Es noticia
¿Vuelta a Cataluña de las empresas? Por qué en realidad Junts y ERC no quieren que pase
  1. Empresas
MASA CRITICA

¿Vuelta a Cataluña de las empresas? Por qué en realidad Junts y ERC no quieren que pase

Las sedes de las compañías que se fueron de Cataluña en 2017 no volverán, sobre todo porque el propio independentismo ya ha contabilizado su marcha como pérdidas

Foto: El presidente de Foment, Sánchez Llibre, con Aragonès. (EP/Alberto Paredes)
El presidente de Foment, Sánchez Llibre, con Aragonès. (EP/Alberto Paredes)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Las 7.000 empresas que dejaron Cataluña en 2017 no volverán en función del pacto que firmaron esta semana el PSOE y JxCAT en Bruselas. Por razones obvias y por la propia estructura del documento en la que JxCAT pide una cosa y el PSOE pide otra que nada tiene que ver con la primera. Entre las que demanda el socialismo, está el regreso de las sedes sociales empresariales a Cataluña. Pero si una cosa queda clara en el documento es que no se trata de una prioridad de JxCAT. Por tanto, el pacto, en este aspecto, como en muchos otros, carece de cualquier relevancia. Las empresas solo volverán si sus consejos de administración lo deciden. Y punto.

Eso incluye a las ocho empresas catalanas del Ibex-35, de las que solo cinco marcharon, porque Fluidra, que en 2017 no formaba parte del Ibex, nunca se fue. Y Grifols apostó por quedarse. Fuera de Cataluña quedan: Banco Sabadell, CaixaBank, Naturgy, Colonial, y Cellnex. Almirall estaba en el Ibex, pero salió del selectivo en 2022.

"El PSOE apostará por medidas que permitan la autonomía financiera y el acceso al mercado de Cataluña, así como un diálogo singular sobre el impacto del actual modelo de financiación sobre Catalunya. En este ámbito, también se abordarán los elementos esenciales de un plan para facilitar y promover el regreso a Cataluña de la sede social de las empresas que cambiaron su ubicación a otros territorios en los últimos años", asegura el texto del acuerdo que esta semana ha revolucionado la política española. Pero se trata de una preocupación del socialismo, sobre todo del PSC, pero no de JxCAT, que para nada prioriza este aspecto en el documento.

El PSC y el PSOE coinciden así con las principales asociaciones empresariales: Foment del Treball, Cercle d’Economia, Pimec, que siempre han querido que vuelvan las sedes de las empresas. Pero el independentismo nunca ha mostrado el más mínimo interés en ello. Entre otras cosas, por el precio a fijar, que siempre ha sido marcado por la patronal que preside Josep Sánchez Llibre: que el Parlament vote en el pleno una renuncia explícita a la unilateralidad.

Foto: Sedes de CaixaBank y la Fundación la Caixa en Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)
TE PUEDE INTERESAR
El Ibex 'catalán' no ve condiciones para volver a trasladar las sedes
J. Z. J. C. P. R.U. J. M. Ó. G.

Ni JxCAT ni ERC están interesados en un sacrificio de este estilo. Prefieren abdicar una y otra vez en sus respectivos pactos con Pedro Sánchez, pero siempre que sea de manera implícita y no de forma evidente. El procés siempre ha vivido dependiente de la retórica y no va a renunciar a su principal punto de apoyo por unos miles de sedes de empresas.

Realidad y posibilidad

Luego está la realidad y la posibilidad. Hay sedes que han marchado no solo de manera jurídica sino de manera efectiva. La más evidente, el Banco Sabadell, que en Sant Cugat acumula personal, pero en Madrid reserva el poder efectivo, sobre todo a partir de la venta de su sede en la Diagonal de Barcelona. No es el caso de otros, como Colonial o Cellnex, que siguen operando desde la capital catalana. Pero una cosa es que las sedes quieran volver y otra que puedan. Los bancos no pueden. Ni CaixaBank ni Banco Sabadell pueden asumir el riesgo de nuevas caídas de depósitos por un giro en este sentido. En el caso del entorno Caixa, podría regresar la Fundación Bancaria La Caixa, ahora en Palma de Mallorca, pero no el banco. En términos arquitectónicos, de las torres negras, solo podría regresar a Barcelona la torre pequeña —Criteria tiene su sede en Madrid— pero no la grande.

Pero además, el regreso no es caballo de batalla del independentismo, que da por amortizado al viejo Ibex-35 y que espera que con el nuevo —Fluidra, Grifols— cerrar otros tratos. Ya se ha visto en la Cámara de Comercio de Barcelona. Este relevo en el poder empresarial basado en viejas familias —Vertix y el resto de los empresarios de Femcat—, el nuevo tejido de start-ups —Glovo, Wallbox y el resto de unicornios del 22@— y su red de directivos de multinacionales. Un nuevo entorno empresarial al margen del antiguo entramado de bancos, tarifa y concesiones públicas, que es el que cambio de sede en 2017.

El independentismo no juega a la vuelta de las sedes, sino a buscar nuevos aliados

Al final, lo del cambio de sede es mucho más relativo de lo que parece. Y no solo es La Caixa. La mujer más rica de Cataluña, Sol Daurella no se llevó la sede de Cobega. Isak Andic no se trasladó lejos de Palau de Plegamans, la sede Mango. Mientras, los Molins sí que lo hicieron con su cementera, los Puig siguen cómodamente instalados en L’Hospitalet de Llobregat, donde incluso se han construido una nueva torre de oficinas. Pero en todos estos ejemplos, la constante es la misma: el independentismo no cuenta con ellos para construir los pactos de la Cataluña del futuro. Ni tampoco esas fortunas van a jugar el juego de la política como hicieron en los tiempos de Jordi Pujol. La confianza se han roto y ambos mundos. Dinero y política han decidido hacer vidas separadas.

Tiempo de cambio

El empresariado catalán está en una fase de transición respecto a su relación con el poder político. Lo viejo no ha acabado de irse y lo nuevo no acaba de llegar. Pero que las sedes vuelvan no dependerán de un pacto tan vago como el firmado esta semana. Y menos cuando una de las partes, el independentismo lo considera marginal. Para los partidos soberanistas 2017 clarificó el panorama: los empresarios malos marcharon, los buenos se quedaron.

Con algunos de estos últimos, no con los de más solera, se intentará construir otro entorno que funcionará con reglas aún por definir, lejos del menestralismo que mantenía Joan Canadell y la ANC. Y, con el actual descontrol de Joan Laporta, es imposible emular en el palco del Camp Nou lo que es hoy el palco del Bernabéu en términos económicos. La empresa y los políticos catalanes no tienen ni un lugar en donde empezar a tejer su nueva alianza. Todo lo demás es filfa. Lo diga el PSOE, Santos Cerdán o su porquero.

Las 7.000 empresas que dejaron Cataluña en 2017 no volverán en función del pacto que firmaron esta semana el PSOE y JxCAT en Bruselas. Por razones obvias y por la propia estructura del documento en la que JxCAT pide una cosa y el PSOE pide otra que nada tiene que ver con la primera. Entre las que demanda el socialismo, está el regreso de las sedes sociales empresariales a Cataluña. Pero si una cosa queda clara en el documento es que no se trata de una prioridad de JxCAT. Por tanto, el pacto, en este aspecto, como en muchos otros, carece de cualquier relevancia. Las empresas solo volverán si sus consejos de administración lo deciden. Y punto.

Independentismo Ibex 35 Empresas Junts per Catalunya PSOE
El redactor recomienda