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Las dos mesetas de España, cara y cruz del empleo desde que comenzó la pandemia
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El mapa del mercado laboral

Las dos mesetas de España, cara y cruz del empleo desde que comenzó la pandemia

Los mejores datos de empleo de España se concentran en comarcas de la meseta sur y en la costa murciana. La meseta norte no remonta y la pandemia ha sido la puntilla

Foto: Tractor de pacas de paja en Zamora. (Getty Images/Pablo Blázquez Domínguez)
Tractor de pacas de paja en Zamora. (Getty Images/Pablo Blázquez Domínguez)
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Una de las consecuencias inesperadas de la pandemia del coronavirus es que dio un impulso a la convergencia en España. Algunas de las comarcas más pobres del país han sido las que más han crecido en términos de creación de empleo y de actividad económica. Las grandes capitales y los destinos de costa sufrieron un brusco parón por la pérdida del turista internacional y el resto del territorio del interior, básicamente las dos mesetas, tuvieron un comportamiento opuesto: la sur aceleró su crecimiento, mientras que la norte sigue hundida.

El mapa de las comarcas muestra las diferencias entre regiones con dos colores bien diferenciados entre las dos mesetas (para la delimitación y la nomenclatura de las comarcas se utiliza el mapa de comarcas agrarias del Ministerio de Agricultura). Los distintos colores representan la variación del número de afiliados al Régimen General de cada comarca desde diciembre de 2019 hasta diciembre de 2022. La meseta meridional concentra la mayor parte de comarcas con un crecimiento del empleo de doble dígito. Este buen desempeño se extiende desde el norte de Huelva y toda Extremadura hasta el oeste de Castilla-La Mancha e incluso Murcia. Todas ellas, zonas que están en el último tramo de la distribución de la renta en España y que desde que comenzó el coronavirus han sido las más dinámicas.

La comarca de Castuera, en Badajoz, es una de las zonas de España donde el metro cuadrado de la vivienda es más barato, según los datos de Idealista. La región pierde habitantes continuamente, sobre todo jóvenes que buscan mejores oportunidades en las ciudades. Sin embargo, esta comarca es una de las que más empleo ha creado desde que comenzó la pandemia, con un crecimiento del 27%, según los registros de la Seguridad Social. Son 990 empleados más que en diciembre de 2019.

Esta comarca, centrada en el sector primario, representa lo que ha ocurrido en España en los últimos años. La pandemia, la ruptura de las cadenas de suministros y la crisis energética explican los malos datos económicos en la mayor parte del territorio nacional. Pero en esta zona de la meseta sur, la dependencia de la industria y del turismo extranjero era tan baja que han gozado de un cortafuegos frente a las crisis de origen internacional. Por el contrario, su especialización en el sector agroalimentario permitió mantener la actividad durante la pandemia y beneficiarse de la subida de los precios de la alimentación desde que comenzó la invasión de Ucrania.

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El emblema de Castuera es el turrón, que da empleo a una buena parte de la población. La industria agroalimentaria también ha tenido buen comportamiento durante la pandemia, creando casi 18.000 empleos. Esto explica también los buenos datos de esta comarca, y de sus vecinas. Pero no todas las fábricas se han desempeñado bien durante la pandemia. De hecho, la actividad que más empleo ha destruido es precisamente una industria, la del automóvil. Desde el año 2019 hasta 2022 ha perdido algo más de 14.000 empleados, lo que supone un descenso de casi el 9%. De hecho, es uno de los pocos sectores que ha seguido destruyendo empleo tras la pandemia y en 2022 perdió otros 160 empleos.

La mayor parte de la industria del automóvil, incluyendo la auxiliar que produce piezas de vehículos, se localiza en el norte de España. Esto explica que Valladolid sea una de las capitales que peor se ha comportado en estos años al ser una ciudad volcada sobre la fábrica de Renault. Durante la pandemia destruyó algo más de 3.400 empleos y actualmente tiene apenas 2.700 más que antes de 2019, lo que arroja un pobre crecimiento del 1,8%.

La industria del norte de España lleva años sufriendo los problemas de la deslocalización hacia países con salarios más bajos. Pero en los dos últimos años ha sufrido parones permanentes por la falta de suministros y el encarecimiento del precio de la energía en Europa. Esta es una de las causas por las cuales muchas comarcas industriales han seguido perdiendo empleo incluso después de la pandemia. Uno de los casos paradigmáticos es el de Reinosa, en Cantabria, ciudad que tradicionalmente ha vivido de la industria siderúrgica. Durante la pandemia, apenas perdió trabajadores gracias a los ERTE, pero con la reapertura, los parones de la producción por los precios de la energía llevaron a la ciudad a perder a más del 3% de sus trabajadores. El resultado es que, desde el año 2019, ha destruido casi el 4% del empleo.

Foto: Planta de ArcelorMittal. (Reuters)

El comportamiento de la actividad principal de cada comarca determina la evolución de las empresas del sector servicios que canalizan las necesidades de la población. Es comprensible que sea así, ya que donde la economía va bien, aumenta el consumo. Los peores datos de empleo en el comercio se dan en las provincias del norte de España. En Ourense y Gipuzkoa se ha destruido el 4% y el 5% del empleo en el comercio desde el año 2019 hasta 2022, respectivamente. Y en Burgos, Salamanca, Zaragoza, La Rioja, Asturias, Bizkaia, Palencia y Valladolid, más del 1%. En el extremo opuesto se sitúa Huelva, donde ha crecido más de un 5%. Y en Albacete, Toledo, Murcia o Sevilla, ha aumentado en más de un 2%.

La meseta norte de España también ha tenido un peor desempeño en el sector de la hostelería. Aunque su dependencia del turismo internacional es también muy baja, es probable que la pérdida de trabajadores se haya concentrado en bares y restaurantes que sí dependen de la demanda local. En Ourense, la hostelería ha destruido nada menos que el 8,5% del empleo; en Palencia, el 6% y en Lugo, el 4,6%. Además, provincias como Zamora, Ávila, Burgos o La Rioja han perdido más del 2% del empleo en la hostelería.

Por el contrario, en la zona de la meseta sur la hostelería ha registrado un importante crecimiento. Desde Badajoz hasta Murcia, pasando por Albacete o Toledo, han experimentado un crecimiento de la ocupación en la hostelería superior al 2%, situándose todas ellas por encima de la media nacional, del 1,2%.

Además de estos factores coyunturales, hay otro estructural que determina el declive permanente de la meseta norte: el envejecimiento. Estas regiones pierden población y mano de obra de forma constante por el descenso natural de la población, lo que va minando la demanda lentamente. Y no solo de bienes y servicios de consumo, también de inversión.

Foto: Imagen de una oficina de empleo en Madrid. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Por ejemplo, los peores datos del sector de la construcción se registran en estas zonas muy envejecidas. De hecho, solo hay tres provincias que tienen menos trabajadores de la construcción ahora que antes de la pandemia: Asturias, Gipuzkoa y Ourense. Y con un crecimiento pírrico se sitúan Segovia, Huesca, Ávila o Teruel. Por el contrario, entre las mejores provincias se sitúan las de la meseta sur, con crecimientos próximos al 15%. Estos registros se observan desde Cáceres y Badajoz, hasta Cuenca, pasando por Córdoba, Huelva o Jaén, que es donde más ha crecido el empleo de la construcción: un 16,5% más.

En las provincias envejecidas del norte, la tasa de paro se sitúa entre las más bajas de España. Sin duda se trata de una muy buena noticia para reducir la desigualdad y evitar la pobreza, pero para las empresas genera problemas recurrentes de mano de obra. De hecho, en la mayor parte de estas regiones, la tasa de paro no llega al 10%, lo que en España se puede considerar, atendiendo a las medias históricas, casi pleno empleo. Soria y Gipuzkoa son las provincias con menos paro, un 7%. En el 8% están Burgos, Valladolid, Segovia o Álava y en el 9%, Palencia, Cantabria, La Rioja o Navarra. Muchas empresas de estos territorios tienen que desistir de ampliar sus plantillas por no encontrar a los perfiles que necesitan, y no necesariamente son puestos que requieran alta formación.

En la mitad sur de España, por el contrario, los buenos datos de empleo de los últimos años son un alivio para muchas familias ante el elevado desempleo que sufren. Provincias como Córdoba, Jaén, Badajoz o Sevilla tienen un porcentaje de desempleo superior al 17%; esto es, duplican a las provincias del norte.

Para estas comarcas de la meseta meridional de España, los buenos datos económicos de los tres últimos años pueden ser un espejismo. Lo que se ha producido, básicamente, es que su especialización productiva se concentra en sectores beneficiados por la coyuntura, principalmente el sector primario y toda la industria agroalimentaria. Pero no se ha producido un cambio estructural en sus capacidades, de modo que cuando el entorno cambie, volverán a la casilla de salida.

Una de las consecuencias inesperadas de la pandemia del coronavirus es que dio un impulso a la convergencia en España. Algunas de las comarcas más pobres del país han sido las que más han crecido en términos de creación de empleo y de actividad económica. Las grandes capitales y los destinos de costa sufrieron un brusco parón por la pérdida del turista internacional y el resto del territorio del interior, básicamente las dos mesetas, tuvieron un comportamiento opuesto: la sur aceleró su crecimiento, mientras que la norte sigue hundida.

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