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Los superpoderes de Brahim Díaz, con un golazo antológico, tumban al Leipzig (0-1)
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Los superpoderes de Brahim Díaz, con un golazo antológico, tumban al Leipzig (0-1)

El Real Madrid se lleva el primer partido contra el Leipzig con un golazo de Brahim Díaz y las acciones decisivas de Lunin. El malagueño marcó un tanto antológico y el portero fue un muro

Foto: Brahim Díaz celebra con Fede Valverde el gol al Leipzig. (Reuters/Lisi Niesner)
Brahim Díaz celebra con Fede Valverde el gol al Leipzig. (Reuters/Lisi Niesner)

Los superpoderes de Brahim Díaz dieron alas al Real Madrid en el partido de ida de los octavos de final de la Champions contra el Red Bull Leipzig. La victoria, por la mínima, da ventaja al equipo de Ancelotti tras un partido que tuvo dos partes. La primera fue mala y la segunda la revitalizó el golazo del malagueño. Pudo acabar con un resultado más amplio si el Real Madrid hubiera estado más atinado en la definición.

El resultado es bueno. Portería a cero, con un gran partido de Lunin, que estuvo seguro y acertado en muchas acciones. Hizo paradones en momentos de enorme dificultad. Llegó a todos los balones, por abajo y por la escuadra. El ucraniano se ha hecho con el puesto por sus méritos y la fiabilidad que tiene por arriba y por abajo. Cada partido crece y es más decisivo. Echó el candado a su portería y Brahim Díaz descerrajó la del Leipzig con un gol de futbolista de calle. Es la esencia de este magnífico jugador. Entró en el once por el lesionado Bellingham, no estuvo fino en el primer periodo, como el resto de compañeros, y en el inicio de la segunda parte sacó todo el talento que lleva dentro.

Es un golazo de un futbolista que tiene personalidad, calidad y atrevimiento. Aguanta todos los golpes. Brahim Díaz desequilibró el partido con una acción individual en una noche en la que el equipo estaba atascado. La mala noticia es el pinchazo que le dio al malagueño en el gemelo. Se fue lesionado. Otra preocupación más para Ancelotti.

El Real Madrid se vino arriba a raíz del gol de Brahim. Tiene que aprender la lección. A estos partidos, ya en fase de eliminatorias, tienes que entrar enchufado y atento desde el pitido inicial. Lo que hizo el Real Madrid es comparecer sin tensión y cometer errores de bulto que le llevaron al pánico. No se llevaban ni dos minutos de partido y Carvajal, de regreso a la posición de lateral derecho, cometió una imprudencia. Desplazó el balón a la otra banda, comprometió a Mendy, y provocó el caos. El balón lo quiso sacar el francés y salió por la línea de fondo. El saque de esquina fue un horror. Lunin despejó de puños, el balón cayó en la frontal, lo metió en el área pequeña Schlager y lo remató de cabeza Sesko. A puerta vacía. Gol que anuló el árbitro tras levantar el banderín el linier.

placeholder Kroos corre detrás de Xavi Simons para intentar robar el balón. (Reuters/Annegret Hilse)
Kroos corre detrás de Xavi Simons para intentar robar el balón. (Reuters/Annegret Hilse)

La jugada, nada fácil de explicar en las repeticiones y revisada por el VAR, no fue necesaria para que el árbitro acudiera a verla al monitor. No había fuera de juego. Lo que se interpretó es una falta, un empujoncito, de Henrichs a Lunin. Una acción difícil de ver y un gran susto que se llevó el equipo de Ancelotti.

El Real Madrid entró mal al partido, estaba incómodo con la presión del equipo alemán, le costaba sacar el balón jugado desde atrás y seguía cometiendo errores. Otro mal pase de Nacho provocó una nueva ocasión del Leipzig. Era un Real Madrid despistado, inseguro, sin agresividad y un Leipzig ordenado, intenso y vertical. La segunda ocasión clara del partido fue, de nuevo, para Sesko en una carrera en la que se plantó ante Lunin. Su disparo lo rechazó con las dos piernas el portero ucraniano. Salvador en la primera parte. Sufría el Madrid en un mal arranque, estaba atascado, le costaba progresar y amenazar.

Faltó profundidad

Mejoró ligeramente en el tramo final de la primera parte. Cuando Vinícius se pudo ir, por primera vez, del marcaje de Simakan. Puso un buen centro al área pequeña y no llegó por centímetros Rodrygo en el intento de remate de cabeza. Esos balones piden un delantero centro. Un Joselu, que empezó en el banquillo. La tuvo el Real Madrid en una primera parte floja, donde sufrió atrás con demasiados errores, imprecisiones en los pases y perdiendo duelos ante un Leipizig más enchufado y peligroso. Le faltó profundidad en el juego, amenaza en un primer periodo en el que el juego fue ineficaz, no encontró espacios para correr ni acciones para desequilibrar. Se fue al vestuario anulado por el vigor y la energía de un Leipzig que fue un hueso.

Todo lo oscuro que se vio en la primera parte lo quitó de un plumazo Brahim Díaz con el golazo en el inicio de la segunda parte. Una acción individual que lo tiene todo. Fuerza, resistencia, velocidad y definición. El malagueño cogió el balón fuera del área, se fue de una primera tarascada, aguantó un segundo empujón y una tercera patada. Pisó área y disparó con la zurda a la escuadra de Gulacsi. Una auténtica barbaridad de gol, de los que solo puede marcar un jugador que tiene un talento especial.

La reacción del Leipizig fue rápida, en una jugada que finaliza Dani Olmo y Lunin despeja el potente disparo al centro. El portero ucraniano estaba tan inspirado como Brahim Díaz. Lunin dio un recital de colocación, seguridad bajo palos, dominio del juego aéreo y anticipación para salir a cortar balones. El golazo de Brahim fue energía para el Real Madrid, dio mucha confianza al equipo para juntarse atrás y tener más opciones de salir al contragolpe. Pudo hacer el segundo tanto en un robo de Fede Valverde que acabó en un remate algo forzado de Rodrygo.

El Real Madrid ya era un equipo más intenso, agresivo y vertical. Iba a la presión, ganaba duelos y salía con velocidad. Vinícus, Brahim y Rodrygo eran una amenaza. Le benefició el correcalles en el que entró el partido. Tuvo acciones para ampliar el resultado, pero le faltó claridad y puntería. Y suerte. La tuvo en otra carrera de Brahim Díaz que finalizó Vinícius con un regate dentro del área y un disparo al poste. Brahim no pudo acabar el partido por la lesión. Entró Joselu. El Madrid pasó por todo, de sufrir, a poder hacer el segundo a que Lunin acabara como el salvador.

Los superpoderes de Brahim Díaz dieron alas al Real Madrid en el partido de ida de los octavos de final de la Champions contra el Red Bull Leipzig. La victoria, por la mínima, da ventaja al equipo de Ancelotti tras un partido que tuvo dos partes. La primera fue mala y la segunda la revitalizó el golazo del malagueño. Pudo acabar con un resultado más amplio si el Real Madrid hubiera estado más atinado en la definición.

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