semana después anuncia su paso atrás. Según confirmaron a este periódico fuentes de su entorno, en él ha pesado "la prolongación del Gobierno en funciones, y el bloqueo en las decisiones para el reparto de puestos institucionales de la UE".
El presidente tenía que proceder forzosamente a su cese en los próximos días, ya que el escaño de eurodiputado es incompatible con cualquier otro y la Eurocámara se constituye en Estrasburgo el martes 2 de julio. Para entonces, la cartera de Exteriores tendría que haber sido asumida, en sus labores de despacho ordinario, por otro miembro del Gabinete. Una tarea que es más sencilla en el caso de otros ministerios, pero no con un departamento de Estado de la envergadura de Exteriores, como recuerdan en la Moncloa. Meritxell Batet dejó el pasado mayo Política Territorial y Función Pública para convertirse en nueva presidenta del Congreso, y Sánchez encargó a Luis Planas, el responsable de Agricultura, que sumara a sus competencias el despacho ordinario de ese ministerio. Desde el 28 de abril todo el Gobierno está en funciones, lo que significa que todos los miembros del Gabinete están cesados en sus cargos hasta que entre un nuevo Ejecutivo —cosa que se producirá cuando haya una nueva investidura—, y que el presidente no puede nombrar nuevos ministros. Borrell, al decidir quedarse en el Ejecutivo, noticia que adelantó eldiario.es y que confirmó este periódico, no deja ese hueco difícil de cubrir vacante.
Sánchez tenía que proceder en los próximos días a su cese, de forma que la cartera de Exteriores habría de ser asumida por otro ministro
La reelección de Sánchez se está complicando sobremanera, hasta el punto de que a día de hoy es imposible. Ayer martes Sánchez y Pablo Iglesias mantuvieron su segunda reunión sin cámaras, tras la cual se constató que no hay avance ninguno, puesto que Unidas Podemos sigue pidiendo entrar en el Consejo de Ministros y el jefe del Ejecutivo mantiene su oferta de un "Gobierno de cooperación", con los morados en los puestos intermedios, pero no en primera línea. Ferraz avanzó esta mañana que Sánchez se reunirá el próximo 2 de julio con Batet para fijar la fecha de la investidura. La primera votación, la que marca la cuenta atrás hacia unas eventuales segundas elecciones, podría celebrarse el 10 o el 17 de julio. Si Sánchez no logra la confianza de la Cámara, tendrá un plazo de dos meses para intentarlo. Hasta mediados de septiembre, en consecuencia. De ser así, el Gobierno seguiría en funciones hasta ese momento.
"Un compañero igual que el resto"
Borrell aspiraba a una cartera en la Comisión Europea porque al haber liderado las listas del PSOE a los comicios al Parlamento Europeo —y obtener un resultado (32,84%) incluso superior al de Sánchez en las generales del 28 de abril—, se esperaba que fuera él quien acabara siendo el escogido por Sánchez.
Pero, como se esperaba, el reparto de puestos sigue también atascado. Los líderes se reunieron la semana pasada en Bruselas con el propósito de pactar los principales cargos para este nuevo mandato de cinco años —presidentes de la Comisión, del Parlamento (aunque es decisión de la Eurocámara) y del Consejo Europeo, más el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y el jefe del Banco Central Europeo (BCE)—, pero no hubo consenso. Los jefes de Estado y de Gobierno se verán de nuevo este domingo en la capital belga para hacer desencallar las negociaciones. Borrell podía aspirar al puesto de alto representante —que lleva aparejada una vicepresidencia del Ejecutivo comunitario— como sucesor de la socialdemócrata italiana Federica Mogherini, pero tampoco tenía todas consigo, porque el encaje del puzle obliga a un equilibrio entre familias políticas (socialistas, conservadores, liberales), geográfico (países del este y del oeste, norte y sur) y de género.
Borrell aspiraba a un cargo en la CE, y el que mejor se acoplaba es el de alto representante de la UE, un puesto que ha perdido interés para Madrid
En la delegación socialista del Parlamento Europeo hay división de opiniones entre los que no esperaban que el político catalán fuera a dejar su acta, o al menos que lo fuera a hacer tan pronto, y los que se venían oliendo la salida del titular de Exteriores.
Iratxe García, que hace pocos días ganó la carrera para hacerse con la presidencia de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo, explicó la semana pasada que el ministro era, “de momento”, “un compañero igual que el resto de la delegación socialista española”. “Veremos si es que otros destinos le están esperando”, dejó caer entonces la nueva líder socialista europea.
Desde hace semanas en Bruselas empezaron a barajarse otros nombres en vista de las dudas que había sobre que Borrell acabara aterrizando en la capital comunitaria. Aunque todavía no está claro que la renuncia a su acta de eurodiputado conlleve una renuncia a aceptar un cargo en la Comisión Europea, las ministras Nadia Calviño o Teresa Ribera son dos de las candidatas favoritas: una puede optar a una relevante cartera económica y la otra tiene un impoluto currículum para hacerse con un puesto sobre energía o transición ecológica, áreas a las que Sánchez concede extraordinaria importancia.
Multa de la CNMV
Además España ha ido poco a poco perdiendo cierto interés en el cargo de jefe de la diplomacia europea, un puesto que, aunque de mucho poder relativo y mucha presencia, y que además encajaría con Borrell, tiene poca utilidad para Madrid. No solo eso: la actual Alta Representante de Exteriores, la italiana Mogherini, sabe bien que es un cargo que conlleva estar en el centro de muchas presiones y pasar los próximos cinco años subidos a un avión. Borrell cumplió el pasado abril 72 años.
Borrell aceptó con muchas reticencias la candidatura europea, porque no quería asumir otra campaña, y obtuvo el 32,84% de los votos
De hecho eran diplomáticos italianos, y no españoles, los que más movían por los pasillos la idea de que Borrell podría ser un buen candidato para sustituir a Mogherini: así España no ocupa una cartera económica que encajaría con el ministro de Exteriores y Roma tendría todavía alguna opción de hacerse con una. No obstante, aun en el caso de ingresar en el nuevo Ejecutivo comunitario, este no se pondrá en marcha hasta noviembre. De este modo, el jefe de la diplomacia podría seguir en su puesto en el Gobierno hasta el otoño.
Además, el proceso de elección de Borrell podría suponer un desgaste enorme para el ministro, que tendría que pasar unas audiencias en el Parlamento Europeo. El actual comisario español, Miguel Arias Cañete, sabe que se trata de un interrogatorio de tercer grado, en el que los eurodiputados sacan hasta el último trapo sucio y someten a los candidatos a un desgaste enorme, incluso rechazando a algunos.
Un ejemplo perfecto de acontecimiento del pasado que puede amargar y convertir en un suplicio una audiencia es el expediente de la CNMV contra Borrell, una “infracción muy grave” por la venta de acciones de Abengoa por parte del ministro de Exteriores cuando era consejero de la compañía y utilizó, según el organismo, información privilegiada para la venta de las mismas el mes en el que la empresa quebró. Por ello el regulador le impuso una multa de 9.030 euros. Como informaba este miércoles El Confidencial, la CNMV ha interpuesto un recurso contencioso-administrativo contra el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG) que pedía hacer público el expediente contra el ministro.
Borrell se resistió muchísimo hasta que aceptó la candidatura socialista a las europeas. Sánchez sabía que era el mejor cabeza de cartel. Él planteó liderar la papeleta de las generales en Barcelona, pero su encaje planteaba más problemas, y finalmente la número uno por el PSC fue Meritxell Batet, un perfil con menos aristas. El ministro, en una entrevista electoral en este medio, reconocía que le costó asumir la candidatura como le costó "aceptar el Ministerio de Asuntos Exteriores". "Hay momentos en la vida en los que uno aspira a vivir más tranquilo, pero por otra parte estas elecciones son especialmente atractivas desde un punto de vista intelectual. Hoy hay un debate europeo autónomo", señaló entonces. Al mismo tiempo, la permanencia del ministro en el Gabinete es un mensaje de firmeza a los independentistas, para quienes se ha convertido en su bestia negra por sus mensajes durísimos contra ellos. Con la renuncia al escaño de Borrell, su puesto será ocupado por la socialista valenciana Estrella Durá, que ocupaba el número 21 de la lista.
El socialista Josep Borrell no será eurodiputado en los próximos cinco años. No ocupará su escaño y seguirá siendo, por tanto, ministro de Asuntos Exteriores en funciones del Gobierno de Pedro Sánchez. Es una decisión que comunicará este mismo miércoles a los medios pero que no le impide optar a uno de los grandes cargos de la UE pendientes de renovación, y que se habrían de adjudicar en la cumbre de líderes del próximo domingo.
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