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Por qué sube más la pasta barata que la prémium: así golpea la inflación a la cesta de la compra
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Análisis de los precios en tres cadenas

Por qué sube más la pasta barata que la prémium: así golpea la inflación a la cesta de la compra

La escalada de la inflación es especialmente intensa con los alimentos de primera necesidad de la gama más barata, lo que afecta doblemente a las rentas medias y bajas

Foto: Imagen de un supermercado.
Imagen de un supermercado.
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Si quiere comprar un kilo de pasta, estimado lector, ya no puede ir al súper con solo un euro o tendrá que conformarse con un kilo de arroz. Y dentro de unas pocas semanas, ya ni eso. La inflación se ha trasladado intensamente a la cesta del supermercado, hasta el punto de que casi una cuarta parte de los productos se ha encarecido más del 10% que marcó el IPC del mes de marzo. Una subida que en España no se veía desde los años ochenta y que afecta intensamente al bolsillo de los consumidores. Al impacto de la crisis energética hay que sumarle la huelga de transportistas en marzo, que frenó aún más la oferta y tiró de los precios al alza.

En El Confidencial hemos analizado la evolución de los precios de más de 10.000 productos en el último año. Y el resultado muestra una intensa subida. Entre marzo de 2021 y marzo de 2022, el aumento medio de los precios ha sido del 5,3%. Pero por encima de ese porcentaje está el 40% de los artículos analizados. Y casi el 23% ha subido de precio al menos un 10% en ese mismo periodo de tiempo. Esa gran cantidad de artículos que han sufrido una notable subida de precio es lo que empuja el promedio hacia arriba. La mediana de la subida de precios es de un 2,5%: la mitad de los productos han subido más y la otra mitad han subido menos o han bajado de precio.

Esas cifras son fruto de un análisis de la evolución de los precios de más de 10.000 artículos a la venta en los supermercados de Carrefour, DIA y Mercadona, tres de las cuatro empresas con mayor cuota de mercado en el sector, según los últimos datos de la consultora Kantar. La información es recopilada por DataMarket, una empresa de proyectos de consultoría de datos y analítica predictiva que desde hace poco más de un año monitoriza la evolución de los precios. Entre los productos que más han subido en ese periodo de tiempo están el aceite o la leche, explica Pedro Muñoz, pero menos que la pasta, cuyos precios han subido "una barbaridad".

Foto: Huelga de transportistas. (EFE/Quique García)

De media, el precio de la pasta ha subido casi un 24%, cifra que se corresponde con una subida del precio del kilo de pasta de 47 céntimos. Uno de los motivos de esta subida es que parte del trigo se importa directamente desde Ucrania y con el estallido de la guerra los flujos comerciales son mucho más complicados. Como consecuencia, ya no es posible comprar un kilo de pasta por menos de un euro. Pero hay un patrón más relevante: el precio de los productos más baratos es el que más ha subido, una situación que se repite en muchos alimentos básicos.

Por ejemplo, el kilo de macarrones de marca blanca que hace un año costaba menos de un euro ha subido, de media, un 40%. En el caso del macarrón de marca blanca de Carrefour, la subida es del 50%, y en el de los tallarines de Mercadona, del 39%. Esta subida comenzó a gestarse en el mes de septiembre. Hasta entonces los precios estaban congelados, o incluso habían caído levemente. Las empresas asumían en sus márgenes el encarecimiento de los costes de la energía que ya en ese momento era intenso y así evitaban trasladar al precio estos costes.

Esta resistencia fue vencida definitivamente en septiembre. Las empresas empezaron a trasladar a los clientes la subida de los costes, abriendo definitivamente la ‘caja de Pandora’. A partir de entonces, la subida ha sido continua y muy intensa. En el caso de los macarrones de Carrefour, la escalada de septiembre a marzo es del 65%. Un nivel de subida de precios no vista en casi medio siglo.

La inflación de los alimentos básicos está siendo especialmente intensa entre los productos más baratos, que son los que tienen un margen más ajustado. Este fenómeno se ve en muchos alimentos que hace un año se comercializaban a poco más de 70 céntimos y que en la actualidad están cerca del euro o incluso superan ese umbral. En el caso de la pasta, la evidencia es abrumadora:

La pasta prémium soporta una inflación más moderada, en muchos casos es cuatro veces inferior. Hay dos motivos que explican esta gran diferencia. El primero es que los productos prémium tienen mayor margen de beneficio, lo que explica que una parte del incremento de los costes se pueda soportar manteniendo el beneficio. El segundo es que la traslación del mismo coste, por ejemplo, 10 céntimos adicionales por el transporte del kilo de pasta, supone un porcentaje superior en los productos más baratos. Si el kilo cuesta 80 céntimos, incorporar esos 10 céntimos adicionales implica una subida del 12,5%, sin embargo, si el kilo cuesta 1,5 euros, la subida sería del 6,7%. Esto es, casi la mitad.

El precio del arroz muestra un patrón similar al de la pasta: una inflación intensa, aunque no tanto como la de la pasta, con un encarecimiento mayor de los productos más baratos. En conjunto, la inflación del arroz (se incluye arroz cocido, pero no productos cocinados) es de casi el 6% en el último año. Entre los paquetes de kilo de arroz más básico, la subida llega incluso a superar el 20%. Es el caso, por ejemplo, del arroz de marca blanca de Carrefour o Mercadona.

En el caso de los arroces más caros, la subida es inferior. Por ejemplo, la variedad basmati de marca blanca de Mercadona ha subido algo menos de un 5% y el arroz bomba, menos de un 4%. Se produce así un estrechamiento entre los precios de las diferentes gamas de cada producto.

Este tipo de inflación tiene también un sentido económico, ya que subiendo más los precios bajos, los distribuidores se aseguran de que no van a perder clientes. El motivo es que aunque los productos de la gama más baja son los que más se encarecen, siguen siendo los más baratos. Esto evita que se produzca una expulsión de la demanda, ya que quienes compran estos alimentos precisamente van buscando los más baratos del mercado. En otras palabras: aunque la subida del arroz redondo de marca blanca sea muy intensa, sigue siendo uno de los alimentos más económicos para las rentas menos pudientes.

Esto significa que la inflación está golpeando doblemente a las familias de las clases bajas y medias/bajas. Hasta ahora, los análisis se habían centrado en el porcentaje de la renta que consumen las familias y, efectivamente, quienes tienen menos recursos son los que más gastan. Esto es, son quienes soportan un mayor deterioro de su renta disponible como consecuencia de la inflación. Este análisis va un paso más lejos, al bucear dentro de cada producto. La conclusión es contundente: como están encareciéndose más los alimentos más baratos, las familias con menos recursos están soportando una inflación muy superior en su cesta de la compra.

El aceite es otro de los bienes que se han encarecido rápidamente desde el pasado verano. En el caso del aceite de girasol, como consecuencia directa del estallido de la guerra y del parón en las importaciones desde el este de Europa. Y en el caso del de oliva, porque la demanda se ha trasladado a este para esquivar la subida de precios, provocando una inflación de demanda en este producto.

En el caso del aceite de girasol, la subida supera el 50% en muchos casos. De hecho, en la gama más baja el precio ha llegado a duplicarse, es el caso, por ejemplo, del aceite de girasol refinado de Mercadona, que ha pasado de 1,2 euros el litro en marzo de 2021 a casi 2,7 euros este año. El aceite de oliva ha experimentado una subida más moderada, pero aun así muy intensa, en el entorno del 25%. Una vez más, los aceites más baratos son los que más se encarecen. Por ejemplo, la botella de virgen extra de Hacendado, que costaba menos de tres euros en 2021, se situó en marzo cerca de los 4,5 euros, lo que supone un euro y medio de subida.

En los productos de higiene y limpieza, la inflación está siendo más leve. En buena medida se debe a que no necesitan tanto consumo energético como los alimentos, que requieren de un gran gasto en carburantes durante la fase de producción. El análisis de la evolución de los precios del champú, el detergente y los productos de higiene íntima femeninos muestra que la mediana de subida de los precios está entre el 0% y el 5%. Una subida en línea con la inflación subyacente medida por el INE, que es del 3,4%.

Estas variaciones de precio tan intensas esconden un rápido deterioro de la capacidad de compra de los hogares. Quienes tengan ahorros acumulados de la pandemia podrán suplir el deterioro de su poder adquisitivo, pero quienes no dispongan de este margen estarán obligados a reducir su consumo y a buscar precios más baratos.

Metodología

Para este artículo hemos utilizado el 'dataset' de productos de supermercado que proporciona la consultora DataMarket. Ese 'dataset' recoge, para cada día, los precios de todos los productos que Carrefour, DIA y Mercadona ofertan en sus páginas web. Incluye información de la categoría en la que cada supermercado clasifica cada artículo, el precio y el precio y unidad de referencia (ejemplo: €/lavado, €/kg, €/L, etc.). En total contiene datos de más de 35.000 artículos diferentes.

Para cada uno de ellos hemos calculado el precio promedio en cada mes entre marzo de 2021 y marzo de 2022. A lo largo del último año, algunos han sido retirados de la venta y otros nuevos han empezado a venderse. Por eso solo nos quedamos con aquellos que sí han estado a la venta ininterrumpidamente y para los que hay datos al menos en los meses de marzo y septiembre de 2021 y marzo de 2022. Ese filtro rebajó la lista a unos 10.300 productos, que son los utilizados para realizar el análisis.

Para calcular el promedio y la mediana de la subida de precios de determinados productos hemos filtrado esa lista hasta quedarnos con una muestra representativa. Por ejemplo: para la leche hemos seleccionado la leche entera, semidesnatada y desnatada en cualquiera de sus presentaciones ('brick', botella, 'pack') y marcas. Lo mismo para el arroz o el champú.

Si quiere comprar un kilo de pasta, estimado lector, ya no puede ir al súper con solo un euro o tendrá que conformarse con un kilo de arroz. Y dentro de unas pocas semanas, ya ni eso. La inflación se ha trasladado intensamente a la cesta del supermercado, hasta el punto de que casi una cuarta parte de los productos se ha encarecido más del 10% que marcó el IPC del mes de marzo. Una subida que en España no se veía desde los años ochenta y que afecta intensamente al bolsillo de los consumidores. Al impacto de la crisis energética hay que sumarle la huelga de transportistas en marzo, que frenó aún más la oferta y tiró de los precios al alza.

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