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De la caída de Gómez a la consulta a las bases: el año en que Sánchez aprendió a sobrevivir
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EL FUTURO DE LOS SOCIALISTAS

De la caída de Gómez a la consulta a las bases: el año en que Sánchez aprendió a sobrevivir

El líder del PSOE se está reforzando con el proceso de investidura, convienen oficialistas y críticos. Se consolida tras 365 días de tribulaciones internas y gestos de autoridad, algunos muy contestados

Foto: Pedro Sánchez, tras una reunión de la dirección del PSOE, el pasado 11 de enero en Ferraz. (Reuters)
Pedro Sánchez, tras una reunión de la dirección del PSOE, el pasado 11 de enero en Ferraz. (Reuters)

11 de febrero de 2015

Ferraz. Reunión de la comisión permanente de la ejecutiva federal del PSOE. Pedro Sánchez empuja a Tomás Gómez al abismo. Descabeza al PSM. Lo echa.

11 de febrero de 2016

Ferraz. Reunión de la comisión permanente de la ejecutiva federal del PSOE. Pedro Sánchez aprueba las bases de la consulta a la militancia para que hable cuando alcance un acuerdo de Gobierno. Hace 'bypass' a sus barones.

Entre un momento y otro no sólo transcurrió un año. Justo un año. Pasaron los 365 días en los que Pedro Sánchez intentó gobernar una casa, el PSOE, compleja, histórica, aclimatada a las costumbres, desnortada, con muchos desconchones. Y no ha sido fácil. Pero hoy, un año después, se extiende un juicio que le conceden hasta algunos de sus críticos: se ha acabado consolidando, reforzando en el poder. Otros responden con el silencio, por miedo a que se malinterpreten sus palabras o sean vistas como una zancadilla a los planes del líder de conquistar La Moncloa.

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Lo que pocos dudan es que el secretario general ha ido superando los obstáculos -externos y muchos internos- con "determinación", a golpe de gestos de autoridad. "Con audacia y coherencia", como le defienden en su equipo. Primero fue la defenestración de Tomás Gómez, luego el sorprendente (y contestado) fichaje de Irene Lozano para las listas, luego la gestión postelectoral, luego el órdago del referéndum a las bases. Muchas veces se le dio por vencido, debilitado o directamente muerto. Sánchez aprendió a sobrevivir en medio de la tempestad. Aunque eso le cueste la vida al partido, le reprenden los más lejanos. Aunque esté ahondando la "división" dentro del PSOE, que existe y está ahí aunque ahora quede sepultada por las luces de neón de las negociaciones.

El "clic" que despertó al líder

Aquella mañana del 11 de febrero de 2015 empezó todo. Sánchez sorprendió con un sonoro golpe en la mesa. Un "gesto de autoridad". Apretó el botón nuclear: fuera Tomás Gómez. Lo fulminó sin miramientos y colocó como candidato, sin apenas dificultades, al exministro Ángel Gabilondo. El movimiento pilló a contrapié al partido. Gómez y su círculo protestaron airadamente. Pero la maniobra no se paró ni se lloró demasiado al exlíder del PSM. Las elecciones andaluzas de marzo y las autonómicas y municipales del 24 de mayo quedaban muy cerca.

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Ese gesto fue "el clic". Lo que dejó ver, cuentan sus colaboradores, que algo había cambiado en Sánchez. "No entendía algunas acusaciones que le hacían. Le costó entender que el juego no era tan limpio", relatan. El secretario general, llegado al cargo en julio de 2014, había transitado ya por momentos difíciles, de cuestionamiento de su liderazgo. Susana Díaz, quien más removió cielo y tierra para que ganara frente a Eduardo Madina, comenzó a distanciarse de él muy pronto. Y con ella le fueron dejando por el camino otros de sus impulsores a la cúspide de Ferraz. Como Zapatero, como José Blanco, como otros barones. Vio cómo saltaba aquella cena del expresidente con Pablo Iglesias en casa de José Bono. Y zas, la defenestración de Gómez. Sánchez quería "jugar con sus cartas el 24-M", porque a él le pedirían cuentas si había un mal resultado.

La defenestración del líder del PSM fue su primer pulso, un sorpresivo golpe en la mesa que no recibió demasiadas críticas y sí le salió bien en las urnas

No lo hubo. El movimiento se saldó con un PSM que mantuvo la posición de segunda fuerza, ganó más votos y un diputado más y se quedó a un escaño de conseguir el Gobierno madrileño con el apoyo de Podemos.

La segunda parte de la 'operación Gabilondo' no salió tan bien. Sánchez promocionó a la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, como nueva baronesa regional, frente al parlamentario autonómico Juan Segovia. La caída del portavoz en el Ayuntamiento de la capital, Antonio Miguel Carmona, sí generó más ruido y preludió una batalla sorda en el (bautizado) PSOE-M que aún no ha concluido.

La discutida 'operación Lozano'

Madrid, la federación más controlable, fue en el otoño otra vez el teatro de operaciones del secretario general. Coló en la principal lista del 20-D a la excomandante Zaida Cantera. Y, después, a la ex de UPyD Irene Lozano, con la excusa de "abrir el partido". El fichaje creó un malestar profundo. El incendio se sofocó por fuerza mayor: el 20-D. En el propio círculo del líder reconocen que aquella súbita incorporación de Lozano "no salió bien". Y ni siquiera tuvo réditos electorales palpables. En Madrid, el PSOE, con Sánchez a la cabeza, cayó a cuarta fuerza en las generales. Seis diputados. Lograron acta Cantera y Lozano, pero no Madina.

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Pero sin duda la gestión postelectoral es lo que más ha socavado el depósito de confianza en el secretario general. Y lo que más ha visualizado la guerra interna, el enfrentamiento de Sánchez con los barones de mayor peso: todos los presidentes autonómicos, salvo la balear Francina Armengol, y con Díaz como capitana del frente crítico, aunque resguardada de la primera línea.

La tensión llegó a máximos en los dos últimos comités federales, el del 28 de diciembre y el del 30 de enero. Como telón de fondo, la ubicación del 39º Congreso, que finalmente se celebrará el 20, 21 y 22 de mayo, tras una cesión de Ferraz. Y también la política de alianzas: los barones desconfían de un pacto con Podemos, y directamente rechazan que la investidura dependa de la abstención o la ausencia de fuerzas independentistas. Sánchez sorteó a los barones anunciando por sorpresa un referéndum a la militancia. Una consulta exprés, cuya campaña informativa dependerá de Ferraz y que introduce el voto electrónico. Un signo "innovador", de apertura y de "profundización democrática", para la dirección. Ninguna federación se opuso a los planes de Sánchez ni a su reglamento, pese a sus reservas.

Silencio de Díaz y de su entorno

Ahora, tras el encargo del Rey, el PSOE permanece prudente e incluso callado, a la espera del discurrir de las negociaciones. Desde Andalucía, "ningún comentario". Nada se emite desde el entorno de Susana Díaz, ni se responde a si Sánchez está reforzándose tras ser propuesto como candidato por Felipe VI. Otros territorios emulan esa actitud. No quieren "entorpecer" el proceso, ni poner una china en el camino. El secretario general mantiene un hilo de comunicación con las federaciones críticas a través del extremeño Guillermo Fernández Vara y el andaluz Antonio Pradas, el hombre de Díaz en la ejecutiva. Con ambos, y con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta; el secretario de Organización, César Luena, el equipo negociador -encabezado por Antonio Hernando- y el diputado segoviano Juan Luis Gordo, se reunió antes de su cita con Mariano Rajoy en el Congreso. La elección de los nombres no es casual, porque Vara es el que actúa de puente entre oficialistas y críticos, "la pieza que hace encajar todo", según describen en su círculo.

En el entorno del presidente extremeño admiten que Sánchez "se está reforzando" en las últimas semanas, y que ha sabido "crecerse ante las adversidades". "Ha aguantado el tirón. También por su propia supervivencia. Está tensando muchísimo al partido, y la herida de desconfianza no ha desaparecido, pero él juega con la responsabilidad de los demás, sabe que los demás no se atreverán a romper la cuerda, por cultura de partido. Pero juega y gana", indican fuentes próximas a Vara.

El PSOE asiste prudente a las negociaciones. Algunos críticos incluso reconocen que Sánchez está "enfocando bien el proceso", situándose en el centro

Un reputado dirigente crítico, profundo conocedor del engranaje del PSOE, no tiene reparos en admitir que Sánchez está "enfocando bien el proceso de negociación de la investidura", porque se ha colocado "en el centro del tablero", el PP "se ha desdibujado" y Podemos está "descolocado". "Yo creo que esto es lo mejor que ha hecho Pedro, y yo no temería ir a nuevas elecciones, porque podemos salir mejor que el 20-D, pero a ver cómo acaba, porque si no sale elegido, puede aumentar la frustración", indica esta fuente, que también ve "reforzado" al líder.

"Ejerzo mi responsabilidad"

El relato, pues, es el de un secretario general que ha saltado cada escollo interno con vistosos gestos de autoridad, inéditos en la mecánica del PSOE. Un líder rocoso, berroqueño, "con resiliencia, determinación, valentía", como indica una integrante de su dirección. "Pedro es una persona con muchas convicciones, y ha sido coherente. Dijo que venía a cambiar el partido para cambiar España, y es lo que está haciendo, y sabía que no sería fácil. Y es coherente cuando dice que no gobernará a cualquier precio", agregan sus colaboradores.

Pedro Sánchez quiere tener ya Gobierno a principios de marzo

"Soy secretario general y ejerzo mi responsabilidad", sentenció el pasado 2 de febrero, cuando se le preguntó por qué no confió a los barones su intención de convocar una consulta a las bases. "Pedro ha demostrado que es autónomo, que consulta y habla, pero toma decisiones. No es un títere [de Díaz], como dijeron al principio de él, ni un déspota. Pero sí audaz", le defienden los suyos. "Pedro es de Pedro, no es del PSOE, no tiene cultura de partido, produce vergüenza ajena", contrapone un dirigente en las antípodas del secretario general, que no obstante se muestra convencido de que su "obcecación por conseguir la investidura dividirá más al partido y acabará con él". Los barones disidentes le reprochan su obstinación por aferrarse al poder "a cualquier precio" y su política de "hechos consumados", evitando consultar a las federaciones.

La dirección destaca la "resiliencia" de Sánchez, que "es autónomo, no títere". Los críticos detestan que no consulte y su política de hechos consumados

En la dirección se sostiene que en el PSOE se "subestimó" a Sánchez, apreciación que comparten algunos críticos, que se creyó que se arrugaría con la primera tormenta, y no fue así. "La primera que le subestimó fue Susana. Él más bien la utilizó para escalar", señala una responsable de una federación 'rebelde'. Pero los que conocieron al hoy líder en su etapa de discreto miembro del equipo de fontanería de Ferraz, y como candidato a la Secretaría General, insisten en que siempre demostró "determinación", lanzarse a su objetivo sin pestañear.

El papel de la militancia

El despliegue de contactos con líderes políticos y con colectivos sociales, en las dos últimas semanas, ha ayudado a enlucir la imagen de Sánchez como posible presidente. "Tanto si le sale bien como si le sale mal le servirá para reivindicarse ante la militancia, en congreso o en primarias abiertas para elegir candidato a La Moncloa" y dificultar de paso el salto de Díaz a Madrid, indica una dirigente del sector crítico, una opinión que comparten en la dirección. Otros ponen en cuarentena ese juicio, ya que creen que aunque Sánchez "está haciendo campaña personal", un fracaso en la investidura le hará perder brillo y reabrirá las grietas internas, nunca cerradas. En su equipo recalcan que el líder se ha trabajado la militancia, que es la que elige a su jefe de filas, y de ella recibe "el cariño" allá donde va. Es su principal baza, y por eso la ha utilizado.

El PSOE se mantiene a la expectativa, escrutando cada movimiento de Sánchez. Conteniendo la respiración. Si es presidente gracias a un acuerdo que no suscite fricciones, nadie chistará y tendrá el camino allanado para repetir. Pero si la reconquista de La Moncloa encalla y se avecinan nuevas elecciones, el partido, y no sólo el líder, puede sufrir. De la gestión en las próxima semana depende el futuro de los socialistas. Y Sánchez, pase lo que pase, no se quiere rendir. Ya lo ha dicho, y en sus filas ya saben que va en serio y que no se detendrá.

El PSOE intensificará su agenda de reuniones y ve ya "avances sustanciales"

Los socialistas van consumiendo tiempo de negociación. Pedro Sánchez ya se ha visto con los líderes políticos de Ciudadanos, Podemos, Izquierda Unida, Compromís, PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias, y su equipo de trabajo también está entrando en los detalles a partir del documento programático elaborado por la dirección

Este sábado, la secretaria de Estudios y Programas, Meritxell Batet, miembro de la comisión negociadora, adelantó que la próxima semana se intensificarán las reuniones con Compromís, IU, PNV, C's y Podemos... si la formación morada se suma a las conversaciones para formar un Gobierno de cambio que cree "más urgente y necesario que nunca" ante la multiplicidad de casos de corrupción del PP, informa Efe. 

Batet destacó la "buena predisposición" que el PSOE ha encontrado en las fuerzas progresistas, sin ningún 'no' de antemano. Y se mostró segura de poder encontrar "puntos de acuerdo" con Podemos, que insiste en que Sánchez abandone el diálogo con la formación de Albert Rivera.

Este domingo, el jefe y portavoz de los negociadores, Antonio Hernando, apuntaló la misma idea en una asamblea abierta con militantes y simpatizantes en Ciudad Real: se están produciendo "avances sustanciales" y el PSOE está "deseando" hablar con Podemos, "mañana mismo", por este lunes 15 de febrero, dijo, "si como ha anunciado hace público el documento que incluye sus propuestas de gobierno".

11 de febrero de 2015

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