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Así perdió la ANC la Cámara de Comercio de Barcelona... y no fue culpa de España
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Así perdió la ANC la Cámara de Comercio de Barcelona... y no fue culpa de España

La ANC siempre pensó que podría revalidar su mandato en la entidad cameral, el mayor éxito del independentismo desde el 27 de octubre del 2017. Pero todo se le puso en contra

Foto: Josep Santacreu. (Cámara de Comercio de Barcelona). (EFE)
Josep Santacreu. (Cámara de Comercio de Barcelona). (EFE)
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"¿Dónde está la solidaridad del Gobierno español con esos trabajadores que tienen el mismo salario mínimo cuando los alquileres o los precios de la vivienda están el doble o triple más caros que en cualquier otro sitio?". Esta arenga se pronunció en la Plaça Espanya de Barcelona, en plena Diada, y lo hizo la persona que encabezaba la columna Soberanía. Lo divertido era que se trataba de Mònica Roca, la entonces presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona en representación de la ANC. Como si los empresarios de la Cámara de Comercio quisieran bajar los alquileres de sus pisos o subir los salarios de sus trabajadores.

En ese momento, Mònica Roca ya había perdido la perspectiva. Acabó su discurso pidiendo el voto para su candidatura a las elecciones de la Cámara, Eines de País. "Porque cuando se ponen urnas, los catalanes votan", dijo. Y en efecto, votaron. Pero no a ella. Se olvidó de lo fundamental, que no era España, sino que nunca, nunca, nunca, una presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona puede parecer una líder de la CUP.

Foto: Un manifestante muestra una pancarta con las proclamas de la ANC. (EFE/Enric Fontcuberta)

Sin el factor sorpresa de hace cuatro años, Eines de País fue fruto del desgaste que sufre todo el independentismo. Al menos, el independentismo octubrista y de aroma belga. Porque el independentismo como tal no ha perdido. Buena parte del soberanismo se ha unido con sectores constitucionalistas y ha puesto freno a la deriva de una Cámara de Comercio que se había vuelto irrelevante en los últimos años.

Solo votó el 2,8% del censo, pero escoger a un exdirectivo del sector seguros, como Josep Santacreu, ex consejero de DKV Seguros, quiere decir que se apuesta por cero aventuras. Y que las bases menestrales en las que se apoyaba la ANC han caído en el mismo desencanto que los votantes del independentismo político. Santacreu logró 26 de los 52 epígrafes en juego. Sumando las seis sillas que se reparten automáticamente las patronales ortodoxas Fomento del Trabajo y Pimec, la derrota del soberanismo radical resulta inapelable.

Ha habido pinza. De Pimec y su presidente, Antoni Cañete; del Cercle d’Economia; de Barcelona Global; del Colegio de Economistas; de la propia conselleria de Empresa, que no permitió recuentos extraños, como los de hace cuatro años; de la asociación soberanista Femcat, que coloca a Eloi Planes, consejero delegado de Fluidra, en el pleno. Entra Fluidra, sale Colonial. Habrá Ibex-35, pero será de otro tipo. Femcat también se ha apuntado tantos, como Oscar Guix, de la metalúrgica La Farga. También grandes empresas. Sale Bon Preu, el gigante de los supermercados alineado con el independentismo, pero que evitó apoyar a Eines de País. Y se queda Factor Energía, con su presidente Emili Rousaud. Rousaud es, además, vicepresidente de Pimec. Entra el representante de los taxistas, Tito Álvarez. La ANC calculó mal y ni siquiera el hombre que abrió la lata para el soberanismo radical, el diputado de JxCAT, Joan Canadell, ha conseguido renovar su puesto en el pleno.

Escoger a un exdirectivo del sector seguros como Josep Santacreu quiere decir que se apuesta por cero aventuras

El mundo Caixa queda reducido a la representación de la empresa de aparcamientos Saba. En cambio, el Banco Sabadell —que ya demostró su olfato en el Cercle d’Economia apoyando a Jaume Guardiola—, mantiene su silla. Aunque Eines de País y el independentismo más radical venden que ha ganado el establishment, si es así se trata de un establishment muy diferente del que salió derrotado hace cuatro años.

Alianza del sentido común

La alianza del sentido común se refleja en cómo personalidades destacadas de JxCAT apoyaron la candidatura Va de Empresa, con Josep Santacreu al frente. Ahí, estaban, por ejemplo, el exconseller de Economía, Jaume Giró; la exconsellera de Exteriors, Victòria Alsina; o hasta el candidato por Barcelona, Xavier Trias. Su posicionamiento tiene especial mérito en un partido que no tose en lo político, pero que ha actuado con más libertad en lo económico: Carles Puigdemont había dado apoyo explícito a Ramon Fitó, de Eines de País, que si bien ha salido escogido para el pleno, no podrá formar parte del equipo de gobierno, al quedar en minoría. Por contra, sectores del independentismo, que en 2019 se mojaron mucho por la Cámara de Comercio, ahora se han lavado las manos. Es el caso de Centre Català de Negocis, en los últimos tiempos cada vez más cercano a la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols de la ultraderechista Aliança Catalana.

En la pinza para retomar el control de la Cámara falló Fomento del Trabajo. De hecho, el gran beneficiado de la marginalización del papel de la Cámara de Comercio durante los últimos cuatro años fue la patronal que preside Josep Sánchez Llibre, que lleva cuatro años copando todo el protagonismo de la sociedad civil, ya sea para ampliar el aeropuerto o para apoyar a los indultos a los presos del procés. Fomento nunca apoyó a Eines de país, pero la deriva de la ANC en la Cámara ya le venía bien para convertirse en el interlocutor de referencia de las diversas administraciones.

Santacreu era un líder claro mientras la ANC eludía desvelar quién sería presidente

Santacreu aplicó un perfil bajo, mientras que sus competidores incluso emitieron algún spot por TV3. La ANC hizo una campaña general, mientras la candidatura de Santacreu tiraba de mails con infografías para explicar cómo había que votar y mucho grupo de WhatsApp y redes de contacto personal. Se trabajó mucho los gremios que pugnaban en cada epígrafe. Y, además, todo el mundo sabía que, si ganaba, el presidente sería él. En cambio, en Eines de País, pugnaban por el puesto el ya mencionado Fitó, Mònica Roca, Canadell e incluso el exlíder de ERC, Joan Puigcercós. No saber a quién votas tampoco ayuda, por muy independentista que seas.

Prohibido extrapolar

Con el voto de la Cámara no se pueden hacer extrapolaciones políticas. No han votado ni 14.000 personas. Pero la llegada de Santacreu y su declaración tras haber vencido —"la política se hace desde el Parlament no en la Cambra"— se marca una pauta. Mònica Roca apuntó la Cámara de Comercio al Consell de la República de Puigdemont. La apartó de la Cámara de Comercio de España y del Consejo de Cámaras de Comercio. Ahora se volverá a la actividad cameral, que tendrá verdadera relevancia en Fira de Barcelona, donde la entidad designa al presidente. Vuelve el sutil juego de lobbies de la capital catalana que tanto aburría a la ANC. Pero no sería correcto plantearlo como un retroceso del independentismo. La realidad es que buena parte del independentismo ha madurado. Ha preferido pactar con el constitucionalismo y volver a la política de las cosas, en lugar de quedarse aferrado a la de los símbolos. Un empresariado independentista que pasa página del 1 de octubre, aunque en su día lo pudo mirar con simpatía.

Y la política de las cosas no será fácil. Mónica Roca deja una herencia de 800.000 euros de pérdidas en la Cámara de Comercio de Barcelona en el último ejercicio. Con lo que lo primero que tendrá que hacer Santacreu es aplicar recortes si quiere equilibrar las cuentas.

"¿Dónde está la solidaridad del Gobierno español con esos trabajadores que tienen el mismo salario mínimo cuando los alquileres o los precios de la vivienda están el doble o triple más caros que en cualquier otro sitio?". Esta arenga se pronunció en la Plaça Espanya de Barcelona, en plena Diada, y lo hizo la persona que encabezaba la columna Soberanía. Lo divertido era que se trataba de Mònica Roca, la entonces presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona en representación de la ANC. Como si los empresarios de la Cámara de Comercio quisieran bajar los alquileres de sus pisos o subir los salarios de sus trabajadores.

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