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El fracaso del pacto de rentas en una cifra: los salarios en la hostelería suben un 1,1%
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El fracaso del pacto de rentas en una cifra: los salarios en la hostelería suben un 1,1%

Sindicatos y patronal no tienen intención de desbloquear un acuerdo a nivel estatal para dar una señal a salarios y márgenes. El resultado: la 'ley de la jungla' en el mercado laboral

Foto: Un camarero lleva una bandeja con cervezas en Madrid. (Reuters)
Un camarero lleva una bandeja con cervezas en Madrid. (Reuters)
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El Gobierno hizo esta semana un último esfuerzo para impulsar un pacto de rentas en España para repartir los costes de la guerra. Esfuerzo inútil, ya que tanto sindicatos como patronal salieron del encuentro con las mismas pretensiones con las que entraron: pasar la factura al otro. CCOO y UGT exigen cláusulas de revisión salarial que garanticen el poder adquisitivo de los trabajadores y la CEOE pide prolongar la contención salarial y la libertad de las empresas para fijar sus precios. El resultado es que la negociación colectiva está fracasando justo cuando más la necesita el país. Tampoco el Gobierno parece dispuesto a negociar la parte que le corresponde con las rentas públicas: salarios de trabajadores públicos o pensionistas.

Sin señales a nivel estatal, lo que está ocurriendo es la autorregulación del mercado. O lo que es lo mismo, la 'ley de la selva'. La negociación colectiva en el ámbito del sector y de empresa está firmando convenios con una subida salarial del 2,45%. Esto es, por cada euro de subida del salario, los trabajadores han perdido cuatro de poder adquisitivo. Pero la negociación colectiva es muy heterogénea por sectores y tipo de empresa. Un tercio de los trabajadores afectados por convenio recogen subidas superiores al 2%, pero otro tercio es inferior al 1,5%.

Foto: Foto: Unsplash/Bruno Martins.

El dato más sorprendente es el de la hostelería, un sector que acapara la atención este año por su recuperación, la dificultad para cubrir las vacantes y la subida de precios que está realizando antes del verano. A pesar de las dificultades de estas empresas para encontrar trabajadores, la subida salarial pactada en convenio durante la primera mitad del año ha sido de un pírrico 1,1%. En total son 106 convenios, la mayor parte a nivel provincial, que afectan a casi 51.000 empresas y a más de medio millón de trabajadores.

La congelación salarial en los convenios de la hostelería ejemplifica la situación en la que se encuentra la negociación colectiva y el diálogo social: el 'sálvese quien pueda'. El salario de convenio está mostrándose incapaz de atraer a trabajadores a este sector, como muestran los datos de vacantes, lo que obliga a las empresas a realizar sus propias negociaciones con los trabajadores al margen de lo que firmen sindicatos y patronales.

El fracaso de la negociación colectiva no solo se produce en el diálogo a nivel estatal. La firma de convenios a nivel sectorial o de empresa también va a un ritmo muy lento. Hasta el mes de junio se firmaron 344 convenios, esto es unos 100 menos que en los mismos meses de los años previos a la pandemia. Al inicio de 2022, las unidades de negociación se tomaron con calma las conversaciones a la espera de las señales que marcaría el diálogo a nivel estatal con el AENC. Una vez que se rompió el diálogo, las unidades de negociación recuperaron su actividad, pero desde entonces han ido arrastrando los pies. El motivo es que el punto de partida de empresarios y sindicatos está muy alejado y, con la ultraactividad de los convenios recuperada tras la reforma laboral, las empresas optan por retrasar los acuerdos para frenar la subida de salarios. Por su parte, los trabajadores están reaccionando con huelgas y movilizaciones que tienen cada vez mayor intensidad.

Foto: Nadia Calviño, ministra de asuntos económicos.

Es cierto que los convenios colectivos dejan fuera a una buena parte de los trabajadores, como complemento se puede utilizar la Encuesta de coste salarial que elabora trimestralmente el INE. Según esta estadística, el salario efectivo por hora de trabajo que estaba pagando la hostelería en el inicio de 2022 era un 2,3% inferior al de un año atrás y apenas un 5% superior al de antes de la pandemia. Se confirma que los trabajadores del sector están sufriendo una gran pérdida de poder adquisitivo, mientras que las empresas están subiendo sus precios intensamente con la 'excusa' del encarecimiento de los costes de producción.

La hostelería ha sido el último sector en incorporarse al ciclo inflacionista, pero lo ha hecho intensamente. En mayo, último dato disponible, el precio de los servicios turísticos subió un 6,6% interanual. Se trata de la mayor escalada de los precios desde el verano de 1993. El precio de los hoteles se ha disparado un 45% en el último año y ya supera en un 11% los niveles del mismo mes previo a la pandemia. Y en el caso de los bares y restaurantes, la subida interanual es del 7,5% y los precios están ya un 4,5% por encima de los de 2019.

La contención de los salarios y la subida de los precios indican que las empresas están protegiendo o incluso elevando sus márgenes de beneficio. Lo que significa que, aunque se limiten los efectos de segunda ronda, sí se estarían produciendo efectos indirectos sobre la inflación. Esto es, el traslado rápido de los costes a los clientes finales. El caso de la hostelería es el más evidente, ya que su principal gasto intermedio son los salarios y estos están estancados, por lo que no hay tal justificación para esa subida de precios, salvo el crecimiento de los márgenes.

Para muchas empresas, la recuperación de los márgenes es vital para sobrevivir a las pérdidas sufridas durante la pandemia. Sin apenas ayudas públicas directas, las pymes tuvieron que endeudarse utilizando los avales del ICO y ahora tienen que empezar a devolver este dinero. Sin embargo, el efecto colateral para la economía es que se acelera la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.

Foto: Las gasolineras independientes están capturando mayor parte de la ayuda. (EFE/Emilio Naranjo)

Los datos hasta el primer trimestre del año de las cuentas de las sociedades no financieras muestran un crecimiento intenso de los beneficios. Por ejemplo, el ahorro bruto de las empresas (resultado antes de inversiones) creció a un ritmo del 20% interanual en el primer trimestre del año y se quedó ya a menos de un 4% de los niveles previos a la pandemia. Pero, además, las empresas han optado por reducir su inversión en esta coyuntura tan delicada, ampliando así sus beneficios finales a costa de reducir el crecimiento potencial.

En el primer trimestre del año, la capacidad de financiación de las empresas españolas alcanzó los 17.500 millones de euros, cifra similar a las que registraban antes de la pandemia. La capacidad de financiación fue equivalente al 11% del valor añadido generado, cifra cinco veces superior a la del conjunto de la eurozona. Esto es, las empresas están aprovechando la coyuntura inflacionista para recuperar su situación financiera previa a la pandemia.

El fracaso del pacto de rentas no solo implica un reparto desigual de los costes de la guerra entre los agentes económicos, también complica la salida de la crisis energética. En primer lugar, porque la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores terminará lastrando la demanda interna en los próximos meses, provocando un frenazo económico. En segundo lugar, porque la ausencia de un compromiso por parte de las empresas para contener los márgenes está acelerando más los precios. Y en tercero, porque sin la participación de los pensionistas la situación de las cuentas públicas se deteriorará a un ritmo muy rápido el próximo año.

El Gobierno hizo esta semana un último esfuerzo para impulsar un pacto de rentas en España para repartir los costes de la guerra. Esfuerzo inútil, ya que tanto sindicatos como patronal salieron del encuentro con las mismas pretensiones con las que entraron: pasar la factura al otro. CCOO y UGT exigen cláusulas de revisión salarial que garanticen el poder adquisitivo de los trabajadores y la CEOE pide prolongar la contención salarial y la libertad de las empresas para fijar sus precios. El resultado es que la negociación colectiva está fracasando justo cuando más la necesita el país. Tampoco el Gobierno parece dispuesto a negociar la parte que le corresponde con las rentas públicas: salarios de trabajadores públicos o pensionistas.

Negociación colectiva Convenio colectivo Hostelería
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