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Los salarios más bajos han subido cuatro veces más que los altos en los últimos cinco años
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Un 35% desde 2017

Los salarios más bajos han subido cuatro veces más que los altos en los últimos cinco años

El crecimiento económico, el tirón de los sectores más productivos, las subidas del salario mínimo interprofesional y la reforma laboral explican la reducción de la desigualdad en los últimos años

Foto: Negociación para la subida del SMI, en 2022. (EFE)
Negociación para la subida del SMI, en 2022. (EFE)
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El salario medio de los españoles ha subido un 13% desde el año 2017 hasta 2022. Es una subida intensa que, sin embargo, se ve oscurecida por la gran inflación que sufrió España en ese periodo. Los precios subieron un 14%, lo que supone que los trabajadores han perdido algo más de un 1% de capacidad adquisitiva. Sin embargo, el reparto de los salarios ha sido heterogéneo en este periodo y no todos han perdido poder de compra. En esta ocasión, han sido las clases populares quienes salen reforzadas en estos cinco años.

Según la encuesta de deciles de salarios de la EPA, el sueldo medio del 10% de trabajadores que menos gana se incrementó en estos años un 34%; y el salario del 10% siguiente (segundo decil), un 32%. En el extremo opuesto de la distribución, el salario del 10% que más gana acumula una subida del 8%. Esto significa que los salarios más bajos han subido cuatro veces más que los más altos desde 2017 hasta 2022.

Se ha producido así un estrechamiento de la desigualdad salarial en España, aunque la brecha todavía sigue siendo muy amplia. El aumento de la capacidad adquisitiva de estos trabajadores ha permitido reducir la pobreza laboral, que se produce cuando tener un empleo no evita la pobreza. En líneas generales, la subida de los salarios ha sido decreciente por tramos de renta. De esta forma, se han estrechado las diferencias salariales. Así, el primer decil (el 10% con menores ingresos) gana un 34% más, el decil intermedio (el cinco) gana un 14% más y el último decil (el top 10%) gana un 8% más.

Si se tiene en cuenta que la inflación acumulada en este periodo ha sido del 14%, esto significa que solo los trabajadores de menor renta (situados en el 50% más pobre) ganaron poder adquisitivo. Por el contrario, las clases medias y altas perdieron capacidad de compra con sus salarios, en términos agregados.

Hay varios factores que explican este comportamiento de los salarios en los últimos años. Por una parte, se ha producido un importante incremento de la demanda de mano de obra, lo que ha generado competencia entre las empresas por conseguir trabajadores y un cambio de composición del mercado laboral hacia sectores mejor remunerados. Por otro lado, la combinación de la reforma laboral y las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) han aumentado la retribución y la estabilidad de los trabajadores más precarios. Por último, es posible que la destrucción de empleos muy precarios por el endurecimiento de la regulación laboral haya contribuido a eliminar los empleos de peor calidad. A continuación, se explican estos factores en detalle.

El boom del empleo

El crecimiento del empleo ha tenido un papel clave en la mejora de la estructura de salarios, ya que ha sido tan intenso que ha modificado la composición del mercado laboral. Desde 2017 hasta 2022, se crearon más de 1,5 millones de empleos, un incremento superior al 8%. La mayor parte de los empleos creados se sitúan en tramos salariales medios o altos. Es el caso de la Sanidad y la Educación, las dos actividades que más han crecido en este periodo y cuyo salario medio mensual supera los 2.500 euros (en 12 pagas), frente a los 2.300 de la media nacional.

Todos los sectores mejor remunerados han creado empleo intensamente. Las actividades con un sueldo medio superior a 3.000 euros al mes son la energía, la banca y la información y las comunicaciones (profesionales TIC). La energía está en pleno crecimiento por la incorporación de ingenieros para la transición ecológica, y lo mismo ocurre con los informáticos y programadores en la digitalización del país. Por su parte, la banca está destruyendo empleos en las oficinas, pero está aumentando las plantillas en las sedes centrales, en especial personal experto en big data, gestión de patrimonios y análisis; todos ellos con salarios altos.

Por el contrario, los sectores que menos pagan a sus trabajadores están destruyendo empleo intensamente. Se trata de la agricultura y de las empleadas domésticas. En total, se han perdido 130.000 trabajadores entre las dos actividades. En parte, es probable que la subida del SMI haya provocado que estos trabajos hayan dejado de ser rentables para sus empleadores.

Este efecto composición afecta de forma importante a la estructura de los deciles. En primer lugar, la destrucción de los empleos peor remunerados hace que estos trabajadores ya no tiren hacia abajo del primer decil de renta. Por el contrario, si aumenta la ocupación en actividades con salarios medios y altos, los trabajadores que están en una zona intermedia de la distribución de rentas pasan a estar en la parte baja.

La creación de empleo genera otro impulso adicional a los salarios a través de la competencia entre empresas. Cuando baja el paro, los empleadores tienen que elevar sus retribuciones para atraer trabajadores, lo que mejora sus salarios. Por ejemplo, la variación del salario medio en las clases medias (decil cinco) ha sido más intensa en las comunidades autónomas con una tasa de paro más baja. La mayor alza se produjo en el País Vasco, una de las regiones con menor paro de España, con un incremento del 16%. Por el contrario, la menor subida se produjo en Castilla y León, cuya tasa de desempleo asciende al 14%, con un incremento del salario del 13,7%.

Subida del SMI

Pero, más allá del efecto composición, los salarios más bajos están subiendo por el impulso del SMI, que se ha incrementado un 41% desde 2017 hasta 2022. Un incremento de tal magnitud genera efectos muy evidentes en la distribución salarial, ya que las rentas altas no pueden subir al mismo ritmo. El impacto del incremento del salario mínimo sobre los deciles más bajos se refleja en un dato: trabajadores de las rentas bajas han experimentado un gran incremento de su salario independientemente de su sector de trabajo. Por ejemplo, en el sector privado, el salario del primer decil subió un 40%; los de la industria, un 42%; o los del comercio, un 38%.

Otro dato que indica el impacto de las subidas del SMI sobre los ingresos de las rentas bajas es que los sectores en los que más han subido los salarios son aquellos que tienen más porcentaje de sus trabajadores en estos deciles inferiores. El sector en el que más han subido los salarios es precisamente el que más trabajadores precarios tiene, el de las trabajadoras del hogar. Seis de cada 10 empleadas del hogar se encuentran en el 10% con menor salario del país. Por el contrario, uno de los pocos sectores en los que ha bajado el salario medio es el que menos trabajadores tiene en el primer decil de renta, la minería. Este sector solo tiene un 6% de sus trabajadores en el decil más bajo de ingresos.

La subida de los salarios más bajos no solo es superior en términos relativos, sino también absolutos. Por ejemplo, si se compara el salario de los trabajadores con contrato indefinido a tiempo completo, en el primer decil aumentó en 240 euros al mes, mientras que en las clases medias el alza fue de 220 euros. Esto es: incluso en términos absolutos, la subida de retribuciones en las clases bajas fue superior a la de las clases medias.

Más horas trabajadas

La traslación del SMI a los salarios de los deciles más bajos no ha sido inmediata. El motivo es porque muchos de los trabajadores más precarios lo son porque trabajan pocas horas a lo largo del año, ya sea porque tienen un contrato a tiempo parcial o uno temporal. De hecho, casi el 93% de los trabajadores en el primer decil trabaja a tiempo parcial. Muchos de ellos tienen salarios por hora superiores al que marca el SMI, pero, aun así, no consiguen salir de la pobreza por tener una intensidad laboral muy baja.

La reforma laboral ha conseguido elevar la carga de trabajo de los deciles más bajos. En el primer decil, el 62% de los trabajadores tiene un contrato indefinido, el dato más alto de la historia reciente. Esto hace que trabajen más horas a lo largo del año, lo que, sumado a la subida del SMI, ha permitido mejorar rápidamente sus ingresos. Se produce un doble efecto positivo: suben las horas trabajadas y también sube la remuneración por cada hora trabajada.

El efecto negativo que ha tenido la reforma laboral en este decil es que la mayor parte del crecimiento del empleo indefinido se ha concentrado en empleos a tiempo parcial. En total, son casi 127.000 trabajadores más que hace un año. Algunas empresas han encontrado en el empleo parcial una forma de evitar el impacto de las subidas del SMI.

Sin embargo, a partir del segundo decil de renta, la reforma laboral ha tenido una gran incidencia. Los contratos temporales han sido sustituidos mayoritariamente por indefinidos a tiempo completo. Esto es, la intensidad laboral de estos trabajadores ha aumentado de forma notable.

Por ejemplo, en el decil dos de salarios, el peso de los contratos a tiempo parcial se ha reducido en seis puntos porcentuales en el último año (90.000 menos), y el de los temporales, en ocho puntos (110.000 menos). De esta forma, el tipo de contrato en los deciles más bajos se aproxima a la media nacional, lo que explica que la brecha de ingresos se esté reduciendo.

El salario medio de los deciles dos y tres ha subido un 32% y un 20%, respectivamente. Un alza que solo se explica por el aumento de las horas trabajadas a lo largo del año. La reforma laboral ha jugado un papel clave en este proceso: al estabilizar los contratos, los trabajadores temporales, que alternaban el empleo con el paro, ahora están ocupados durante más tiempo a lo largo del año. De esta forma, la reforma laboral ha multiplicado el efecto positivo del salario mínimo sobre las rentas bajas.

De hecho, las dos grandes subidas del SMI, las de 2019 y 2020, tuvieron un efecto muy reducido sobre los salarios más bajos, debido a que operaron sin la reforma laboral. En 2019, el SMI se incrementó un 22%, pero los ingresos del 20% más pobre apenas aumentaron un 10%, menos de la mitad. Por el contrario, en 2021 y, sobre todo, en 2022, los ingresos de los grupos más desfavorecidos subieron muy por encima del SMI.

Ese año se elevó el salario mínimo un 3,6% y los ingresos de los dos primeros deciles subieron casi un 10%. Esto es, casi tres veces más. Esta diferencia se explica, principalmente, por el incremento de la intensidad laboral: el número de horas trabajadas a lo largo del año. De ahí que la política de subir el SMI sea insuficiente si no viene acompañada de medidas para aumentar las horas de trabajo de los trabajadores con menos ingresos.

Además de la reforma laboral, hay otro factor que explica el aumento de las horas trabajadas: la recuperación económica. A medida que las empresas aumentan su facturación, tienen más incentivos para alargar las jornadas de sus trabajadores o para hacerles un contrato indefinido. La jornada laboral media en 2022 fue de 36,7 horas en el sector privado, el dato más alto en una década. Un avance en la estabilización del empleo gracias a las reformas y al crecimiento económico que ha permitido mejorar los ingresos de las clases más populares.

El salario medio de los españoles ha subido un 13% desde el año 2017 hasta 2022. Es una subida intensa que, sin embargo, se ve oscurecida por la gran inflación que sufrió España en ese periodo. Los precios subieron un 14%, lo que supone que los trabajadores han perdido algo más de un 1% de capacidad adquisitiva. Sin embargo, el reparto de los salarios ha sido heterogéneo en este periodo y no todos han perdido poder de compra. En esta ocasión, han sido las clases populares quienes salen reforzadas en estos cinco años.

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