Es noticia
El gráfico que asusta y que ha dejado al planeta en manos de los bancos centrales
  1. Economía
LA DEUDA GLOBAL YA SUPONE EL 256% DEL PIB

El gráfico que asusta y que ha dejado al planeta en manos de los bancos centrales

El mundo está sentado sobre una montaña de deuda pública y privada. El endeudamiento alcanza ya el 256% del PIB. En este contexto, las decisiones de los bancos centrales son trascendentales

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Armando Babani)
Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Armando Babani)

Un dato lo dice todo: 226 billones de dólares. O, lo que es lo mismo, algo más de 200 billones de euros. Esta es la factura en términos de deuda —pública y privada— que tiene contraído el planeta con sus acreedores. Lo singular es que la factura, en 2020, ha engordado como nunca antes lo había hecho. En buena medida, para paliar los efectos de la pandemia, pero también para sostener el crecimiento. No en vano, el incremento del endeudamiento viene de lejos. No es, en ningún caso, un problema derivado solo del coronavirus.

Hace 50 años, en 1970, la deuda global representaba el 100% del PIB del planeta, es decir, equivalía a lo que era capaz de producir en un año, pero hoy, por el contrario, se sitúa en el 256%. Tan solo el año pasado, el incremento fue de 28 puntos de PIB, lo que da idea de la espiral de deuda en la que se ha metido el planeta. En el caso de España, la deuda pública en 2020 —y ha seguido creciendo en 2021— se disparó en 24,5 puntos de PIB. Hoy representa el 122,1% del PIB.

Las cifras globales las ha publicado el Fondo Monetario Internacional (FMI), y son conocidas justo ahora, cuando los bancos centrales están revaluando su estrategia monetaria a la luz de la recuperación económica, del repunte de la inflación y del nivel de empleo.

La Reserva Federal ya lo ha hecho y, además de adelantar que retirará más rápidamente de lo previsto los programas de compra de activos, ha anunciado tres subidas de los tipos de interés a lo largo de 2022 (ahora se sitúan en una horquilla que va del 0% al 0,25%), mientras que el BCE lo hará habida cuenta del repunte de la inflación y del hecho de que algunos países de la eurozona ya han recuperado los niveles de PIB anteriores a la pandemia. Este jueves ya ha anunciado que acelera la retirada de estímulos tras revisar al alza las previsiones de inflación. El Banco de Inglaterra, por su parte, ya ha avanzado una subida de tipos hasta el 0,25% (15 puntos básicos), lo que refleja un cambio de sesgo todavía difícil de evaluar, toda vez que dependerá de la evolución de los precios.

Deuda privada

No es menos significativo, a la luz de los datos del FMI, que los incrementos de deuda hayan sido particularmente intensos en las economías avanzadas. En los países ricos, la deuda pública se ha disparado hasta niveles históricamente elevados. En particular, desde la última crisis financiera. En 2007, el endeudamiento público equivalía al 70% del PIB, pero en 2020 ya ha alcanzado el 124%. También la deuda privada —familia y empresas— ha crecido, aunque de una forma más moderada. Ha pasado del 164% del PIB al 178% en igual periodo.

Foto: Foto de archivo: Reuters

Esto significa, ni más ni menos, que el mundo está sentado sobre un volcán de deuda que amenaza con activarse si los bancos centrales —en aras de controlar la inflación— endurecen su política monetaria, como ya han sugerido. Y en la cumbre del volcán se sitúan, precisamente, los estados, cuya deuda ya supone el 40% de la que existe en el planeta, lo que significa el porcentaje más alto desde la década de los años 60. Principalmente, como se ha dicho, por la apelación a la deuda que han hecho las economías avanzadas y China, que representan más del 90% del aumento de la deuda, y que equivale a 28 billones de dólares en 2020.

El caso de China es singular porque, en los años 70, cuando comenzó su apertura al mundo, su endeudamiento era irrelevante. El año pasado, sin embargo, China representó por sí sola el 26% del aumento de la deuda mundial. El endeudamiento de las empresas chinas supone ya el 160% del PIB, según datos del BIS (Banco de Pagos Internacional, según sus siglas en inglés).

Foto: Celebración del 100 aniversario del Partido Comunista chino en la Plaza de Tiananmen. (Getty/Kevin Frayer)

Lógicamente, el incremento de la deuda, que hace más vulnerables a las economías si tienen problemas de sostenibilidad, tiene que ver con los abultados déficits públicos generados para paliar los efectos económicos y sociales de la pandemia. En los países ricos, la deuda pública creció en un solo año —2020— en nada menos que 19 puntos porcentuales del PIB, lo que supone un incremento similar al registrado en 2008 y 2009. Y es por eso por lo que el FMI advierte que, si los sectores público y privado se ven obligados a desendeudarse de forma simultánea, como sucedió en la eurozona durante la anterior crisis, “las perspectivas de crecimiento se verán afectadas”.

Es más, se advierte que, a medida que se incrementen los tipos de interés, la política fiscal deberá ajustarse, especialmente en países con mayor vulnerabilidad de la deuda. Es decir, dicho en román paladino, se atisban políticas presupuestarias más contractivas que pueden dañar el crecimiento. Según las estimaciones del Tesoro, en 2022, tal y como se avanza en los Presupuestos del Estado, España saldrá al mercado para captar 243.000 millones de euros.

La brecha financiera

Detrás del incremento de la deuda, tanto pública como privada, se encuentra, como recuerda el FMI, tanto los bajos tipos de interés —España se financió en tipos negativos en 2021— como las enormes compras de activos que han hecho los bancos centrales aprovechando la existencia de unos mercados financieros altamente desarrollados. Algo que explica la diferencia con los países emergentes. Estos, por el contrario, carecen de mercados sofisticados, lo que explica, como sostienen los economistas del Fondo, que se haya ensanchado la brecha financiera entre países ricos y pobres.

Foto: El presidente de la Fed, Jerome Powell. (Reuters/Archivo/Kevin Dietsch) Opinión
TE PUEDE INTERESAR
El 'conundrum' de Powell
Juan Ramón Rallo

Mientras los primeros pueden endeudarse, los segundos están no solo penalizados, sino que, además, se financian a tipos más elevados. Esto es especialmente relevante teniendo en cuenta su dependencia de los bancos centrales. En particular de las decisiones que tome la Reserva Federal, ya que sus emisiones están denominadas en dólares. Y, si se aprecia el billete verde (por la subida de tipos), también se encarece su factura.

La opinión mayoritaria dentro de la Reserva Federal es que la tasa oficial de política monetaria se sitúe en el 2,1% en 2024, todavía por debajo del objetivo del 2,5% a largo plazo. Muy por encima, por lo tanto, de los niveles actuales (tipos próximos a cero). En el caso de Europa, según la previsión más reciente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), el tipo de intervención permanecerá sin cambios hasta diciembre, cuando se elevará en un cuarto de punto, hasta el 0,25%. El coste de la deuda a 10 años, la más representativa, se encarecerá, sin embargo, en casi un punto, hasta el 1,43% en el caso de España.

Un dato lo dice todo: 226 billones de dólares. O, lo que es lo mismo, algo más de 200 billones de euros. Esta es la factura en términos de deuda —pública y privada— que tiene contraído el planeta con sus acreedores. Lo singular es que la factura, en 2020, ha engordado como nunca antes lo había hecho. En buena medida, para paliar los efectos de la pandemia, pero también para sostener el crecimiento. No en vano, el incremento del endeudamiento viene de lejos. No es, en ningún caso, un problema derivado solo del coronavirus.

PIB Bancos centrales Fondo Monetario Internacional (FMI) Inflación Reserva Federal Pandemia Tipos de interés Activos Coronavirus Eurozona Recuperación económica Banco Central Europeo (BCE) Inglaterra Banco de Inglaterra Países emergentes
El redactor recomienda