¿Qué ha pasado con Mbappé para tener una imagen de estrella odiosa en el Mundial?

Desde que Kylian Mbappé renovó un contrato multimillonario con el Paris Saint-Germain pasó a otra dimensión. Se convirtió en el futbolista mejor pagado del mundo, en la envidia de sus compañeros, rivales y en la imagen del mercenario que utilizó al Real Madrid para hacerse de oro. Mbappé dejó de seducir a todos. Genera admiración por sus galopadas y golazos, pero también es odioso por sus caprichos y chantajes. En el Mundial tampoco se libra de las críticas por unas actitudes calificadas de divo y burlonas. Ha pasado por negarse a hablar con los medios de comunicación, tapar la marca publicitaria de cervezas que patrocina el trofeo de MVP que entrega la FIFA, celebrar el penalti de Achraf que elimina a España, el fallado por Harry Keane y ser el compañero de Messi en el PSG que tiene un gesto de admiración hacia Cristiano Ronaldo en el adiós del portugués al Mundial.

Mbappé lleva el peso de una estrella que está ante una oportunidad única, que ya no puede fallar, una presión exigente y una pretensión de ser reconocido como el mejor futbolista del mundo. Se juega mucho en el Mundial de Qatar, en el que quiere salir con la corona del nuevo Rey: campeón, Bota de Oro y una candidatura más fuerte para ser el próximo Balón de Oro. Está a dos encuentros de poder cumplirlo. En el partido contra Marruecos, tiene que volver a demostrar si merece el reconocimiento del mejor futbolista del mundo y el pastón que le paga el PSG. Solo el dato de los goles que lleva indica que cumple con su propósito. Mbappé ha marcado cinco goles en cinco partidos. Los mismos que lleva toda la selección de Marruecos.

La dificultad en el encuentro de semifinales está en comprobar si el goleador francés tendrá la contundencia y encontrará las vías de peligro. Otras selecciones se estrellaron contra el sólido bloque de Walid Regragui. Marruecos solo ha recibido un gol en contra y fue en propia puerta contra Canadá. Lo que se juega Mbappé en esta cita es demostrar que es capaz de hacer algo de máxima dificultad: tirar el muro de Marruecos y meter a Francia en la final. El gran objetivo del ambicioso Mbappé es ser bicampeón del mundo para poner fin a un año repleto de tensiones y presiones.

Saludos en español

Mbappé pasa de largo, sin pararse, por la zona de periodistas que acuden a coger reacciones y saluda en español. Forma parte de un juego de escape con la prensa. Evita que le pregunten del pasado y por su futuro. Habla poco en Qatar, pero no esconde qué es lo que le preocupa: "El Mundial es una obsesión. Es la competición de mis sueños y he construido mi temporada, física y mentalmente, con base en esta competición. Quería llegar bien preparado". Rompió su silencio tras el partido contra Polonia. Empezó el Mundial con exhibiciones, sobrado. Fue elegido como el mejor futbolista en tres partidos y se negó a atender a los medios de comunicación. La FIFA, en su reglamento, establece que hay sanción para los ganadores del MVP que no hagan declaraciones. Mbappé decidió que era mejor no hablar mucho y se hizo cargo de la multa.

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Su postura la justifica por la necesidad de estar aislado y muy concentrado para dar un alto rendimiento en el Mundial. Sus energías las guarda para conseguir el objetivo de volver a ser campeón del mundo. Esta actitud le ha llevado a rechazar entrevistas y mantenerse firme en proteger su imagen de las marcas que no le interesan. Mbappé tiene seis patrocinadores: la marca deportiva Nike, la de comida orgánica para niños Good Gout, la firma de cosmética japonesa Buck Homme, la de relojes Hublot y la de videojuegos EA Sports. Esta lucha por no colaborar con los patrocinadores de su Federación y la FIFA le genera sanciones y críticas.

A Mbappé no le afecta. Decide centrarse en lo suyo y reírse en el Mundial, a pesar de la crítica que le persigue. Ha celebrado que Marruecos eliminara a España por la fuerte amistad que tiene con Achraf, fue al hotel de concentración de la selección marroquí a fotografiarse con su compañero de equipo, le pasan factura por una imagen que se interpreta como una burla con el fallo del penalti de Harry Keane e indigna que califique a Cristiano Ronaldo como el mejor futbolista de todos los tiempos. Lo ha hecho en una respuesta al portugués, tras la eliminación del Mundial, con tres emoticonos: una corona, unas manos rezando y una cabra (GOAT) que en inglés significa el mejor de todos los tiempos.

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Al Mundial llegó con un frente abierto con el Paris Saint-Germain por un retraso en el pago del mes de septiembre, que quedó solucionado, pero que sirvió para conocer que no estaba a gusto. Venía de la decepción de que el club no cumpliera con las promesas de fichajes para reforzar el equipo. Chocó con Neymar en la elección de tirar un penalti y con su entrenador, Galtier, por hacerle jugar de delantero centro. Pidió un esquema táctico en el que jugar de extremo y puso de ejemplo el papel que tiene con la selección. En Francia, medios deportivos de prestigio, informaron de sus intenciones de no cumplir el contrato. Incluso, de abrirse las puertas en el mercado de invierno. Con todo este ruido mediático, Mbappé decidió tomar distancia y centrarse en el Mundial, aparcar las polémicas. No ha sido suficiente. Es un excelente futbolista que se ha convertido en odioso.