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Veinte años sin Mendoza, el seductor y visionario que modernizó el Madrid
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'La Quinta del Buitre' marcó su era

Veinte años sin Mendoza, el seductor y visionario que modernizó el Madrid

Pícaro, supersticioso, ambicioso y visionario. El expresidente supo escalar a través del ascensor social hasta obtener un lugar reservado en la historia del club. Este fue su camino

Foto: El presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, en enero de 1986.
El presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, en enero de 1986.

"Cada uno habla de la feria según le va en ella", contestó Ramón Mendoza, socarrón practicante, 'bon vivant' de plateado pelo cano, pitillo encendido y traje italiano, cuando a finales de la década de los 80 fue preguntado por su relación con Naty Abascal, casada con Rafael Medina y a la sazón duquesa de Feria. Una respuesta que ayuda a definir al personaje: ingenioso, desenvuelto ante los medios, y nada incómodo ante una extendida fama de mujeriego galán maduro.

Narraría más tarde Medina en unas memorias no publicadas, pero de las que 'El Mundo' ofreció algún fragmento, que él y su esposa Naty pasaron unos días de verano en un yate propiedad de Mendoza, junto a otros amigos como Jesús Polanco y su mujer. Una noche, Medina escuchó una discusión entre Mendoza y su compañera Jeannine Girod, exmujer de Carlos Falcó, marqués de Griñón. Poco tiempo después de aquellos días de recreo marítimo, alguien relató al duque que Naty y Mendoza habían sido vistos juntos en la Plaza Roja de Moscú, y él ató cabos.

placeholder Ramón Mendoza con Jeannine Girod.
Ramón Mendoza con Jeannine Girod.

“Había notado los coqueteos en el barco, pero el resto no lo sabía. Pedí la separación. Era lo que quería hace tiempo. Me molestó sobre todo que Naty no se diera cuenta de que ella para Mendoza era un trofeo más, se había ligado a la duquesa de Feria y punto. Ni siquiera dejó a Jeannine Girod”. Se cuenta que, como don Ramón no llegó a responder como ella pretendiera a Naty, hubo incluso quien aconsejó que lo llevara a los tribunales por promesas incumplidas de matrimonio. La modelo a la que Richard Avedon había dado fama con sus fotografías, lo desechó. La relación, que había empezado en 1988, terminó a finales de 1989 y Mendoza se reconcilió con Jeannine Girod.

El pícaro Ramón

El tipo capaz de conquistar en su madurez a las esposas de un marqués y un duque no había conocido de niño el amor de una madre. Ramón Mendoza Fontenla nació en el barrio de Chamberí en abril de 1927, hijo de un administrativo murciano empleado en unos laboratorios farmacéuticos, y de una joven gallega de 18 años, Benigna, que falleció cuatro días después del parto. El progenitor de Ramón, que se libró de acudir al frente en la guerra civil por problemas de corazón, decidió volcarse en los estudios de un muchacho que cursaría Derecho con la aspiración de convertirse en diplomático. Quizá la afición más desarrollada en Ramón sería la del fútbol. En una de sus primeras visitas a un estadio se convirtió en hincha del Madrid como consecuencia de ir a ver jugar a su rival en la capital, como a él le gustaba explicar. “Manín, el extremo del 'Atleti', sacó un córner muy cerrado. Lo hizo mal, cosa normal en un jugador del 'Atleti' hasta la llegada de Pantic. Yo era en ese tiempo muy miope, iba con gafas y el balón me dio en la cara y me las rompió. Aquel fue mi primer desamor con el fútbol, una extraña premonición (…) Cambié de entusiasmos. Me haría de otros colores”.

placeholder Ramón Mendoza, junto a Diego Armando Maradona, en el palco del Bernabéu.
Ramón Mendoza, junto a Diego Armando Maradona, en el palco del Bernabéu.

Era la temporada 1940/41 y el 'Atleti' jugaba como local en Vallecas por los daños que el Estadio Metropolitano había sufrido durante la guerra. Un desastre que también afectó a la escueta familia formada por Ramón y su padre. En ocasiones, el niño acudía a desayunar al frente porque la Cruz Roja daba comida a los más desvalidos. “Como mi padre tenía miedo de morir en la guerra, me cosió un bolsillo falso en el pantalón y me guardó 25.000 pesetas. No tenía hermanos, ni madre, ni familia, y pensaba que con eso podría salir adelante si a él le pasaba algo”. El muchacho se convirtió en asiduo del campo de Chamartín, donde llegaba en el tranvía número 7 de la ciudad. Vivía los partidos del Madrid desde fuera, en lo alto de un pequeño monte conocido como 'Tendido de los Sastres' desde el que se oteaba parte del terreno de juego. En 1942, y después de entusiasmarse en un encuentro homenaje a Jacinto Quincoces que, esta vez sí, vio dentro de un estadio a reventar, Mendoza reclamó que le hicieran socio del club de sus nuevos amores. Su padre cedió y cumplió su deseo.

De Lourdes al Kremlin

Del administrativo afiliado a la UGT parece que le quedará al joven Ramón un afecto por el socialismo, aunque nunca declarado de forma pública. Como estudiante, el chico va a mostrar sus habilidades para la compraventa: vendía sus apuntes de Derecho Administrativo, y hasta distraía algo de carbón de su propia casa para también sacar un dinero extra. Los primeros años del licenciado Mendoza transcurren en París. Allí, aunque pretende preparar oposiciones para diplomático, se zambulle en el mundo de la hípica. Envía crónicas de carreras de caballos al diario 'Marca'. Y decide hacer negocio con el fervor de la gente: organiza viajes turístico-religiosos sobre todo a Lourdes, pero también a Fátima, Covadonga o Santiago. En la capital francesa, junto a su ya esposa Rosario Solano (primera y única y con la que tendrá seis hijos), presenciará en 1956 la primera final de la Copa de Europa que gana el Madrid al Stade de Reims por 4 a 3, sentados los dos detrás del barman Perico Chicote.

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Mendoza y su mujer habían llegado a París en coche el mismo día del partido, pues para entonces se había asentado de nuevo en Madrid, donde trabajaba en el Banco Exterior. Allí profundizó en su amistad con Nemesio Fernández-Cuesta, al que conocía de la facultad. Pero Mendoza abandonó ese empleo para iniciar actividades comerciales por Europa (exportaba naranjas), África (compresas) y España (percebes de Galicia, donde le gustaba viajar personalmente). En los años 60, se va a adentrar en una vía hasta entonces casi tabú en España: la de la Unión Soviética. El Gobierno de Franco solo autorizaba a comerciar con la URSS cuando había excedentes comerciales y después de someter la operación a concursos oficiales. Mendoza, que había heredado de su madre una pequeña empresa de temas agrícolas, Prodag, se presentó a uno de ellos con unos precios muy bajos. El primer ensayo soviético no fue nada lucrativo, pero le sirvió para darse a conocer. Comenzó a vender cítricos, arroz, vino o zapatos. En no mucho tiempo, los rusos conocían a Mendoza.

placeholder Ramón Mendoza posa con los trofeos del Real Madrid.
Ramón Mendoza posa con los trofeos del Real Madrid.

En mayo de 1971, su relación soviética le va a proporcionar un primer empujón hacia la popularidad. Franco se había negado a que la URSS y sus símbolos visitaran España en 1960 (entonces, España llegó a proponer un partido en Moscú y otro en campo neutral para aquellos cuartos de final de la Eurocopa, pero la UEFA desestimó la idea y la selección quedó eliminada sin jugar). Esta vez, el sorteo quiere que los dos países queden encuadrados, junto a Chipre e Irlanda del Norte, en el mismo grupo de clasificación para la Euro del 72. El régimen opta por una posición más aperturista, y en medio de una gran expectación, los de Ladislao Kubala van a cruzar el telón de acero.

Mendoza es elegido como muñidor de la expedición. “Era la primera vez que aterrizaba un avión de Iberia en Moscú. Yo pasé el viaje jugando al mus con Adolfo Suárez. La imagen de los españoles bailando chotis, sardana y flamenco en la Plaza Roja con fotos de Franco en la solapa tenía asustados a los rusos, que no habían visto nunca una cosa parecida delante del mausoleo de Lenin”. Mendoza invita a comer a los periodistas, encantados con su trato. En la retransmisión en directo por el único canal televisivo del país desde el estadio Lenin, el 30 de mayo del 71, 2 a 1 final para la URSS, Matías Prats cita su nombre y le da las gracias. Al llegar a casa, Ramón recibe la enhorabuena del portero de su finca, y pocos días más tarde, al mostrar su DNI en la recepción de un parador, el recepcionista le reconoce y saluda de forma efusiva.

Primer desembarco

Mendoza tenía en mente entrar en la directiva del Madrid. Se había cruzado en un aeropuerto con Santiago Bernabéu, al que abordó para comentarle que, como él, era aficionado a la navegación. “Chico, que el mar es cosa de hombres”, le respondería don Santiago a aquel personaje atildado y con el pelo más largo de lo que aprobaban los cánones del 'padrone' blanco.

La oportunidad correcta llegaría a través de la hípica. Mendoza, que poseía una de las cuadras más importantes, conoció en el hipódromo de la Zarzuela al hijo del entonces directivo Luis de Carlos, José Manuel. A través de él se propició el (segundo) encuentro con Bernabéu. Mendoza entonó un discurso que hablaba de modernizar el club y se ofreció para ser vicepresidente. El curtido don Santiago no alteró el gesto y le dio un minuto para aceptar entrar en la junta… como vocal. La cita terminó con un descolocado Mendoza como el directivo más joven del club. Era enero de 1977, y le faltaban unos meses para cumplir los 50.

placeholder Un recorte de prensa de la época tras conocerse la noticia.
Un recorte de prensa de la época tras conocerse la noticia.

Pero aquello no funcionó. Varios directivos identificaban a Mendoza como un arribista que pretendía la presidencia, mientras él se encontraba a disgusto relegado a la organización de los actos del 75 aniversario del club. Meses después de darle vueltas, Mendoza escribe una carta al presidente en la que plantea su dimisión; decide hacerlo así porque Bernabéu no se encuentra bien de salud y es difícil dar con él. Nada más entregarla en el club, toma un avión hacia Moscú, en el que coincide con Juan Antonio Samaranch, embajador de España en la URSS, con el que mantiene una buena relación. Mendoza se lo cuenta a Samaranch, y él, a su vez, se lo traslada a Ismael López Muñoz, corresponsal de 'El País' en la ciudad. El periódico da la noticia en febrero de 1978. Cuando Mendoza aterriza de regreso en Barajas le están esperando varios periodistas. Ignorante de la procedencia de la filtración y con un tremendo enfado, acusa a la directiva de haber dado a conocer la noticia. Su desazón, pese a todo, no es tan grande como la de Bernabéu, que se encontraba descansando en Santa Pola y se había enterado del enredo por la prensa. La leyenda cuenta que les pidió a algunos directivos que no dejaran nunca a Mendoza ser presidente del Madrid.

'Russian Connection'

Don Santiago fallece poco después, en junio del 78. Mendoza ha logrado situarse de nuevo como miembro de la muy continuista junta que preside Luis de Carlos, tras el no de Raimundo Saporta a ocupar un puesto para el que parecía señalado. En octubre del mismo año, la revista 'Cambio 16', que dirigía José Oneto y pertenecía al Grupo 16 que presidía Juan Tomás de Salas, lanza una sorprendente y explosiva portada: “Un millonario español. El hombre de Moscú”, con una foto de Mendoza y una teoría desarrollada en ocho páginas. Según ella, Mendoza es en realidad un agente de la KGB y tiene contacto directo con Vitali Yevgennevich, alías 'Viktor Louis', ruso de origen belga.

La revista Cambio 16 llegó a ponerle en su portada bajo el epígrafe "el hombre de Moscú"

Louis había sido condenado a 25 años en un campo de trabajo en los Urales por espionaje en favor de un país extranjero, aunque resultó amnistiado tras la muerte de Stalin en 1953. Tanto cambió su situación, que el nuevo Kremlin lo introdujo en occidente acreditado como periodista. A él se le atribuyen una entrevista con Kissinger para plantear una posible visita de Nixon a suelo ruso, o varias campañas difamatorias, entre ellas una contra el escritor Aleksandr Solzhenitsyn. La teoría de 'Cambio 16' es que Louis, que tiene prohibido pisar suelo francés pero ha podido establecer en Madrid su centro de operaciones, se ha valido de la intermediación de Mendoza para trabar relación con personas cercanas al rey Juan Carlos I. Mendoza se defiende: “La mía ha sido y es una labor patriótica. Yo he sido el primero en abrir a España los mercados de los países del Este europeo y por mis actividades han entrado muchas divisas en nuestro país”. Y añade: “El señor Louis ha estado más de veinte veces en España, en misiones oficiales y oficiosas, y ha mantenido conversaciones no solo conmigo, sino con múltiples personas, incluidos varios ministros”.

placeholder El artículo de la revista Cambio 16 sobre Ramón Mendoza.
El artículo de la revista Cambio 16 sobre Ramón Mendoza.

Desde Moscú llega una respuesta. La revista 'Lyteraturnaya Gazeta' explica que se trata de una maniobra de la CIA, que ha creado una red de espías en España, y cita como uno de ellos a Jay K. Gruner, agregado de prensa de la embajada estadounidense en Madrid, que había dirigido la división de la propia CIA en Bucarest unos años antes. Cierto todo ello o no, el contexto propiciaba tales movimientos: en España se habían celebrado en junio de 1977 las primeras elecciones democráticas desde 1936, y los bloques Occidental y del Este luchaban por posicionarse en país novel en la democracia y de gran interés geopolítico.

Mendoza decide, por segunda vez, dejar de ser directivo del Madrid. A través de su abogado José María Ruiz Gallardón, padre de Alberto, presenta una querella, a la que la revista responde con otra. Después de unas semanas de tensión, se llega a un acuerdo, y 'Cambio 16 'rectifica en diciembre de ese año. Mendoza siempre agradeció su intervención en el conflicto al embajador Samaranch. “Aquello de espía en Moscú me vino muy bien para ligar”, bromeaba.

Vientos de cambio

En 1981, Mendoza se enfrentará como aspirante a sus primeras elecciones en el Madrid. En su candidatura asoman nombres que se harán habituales en el futuro, como Lorenzo Sanz, Mariano Jaquotot o Jaime Ussía. Obtendrá algo más de 7.500 votos, 3.000 menos que el reelegido Luis de Carlos. El derrotado lo encaja con frustración, quejoso de que las elecciones se hayan celebrado justo antes del puente del Pilar, ya que muchos de los socios más jóvenes, sus supuestos votantes, han salido de Madrid.

Antes de conseguir la presidencia del club, Mendoza obtendrá la de la Sociedad de Fomento y Cría caballar, en 1983. Dos años después, en 1985, el Madrid no atraviesa buenos momentos deportivos, De Carlos se inclina por no presentarse a la reelección, y Mendoza está más que postulado. En marzo viaja con el equipo a Milán (según él, como 'presidente in péctore') para el partido de ida de semifinales de Copa de la UEFA contra el Inter, que el Madrid perderá por 2-0. José María García dará a conocer un supuesto incidente la noche anterior al encuentro que involucra a algunos jugadores y varias mujeres en una habitación del hotel, en la que son sorprendidos por el entrenador Amancio. El vestuario arde y varios futbolistas están enfrentados al preparador gallego, que precisamente resultará destituido tras la derrota. “Aquel fue el partido que más me enseñó en toda mi vida de dirigente”; el de vuelta, ya con Luis Molowny como técnico, lo ganará el Madrid por 3-0, una más en la ristra de remontadas europeas a las que acostumbraba el equipo.

Mendoza queda como único candidato y es elegido presidente en abril de ese año. Permitirá que sea de Carlos el que levante la primera Copa de la UEFA de la historia del club, partido de vuelta, contra el húngaro Videoton, jugado una noche de mayo en el Bernabéu. El equipo lo encabeza una joven generación de futbolistas llegados de la cantera, que han ido debutando con Di Stéfano y Amancio en el banquillo, y a los que, gracias a un artículo de Julio César Iglesias en 'El País', se conoce como 'la quinta del Buitre': Butragueño, Míchel, Sanchís, Martín Vázquez y Pardeza. Chicos, en general, con formación académica e inquietudes más allá de lo futbolístico, que hacen acto de presencia en la sociedad madrileña y española al mismo tiempo que los artistas de la llamada Movida. La conexión con el nuevo presidente será casi instantánea, y el Real Madrid de los años venideros será muy distinto al del 'ancien régime' blanco.

Éxito de taquilla

Don Ramón va a agregar a la plantilla tres fichajes que convertirán al Madrid en el equipo más bonito de ver en Europa durante el siguiente lustro. Su obsesión era el mexicano Hugo Sánchez, acrobático goleador del Atlético. Había tanteado al presidente rojiblanco antes de llegar a la poltrona, pero la respuesta de Vicente Calderón (“podrían tirarme al río”) no dejaba hueco a la esperanza. Sin embargo, el propio Hugo, que acudió a una entrevista con Mendoza junto a su mujer Emma y su hijo de meses de edad, empujará para hacer cambiar de opinión al dirigente rojiblanco. Reticente a un traspaso directo, Calderón involucra al club mexicano del que había firmado a Hugo, el Universidad Nacional de México, que hará de puente. En un mismo edificio madrileño, con empleados de los tres clubes y el futbolista en plantas distintas y emisarios que suben y bajan con los documentos, se sellará un extravagante compromiso que dejará 220 millones para el 'Atleti', y que Mendoza sufragará en parte gracias a un acuerdo con la cadena Televisa para retransmitir los partidos de Hugo en su país.

placeholder Ramón Mendoza, en una comida con Hugo Sánchez.
Ramón Mendoza, en una comida con Hugo Sánchez.

Las otras dos llegadas serán menos complejas. La defensa se apuntala con el líbero Antonio Maceda, del Sporting, negociación rápida gracias a la amistad de Mendoza con el presidente Vega Arango; Maceda solo tendrá una buena temporada, ya que unos nunca bien explicados problemas en una rodilla operada le terminarán por apartar del fútbol. El tercero es el zurdo de las medias bajas Rafael Gordillo, emblema del Betis, que acaba contrato en breve, lo que también facilita las cosas. Un futbolista de la plantilla amiga de la selección hará de intermediario telefónico; Mendoza quería asegurarse de que los rumores que le habían llegado, sobre algún problema de salud y un acuerdo con el Barça, eran falsos.

En el primer curso 'mendocista', 1985-86, el Madrid gana el título con una diferencia de once puntos al Barcelona, en tiempos en que las victorias solo sumaban dos. El veterano hombre de la casa Luis Molowny continúa en el banquillo. El equipo es un vendaval ofensivo (Hugo Sánchez es el máximo artillero y Valdano, el segundo) y el estadio vuelve a llenarse. Conquista también la segunda Copa de la UEFA, después de eliminatorias como la del Borussia Mönchengladbach, con un inolvidable 4-0 que volteaba el 5-1 de la ida. La esposa del presidente alemán le había comentado a Mendoza que encendía un pitillo cada vez que su equipo marcaba: “En la ida se pasó todo el partido fumando. En la vuelta, cada vez que marcábamos, yo la saludaba y levantaba mi cigarrillo ofreciéndoselo. No quiso ni uno. La salud de la buena mujer salió ganando”.

Aquella noche fue de las más felices. “Nunca he visto el Bernabéu así. Estuvo cinco o diez minutos aplaudiendo al equipo después de finalizar el partido. Fue algo imborrable. El mejor recuerdo que tengo como presidente del Real Madrid”. Supersticioso, Mendoza comenzará a repetir la ropa interior que lleva en los días de victoria en las siguientes grandes ocasiones. Si aquel es su recuerdo más dulce, la imagen del tenor Josep Carreras haciendo un corte de mangas después de un gol azulgrana en el Camp Nou es la que más le sorprende por desagradable en su primer año en los palcos.

Quédate conmigo

Las tres temporadas siguientes, con Molowny retirado por decisión propia, y descartados Menotti y Clemente por una cuestión de piel del propio presidente, Mendoza entrega el banquillo del Bernabéu al holandés Leo Beenhakker, que ha mostrado su querencia por el fútbol ofensivo en el Zaragoza. El objetivo del club es la Séptima Copa de Europa, santo grial perseguido desde que en el 66 la generación yé-yé levantara la Sexta. Dos décadas más tarde, el Madrid la percibe a su alcance, con una plantilla entre las mejores del continente. Lo prueba el hecho de que un ramillete de sus jugadores fuera codiciado por los grandes clubes de la liga italiana, donde jugaban como extranjeros los mejores del planeta (Maradona, Platini, Zico…) y se manejaban los presupuestos más elevados.

Emilio Butragueño, imprevisible atacante con aspecto de querubín que ha destacado en el Mundial de México 86, se convierte en objetivo de la Juventus. El presidente Gianni Agnelli, propietario de la Fiat, no solo le quiere a él; telefonea una vez por semana a su nuevo amigo Ramón para, en diálogo en francés, pedir precio por “les deux Sanchís, le jeune et le vieil”, en realidad, el defensa Manolo Sanchís y el mexicano Sánchez. El Inter está dispuesto a pagar el traspaso más alto de la historia por el centrocampista Míchel, quizá el mejor asistente desde la banda de Europa. Mendoza logrará retenerlos a todos a base de contratos largos, lo que le ganará las críticas del periodista radiofónico José María García, que acusa a los futbolistas de la 'quinta' de acomodarse, pese a la evidencia de que de haber aceptado alguna oferta italiana estarían percibiendo mucho más.

Mendoza logró retener a la 'quinta' a base de contratos de larga duración

“Mis dos grandes méritos fueron acometer la remodelación del Bernabéu y retener a la 'quinta del Buitre”, señaló Mendoza. “Me encontré con que se podían ir. Les hice ricos, sí, pero en Italia habrían ganado el doble”. El hoy director de relaciones institucionales del club, Emilio Butragueño, explica que acudió a Mendoza en alguna ocasión en busca de consejo para asuntos personales. Cuando renovó por el Madrid por cinco años, en 1985, el 'Buitre' declaró tener más de una oferta de Italia "de 150 millones de pesetas por temporada, libres de impuestos, y por cuatro años, y otra del Barcelona por cinco años, inferior económicamente a las de Italia, pero por bastante más de lo que voy a ganar en el Madrid. Reconozco que todas estas ofertas me han impedido algunas noches conciliar el sueño”. Hugo Sánchez, que en el año 87 presentará una oferta del Inter y amenazará con ser el primer jugador que se acoja al decreto 1006, terminará por convencerse con otra renovación al alza; por si acaso, Mendoza había obtenido la promesa del presidente interista Ernesto Pellegrini de retirarse de la puja.

placeholder Ramón Mendoza pasea con Hugo Sánchez.
Ramón Mendoza pasea con Hugo Sánchez.

“A Míchel le ofrecían un sueldo 20 veces superior de lo que ganaba en el Madrid”, contó también Mendoza, que logró su renovación en 1986. Cuando rubrica la firma, Míchel le comenta: “Presidente, ¡cómo me ha engañado!”. “Sí, pero ¿y lo mucho que te quiero?”, es la respuesta del 'presi', que llegó a referirse a él como su séptimo hijo. Los dos compartían un sentido del humor castizo, y el empresario bautizó a uno de sus caballos como 'Agonías', mote con el que en el vestuario se conocía al futbolista por su sufrimiento en la derrota y su tendencia a tomarlo todo a pecho. Habla el canterano: “Nuestra relación fue tan intensa y cercana que trascendió la parcela deportiva. Se portó como un padre conmigo y le agradeceré siempre haberme mantenido en el club y apartarme del error que hubiese sido fichar por otro equipo”.

Terreno vedado

Beenhakker continúa la línea exitosa en las competiciones domésticas, pero el Madrid va a toparse con las semifinales de la Copa de Europa en forma de peldaño inaccesible en los tres años con el holandés en el banquillo. En 1987, el ogro alemán Bayern vence por 4-1 en la ida, partido marcado por dos penaltis en contra y las expulsiones del malagueño Juanito por un pisotón a Lothar Matthäus y del defensa Mino. La vuelta es la primera remontada 'interruptus' del Madrid en Europa en tres años: se queda en 1-0, partido arbitrado por el francés Vautrot, “quisquilla rosa con aversión por lo español” según Mendoza. El grupo ultra del fondo sur del estadio, los Ultrasur, lanzará objetos al final del partido. Como resultado de una muy bronca eliminatoria, el histórico delantero Juanito es sancionado sin jugar en Europa durante cinco temporadas (lo que le costará la salida del club), y el Bernabéu es clausurado para los dos primeros partidos como local en Europa del torneo siguiente.

Sin embargo, el Madrid se sobrepone a las adversidades en ese curso 87/88. Elimina de forma consecutiva al campeón italiano, el Nápoles de Maradona, ida jugada en el Bernabéu a puerta cerrada; al campeón europeo del año anterior, el Oporto portugués, ida en el campo del Valencia también a causa de la sanción; y se venga de su gran enemigo continental, el Bayern, remontando con un 2-0 en casa el 3-2 de la ida. Mendoza cumple la promesa de regalar un Mercedes a los futbolistas como recompensa a su trayectoria en el torneo. En semifinales espera el PSV Eindhoven, que parece víctima propiciatoria ante el gran favorito blanco.

Sin embargo, un extraño empate a 1 en el Bernabéu, gol visitante en un remate pifiado, resultará imposible de levantar en la vuelta jugada en Holanda. El Madrid avasalla al equipo entrenado por Guus Hiddink: ocasiones muy claras, balones sacados bajo palos por la defensa, y un brillante remate de Hugo Sánchez de chilena en los instantes finales desviado por el pletórico portero Van Breukelen. Aquel encuentro marcará de una forma casi trágica a la afición, a la 'quinta' y al propio Mendoza, al que Van Breukelen confiesa que no sabe cómo ha parado el chut de Hugo cuando se cruzan en el camino del presidente hacia el vestuario. Mendoza se encuentra un escenario depresivo y silencioso, pero no ve a su querido Míchel. “Estaba encerrado en el retrete llorando con la cara entre las manos. Le tuve que dar tres cachetes para que reaccionara, estaba grogui. Logré levantarlo y nos fuimos llorando todos, ellos y yo”.

El tercer año de Beenhakker, 88/89, se cumple de nuevo el patrón: título liguero incuestionable, pero última parada europea en semifinales. En el choque de cuartos se había cumplido venganza con el PSV, aunque la vuelta del Bernabéu estropeó la relación técnico-presidente. El holandés dejó en el banquillo por primera vez a Butragueño para que Paco Llorente, extremo de gran recorrido, sobrino de Gento y padre del actual jugador del 'Atleti', Marcos Llorente, tapara las subidas del lateral belga Gerets.

Mendoza habló con Leo en los días siguientes: “Butragueño forma parte del patrimonio del Real Madrid, y no solo es un jugador carismático, sino un símbolo para muchos sectores de la afición. Trátelo usted con mucho cariño, cuídelo bien y procure ponerlo lo más que pueda”, relatará. La eliminación posterior será de nuevo traumática, pero por incontestable, frente al AC Milan que preside Silvio Berlusconi, otro de los dirigentes italianos con los que Mendoza hará amistad. Dirigido por Arrigo Sacchi, el equipo 'rossonero' practica un novedoso fútbol de presión y utilización del fuera de juego, muy por delante en lo táctico y contra el que el Madrid no sabe bien cómo actuar. Tritura por 5-0 a los blancos después de empatar a 1 en el Bernabéu. Uno de los goleadores, el holandés Gullit, había estado casi firmado por Mendoza (se había encontrado con él dos años antes), pero Berlusconi había aparecido de repente para duplicar su oferta: “El Milan era intratable en el aspecto económico, representaba la riqueza más aplastante”.

La quinta liga consecutiva de la 'quinta' se ganará con el galés Toshack (por el que se pagó un traspaso de 40 millones a la Real Sociedad) como técnico. Construye una máquina ofensiva, récord de 107 goles en Liga incluido, aunque en Europa se cae de nuevo con el Milan, esta vez con menos estrépito, pero en segunda ronda. Es el gran año de Martín Vázquez, superdotado técnicamente, que explota como centrocampista ofensivo, autor de 14 goles ligueros. La única renovación de un jugador de la 'quinta' que se le resistirá a Mendoza, enfrentado al padre del chico, el encargado de las negociaciones, “Una de las personas más complicadas que me he encontrado en el mundo del fútbol”.

Rafa saldrá rumbo a Torino al final de temporada. No es la única marcha. El alemán Schuster, que había firmado del Barcelona dos años atrás, también se irá. En versión Mendoza, se había opuesto hasta el último instante a viajar en verano a una gira por México y USA, reclamando incluso la posibilidad de ser acompañado por su mujer, sus hijos y la chica que los cuidaba, aceptando ir a regañadientes y poniendo malas caras. Como a Toshack no le acababa de llenar, se facilitó su salida, aunque fuera al gran rival de la ciudad, el 'Atleti', y a pesar de que su presidente desde 1987, Jesús Gil, mantenía una posición de hostilidad hacia el Madrid.

"Idi Amin de pelo blanco"

La relación entre los dirigentes de los dos clubes madrileños daría para un serial aparte. Ese 1990, Gil resultó expedientado después de llamar a su homólogo madridista “imbécil y baboso” antes de un derbi. Cuando el Madrid adquirió a Hierro del Valladolid, tuvo que indemnizar al Atlético, que había llegado a un acuerdo con el club castellano. Gil utilizó ese dinero para regalar a sus socios unos relojes en los que podía leerse 'Regalo de don Ramón'. Nada sorprendente. Gil había avisado desde el primer momento: “El del pelo blanco, que se prepare. Si se le ocurre volver a tocar a algún jugador de mi equipo puedo prometer y prometo que desestabilizaré al Real Madrid”, declaró el día que asumió la presidencia.

Sin embargo, el episodio más inaudito fue otro. Tuvo que ver con un robo en Valdeolivas, la finca que el desmesurado soriano poseía cerca de Arenas de San Pedro, Ávila, donde desaparecieron varios jamones de jabugo y se produjeron algunos daños. "La forma de actuar del presidente y del gerente Manuel Fernández Trigo son tácticas similares a las utilizadas por la KGB. Primero se sienten ultrajados y luego alertan a los ultrasur, que actúan en consecuencia. La forma de proceder del Real Madrid es de Uganda, como si Mendoza fuera Idi Amin. No me cabe duda alguna de que todo esto estaba perfectamente planificado". Mendoza tirará de humor para responder. “Tengo coartada, estuve cenando con Alfonsín (presidente de Argentina). Aunque el gerente ha venido con un bocadillo de jamón que...". No obstante, Mendoza acude a la Justicia. En 1991, el Tribunal Supremo condena a Gil a seis meses y un día de prisión menor y una indemnización de un millón de pesetas a Mendoza por un delito de difamación.

Ese año, Gil es elegido alcalde de Marbella, pero no puede acceder al cargo al estar inhabilitado por esa sentencia del Supremo. En una corrida de toros en las Ventas, un joven se acerca a Mendoza. Tras un rato de amable conversación, se presenta como Miguel Ángel Gil y le suelta algo parecido a esto: “Seguro que usted, don Ramón, va a perdonar a mi padre”. Don Ramón lo hará, presionado también por José María García. “Perdoné a Gil no por las súplicas, sino por no enfrentarme a la soberanía popular. Los ciudadanos de Marbella lo habían elegido”. La visión final sobre Gil no es, ni mucho menos, negativa: “Luchamos como animales, pero hechas ya las paces, conmigo tuvo un comportamiento impecable. Nos tenemos un afecto singular”.

Flor Marchita

Retrocedemos al verano de 1990. El descenso de rendimiento de algunos jugadores veteranos (Gordillo, Hugo) y la salida de Martín Vázquez y Schuster coinciden con el ascenso del Barcelona de Cruyff, que ha sobrevivido como entrenador al ganar la final de Copa al propio Madrid, en lo que se entendía como un ultimátum del presidente Núñez. Mendoza, que había sido reelegido en 1988 con el único amago de oposición del actor Juanito Navarro, trata de reforzar el equipo con un 'crack': se le resiste su favorito, John Barnes, del Liverpool, y acaba firmando al talentoso rumano Hagi del Steaua. Del Partizán llega el defensa Spasic, por recomendación de Di Stéfano y el secretario técnico Ramón Martínez, a los que ha encantado en el Mundial de Italia 90'. “Cuando llamé al Partizán creo que les di la alegría de su vida”, dijo más tarde Mendoza, que en la presentación del jugador bromeó con su calvicie cuando comentó que en el club pensaban que mentía con su edad.

Ni Hagi ni Spasic dan el rendimiento esperado. En diciembre, Mendoza está ausente del palco porque vacaciona en el Caribe en su yate Bongo el día que el Madrid cae en casa 0-4 con el Osasuna. En el estadio se registra una enorme bronca. A su regreso, en enero, decide convocar elecciones. “Pensaba que era injusto contestar a un presidente que llevaba cinco ligas en cinco años”. Su rival será Alfonso Ussía. Mendoza, con permiso de Berlusconi, intenta presentarse con la carta de Sacchi como técnico, pero este, que ya tiene un acuerdo con la federación de su país para ser seleccionador, le recomienda al colombiano Pacho Maturana.

Justo antes de la convocatoria formal de las elecciones, Mendoza destituye por primera vez a un entrenador. Toshack dará paso al tándem formado por Di Stéfano y un joven Camacho, después de que se le resista Luis Aragonés, viejo anhelo suyo. Pero como el rumbo no se endereza, será el presidente de la junta gestora, Pedro Zapata, el que decida la firma de Radomir Antic, tercer técnico de aquella 90/91. El serbio traslada al defensa Hierro al centro del campo, convirtiéndolo en un goleador, conecta con la plantilla, y levanta al equipo desde el octavo lugar al tercero. El día de las elecciones, en abril, el Madrid se deshace del Valencia por 4 a 0. Mendoza, que vence por 15.000 votos frente a 10.500, entiende que no puede destituir a Antic y habla con Maturana: “Se portó como un caballero, rompimos nuestro compromiso verbal y Antic se quedó como entrenador”.

placeholder Ramón Mendoza y Radomir Antic.
Ramón Mendoza y Radomir Antic.

En el fragor de la contienda electoral, Mendoza se había lanzado a la contratación de Robert Prosinecki, líder del último campeón europeo, el Estrella Roja de Belgrado. “Conseguí cambiar la legislación de la FIFA para que permitieran la salida de jugadores menores de 23 años. Tardé mucho tiempo y conté con la colaboración total de Francisco Fernández Ordóñez, por entonces ministro de Asuntos Exteriores, que hizo un acercamiento con su colega yugoslavo. En un momento dado, apareció el Milan. Tuve que llegar a un compromiso con Berlusconi en su casa: yo le dejaba a Boban y él me permitía seguir con Prosinecki. Estaba convencido de que el futuro pasaba por él”. La sensación en el planeta fútbol era que el Madrid se hacía con el jugador llamado a dominar el futuro, el que había fascinado en el 1-2 de su equipo en Múnich, y ganado el trofeo Bravo al mejor joven delante de Baggio y Boban.

Sin embargo, su rendimiento se alejará mucho del exigible a una estrella. Según Mendoza, el inicio de la guerra de los Balcanes quebró en lo psicológico a un chico de padre serbio y madre croata. Una rotura fibrilar en el muslo muy mal curada por las ganas de Prosinecki de jugar el trofeo Bernabéu y que se fue reproduciendo a cada poco tiempo (en cinco ocasiones en los primeros nueve meses) se convirtió en una losa. Mendoza llegaría a abrir una investigación interna para saber qué le ocurría a ese músculo. Se lanzaron teorías de una desviación en la espalda o una pierna más larga que otra. Aparecieron rumores de gusto por la vida nocturna, y unas imágenes en la puerta del vestuario después de un partido mostraron al jugador fumando. Lo innegable es que Robert no se encontró a sí mismo en Madrid y el futbolista que se adivinaba se perdió quién sabe dónde.

Doble tragedia en la isla

Mendoza se había acercado a Beenhakker, al que tenía mucho cariño, y lo había convertido en su consultor en cuestión de fichajes. El holandés termina como secretario técnico, lo que genera una tensión con Antic, a pesar de que el equipo navega con solvencia en la Liga. El Madrid llega a tener nueve puntos, pero el Barcelona comienza a recortar, y el discurso de Cruyff incide en que su equipo juega mucho mejor que el blanco. Finalmente, en enero de 1992, Mendoza toma la decisión de desprenderse de Antic cuando es líder con tres puntos de ventaja, algo que después siempre lamentó. “Me dejé convencer por los comentarios que se hacían en todas partes, en los periódicos, la televisión, el campo y en mi propia junta”.

El Real, con Beenhakker de nuevo al mando, llega a la última jornada dependiendo de sí mismo, pero obligado a ganar para terminar delante del gran rival barcelonés. Caerá por 3-2 en una dramática tarde soleada en campo del Tenerife, al que desde unos meses antes entrena Jorge Valdano, y después de desperdiciar dos dianas de ventaja. El arbitraje del gallego Raúl García de Loza es muy desafortunado, con varias acciones que perjudican al Madrid. “Es el único árbitro que me ha pedido un favor particular, una recomendación para un puesto en Telefónica. No le pude ayudar y creo que me tomó cierta inquina desde entonces”.

Foto: En la imagen, Jorge Valdano junto a Florentino Pérez. (Imago)

Pero aquella no fue la principal polémica. Unos días antes del partido, Míchel llama a Mendoza. Luis Milla, exjugador del Barça que vive su segundo año en el Madrid, le ha comentado con gran preocupación que un excompañero culé le ha ofrecido 30 millones de pesetas si le sacaban dos amarillas y lo expulsaban. Se produjo una reunión con Míchel, Milla, el capitán Chendo y el gerente, Fernández Trigo. José Ramón de la Morena, en el programa 'El Larguero', de la Cadena SER, desveló la circunstancia y entrevistó a Milla, pero el jugador de Teruel nunca quiso ir más allá ni revelar el nombre del que le había llamado. “Me hubiera gustado llegar hasta el final en ese turbio asunto, pero Milla no quería saber nada. Si se hubiera atrevido, habríamos descubierto el pastel y habríamos llegado más lejos, tal vez a destapar una práctica más habitual de lo sospechado”, Mendoza 'dixit'.

En el curso 92/93 Mendoza parece haber encontrado a su particular Sacchi. Se trata de Benito Floro, técnico del Albacete, al que en tres años ha subido de Segunda B a Primera y lo ha dejado a un punto de la UEFA. Sin pasado como futbolista en la élite, de porte hierático y aires de estudioso, Floro también apuesta por el juego en zona, aunque por su poca expresividad le cuesta conectar con la grada… y con el propio Mendoza. Le acompaña un psicólogo que propone una serie de inesperados ejercicios que veteranos como el murciano Chendo no acaban de entender.

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Antic, Ramón Mendoza y Benito Floro.

Además, fuerza al presidente a recuperar a Martín Vázquez, entonces en el Olympique de Marsella. “Me aseguró que con él ganaríamos la Copa de Europa. También me dijo que Caminero no era jugador para el Madrid. El olfato de Floro era el de un permanente constipado”. Pese a todo, llega a la última jornada con el mismo escenario del ejercicio precedente: líder y necesitado de la victoria en Tenerife para que no repita el Barcelona de Cruyff. El equipo aún se sustenta en Míchel (elegido mejor jugador por los futbolistas de la Liga), Butragueño y Hierro, además de la aportación goleadora del chileno Iván Zamorano. El Madrid, que parece cansado por haber disputado días antes un partido de semifinal de Copa contra el Barça con diez jugadores durante muchos minutos, cae de nuevo. Y de nuevo se siente perjudicado por el árbitro, en esta ocasión el aragonés Gracia Redondo. Días después, los de Floro ganan el título de Copa frente al Zaragoza en Valencia. Un título quizá considerado menor en el club a lo largo de su historia, pero celebrado con júbilo después de un tiempo de sequía.

Foto:  Benito Floro. (Montaje EC)

Aunque la temporada siguiente el equipo entra en una profunda crisis de juego, a Floro le dará tiempo a ganar la Supercopa al Barcelona, choque de vuelta en el Camp Nou. Es diciembre de 1993, y en Barajas se vivirá una de las imágenes más icónicas de Mendoza. Un grupo de jóvenes aficionados le aborda y le sugiere que se ponga a dar saltos con ellos, a los gritos de “¡Que bote Mendoza!” y “¡Es polaco el que no bote!”. El presidente se anima a brincar con una sonrisa de oreja a oreja que se encargará de borrar el propio Barça. En enero, el brasileño Romario abre el marcador tras un mágico regate al defensa Alkorta, para un 5-0 liguero que deja a Floro herido de muerte. Será destituido en marzo del 94', después de una derrota en Lérida. 'El día después' de Canal + ha captado en el intermedio el sonido de una sorprendente arenga a sus jugadores llena de exabruptos. “Los últimos meses de Floro fueron desastrosos. Estaba descompuesto. Lo de Lérida fue el punto final”. Por primera vez y hasta final de temporada, asume el cargo de entrenador el técnico de la cantera Vicente del Bosque.

Devolver lo quitado

Otra de las lanzadas en el costado de Floro la había asestado de nuevo el Tenerife, con un 0-3 que dejaba al Madrid fuera de la Copa y que provocó una lluvia de almohadillas en el verde. Valdano había cogido la medida a su exequipo: “Aquí hay un clima casi funerario. Lo siento por el Madrid, pero pido permiso para estar contento cinco minutos (…) Espero devolver algún día lo que le he quitado”. Parecía inevitable que terminara dirigiendo al Madrid. Destituido Floro, Mendoza llega a un acuerdo con el argentino para arrancar la temporada 94/95. Viene con su compatriota Ángel Cappa como segundo. También del Tenerife, tras una dura negociación, llega otro argentino más, el mediocentro Redondo, la incorporación más descollante junto a la del danés Laudrup, que quedaba libre del Barcelona, donde su relación con Cruyff no era buena. Mendoza se reúne con él en el aeropuerto de Orly, tras un partido de la selección de su país. “Llegamos a una situación extraordinaria, un acuerdo sin firmar nada. Me dijo: 'No se preocupe, presidente, el año que viene seré jugador del Madrid'. Luego me llevó a cenar a un restaurante de París donde descubrí su afición por el vino y el 'champagne'. Laudrup es una de las personas que he tratado con mayor educación y cultura en el mundo del fútbol”.

Foto: segun-le-hablaba-mi-discurso-me-parecia-mas-idiota-raul-nunca-dudo-de-su-juego

Entre los jugadores de los que Valdano pretende desprenderse está Zamorano. Quiere al uruguayo Rubén Sosa, entonces en el Inter, una operación cara. El chileno está cerca de ir al Atlético, pero el presidente rojiblanco Gil no da el último paso, quizá temeroso de la reacción de su afición, que ha lanzado gritos bastante hirientes en su contra. “Gil luego se arrepintió”, sostiene Mendoza. Como nada fructifica, el '9' terminará por quedarse. Se gana el puesto, y será pichichi del torneo con 28 goles. Tres de ellos, en un 5-0 al Barcelona con el que el Madrid devuelve la afrenta del año anterior. En el equipo, proclamado campeón en la penúltima jornada frente al 'Depor' en su estadio, se ha establecido como titular Raúl, al que Valdano ha hecho debutar con 17 años, y que ha dejado en una suplencia casi perenne a Butragueño, amigo personal del argentino.

Los hombres del presidente

En la presentación de Valdano, Mendoza había expresado su deseo de que fuese su último entrenador. A un año de las siguientes elecciones (serán en 1995), era consciente de que había dos personas en su junta que aspiraban a su sucesión: Mariano Jaquotot, vicepresidente primero, que había pedido encargarse del baloncesto, y Lorenzo Sanz, vicepresidente tercero. “Le conocí en el hipódromo cuando era el pequeño propietario de una cuadra modesta. Un chico tosco que necesitaba entonces pulirse (…) Sanz trabajó de forma aplicada en los ambientes que él conocía para conseguir las firmas en las elecciones. Visitaba peñas, cenaba en ágapes multitudinarios en todos los pueblos de España. La afición veía en él a un igual, un hombre cercano”. Añade: “Sanz inició aventuras en el mundo de la construcción. Le presenté a un antiguo profesor mío en los 50, Enrique Tierno Galván. A través de él le abrí a Sanz caminos adecuados en el ayuntamiento (…) Dimití de la Sociedad de Fomento y conseguí hacerle presidente de la hípica en 1986. Tuvo mérito esa gestión, darle ese cargo era más difícil que ganar la Copa de Europa”.

Foto: Los jugadores del Real Madrid cogen a hombros a Lorenzo Sanz en Ámsterdam.

En 1988, Sanz había sido el hombre clave para conseguir la licencia que permitiera levantar un centro comercial en un terreno casi inutilizado junto al estadio. “Exploté un estercolero de basuras que había en la esquina del Bernabéu. Sanz me hizo un buen trabajo. Sus contactos con el ayuntamiento dieron sus frutos y obtuvimos los permisos necesarios para acometer las obras”. Con la construcción y la explotación (que quedará en manos de la empresa Dorna para los primeros 20 años) de La Esquina del Bernabéu, Mendoza iniciaría la reforma del estadio en ese mismo año 88'. En la asamblea en que los socios dieron su aprobación, presentó unas cuentas que presumían de haber rebajado en 338 millones de pesetas la deuda durante su mandato. Mendoza entendía que la remodelación del Bernabéu era necesaria, ya que muchas localidades eran de pie y la UEFA lo exigía, pero la culpará de los problemas económicos de la sociedad en el futuro. El estadio pasará de 32.000 asientos a más de 60.000.

Cinco años después, en 1993, Mendoza había tenido que admitir en asamblea unas pérdidas de 150 millones de pesetas, los primeros números rojos de su etapa. Se planteó entonces la entrada en la junta del presidente de OCP, un no muy conocido pero exitoso empresario llamado Florentino Pérez, con el que se vio en su chalé de Aravaca, cumbre a la que también asistió Lorenzo Sanz, al que la idea no pareció hacerle gracia. La operación, para alegría de Sanz, no cuajó. Algo más tarde, en 1994, de forma repentina, un tumor galopante terminará con la vida de Jaquotot. Aquello reafirma la idea de Sanz de que a él le corresponde ser el sucesor. El constructor se tiene por el único delfín posible de Mendoza.

placeholder Ramón Mendoza junto a José Ramón de la Morena y un joven Florentino Pérez.
Ramón Mendoza junto a José Ramón de la Morena y un joven Florentino Pérez.

Cuando se acercan las citadas elecciones del 95, su amigo Fernández-Cuesta propone a Mendoza la inclusión en la lista de Juan Miguel Villar Mir, ingeniero y ministro de Hacienda en la última etapa del franquismo. “Descubrí luego que Villar Mir estaba como loco por sucederme. Le dije que a finales del 97 yo tendría 70 años y pasase lo que pasase me iría del Madrid”. A esa pelea electoral del 95 concurren tres candidatos. El tercero en discordia es Santiago Gómez-Pintado, dueño de Otaysa, empresa de concesionarios de coches que se anuncia en los videomarcadores del estadio blanco. El principal quebradero de cabeza para la reelección es el propio Florentino Pérez, junto al que se alinea la llamada Asociación para la Defensa del Patrimonio del Real Madrid, en la que figura el abogado Ramón Calderón.

Lorenzo Sanz, ayudado por sus hijos Fernando y Paco, trabaja con esfuerzo por la candidatura continuista. Los comicios se viven como nunca antes en los medios. Mendoza, consejero de PRISA, parece ser el hombre de la SER. García, entonces periodista de la COPE, termina limando ciertas asperezas con Pérez. Se suceden debates en radio y televisiones, en los que la experiencia, verbo y agudeza de Mendoza le hacen salir con ventaja. Pitina, la esposa de Pérez, acusará en privado a su marido de no atacar a su contrincante con fiereza en los debates porque, en realidad, Mendoza le cae bien. Finalmente, el 19 de febrero, con los votos de casi 36.000 socios, Mendoza se impone a Pérez por el escaso margen de 800 papeletas, con Pintado tercero a gran distancia.

Varias intrigas y un adiós

Las preocupaciones están lejos de haber terminado. La mala sintonía entre Sanz y Villar Mir es palpable. Mendoza organiza con su compañera Jeannine Girod (con la que mantendrá, con idas y venidas, una relación de casi veinticinco años) una comida a la que asisten los dos directivos y sus esposas. Allí se lanza la idea de que en 1997 Mendoza se haga a un lado, le suceda Villar Mir, y cuatro años después le llegue el turno a Sanz. El recién llegado va a pedir, para asombro de Mendoza, que el acuerdo se firme ante notario.

En realidad, y con la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas, el aspecto clave que va a marcar el futuro de esa junta y las siguientes es la necesidad de avalar una parte del presupuesto por parte de los directivos. El 29 julio de 1995, Villar Mir, encargado de la parcela económica, dimite junto a otros seis directivos afines. Pretendía la venta de 'La Esquina del Bernabéu' para lograr una inyección monetaria, y la salida del gerente, el gallego Manuel Fernández Trigo, que había llegado al club en 1978, y al que no consideraba competente. El resto de la junta no lo compartía. Mir había presentado unas cuentas que calculaban las pérdidas del ejercicio en casi 2.000 millones de pesetas, además de un presupuesto de más 10.500 millones para el curso siguiente, lo que implicaba que cada miembro de la junta debía avalar 120 millones antes del último día de ese mes. Mendoza, y sobre todo Sanz, se tendrán que activar para avalar el agujero que dejan los directivos salientes. Sanz ha ayudado con ese asunto a un buen número de compañeros de junta. “Así controlaba las voluntades de bastantes directivos”, explica Mendoza.

placeholder Ramón Mendoza en Onda Cero junto a Florentino Pérez.
Ramón Mendoza en Onda Cero junto a Florentino Pérez.

El curso 1995 arranca otra vez mal en lo deportivo para los de Valdano; desde las cinco Ligas consecutivas de la 'quinta', el Madrid parece incapaz de encadenar dos torneos domésticos en la zona alta. Se acerca otra asamblea en octubre de ese año, y Lorenzo Sanz es el encargado de prepararla. Mendoza está tranquilo, Sanz siempre ha sabido hacerlo. Pero por primera vez en su trayectoria presidencial, los socios compromisarios rechazan sus cuentas. Ese día, en el pabellón de la antigua Ciudad Deportiva de la Castellana, la voz más escuchada es la de Ramón Calderón, mientras Sanz parece, en opinión de Mendoza, extrañamente pasivo. “No sé si se tomó con frivolidad o mala intención la captación de compromisarios. Quedé desilusionado, triste y perplejo”. Mendoza se siente desautorizado en lo moral, mientras Sanz parece manejar la situación en la junta, al ser de largo el que más cantidad de avales sostiene.

Esa noche, Míchel se planta con su esposa, Merche Luengo, en casa de Mendoza. Después de animarlo con algunas bromas, le dice que no quiere verle sufrir a su edad y le pide que lo deje. Mendoza se emociona. Su pareja, Jeannine, también es partidaria de que se marche. Al día siguiente, Mendoza levanta el teléfono y hace una llamada inesperada. Se va a reunir en el Bernabéu con Florentino Pérez, para sorpresa de Sanz, y de la prensa capitalina apostada en el estadio, que observa la entrada y salida del constructor en las oficinas. “No somos Yeltsin y Clinton”, bromea el presidente delante de los periodistas. Varios miembros de la junta (no es el caso de Sanz, que permanece en silencio) afearán en una reunión a Mendoza que se haya visto con Pérez. “Hasta ahí podríamos llegar”, es su respuesta.

El expresidente falleció sin ver cumplido su sueño: ganar la Champions

La inestabilidad institucional es vista por algún analista como uno de los motivos del mal momento del equipo. El segundo entrenador, Ángel Cappa, declarará el 7 de noviembre que “en las condiciones actuales, el Madrid va a la deriva y no llegará a ninguna parte. Si no hay un proyecto firme, no se puede continuar”. El club le cita al día siguiente y le abre expediente. En el horizonte, el 26 de ese mes, una nueva asamblea en la que los socios han de aprobar o no las cuentas rechazadas en octubre. En esas circunstancias, Sanz, que ha declarado al 'Marca' que “once años en el poder desgastan”, ofrece a un cansado Mendoza la posibilidad de hacerse cargo de sus avales.

El 20-N de 1995, diez años y medio después de acceder al cargo, Ramón Mendoza deja de ser presidente del Real Madrid. En una comparecencia ante la prensa con un toque teatral y muy de su gusto, declara: “Comienza, por tanto, el funeral deportivo de 'corpore insepulto' por el alma del que fue presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, ahora ya incinerado y en lo sucesivo solamente el socio 772. Yo soy en este funeral el oficiante”. Se muestra cariñoso con sus hijos y con su compañera Jeannine, y acaba con un “terminado el funeral, que el socio Ramón Mendoza descanse en paz. Amén”. La deuda del Madrid se cifra en 13.000 millones de pesetas, unos 78 millones de euros.

Los últimos años

El estado de salud de Ramón Mendoza se resentirá tras dejar la presidencia. Superará un cáncer, y tratará de cumplir su viejo sueño de conocer a Fidel Castro. Tomará un barco rumbo a La Habana, pero una vez allí no podrá reunirse con él. Publicará un libro de tintes autobiográficos, que amenaza con titular 'Dos pelotas y un balón'; la amenaza se cumplirá, y el libro servirá de documentación para parte de este artículo. En su presentación, Mendoza aseguró que el libro crearía polémica, pero que no era lo que él buscaba. “Prefiero el diálogo entre universitarios", dijo, en referencia irónica a Lorenzo Sanz, que no había estudiado carrera alguna. Seguirá ostentando la representación de Emporio Armani en España, siendo consejero del Banco Exterior y del Grupo PRISA de su amigo Jesús Polanco, o disfrutando de la caza en su finca de El Campillo, en Córdoba. Allí, en 1999, sufrirá un infarto que superará gracias a la intervención de un helicóptero, que le traslada al Hospital Reina Sofía de la capital cordobesa.

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Lorenzo Sanz y la plantilla levantan la Séptima. (Reuters)

Mendoza ha visto cómo el deseadísimo trofeo que le había dado esquinazo, la Séptima Copa de Europa, es conquistado por el Madrid de Lorenzo Sanz en 1998. Dos años después, equipo y presidente repiten y levantan la octava. Sanchís es el único de sus queridos chicos de la 'quinta' que sobrevive. El socio 772 también presenciará la salida de Sanz y la entrada de Florentino Pérez, a lomos de Luis Figo, en las elecciones de ese año 2000. El 4 de abril de 2001, Ramón Mendoza se encuentra de vacaciones en las Bahamas, en la goleta América, acompañado de dos de sus hijos, sus parejas, algunos nietos y la que había sido su secretaria durante años, convertida en su nueva compañera sentimental. Allí, en Nasáu, al expresidente del Real Madrid le golpea un nuevo infarto mientras recibe un masaje. Fallece de forma fulminante.

Su cadáver fue trasladado a Madrid dos días después para ser incinerado. En la iglesia de San Fermín de los Navarros se celebró un funeral que congregó a personalidades, gente del fútbol y miembros de la prensa; entre ellos, y para una televisión, quien firma este texto. Su forma de marcharse, cuando el sildenafilo (bajo la marca Viagra) llevaba no mucho más de un año de comercialización, dio pie a rumores y chascarrillos entre algunos de los presentes. Y este reportero no pudo evitar pensar que Mendoza, el que presumía de amistad con Berlusconi y Agnelli; el que hizo su última aparición pública en una cena ofrecida por Armani en el Guggenheim de Bilbao; el que pedía a un empleado del Madrid que se acercara al bar de enfrente del estadio a comprarle un paquete de tabaco que casi nunca recordaba abonarle; el que cambió el pan negro de su niñez por mesas en los mejores restaurantes; el que sorprendió a los espectadores de TV3 recitando en catalán unos versos de Jacint Verdaguer; el que aceleró la transición del Madrid de Bernabéu a la modernidad; pero sobre todo, el conquistador, el que siempre tenía en la manga una respuesta corrosiva, él, Ramón Mendoza, de haberlo escuchado, habría respondido con una sonrisa, encendido otro cigarro, y soltado otra más gorda.

"Cada uno habla de la feria según le va en ella", contestó Ramón Mendoza, socarrón practicante, 'bon vivant' de plateado pelo cano, pitillo encendido y traje italiano, cuando a finales de la década de los 80 fue preguntado por su relación con Naty Abascal, casada con Rafael Medina y a la sazón duquesa de Feria. Una respuesta que ayuda a definir al personaje: ingenioso, desenvuelto ante los medios, y nada incómodo ante una extendida fama de mujeriego galán maduro.

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