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Susana Díaz y Ximo Puig saldan su 'deuda' con Tomás Gómez con una cena en Madrid
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NUEVA ETAPA EN LA CASA SOCIALISTA

Susana Díaz y Ximo Puig saldan su 'deuda' con Tomás Gómez con una cena en Madrid

Los dos presidentes autonómicos compartieron este viernes un acto en la capital, y se marcharon juntos a un reencuentro con el exlíder madrileño, destituido por Sánchez en febrero de 2015

Foto: Susana Díaz y Ximo Puig conversan durante el acto de homenaje al poeta Miguel Hernández, este 2 de diciembre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. (EFE)
Susana Díaz y Ximo Puig conversan durante el acto de homenaje al poeta Miguel Hernández, este 2 de diciembre en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. (EFE)

Tomás Gómez ha vivido casi desaparecido desde aquel 11 de febrero de 2015. Fue entonces cuando Pedro Sánchez y el núcleo duro de su ejecutiva le defenestró: le arrebató las riendas del Partido Socialista de Madrid (PSM), le descabalgó de la candidatura a las autonómicas de mayo para situar al exministro Ángel Gabilondo como cabeza de cartel y disolvió los órganos regionales de dirección. Era el primer gran golpe de autoridad del entonces secretario general, justo en un momento de turbulencias internas. Aquel gesto agrandó el divorcio ya existente de Susana Díaz con Pedro Sánchez, pero tampoco gustó a algunos de los miembros de la cúpula federal. Como al hoy presidente valenciano Ximo Puig.

Han pasado casi dos años. Pero anoche tres de esos cuatro protagonistas se reencontraron en una cena tranquila, "más humana que política", en Madrid, según pudo confirmar El Confidencial. Díaz, Puig y Gómez. Los dos presidentes autonómicos querían estar a solas con el exlíder regional para charlar y poder "resarcirle" después de que lo hubiera pasado "muy mal" tras ser apartado por Sánchez a poco más de tres meses de unas elecciones.

"Fue una cena totalmente personal. Me decepcionó mucho lo que se hizo con Tomás y cómo se hizo", reconoce el jefe del Ejecutivo valenciano

Díaz y Puig compartieron un acto este viernes en el céntrico Círculo de Bellas Artes de Madrid. A última hora de la tarde. Más allá de las nueve de la noche. El motivo era la presentación del legado digitalizado del poeta alicantino Miguel Hernández. Los dos intervinieron, junto con Paco Reyes, presidente de la Diputación de Jaén, la institución que ha impulsado la iniciativa. Al evento, igual que al encuentro previo de Díaz con el colectivo de afrosocialistas, asistieron varios tomasistas, como Maru Menéndez, Antonio Miguel Carmona y Eva Matarín. Cerca de las once de la noche, el evento concluyó. Los dos barones charlaron con los presentes y con algunos periodistas que se quedaron rezagados. Y se marcharon juntos.

Foto: Susana Díaz y la fundadora de la organización Save a Girl, Save a Generation, Asha Ismail Omar Isteeliye, en la Fundación Progreso y Cultura, este 2 de diciembre. (EFE)

A iniciativa de Díaz

Ambos tenían la cita programada con Gómez. Díaz montó la cena y Puig se sumó encantado. Ella es muy amiga del ex secretario regional, pero el presidente valenciano, aunque tiene más contacto y defiende a tope a Gabilondo, le tiene también mucho afecto y le apetecía departir tranquilamente con él. "Fue una cena totalmente personal. No le había visto prácticamente desde el hecho luctuoso [de febrero de 2015]. Me decepcionó mucho lo que se hizo y cómo se hizo. Se hizo mucho daño innecesariamente. Fue una cena por el lado humano con un contenido bastante personal. Está alejado de la política", confirma Puig a este periódico. No hacía falta que se pusiera sobre la mesa ningún intento de convencer al otro: tanto el jefe del Consell valenciano como Gómez apoyan sin fisuras a Díaz como aspirante al liderazgo del PSOE. Puig es, de hecho, uno de los barones más cercanos y leales a la presidenta de la Junta. Desde antes incluso de que llegara Sánchez al poder.


Para entender el porqué de esta cena de descargo con Gómez hay que rebobinar hasta 2014. A las primarias internas que siguieron a la dimisión en diferido de Alfredo Pérez Rubalcaba y la convocatoria de un congreso extraordinario. El líder del PSPV respaldó a Díaz como la sucesora, igual que hicieron la mayoría de los barones socialistas, salvo el extremeño Guillermo Fernández Vara y el asturiano Javier Fernández. Pero ella, al ver que Eduardo Madina aguantaba el pulso, decidió dar un paso atrás y volcar sus apoyos en el entonces desconocido diputado madrileño Pedro Sánchez.

Díaz, Puig y Zapatero persuadieron a Gómez en 2014 para que volcara su apoyo a Sánchez. Ocho meses después, era fulminado por el nuevo líder de Ferraz

La operación se cerró en un hotel de Madrid, en junio de 2014. Allí estaban Díaz, Puig, Gómez y el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Los cuatro prometieron a Sánchez , también presente, que unirían fuerzas para batir a Madina. El todavía jefe del PSM era el más receloso. Conocía de primera mano al aspirante madrileño. Ambos habían estado enfrentados siempre. Sánchez, de hecho, era la mano derecha de Trinidad Jiménez en las primarias regionales de 2010, en las que Gómez venció y se hizo con la candidatura al Gobierno autonómico. Gómez, como recuerda uno de los presentes, ya advirtió antes de entrar en esa reunión de que no se fiaba de Sánchez, pero Díaz, Puig y Zapatero le convencieron. El líder del PSM accedió e hizo girar su aparato a favor del elegido, que se impuso por una diferencia ajustadísima a Madina en Madrid, apenas 386 votos. Ocho meses después, Gómez caía, fulminado por el secretario general al que él contribuyó a aupar como líder de Ferraz. Tan solo retuvo su silla como vocal de la ejecutiva federal.

Ximo Puig afirma que "acordar y pactar" no es "traicionar" un proyecto político

El divorcio con Puig

Gómez salió de escena y engrosó la lista de críticos de Sánchez. Aunque pataleó e intentó resistirse, no pudo hacer nada. El PSOE se preparaba para las autonómicas y municipales del 25 de mayo, y Díaz encaraba incluso unas elecciones andaluzas antes, el 22 de marzo, por lo que no quería que el ruido interno contaminase su campaña. Gabilondo fue elegido como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid sin problemas. La maniobra salió rentable a Sánchez, porque el exministro mejoró resultados y se quedó a un escaño de acceder al poder, con el apoyo de Podemos. Gómez se centró en sus clases como profesor universitario, mantuvo su diálogo con Díaz y los demás barones, movilizó a los suyos para apoyar a Juan Segovia como secretario general del PSOE-M frente a la candidata oficialista y preferida por Sánchez, Sara Hernández, alcaldesa de Getafe, que finalmente venció.

El exlíder del PSM se centró en su carrera de profesor, pero siguió cultivando su amistad con Díaz. Y dimitió de la ejecutiva para propiciar la caída de Sánchez

El divorcio definitivo del líder del PSOE y el presidente valenciano se produjo en la primavera de este año, cuando el primero le prohibió articular una Entesa con Compromís y Podemos para el Senado. Desde entonces, nunca más pisó la ejecutiva federal, de la que formaba parte como responsable de Reformas Democráticas.


Lectura política inevitable

Gómez pudo probar el sabor de la venganza. El 28 de septiembre, su firma era una de las 17 que el andaluz Antonio Pradas llevó a Ferraz para consumar la muerte de la dirección y propiciar la caída de Sánchez. Quien conducía aquel coche que trasladó a Pradas hasta la sede federal fue Eva Matarín, responsable de Inmigración de la ejecutiva y tomasista de pura cepa. Entre los dimisionarios también estaba Puig y otro de los presidentes autonómicos cercanos a la baronesa andaluza, el manchego Emiliano García-Page. El 1 de octubre, tras ser derrotado en un convulso comité federal, el secretario general presentó su dimisión. 28 días más tarde, dejaba su escaño en el Congreso, horas antes de la investidura de Mariano Rajoy, en la que su grupo se abstuvo, salvo los 15 diputados que mantuvieron su no al PP.

Los dos presidentes encontraron "restablecido y contento" a Gómez. Este y Puig apoyan sin fisuras a la líder andaluza para convertirse en secretaria general

Por eso la cena de anoche de Díaz, Puig y Gómez —Zapatero, por cierto, muy amigo de los dos presidentes, viajaba a China y no se podía unir al reencuentro— tenía mucho de recomposición personal, de petición de perdón, de descargo de los dos barones hacia un exlíder desaparecido de escena y destituido injustamente, entienden ambos, en 2015. "El cariño de Susana por Tomás va en aumento, y todos se sienten un poco en deuda con él, porque él era el único que conocía a Pedro realmente. Entra dentro de lo lógico que Tomás y su entorno se sientan fortalecidos con este nuevo tiempo", admiten un dirigente muy próximo a Gómez, prevenido de la cena de ayer viernes. Así que la lectura política es inevitable. El jefe del PSPV, pese a que lidera una federación muy dividida —su principal oposición es el secretario provincial valenciano, José Luis Ábalos, anfitrión de Sánchez el pasado sábado en Xirivella y Sueca, y también el líder alicantino, David Cerdán—, volcará su aparato para apoyar Díaz. Y Gómez ya tiene alineados a los suyos, prestos para respaldar a la presidenta de la Junta, y no en vano algunos de ellos la acompañaron ayer viernes en sus dos actos en Madrid.

Foto: Pedro Sánchez, el pasado 29 de octubre, cuando renunció a su escaño en el Congreso. (Reuters)

Díaz y Puig encontraron al exlíder del PSM, según fuentes próximas a ambos, "bastante restablecido y contento con su trabajo" de profesor universitario en varios centros, después de haberlo pasado "muy mal" tras su decapitación de 2015. Aunque Gómez tiene claro en qué bando interno está, la cena podía verse como otra labor de costura. Con los propios, claro está. Porque Sánchez y sus fieles no van a tragar con la presidenta andaluza y están dispuestos a darle batalla y hacer añicos su aspiración de hacerse con las llaves de Ferraz.

Tomás Gómez ha vivido casi desaparecido desde aquel 11 de febrero de 2015. Fue entonces cuando Pedro Sánchez y el núcleo duro de su ejecutiva le defenestró: le arrebató las riendas del Partido Socialista de Madrid (PSM), le descabalgó de la candidatura a las autonómicas de mayo para situar al exministro Ángel Gabilondo como cabeza de cartel y disolvió los órganos regionales de dirección. Era el primer gran golpe de autoridad del entonces secretario general, justo en un momento de turbulencias internas. Aquel gesto agrandó el divorcio ya existente de Susana Díaz con Pedro Sánchez, pero tampoco gustó a algunos de los miembros de la cúpula federal. Como al hoy presidente valenciano Ximo Puig.

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