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¿Ha tocado techo la inflación? Por qué esta vez sí es posible
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¿Ha tocado techo la inflación? Por qué esta vez sí es posible

El IPC suma cuatro meses de moderación, aunque el precio de la alimentación sigue escalando. ¿Qué cabe esperar para los próximos meses?

Foto: La inflación sigue golpeando a los hogares. (EFE/Ismael Herrero)
La inflación sigue golpeando a los hogares. (EFE/Ismael Herrero)
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Con el precio de los alimentos disparado un 15% en el inicio de la campaña navideña, es fácil caer en el pesimismo. Las compras navideñas están suponiendo ya un buen roto para el bolsillo de los ciudadanos y los salarios apenas dan para más. Sin embargo, los titulares llevan ya cuatro meses advirtiendo de una moderación en la inflación. El IPC, que llegó a subir más de un 10% al inicio del verano en tasa interanual, registró en noviembre un alza del 6,8%. Sigue siendo un dato muy malo —para que se hagan a la idea, prácticamente cuadruplica el objetivo del Banco Central Europeo—, pero algo menos malo. En lo que no se ponen de acuerdo los titulares es si se trata de un cambio de tendencia y la inflación va camino de moderarse o si es una tregua pasajera.

No hay respuesta contundente a esta pregunta, porque hay muchos factores que afectarán la evolución futura de los precios. Sin embargo, lo que apunta la coyuntura económica y geopolítica actual es que la inflación ya habría tocado techo y tiene que seguir moderándose en los próximos meses. Eso no significa que vaya a producirse una caída generalizada de los precios, descarten de entrada este escenario en el medio plazo. Pero sí es importante que los precios se estabilicen para permitir que los salarios empiecen a recuperar poder adquisitivo.

Foto: Imagen de la bandera de España en la plaza de Colón (Madrid). (EFE/David Fernández)

La crisis inflacionista actual tiene su origen en la guerra de Ucrania. El conflicto disparó el precio de las materias primas, sobre todo las energéticas, desencadenando así el encarecimiento del resto de bienes y servicios. La guerra sigue encallada en el frente sureste del país, pero los precios de las materias primas se han moderado rápidamente en los mercados internacionales, hasta el punto de que la mayoría cotiza ya en niveles de hace un año o incluso inferiores. Hasta el barril de Brent ha vuelto a situarse por debajo de los 80 dólares. Solo el gas sigue por encima de los niveles de hace un año y, aun así, está un 57% por debajo de los máximos del pasado verano.

Esta moderación se debe a varios factores. El primero, que no se han cumplido las previsiones más pesimistas sobre el suministro de materias primas a Europa. El segundo, que las políticas de ahorro energético han permitido reducir el consumo de hidrocarburos. Y el tercero, que la inflación ha moderado el consumo, rebajando así las tensiones entre oferta y demanda.

A estas alturas de la contienda, es difícil pensar que la geopolítica tenga margen para deteriorarse lo suficiente como para volver a disparar el precio de las materias primas. De hecho, Rusia ya ha cerrado el flujo de gas a Europa y ya le quedan pocas armas para seguir asustando a los inversores. La península Ibérica tiene, además, una protección adicional frente a la guerra económica del Kremlin con el tope al gas, que evita que la escalada del precio del combustible se traslade íntegramente a la electricidad. De hecho, en España el precio de la electricidad en noviembre fue un 22% inferior al de hace un año.

Esto no significa que puedan descartarse nuevos episodios de volatilidad. Pero ahora el mayor miedo no es lo que pueda hacer Putin, sino cómo será la climatología durante el próximo invierno. Si es frío y seco, es probable que se reproduzcan las tensiones entre oferta y demanda. Pero incluso en este escenario, que es el más temido, los efectos estarían acotados en el tiempo. Serían episodios inflacionistas puntuales.

Esto es lo que descuentan actualmente los inversores, lo que explica la caída del precio de los hidrocarburos en las últimas semanas. El precio de la energía ha caído tanto que los bienes energéticos han empezado a contribuir a la bajada del IPC de España. En concreto, los productos energéticos cuestan ahora un 4,5% más que hace un año, mientras que el IPC está en el 6,8%. Es la primera vez que los dos indicadores se cruzan desde el inicio de la crisis inflacionista, y esto significa que la subida del IPC ya no se debe a la energía, sino a la inercia de incremento de precios que han adquirido las empresas.

La duda entonces es: ¿van a seguir subiendo los precios las empresas por encima de los costes de producción? Los márgenes de beneficio se han recuperado rápidamente en los últimos meses, hasta el punto de situarse por encima de los niveles históricos. Las empresas han elevado sus precios para recuperar una parte de los beneficios perdidos durante la pandemia, aprovechando el viento a favor que tuvieron durante la primera mitad del año. Sin embargo, ese viento ya no sopla con tanta intensidad porque la demanda de los hogares se ha moderado. Ahora que no hay tanta demanda y que la competencia vuelve a endurecerse, las empresas tienen complicado subir más sus márgenes. Al contrario, si tienen algo de margen, es para volver a bajarlos.

Foto: Unas navidades más caras. (EFE/Manuel Burque)

Los salarios, por el contrario, sí que tienen margen para subir después de la gran pérdida de poder adquisitivo que han acumulado desde el inicio de la crisis inflacionista. El malestar de los trabajadores ha ido en aumento en los últimos meses, pero los convenios colectivos que están firmando los sindicatos están en el entorno del 3%, lo que no anticipa grandes efectos de segunda ronda sobre la inflación.

La política monetaria también está contribuyendo a frenar la escalada de los precios por la vía de la subida de los tipos de interés, que encarecen las hipotecas y la inversión. Esto es un mazazo contra la demanda que frena el crecimiento, pero contribuye a moderar la subida de los precios. El Banco Central Europeo seguirá endureciendo su política durante los próximos meses, sobre todo porque, aunque en España los precios se estén moderando, en los países del este del continente siguen siendo muy elevados (con tasas superiores al 20%).

Foto: Sede del Banco de España en Madrid. (iStock)

La política fiscal también ha contribuido a moderar la subida de los precios. Los decretos contra la inflación, que incluyen medidas como la subvención a las gasolinas, la congelación de la factura del gas o las rebajas del IVA, serán completados antes de final de año con medidas específicas para frenar la escalada de los alimentos.

Pero hay otro argumento definitivo a la hora de esperar una caída de la inflación: el efecto base. Esto es, como el IPC lo medimos en tasas interanuales, es tan importante lo que ocurra en los próximos meses como lo que ocurrió hace un año. Y hace un año los precios subieron intensamente, por lo que sería necesaria una subida igual en los próximos meses para mantener las elevadas tasas de inflación actuales.

Esta suma de factores apunta a que la moderación del IPC se mantendrá durante los próximos meses. Sin embargo, eso no significa que los precios vayan a reducirse, sino que la subida va a ser más leve. Nada apunta a que sea posible volver a los precios del año 2019. Entre otras cosas, porque la coyuntura de energía barata desde Rusia no se va a repetir.

En los últimos meses, los precios han bajado levemente: un 0,5% acumulado desde agosto. Se trata de una cifra muy modesta, pero históricamente los precios suelen subir casi un 1% en estos meses. Lo que sí es factible es que caigan los precios de los bienes más vinculados a los precios en los mercados internacionales, principalmente los energéticos. Lo que sí cabe esperar, a partir de mediados del próximo año, es que los salarios empiecen a subir por encima de la inflación, ganando así poder adquisitivo. De esta forma, aunque los precios no caigan, los bienes y servicios podrían ser algo más asequibles para las familias. Este es el gran reto, que está sujeto a grandes incertidumbres, pero que es una realidad plausible.

Con el precio de los alimentos disparado un 15% en el inicio de la campaña navideña, es fácil caer en el pesimismo. Las compras navideñas están suponiendo ya un buen roto para el bolsillo de los ciudadanos y los salarios apenas dan para más. Sin embargo, los titulares llevan ya cuatro meses advirtiendo de una moderación en la inflación. El IPC, que llegó a subir más de un 10% al inicio del verano en tasa interanual, registró en noviembre un alza del 6,8%. Sigue siendo un dato muy malo —para que se hagan a la idea, prácticamente cuadruplica el objetivo del Banco Central Europeo—, pero algo menos malo. En lo que no se ponen de acuerdo los titulares es si se trata de un cambio de tendencia y la inflación va camino de moderarse o si es una tregua pasajera.

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