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El desconcierto de las vacunas agrava la crisis y pone en jaque el relato de la recuperación
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Expectativas a la baja

El desconcierto de las vacunas agrava la crisis y pone en jaque el relato de la recuperación

Las esperanzas con que fueron acogidas a finales de 2020 las noticias sobre las vacunas han ido decayendo ante la evidencia de que la vuelta a la normalidad aún se hará esperar

Foto: Un hombre, junto a las mesas vacías de una terraza. (EFE)
Un hombre, junto a las mesas vacías de una terraza. (EFE)

Parece lógico presumir que a la última campanada que anunció, hace poco más de cuatro semanas, el final de 2020 le sucedió un soplo de alivio en millones de hogares españoles. El clásico sentimiento de regeneración que suele acompañar a todo cambio de año se veía esta vez magnificado por la esperanza de estar dejando atrás una etapa trágica en muy diversos aspectos para enfilar el camino de vuelta hacia la nunca antes tan preciada normalidad. El inicio unos días antes de la campaña de vacunación revestía las esperanzas de que la crisis del coronavirus empezaba a escribir sus últimas páginas y que la recuperación aguardaba a la vuelta de la esquina. Pero solo un mes después, aquel relato amenaza con desmoronarse.

Los peros fueron un elemento ineludible en todas las valoraciones de los datos del PIB español conocidos este viernes. La economía española mostró a lo largo del último trimeste de 2020 una resistencia sorprendente, que se plasmó en un crecimiento del 0,4% que mejoró con mucho los pronósticos de una contracción del 1,5% que manejaban de media los expertos. De este modo, el histórico golpe que supuso la pandemia el pasado ejercicio quedó ligeramente suavizado al 11%.

Foto: Una tienda turística cerrada en el centro de Paris. (Reuters)

Sin embargo, el agravamiento en las últimas semanas de las cifras de contagios y, con ello, el endurecimiento de las medidas de restricción en buena parte del país representan un poderoso inhibidor frente a cualquier lectura positiva de estos datos. "Si bien la economía podría haber terminado 2020 en una base más sólida de lo que esperábamos, las perspectivas económicas a corto plazo son malas. El aumento de casos a principios de 2021 ha provocado que las autoridades regionales endurezcan sustancialmente las medidas, lo que afectará la actividad económica en el primer semestre", observa Jessica Hints, economista para Europa de Capital Economics.

Aunque España abordó en un primer momento la tercera ola del virus con condiciones más laxas, cada vez más comunidades están teniendo que recurrir a la imposición de condiciones más severas para la actividad de bares y comercios no esenciales o a la extensión de los toques de queda, mientras crecen los llamamientos a la aprobación de un nuevo confinamiento estricto en el país para poner coto a un repunte acelerado de los contagios, que amenaza nuevamente con llevar al colapso el sistema sanitario. En esas condiciones, cada vez son más las firmas de análisis que estiman que la contracción de la economía durante el primer trimestre será, esta vez sí, inevitable.

"A corto plazo, sin duda, las perspectivas van a seguir siendo malas con los datos que tenemos. Los datos de contagios van a obligar a mantener restricciones y la Semana Santa creo que ya ha quedado básicamente descartada para el sector turístico, por lo menos internacional", observa Ángel Talavera, responsable de Análisis de Economía Europea en Oxford Economics.

Los bajos ritmos de vacunación limitan las expectativas de la campaña de verano

No puede obviarse, sin embargo, que incluso en los momentos de mayor euforia en torno al despliegue de las vacunas, el relato imperante asumía que los primeros compases de 2021 aún serían un periodo difícil, marcado por la incidencia del virus, antes de que la creciente inmunización de la población permitiera un progresivo retorno a la normalidad. Pero más allá de que el impacto del virus esté sobrepasando las débiles expectativas para el momento actual, el mayor riesgo para esos pronósticos proviene de las dificultades que está encontrando el proceso de vacunación en España —como, en general, en Europa—, donde los problemas de suministros y la incapacidad de las autoridades a la hora de ejecutar la campaña de inmunización a los ritmos inicialmente previstos están obligando a rehacer las proyecciones.

Aunque Bruselas mantiene vigentes los objetivos de inmunidad establecidos al inicio de la vacunación, cada vez son más las dudas de que estos sean alcanzables, lo que a su vez proyecta una creciente incertidumbre sobre las posibilidades de llegar al tercer trimestre de 2021, en plena temporada estival —un periodo crucial para la economía nacional—, con unos niveles de actividad semejantes a los existentes antes del azote de la pandemia.

"Lo que más está afectando a las expectativas es que pensábamos que las vacunas estarían muy avanzadas para junio. Porque tiene que ser junio, agosto no sirve para un país turístico como el nuestro. Pero ahora la expectativa ha empeorado mucho. Aún no se reconoce que la vacunación no se va a poder realizar como se pensaba y a nosotros nos va a hacer mucho daño", sostiene Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Granada.

Foto: Javier González de Lara en la sede de la CEA. (Archivo)

Una visión con la que coincide Talavera: "Si se diera el caso extremo de volver a perder toda la temporada turística veraniega, el crecimiento económico de este año va a caer bastante respecto a las perspectivas actuales y sería demoledor para el sector turístico en particular, que probablemente requeriría de ayudas públicas cuantiosas".

Las dudas sobre el futuro inmediato de la industria turística ya han dejado su huella en los mercados financieros. En el Ibex, compañías muy ligadas a este negocio como Ferrovial (a través de los cuatro aeropuertos que opera en Reino Unido), Amadeus, Aena e IAG se cuentan entre las cinco peores compañías del mercado nacional desde el arranque del año, con caídas que han corrido en paralelo a los bruscos ajustes que están haciendo los expertos a sus expectativas de negocio.

Con todo, Talavera considera que aún es demasiado pronto para dar por cierta la pérdida de la temporada estival. Aunque sería precisa una aceleración destacada de los ritmos actuales de vacunación, una mejor organización del proceso, la resolución de los problemas de suministros de los inyectables y la aprobación de nuevas vacunas podrían permitir en los próximos meses una puesta a punto de Europa con los objetivos previos de inmunización.

"A día de hoy, la incertidumbre al respecto es enorme", corrobora Francisco Alcalá, profesor investigador del IVIE, que también tacha de crucial la posibilidad de salvar en cierto grado la temporada de verano. "Parece claro que no habrá inmunidad de rebaño para entonces, pero no sabemos qué porcentaje de turistas podrá estar ya viajando vacunado y con seguridad, y si algún tipo de certificación de la vacunación de empleados junto con otras medidas permitirá la creación de espacios de ocio seguros que faciliten una actividad razonable de una parte del sector turístico", añade el también investigador asociado del CEPR.

Nuevas variantes

Pero a los problemas de la vacunación se han sumado en las últimas semanas las preocupaciones que despierta el surgimiento de nuevas variantes del virus, con mucha mayor capacidad de propagación y que podrían ofrecer una mayor resistencia a las vacunas existentes en el mercado. "Ese es el mayor peligro", admite Gonzalo García, director de Economía de AFI, quien defiende, no obstante, una visión más esperanzadora de las perspectivas económicas de España, con un pronóstico de crecimiento del 6,4% para el presente ejercicio que no espera revisar a corto plazo.

En primer lugar porque, sostiene, el crecimiento del último trimestre evidencia que "la segunda ola del virus ha tenido mucho menos impacto en la actividad y el empleo de lo que preveíamos", lo que vendría a demostrar una menor sensibilidad de la economía a los efectos de la pandemia. "La economía se está adaptando a vivir en una situación de riesgo sanitario", explica.

Además, prevé que un retraso de uno o dos meses en la campaña de vacunación no represente un cambio sustancial en las posibilidades de que 2021 arroje unos datos mucho más alentadores en la actividad turística, en la que espera la visita de unos 50 millones de turistas, lo que sería multiplicar casi por 2,5 veces el número de visitantes de este año.

Foto: Hotel vacío en la Playa de Palma de Mallorca. (EFE)

Esta visión, sin embargo, podría verse gravemente cuestionada por el impacto de las nuevas cepas del virus. "Los cambios en el virus sí pueden disuadir a los políticos de levantar las restricciones rápidamente. Las nuevas variantes identificadas en Reino Unido, Brasil y Sudáfrica son más transmisibles. Y las vacunas parecen ser menos efectivas contra algunas variantes", advierten en Capital Economics, donde observan que "la perspectiva de prohibiciones de viaje, pasaportes de vacunas y confinamiento obligatorio para los turistas podría poner freno a nuestras previsiones sobre una puesta al día con las vacaciones de verano cuando avance el año".

Aunque la mayor parte de estas hipótesis viene envuelta en un espeso manto de incertidumbre, esta situación es suficiente para ajar la confianza de los agentes económicos —como ya ha quedado refrendado en las más recientes encuestas— y retrasar decisiones de inversión (una partida que ya reflejó una notable debilidad en las cifras de PIB conocidas este viernes), lo que a su vez supone un freno adicional para la recuperación.

Así, si hace unos meses eran mayoría los pronósticos que situaban el crecimiento esperado para España en 2021 por encima del 6%, en las últimas semanas, las proyecciones empiezan a evidenciar un sesgo a la baja, mayoritariamente en el entorno del 5%. "Todas las previsiones, tanto del Gobierno español como de los organismos internacionales, estaban hechas con escenarios 'centrales' más favorables de la evolución de la pandemia y de la vacunación, por lo que las revisiones tendrán que ser a la baja", considera Alcalá.

La prolongación de la crisis azuza los temores sobre secuelas de largo plazo

Esta dilatación de la recuperación viene a azuzar los temores de que la crisis acabe dejando efectos de largo plazo en la economía, lastrando aún más si cabe las perspectivas de crecimiento futuro. Existe un notable consenso entre los expertos en que las medidas puestas en marcha para combatir los efectos de una crisis que ha sido histórica (desde los ERTE a los avales públicos a la financiación) han evitado un daño que, pese al grave saldo que deja el coronavirus en la economía española, ha sido menos grave de lo que cabría esperar de una contracción de la magnitud de la vivida en 2020.

El temor es que un amplio número de empresas que han llegado hasta el momento actual en una situación límite y con la confianza de que una mejora de la situación actual les permitiera subsistir acaben sucumbiendo a una prolongación de las dificultades. Evitar la destrucción de tejido productivo ha sido uno de los grandes propósitos de las políticas aplicadas por los gobiernos europeos, y es por eso por lo que un amplio número de economistas advierten del riesgo de cejar en ese empeño en el momento actual, convirtiendo en baldíos los esfuerzos previos. Sin embargo, las incómodas posiciones financieras en que se encuentran países como España hacen muy difícil cualquier estímulo adicional. "Es necesario que la sociedad española sea consciente de que esta solidaridad financiera con los sectores más afectados, que hoy entendemos necesaria y justa, deberá traducirse más tarde o más temprano en un aumento de los ingresos fiscales del Estado", comenta Alcalá.

Foto: Temporada de rebajas en una tienda del centro de Barcelona. (EFE)

Con todo, Gonzalo García señala que, frente a los efectos que pudo dejar la caída de un sector como el inmobiliario en la anterior crisis, que provocó un efecto arrastre sobre el conjunto de la economía con su grave incidencia en los balances de la banca, las características de los negocios más afectados por la actual coyuntura (hostelería y servicios en general), menos intensivos en capital y de más fácil reemplazo, limitan el riesgo de que su caída deje unas heridas muy profundas. "Por supuesto, todo cierre de empresa hace daño, pero en este caso hablamos de negocios con una rotación muy elevada. Cuando cierra un bar, ¿cuánto cuesta reabrir otro?", apunta.

Esto, además, se une al volumen de ahorros acumulados por los consumidores españoles (los depósitos bancarios de las familias cerraron 2020 con un alza del 7,4%, hasta un rércod de 916.300 millones de euros), lo que, pese a las evidentes desigualdades que subyacen tras el dato general, supone un colchón amplio que debería permitir un fuerte impulso del consumo una vez las condiciones sanitarias hagan posible cierta normalización de la actividad.

Es por eso que, pese al oscuro arranque de 2020, aún son mayoría los expertos que auguran un sólido despegue de la economía española a partir de la segunda mitad de 2021. Aunque más tardía y más leve de lo esperado, el relato de la recuperación sigue contando con unas bases firmes. Siempre, claro está, que los estragos actuales de la pandemia se acaben confirmando como los coletazos finales de una crisis que se resiste a remitir.

Parece lógico presumir que a la última campanada que anunció, hace poco más de cuatro semanas, el final de 2020 le sucedió un soplo de alivio en millones de hogares españoles. El clásico sentimiento de regeneración que suele acompañar a todo cambio de año se veía esta vez magnificado por la esperanza de estar dejando atrás una etapa trágica en muy diversos aspectos para enfilar el camino de vuelta hacia la nunca antes tan preciada normalidad. El inicio unos días antes de la campaña de vacunación revestía las esperanzas de que la crisis del coronavirus empezaba a escribir sus últimas páginas y que la recuperación aguardaba a la vuelta de la esquina. Pero solo un mes después, aquel relato amenaza con desmoronarse.

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