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España recupera el empleo, pero con 400 millones menos de horas de trabajo
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LAS HORAS DE TRABAJO SE REDUCEN

España recupera el empleo, pero con 400 millones menos de horas de trabajo

La economía ha recuperado ampliamente los niveles de empleo anteriores a la pandemia, pero eso no significa que se trabajen más horas. Esto explica, en parte, que no se haya recuperado el nivel de PIB previo al covid

Foto: Nuestro país sigue lejos de las cifras de 2008. (EFE/Javier Belver)
Nuestro país sigue lejos de las cifras de 2008. (EFE/Javier Belver)
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La economía española ha recuperado ampliamente los niveles de empleo anteriores a la pandemia —la EPA revela que hoy existen 611.300 ocupados más que en 2019 en media anual—, pero eso no significa que el mercado laboral haya vuelto a la normalidad. Un dato lo pone negro sobre blanco. El número de horas trabajadas, que influye de forma determinante en la evolución del PIB, continúa por debajo de los niveles anteriores a la llegada del covid. En concreto, todavía faltan 387,3 millones de horas efectivamente trabajadas, según la terminología de Estadística, para alcanzar los 34.106 millones que se registraron en el conjunto de 2019.

Esto explicaría en parte, además de otros factores relacionados con la estructura productiva, que España sea en la actualidad la única de las grandes economías avanzadas que todavía no ha recuperado los niveles de PIB anteriores a la pandemia.

Lo significativo es que esta realidad no tiene que ver con un aumento de la tasa de parcialidad de la economía, que ha bajado ligeramente en términos relativos, hasta representar en 2022 el 13,5% de la población ocupada, sino con causas más profundas que hay que vincular a los cambios que se vienen produciendo desde hace años en el ecosistema laboral a consecuencia de la progresiva terciarización de la economía española, con un claro sesgo hacia el sector servicios. En términos absolutos, sin embargo, el número de trabajadores con un contrato a tiempo parcial creció ligeramente a lo largo de 2022, hasta los 2,5 millones, lo que puede achacarse a la reforma laboral, que ha provocado cambios en la política de contrataciones de las empresas.

De hecho, y esto es lo relevante, aunque España cuenta hoy con una población ocupada muy similar a la que existía en 2008, en plena expansión económica, lo cierto es que a la luz de la Contabilidad Nacional aún faltan 2.142 millones de horas efectivamente trabajadas (se incluyen ordinarias y extraordinarias) respecto de aquel año. Es decir, el mismo nivel de ocupación, pero, sin embargo, un 6,3% menos de horas trabajadas. El menor peso del sector de la construcción, donde las jornadas de trabajo son más largas, explica en parte la diferencia.

Jornada laboral

En todo caso, lo que muestran los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) es un progresivo descenso de la jornada laboral. En 2022, en media de los cuatro trimestres, el número medio de horas efectivas semanales trabajadas por todos los ocupados (hubieran o no trabajado durante la semana de referencia) se situó en 32,1 horas, es decir, por debajo de las 34 horas que se alcanzaron una década antes, lo que da idea de los cambios que se están produciendo en el ecosistema laboral.

Obviamente, en muchos casos por los avances en productividad gracias al capital tecnológico o, incluso, por la extensión del teletrabajo, que facilita horarios más flexibles y en muchos casos más cortos.

No existe, sin embargo, ningún trabajo concluyente sobre el efecto que puede estar teniendo sobre las horas trabajadas el auge del teletrabajo. En particular, de los empleados en plataformas digitales, cuyo número ha ido en aumento en los últimos años. Sí se sabe como cuestión general que los trabajadores de plataformas realizan menos horas de trabajo que otros grupos de empleados, pero existe una gran polarización, ya que hay muchos con jornadas inferiores a 30 horas a la semana y otros muchos con duraciones de más de 45 horas, lo que produce fuertes distorsiones en el análisis.

Sí hay evidencias, sin embargo, de la existencia de un gran número de trabajadores a los que les gustaría tener una jornada laboral completa y no de carácter parcial. Es decir, una jornada de trabajo ordinaria.

A tiempo completo

La EPA, en concreto, muestra que 1,38 millones de trabajadores, prácticamente la mitad, disponen de un empleo a tiempo parcial no deseado, ya que, en realidad, les gustaría tenerlo a tiempo completo. De estos, el 25% son jóvenes con menos de 29 años. Apenas el 10% lo hace por no querer trabajar a jornada completa.

No es el caso del sector público, donde la tasa de parcialidad es inferior a la del sector privado. Lo que refleja la EPA del cuarto trimestre, sin embargo, y pese a que el covid ha quedado atrás y, por lo tanto, las restricciones, es que el sector público todavía no ha recuperado los niveles de horas trabajadas anteriores a la pandemia. Esto es relevante, porque hoy hay 273.000 ocupados más al servicio de alguna Administración de los que había antes de la irrupción del covid. Según la EPA del cuarto trimestre, el número medio de horas efectivas semanales trabajadas en el sector público fue de 29,5, mientras que en el privado se alcanzaron las 31,3, es decir, un 6% más.

Foto: Foto: EFE.
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En esta diferencia, en todo caso, hay un claro efecto composición, ya que la mayoría de las ocupaciones de las administraciones tiene un sesgo hacia actividades administrativas o burocráticas, que tradicionalmente tienen jornadas más cortas. Igualmente, pesa más en su composición laboral el sector educativo, que es el que menos horas trabaja, salvo en las actividades relacionadas con el hogar: 30,4 horas efectivas semanales.

El menor número de horas trabajadas, en cualquier caso, tampoco puede achacarse a una reducción de la jornada laboral pactada en convenio, que permanece prácticamente igual en las últimas décadas. Entre 2009 y 2022, la jornada anual se ha movido en una horquilla que va entre las 1.754 horas de 2014 (a la salida de la anterior crisis económica) y las 1.731 de 2022, lo que revela una clara estabilidad en cuanto al reparto del tiempo de trabajo, pese al debate cíclico que surge alrededor de la conveniencia de la semana laboral de cuatro días. Ni siquiera hay mucha distancia en función de las características de la negociación colectiva. La jornada media anual pactada se sitúa en 1.708 horas en los convenios de empresa y en 1.733 en los de ámbito superior.

El INE entiende como horas efectivamente trabajadas aquellas que se realizan durante el tiempo normal de trabajo, además del tiempo empleado en el centro de trabajo esperando o estando disponible. Igualmente, los cortos periodos de descanso en el centro de trabajo, incluidas las pausas para el bocadillo inferiores a una hora. No se incluyen las vacaciones, días festivos, ausencias por enfermedad y otros motivos pagados, así como el tiempo no trabajado por estar afectado por una regulación de empleo. Tampoco se incluyen el tiempo invertido en desplazamientos al o desde el lugar de trabajo ni las interrupciones para las comidas superiores a una hora.

La economía española ha recuperado ampliamente los niveles de empleo anteriores a la pandemia —la EPA revela que hoy existen 611.300 ocupados más que en 2019 en media anual—, pero eso no significa que el mercado laboral haya vuelto a la normalidad. Un dato lo pone negro sobre blanco. El número de horas trabajadas, que influye de forma determinante en la evolución del PIB, continúa por debajo de los niveles anteriores a la llegada del covid. En concreto, todavía faltan 387,3 millones de horas efectivamente trabajadas, según la terminología de Estadística, para alcanzar los 34.106 millones que se registraron en el conjunto de 2019.

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