Santi Cañizares: “La gestión de Peter Lim es nefasta y muy peligrosa"
De eterno suplente a líder de la portería en el mejor Valencia. Cañizares habla claro de Iker Casillas, Peter Lim, Bordalás y otros nombres propios, y desgrana su aventura en Youtube
La vida de Santi Cañizares (Madrid, 1969) empezó en Puertollano, el pueblo de sus padres, a pesar de nacer en la capital. Allí hizo unas amistades “eternas” antes de regresar al lugar donde su madre dio a luz. Aunque tuvo la opción de criarse como futbolista en La Masía, eligió la cantera blanca en 1985 por la cercanía.
El camino hasta el primer equipo, con el que ganó la Séptima, tuvo giros por carreteras secundarias. Primero en el Mérida y luego en el Celta, donde consiguió un Zamora. Al regresar esperaba ser titular, pero los planes de Jorge Valdano eran otros, su confianza en Paco Buyo era definitiva. Tras proclamarse campeón de Europa con 28 años lo tuvo claro: era el momento de disfrutar como jefe entre los tres palos. Pero no en Madrid, en Valencia.
La simbiosis entre los valencianistas y Cañizares aún sigue vigente. Fue uno de los líderes de la mejor generación de la historia del club. Ganaron dos Ligas, una Intertoto, una Copa, una UEFA y dos Supercopas, una de España y otra de Europa. Sin embargo, aún les perseguirán las dos finales de Champions perdidas. Tras retirarse en 2008, comenzó una faceta como comentarista en medios de comunicación. Actualmente, colabora en los programas deportivos de la Cope y tiene un canal de Youtube. Y sigue hablando igual de claro.
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Pregunta: ¿A qué se dedica ahora Santi Cañizares, además de intervenir en la Cope y hacer vídeos en Youtube?
Respuesta: Además de lo que citas, a mis obligaciones como padre, a disfrutar de mi tiempo libre y a valorar alguna oferta para trabajar en televisión.
P: ¿En qué cadena?
R: Pronto habrá noticias.
P: ¿Cómo fue su infancia en Puertollano?
R: Una infancia muy feliz con una familia trabajadora, que me inculcaron esos valores. También con unos buenos amigos, con los que tengo una amistad eterna.
P: ¿Desde pequeño tuvo claro que quería ser portero?
R: Nadie tiene claro lo que quiere ser de pequeño. Lo que haces es explorar muchas cosas. Donde lo haces bien, te sientes bien y recibes recompensa, te acabas enamorando de esa profesión. Me di cuenta de que lo hacía bien en la portería y quise ser portero. Porque lo hacía bien y porque causaba admiración.
"La pasión por el fútbol compensaba la falta de cariño"
P: Con 16 años eligió al Madrid por delante del Barça y se fue a una pensión a vivir. ¿Fue duro dejarlo todo o se hizo fácil al dar un paso importante en su carrera?
R: No, no fue nada fácil dejar la familia e irme a vivir solo. Sin embargo, la pasión que tenía por el fútbol compensaba la falta de cariño. Elegí Madrid en lugar de Barcelona, con 16 años, porque estaba más cerca de mi casa.
P: ¿Con qué ciudad se encontró? Todavía estaba la movida…
R: Soy de los que piensan que, para muchas cosas, cualquier tiempo pasado fue mejor. Disfruté de aquellos años porque era joven. Y lo hubiera hecho en cualquier entorno.
P: Para llegar al primer equipo tuvo que salir. Pasó por Elche, Mérida y Celta antes de regresar. ¿Pensó que la oportunidad se había esfumado cuando se marchó?
R: Cuando llegas a la cantera de un club grande, tienes la ilusión de jugar en el primer equipo. Cuando te vas haciendo mayor, sabes la dificultad que hay. El paso por otros equipos me sirvió para formarme y coger los avales necesarios para llegar al Madrid. Tras marcharme al Celta, fui internacional. Antes estuve en el Mérida y fui campeón olímpico. Aquellos avales me sirvieron para no ser una promesa.
P: ¿Se tiene poca paciencia con los canteranos?
R: No creo que sea una cuestión de paciencia. Un canterano siempre genera más dudas que un jugador que tiene un aval deportivo y experiencia.
P: Tras dos buenos años en el Celta, en los que consiguió un Zamora, regresó al Madrid. ¿No tuvo dudas al no tener garantizada la titularidad?
R: Los dos equipos más importantes de España, Madrid y Barcelona, querían contar conmigo. Zubizarreta tenía 32 años y Buyo 38. Era una razón de peso para elegir al Madrid, aunque luego las cosas no son como uno se imagina.
P: Allí coincidió con Valdano, que era el entrenador. Clemente me dijo que a veces dice cosas que no se entienden. ¿Qué tal con él?
R: Es obvio que no me fue bien. Valdano estuvo año y medio y apenas contó conmigo. Fue una experiencia más. En cualquier caso, él es un buen entrenador.
P: Usted fue suplente de Buyo, con el que no tuvo buena relación. ¿Es imposible que dos porteros se lleven bien si uno de ellos no es Unzué?
R: La relación entre los porteros es complicada. Ambos tienen que hacer un esfuerzo para mantener un buen clima. Si uno de los dos no lo hace, es difícil. Es algo con lo que el portero tiene que convivir y no le queda más remedio que superarlo.
P: Aquellos fueron los últimos coletazos de La Quinta del Buitre, que dio paso a La Quinta de los Ferraris. ¿Cómo era ese vestuario?
R: Como siempre ha sido el vestuario del Madrid, uno lleno de talento y de grandes jugadores. Daba gusto verlos jugar. La mayoría somos amigos a día de hoy.
P: Usted coincidió con Lorenzo Sanz, una persona muy cercana y campechana. ¿Cómo lo recuerda?
R: Recuerdo tanto a Ramón Mendoza como a Lorenzo Sanz con mucho cariño porque trataban así a los jugadores. Hacían que nos sintiéramos cómodos.
P: Tras cuatro años en el Madrid, y después de ganar la Séptima, usted se marchó al Valencia. ¿Por qué en ese momento?
R: Fundamentalmente, y pese a tener una oferta de renovación, porque tenía muchas dudas de si iban a contar conmigo como portero titular. No había dudas de que querían contar conmigo porque profesionalmente el Madrid me tuvo aprecio. Ante la duda de si iba o no a ser titular, me fui al Valencia para disfrutar de los mejores años de mi carrera porque cumplía 28 años y no quería más batallas por la titularidad; quería batallas contra los rivales.
P: Antes de ganar la Séptima, ¿la Champions era un trauma para el Madrid tras 32 años sin ganarla?
R: La Champions era una obsesión desde que llegué con 16 años. Lo pude palpar desde ese día y desde que me repescaron con 24. La ilusión de Mendoza era esa. Él trasladaba el deseo de todo el madridismo a cada jugador que contrataba.
P: ¿Hay alguna camiseta que pese más que la del Real Madrid?
R: No es un club fácil, es mediático y muy exigente. Es el equipo más laureado y es lo normal. Es habitual que, si estás en un equipo grande, no resulte nada fácil y la exigencia sea también grande. Pero es el sueño que tienen todos: jugar en la élite.
P: Sus mejores años fueron en el Valencia, club con el que mantiene una relación especial. ¿Fue amor a primera vista?
R: Me gustaba Valencia incluso antes de llegar. A todos les gusta porque es un gran club y una gran ciudad. Cuando se interesaron en mí tardé muy poco en decir que sí. Sabía que iba a un sitio donde me podía sentir a gusto. No me equivoqué. Luego coincidí con gente de mucho valor y eso me permitió ganar títulos allí. El Valencia llevaba 20 años sin ganarlos.
P: ¿Fue clave no tener competencia al principio para que usted se sintiera tan cómodo?
R: Siempre hay competencia porque la exigencia te la pones tú. Cuando juegas, ya estás compitiendo. Si quieres ser el portero de la Selección, compites con el resto de cancerberos del país. Si quería que el Valencia estuviera arriba, con el rival que tenía cada domingo. Es un alivio para un portero sentirse querido por su entrenador, su público y sus compañeros. Porque sabes que tu único problema no está en tu plantilla, sino enfrente. El portero gana mucha confianza cuando se siente titular.
"Teníamos valores que pesaron más que el talento: táctica, preparación física..."
P: El Valencia ganó dos Ligas en tres años. En la primera la pelearon con el Deportivo, que fue segundo. ¿Casos como estos evidencian la pérdida de nivel de la competición?
R: Si tú analizas las plantillas del Madrid y del Barça, te das cuenta de que todos eran figuras mundiales. En el caso del Madrid, era el equipo de ‘Los Galácticos’. Nosotros teníamos otros valores que pudieron más que el talento: la táctica, la preparación física, la motivación por no haber ganado una Liga en 30 años… Eso pesó más.
P: Aquel equipo tuvo tres entrenadores diferentes –Ranieri, Cúper y Benítez-, pero siguió ganando. ¿Cuál fue la clave de aquellos éxitos?
R: La clave fue que había mucha gente trabajando bien, tanto en el césped como fuera. Hay que citar a la directiva, los fisioterapeutas, los médicos, preparadores físicos, entrenadores de portero… Cúper se aprovechó del trabajo de Ranieri porque cuando llegó el equipo estaba formado y había ganado una Copa; Benítez se aprovechó de Cúper porque el argentino jugó dos finales de Champions… Para ganar primero hay que perder. Al equipo de Benítez le sirvieron esas experiencias. Los éxitos llegaron porque toda la gente trabajaba muy bien. Raro es que alguien no tuviera compromiso. Un equipo como el Valencia necesita que mucha gente lo haga bien, no vale sólo con uno de ellos.
"El vestuario de aquel Valencia no era manso"
P: ¿Es imprescindible un buen clima en el vestuario para ganar?
R: No, no es imprescindible. Es necesario tener un equipo con ambición y carácter. Cuando hay carácter dentro de un equipo, quizá en el vestuario es difícil el día a día. Eso sucedía en el Valencia. Un equipo de muchísimo carácter que muchos querían liderar. Esa lucha de liderazgo hacía que la gente compitiera muy bien y quisiera ser protagonista todos los domingos. Por eso nos motivábamos más. Pero el vestuario no era manso.
P: Ustedes perdieron dos finales de Champions. ¿Hubo una más dolorosa que otra o ambas heridas son incurables?
R: Sin duda una más dolorosa que otra. En la primera fuimos superados y no tuvimos durante el partido la ilusión de ganar. En la segunda, en cambio, fue todo lo contrario. Empezamos ganando y estuvimos muy cerca de lograr la Champions. Como fuimos por delante en el partido y en la tanda de penaltis, nos vimos campeones de Europa. Por eso dolió más. Además, el equipo compitió mejor.
P: En sus últimos años en el Valencia coincidió con Joaquín, un tipo muy extrovertido. ¿Por qué hay tan pocos jugadores graciosos de cara al público?
R: Jugadores graciosos hay muchos, pero muestran su humor de puertas hacia dentro. De puertas hacia fuera siempre hay mucha más tensión porque representas a un club y eres más moderado. Joaquín tiene ese descaro para hacerlo de cara al público. También porque los tiempos han cambiado. Antes no hacía las cosas que hace ahora.
P: Ambos coincidieron con Koeman. ¿Le sorprende lo que le está ocurriendo en Barcelona?
R: Lamentablemente, y lo siento por los culés, no me sorprende cómo le va en Barcelona porque si alguien ha sufrido a Koeman he sido yo. No ha sido capaz hasta el momento de construir un equipo de fútbol en la Ciudad Condal.
"Koeman no construyó en el Valencia y, de momento, tampoco en Barcelona"
P: Es el único entrenador del que Joaquín ha hablado mal…
R: No sólo Joaquín, más jugadores. Cada entrenador tiene su carácter. Es evidente que en Valencia no construyó y, de momento, en Barcelona tampoco.
P: P: En sus mejores años en el Valencia, no llegó a consagrarse en la Selección. ¿Qué ocurrió?
R: Tuve dos lesiones que me cortaron la trayectoria. Una en 1999, cuando me fisuré la tibia. Estuve tres meses sin jugar y Molina lo hizo muy bien. La otra en 2002, cuando iba a jugar el Mundial y se rompió el bote de colonia. En la Eurocopa del 2000 acabé jugando, pero no fui titular de inicio; el Campeonato del Mundo de 2002 no lo pude disputar. Esos fueron mis mejores años y no recuperé el terreno perdido.
P: Allí coincidió con Luis Aragonés. ¿Qué se inventó para que la Selección ganara?
R: No lo sé porque lamentablemente ya no estuve en esa Eurocopa. Es evidente que el equipo tenía mucho talento y que era una generación difícil de repetir. Luis Aragonés fue un gran entrenador que disfrutó de las mejores herramientas.
P: Las grandes cantidades siempre se pagan por los delanteros. ¿Deberían valer lo mismo los porteros’
R: Ya se han dado casos en el mercado. Todos los jugadores son importantes, aunque es cierto que quien materializa el trabajo del equipo es el delantero. Por eso están en una situación superior. También es cierto que no suele haber un equipo campeón que no tenga un buen portero. Eso lo saben los directivos deportivos.
P: ¿Quién ha sido el mejor portero de la historia de España?
R: Claramente Iker Casillas. Esto no es algo subjetivo, sino objetivo. Nadie ha ganado lo mismo que él, ni ha jugado los mismos partidos. Es un portero irrepetible.
P: ¿Qué opinión le merece Peter Lim?
R: Estuve en contra del proceso de venta del Valencia; estuve en contra de que fuera un proceso oscuro. Cuando llegó Peter Lim, carece de gestión la entidad y por eso está donde está. Los años que ha tenido una buena gestión han sido porque la ha dejado en manos de un profesional como Mateu Alemany. Esos dos años con Marcelino fueron muy buenos: el equipo ganó la Copa del Rey y jugó la Champions. Su gestión ha sido y es nefasta. Y muy peligrosa.
P: El Valencia ha empezado bien la Liga. ¿Hasta dónde cree que llegará este equipo?
R: No sé hasta dónde llegará, pero deseo que Bordalás le saque el 120% a la plantilla. Tiene una plantilla insuficiente para plantearse retos europeos. Sin embargo, el equipo está funcionando bien porque tiene un buen entrenador. El técnico y varios jugadores son de primer nivel. Veremos si con el paso de los meses el equipo se refuerza con futbolistas que le gusten a él.
P: Por último, ¿lo veremos dar el salto a Twitch o se quedará solo en Youtube?
R: No lo sé, porque estoy muy contento en Youtube. Siempre voy retrasado en cuestión de tecnología. El canal lo abrí en enero de 2021. Ya había muchísimos canales en Youtube y ahora los hay en Twitch. Ya veremos. No me lo planteo por ahora. Ahí lo que hago es devolverle a la sociedad lo que me dado durante tantos años: demostrar valores que tienen que ver con la alegría, ser felices, que inspiren… Que la gente pase un buen rato cuando me escuche. Ese es mi único objetivo.
La vida de Santi Cañizares (Madrid, 1969) empezó en Puertollano, el pueblo de sus padres, a pesar de nacer en la capital. Allí hizo unas amistades “eternas” antes de regresar al lugar donde su madre dio a luz. Aunque tuvo la opción de criarse como futbolista en La Masía, eligió la cantera blanca en 1985 por la cercanía.