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Pinza de soberanistas y empresarios sobre la Cámara de Comercio de Barcelona
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Pinza de soberanistas y empresarios sobre la Cámara de Comercio de Barcelona

La entidad que preside Mònica Roca amenazó con no renovar a tres consejeros de Fira de Barcelona si al final no conseguía imponer a sus dos candidatas, con lo que acababan mandato

Foto: Mònica Roca, presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona. (EFE/M. Pérez)
Mònica Roca, presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona. (EFE/M. Pérez)
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La Cámara de Comercio de Barcelona iba a ser la punta de lanza independentista para llegar a la médula de una capital catalana en manos de una burguesía en decadencia y con un empresariado más preocupado de su cuenta de resultados que por la asunción de la plena soberanía. Tres años después, la fantasía de una Cámara jugando a la contra, entrando en el consejo de la Fundación Bancaria La Caixa y desestabilizando el sistema, no solo se está muy lejos de esa realidad, sino que es todo lo contrario. Las elecciones con las que la ANC ganó la Cámara están cuestionadas y se ha producido una curiosa alianza entre el empresariado no independentista y la nueva Generalitat de Pere Aragonès. La ANC diseñó una Cámara de Comercio para ser como el Manchester City y ahora se ha encontrado que tiene que jugar todos los partidos cerrados y atrás, como si fuesen el Alavés.

El ejemplo más preclaro de lo que está pasando ha sido la crisis desatada en el seno de Fira de Barcelona, entidad donde la Cámara de Comercio es miembro fundador y todavía retiene un poder importante, si bien los paganos son a partes iguales tanto el Ayuntamiento de Barcelona como la Generalitat de Cataluña.

Foto: La presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona , Mònica Roca. (EFE/Enric Fontcuberta)

La entidad que preside Mònica Roca, que estaba en la candidatura que presentó la ANC, ha intentado bloquear la renovación de los miembros de la Fira. La operación se ha saldado con un sonoro fracaso, no solo porque la Cámara carecía de fuerza para el órdago en que ella sola se metió, sino porque no entendió que el nuevo contexto había cambiado con una nueva sintonía entre los empresarios catalanes de toda la vida y el nuevo independentismo de ERC asentado en la Generalitat.

La Cámara de Comercio de Barcelona quiso imponer dos nombres de mujeres empresarias independentistas para sustituir a los consejeros salientes de la Fira, Kim Faura (ex-Telefónica) y Pedro Fontana (ex-BBVA y Áreas). El mandato de ambos había acabado y la Mònica Roca quiso forzar el nombramiento a Anna Navarro Schlegel, vicepresidenta de producto, mercados internacionales y globalización de Procore; y a otra empresaria. El planteamiento que hizo la Cámara a la Generalitat y al Ayuntamiento fue que si no se aceptaban sus dos nombres por encima de los que habían pactado en ambas instituciones, impedirían la renovación de otros tres consejeros, que todavía pueden renovar mandato: Luis Conde (Seeliger y Conde), Miquel Martí (Moventia y uno de los pocos miembros del consejo de Fira cercano al independentismo) y el exdirector de Fira, Agustín Cordón. En términos de Fira de Barcelona, donde la tradición marca que los consejeros siempre agotan sus mandatos, era un órdago de primera categoría. Mònica Roca y los suyos habían salido a jugar al ataque.

Primeras sorpresas

Pero pronto empezaron a llegar las primeras sorpresas. En la Cámara contaban con la oposición de los empresarios constitucionalistas del pleno, encabezados por el banquero Carles Tusquets. Y también con la negativa de la patronal Foment del Treball, de Josep Sánchez Llibre. Pero no con que el presidente de Fira, Pau Relat, que no apoyó la iniciativa, consciente de que la Cámara de Comercio de Barcelona tiene la potestad de designar a los consejeros de Fira, pero el dinero lo ponen el Ayuntamiento y la Generalitat. Relat podía venir de la independentista FemCat, pero las sumas las tiene clara. De manera que ni Relat ni las instituciones se plegaron al chantaje que planteaba Mònica Roca desde la Cámara.

El Cercle, Foment, la oposición en su pleno: todos contra la Cámara de Comercio

Además, Relat, al contrario que Roca, ha absorbido el pasado de la institución que preside. Y también la importancia de cosas como el calendario. El consejo general de Fira que tenía que celebrarse este miércoles 14 de diciembre, se ha aplazado sin fecha concreta. La renovación de cargos no se llevará a cabo. La Cámara de Comercio no ha podido imponer a sus dos candidatas y el actual consejo de Fira seguiría hasta junio, algo que ya había pasado años atrás en momentos de crisis institucional por tensiones entre el Ayuntamiento socialista y la Generalitat convergente. Sin más problemas para la Fira, por cierto. Adiós, Machester City; hola, Alavés.

En la práctica, la Cámara de Comercio ha llevado la situación al límite… para nada. Ha perdido su oportunidad. Pensaba ganar 5-0 y acabará perdiendo a los penaltis. Y todo el consejo de administración de Fira de Barcelona seguirá, excepto Kim Faura, quien ya lo había abandonado hace dos años por motivos de salud y cuyo hueco sigue vacante. En Fira no sabe si el Consell General se celebrará a principios de enero, en caso de Mònica Roca y los suyos se avengan a un pacto. Si no es así, Fira seguirá con el actual consejo hasta junio, cuando ya se habrán celebrado las municipales y en un momento en que podría haber otro alcalde en la capital catalana, y, por tanto, un equilibrio de fuerzas todavía más contrario a los intereses de la Cámara de Comercio de Barcelona.

Foto: Presentación de la memoria económica de Cataluña 2021. (EFE/Enric Fontcuberta)

El cerco se estrecha

El cerco se va estrechando. Todo empezó tras la primera reunión del presidente del Cercle d'Economia, Jaume Guardiola con Pere Aragonès. Fuentes conocedoras del encuentro aseguran que fue muy bien y que hay una nueva sintonía entre el empresariado y la Generalitat. La agenda todavía no casa, como es evidente en la cuestión de la ampliación del aeropuerto de El Prat, pero el clima ha cambiado. Y con el cambio la pinza se cierne sobre la Cámara de Comercio de Barcelona.

El aislamiento de la Cámara en el mundo empresarial de Barcelona no hubiera sido tan grave de no haberse hecho evidente en esta crisis. Ahora el principal temor de Mònica Roca es que la coselleria de Empresa y Ocupación les organice unas nuevas elecciones que dificulten los métodos con los que la ANC se hizo con la presidencia, y que han sido cuestionados por los tribunales. Además, conociendo al presidente de Foment del Treball, nadie duda de que un hombre como Sánchez Llibre que ha osado desafiar a Antonio Garamendi, no esté ya moviendo pieza para armar una candidatura con posibilidades en la Cámara.

La entidad cameral ya no tiene a JxCAT en la Generalitat. Y su expresidente Joan Canadell de diputado raso en el Parlament resulta escaso apoyo para la que se les viene encima. La soledad de la Cámara es paralela a la de la ANC, que con su apuesta antipartidos y de una candidatura única que quiere impulsar va perdiendo aliados y poder de movilización. Si para la ANC Pere Aragonès es un usurpador, para buena parte del poder político y empresarial catalán empieza a convertirse en un mal menor con el que es necesario pactar y llegar a acuerdos. El reconocimiento le está llegado al president catalán desde los lugares inesperados del dinero y el mundo de los negocios, y eso hace que de manera lenta, pero inexorable la pinza se vaya cerrando sobre los independentistas de la Cámara de Comercio de Barcelona.

La Cámara de Comercio de Barcelona iba a ser la punta de lanza independentista para llegar a la médula de una capital catalana en manos de una burguesía en decadencia y con un empresariado más preocupado de su cuenta de resultados que por la asunción de la plena soberanía. Tres años después, la fantasía de una Cámara jugando a la contra, entrando en el consejo de la Fundación Bancaria La Caixa y desestabilizando el sistema, no solo se está muy lejos de esa realidad, sino que es todo lo contrario. Las elecciones con las que la ANC ganó la Cámara están cuestionadas y se ha producido una curiosa alianza entre el empresariado no independentista y la nueva Generalitat de Pere Aragonès. La ANC diseñó una Cámara de Comercio para ser como el Manchester City y ahora se ha encontrado que tiene que jugar todos los partidos cerrados y atrás, como si fuesen el Alavés.

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