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Un terremoto pasa por Nápoles con la exhibición de Bellingham y el misil de Fede Valverde (2-3)
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Un terremoto pasa por Nápoles con la exhibición de Bellingham y el misil de Fede Valverde (2-3)

El Real Madrid da un golpe en la mesa con la victoria en Nápoles. El gol de Vinícius, un gran Bellingham y el zambombazo de Fede Valverde demuestran el nivel competitivo en Europa

Foto: Bellingham en un momento del partido. (Getty/Francesco Pecoraro)
Bellingham en un momento del partido. (Getty/Francesco Pecoraro)

El Real Madrid exhibe pegada en el estadio Diego Armando Maradona para llevarse un partido que tuvo que remontar dos veces. La primera por un error de Kepa en una salida y la segunda por un penalti de VAR. Polémico por una mano de Nacho, de rebote, que el árbitro no vio y tuvo que revisar la tecnología. Salió la versión del Real Madrid de la Champions, el que no baja los brazos, sabe sufrir y se repone de los golpes. Apareció el gol. Vinícius hizo el primero en una excelente definición, Bellingham arrasó en el segundo y Fede Valverde soltó un zambombazo en el tanto del triunfo. El latigazo del uruguayo se estrella en el larguero y el rechace pega en la cabeza del portero para irse para adentro.

El triunfo refuerza al Real Madrid en el primer puesto del grupo y ante un rival exigente. Confirma la recuperación del equipo de Ancelotti tras la derrota en el derbi y encadenar tres victorias seguidas. Las dos últimas de gran mérito, trabajadas. Contra el Girona se jugaba el primer puesto de la Liga y goleó a uno de los equipos más en forma de España. Contra el Nápoles brilló, de nuevo, Jude Bellingham. El inglés dio la asistencia a Vinícius e hizo el segundo tanto. Se movió como un rodillo. Un terremoto pasó por Nápoles con el imparable Bellingham y el misil de Fede Valverde.

placeholder Vinícius pelea un balón con Lobotka. (Reuters/Ciro de Luca)
Vinícius pelea un balón con Lobotka. (Reuters/Ciro de Luca)

El partido se puso cuesta arriba con un error garrafal en una salida de Kepa tras un córner lanzado por Kvaratskhelia. Es el peor fallo que puede cometer un guardameta. Salir a por uvas. Eso es lo que hizo Kepa, solvente bajo palos y deficiente por arriba. Decidió dejar la portería para ir arriba a despejar el balón colgado al área. Se lo comió. El balón rematado por Natan de cabeza pegó en el larguero y en el rechace fue más contundente Ostigard que Carvajal. Le superó en el salto y puso por delante al Nápoles. El fallo estrepitoso de Kepa le costó al Real Madrid tener que remar contra un rival que salió a no dejar espacios, colocado como un cerrojo.

Estos planteamientos de bloques metidos atrás le cuestan al Real Madrid. Es un equipo que necesita correr, romper al espacio para generar peligro. Viene mejor tener un delantero centro, una referencia para colgar balones y buscar segundas jugadas. Pero Ancelotti dejó a Joselu en el banquillo. Repitió el mismo once que ganó al Girona con la novedad de Rodrygo. Camavinga sigue en el lateral izquierdo. En un partido gordo de la Champions tampoco tienen sitio ni Mendy ni Fran García. A Ancelotti le da más seguridad el joven francés.

El poderío de Bellingham

Con el mazazo del gol del Nápoles apareció el terremoto Bellingham. El inglés va sobrado de poderío para desequilibrar el partido en cualquier zona del campo y de diferentes maneras. Se llama actitud, hambre, fuerza y calidad. Bellingham fue a la presión arriba, interceptó un balón de Di Lorenzo y activó a Vinícius. Vio al brasileño, pisaron área y Vini cruzó el balón al portero Meret. Buena definición de Vinícius. Decisiva la acción defensiva de Bellingham y su claridad y generosidad para dar la asistencia.

El partido se igualó y el Madrid volvió a recuperar la seguridad. La cantada de Kepa ya dolía menos. Solo tardó siete minutos en llegar el empate. El Madrid cogió, de nuevo, el pulso. Defendió fuerte atrás con Carvajal, Rüdiger, Nacho y Camavinga. Dominó el centro del campo con Kroos. Se desplegó arriba con la zancada poderosa de Bellingham. El inglés se desató en una jugada de fuerza y excelente conducción del balón. Se fue con decisión a la portería. No había manera de frenarle. Salieron a su paso Anguissa, Ostigard y Natan. Nada. Imposible. Imparable. Bellingham pudo con todos y marcó el segundo gol.

El Real Madrid le dio la vuelta al marcador en 14 minutos con una nueva exhibición de Bellingham. Asistencia y gol en una primera parte que acabó con una buena intervención de Kepa en potente cabezazo de Osimhen. El nigeriano ganó por arriba a Rüdiger y el remate lo desvió el portero del Real Madrid. Esta vez, Kepa estaba bajo palos.

Penalti de VAR

La segunda parte empezó con el penalti revisado por el VAR en una acción cuestionable, de las que siguen sin quedar clara la intencionalidad de las manos. Nacho se tiró al suelo, llegó a taponar el disparo de Osimhen, la pelota pegó en la pierna del madridista y le rebota en la mano. Una de esas manos involuntarias. Desde el VAR avisaron al árbitro francés Turpin. No había visto nada en el campo. Ni tampoco los jugadores del Nápoles pidieron el penalti. Fue una decisión del VAR. El árbitro dio el penalti e hizo un gesto levantando el brazo en señal de que Nacho se había tirado con los brazos extendidos. El penalti lo marcó Zielinski en un disparo ajustado que pegó en el poste. Imposible de llegar para Kepa.

Foto: Benzema en el día de su presentación con el Al-Ittihad. (REUTERS/Stringer)

El gol igualó el partido, indignó a Ancelotti, espoleó al Nápoles, calentó el ambiente del estadio y el Madrid entró en una fase de sufrimiento. Para encontrar la calma, el control de la pelota y más seguridad, Ancelotti metió a Modric por Kroos y a Mendy por Camavinga (tenía una tarjeta amarilla). Modric, que no había jugado nada en los dos últimos partidos (Las Palmas y Girona), entró en el peor momento, el más crítico para el Madrid. Había que tirar de su oficio y talento. Para situaciones de emergencia también viene bien tener la experiencia y la calidad del croata. Estiró al equipo. Enfrió el ímpetu del Nápoles. El Real Madrid se repuso y tuvo la ocasión de marcar el tercero en un cabezazo de Bellingham tras un disparo rechazado del portero a Vinícius. El inglés desperdició una ocasión clara. Ancelotti metió a Joselu por Rodrygo. Otro mal partido del brasileño. Intrascendente.

El Madrid se fue a por el Nápoles. Lo cercó. Volvió a ser superior y lo aniquiló con el misil de Fede Valverde desde fuera del área. Un zambombazo que rozó en un defensa y golpeó con violencia en el larguero. Fue para adentro. Es la pegada del uruguayo, con fortuna, la que brilló en el estadio Diego Armando Maradona. Fede Valverde se fue corriendo a abrazarse con Modric. Gesto de buen compañero con un veterano.

El Real Madrid exhibe pegada en el estadio Diego Armando Maradona para llevarse un partido que tuvo que remontar dos veces. La primera por un error de Kepa en una salida y la segunda por un penalti de VAR. Polémico por una mano de Nacho, de rebote, que el árbitro no vio y tuvo que revisar la tecnología. Salió la versión del Real Madrid de la Champions, el que no baja los brazos, sabe sufrir y se repone de los golpes. Apareció el gol. Vinícius hizo el primero en una excelente definición, Bellingham arrasó en el segundo y Fede Valverde soltó un zambombazo en el tanto del triunfo. El latigazo del uruguayo se estrella en el larguero y el rechace pega en la cabeza del portero para irse para adentro.

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