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Por qué la Superliga demuestra que el poder del palco del Bernabéu se circunscribe a España
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EUROPA DA LA ESPALDA AL PROYECTO

Por qué la Superliga demuestra que el poder del palco del Bernabéu se circunscribe a España

Con el Gobierno más tibio de todos y la RFEF descabezada, solo Joan Laporta sigue a Florentino Pérez, a quien ser presidente del Real Madrid no le vale allende los Pirineos

Foto: Florentino, junto al ministro Albares, en el Bernabéu. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Florentino, junto al ministro Albares, en el Bernabéu. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

En España, el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la Superliga fue vendido y celebrado como una victoria del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, con el del FC Barcelona, Joan Laporta, reducido al papel de subalterno. Sin embargo, el único avance que en realidad se ha producido es que se exige a la UEFA la aprobación de unas normas con criterios objetivos para autorizar o denegar la organización de otras competiciones.

Algo que, como informamos en este diario, ya se produjo en el verano de 2022. Eso sí, más allá de que haya quedado claro que los clubes puedan ser libres para elegir su destino, aunque previa autorización y ateniéndose a las consecuencias que su decisión pudiera conllevar, no hay que olvidar que será el Juzgado de lo Mercantil nº 17 de Madrid quien tendrá la palabra.

La justicia deberá dictaminar si los criterios y reglas establecidos por UEFA garantizan ese "carácter transparente, objetivo, no discriminatorio y proporcionado", tal y como exige el TJUE, quien nada dice sobre la Superliga, por más que en la opinión pública así se quisiera hacer ver. En el libro Florentino Pérez, el poder del palco, Fonsi Loaiza no solo llega a conclusiones como que en España el verdadero poder no está en las primeras líneas del poder político, sino en las sombras del poder económico.

placeholder Florentino Pérez, junto a Laporta. (EFE/Mariscal)
Florentino Pérez, junto a Laporta. (EFE/Mariscal)

También concluye que el presidente de ACS y del Real Madrid es el gran socio y contratista del Estado español, y el mencionado palco del Bernabéu, "el trono en el que une a todos los poderes del país, el judicial, el económico, el mediático y el político". "Tiene más poder que un Consejo de Ministros", asegura el citado autor.

Florentino, como un Grande de España

Sin embargo, si algo está demostrando el proyecto de la Superliga es que el poder de Florentino se circunscribe a España, al margen de que la haya utilizado personalmente a nivel internacional.

Algo que se puede comprobar, por ejemplo, en las visitas de empresarios españoles a los países del Golfo Pérsico, donde su figura sobresale de la del resto, no por ser presidente de la constructora ACS, sino del Real Madrid, de ahí el trato que recibe como si fuera un Grande de España.

Foto: Sede de la UEFA, en la ciudad suiza de Nyon. (Reuters/Denis Balibouse)

Basta con hacer un repaso por los otros cuatro países más importantes de Europa futbolísticamente hablando para comprobar que la Superliga, más allá que pueda servir como medida de presión a la UEFA para negociar otro modelo de competición y negocio, no tiene futuro más allá de los Pirineos. No hay más que escuchar las incoherencias de su CEO, el alemán Bernd Reichart, para comprobar que solo el florentinismo, que no el madridismo, la mantienen con respiración artificial.

Italia crea una cláusula anti-Superliga

El presidente de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) lo advirtió antes del fallo del TJUE del pasado día 21. "Fuimos la única federación que adoptó una postura muy clara. Estamos totalmente en contra de la Superliga y hay una norma por la que quien se une a ese mundo abandona el sistema federal de fútbol", declaró Gabriele Gravina.

"Tengo que salvaguardar la marca del fútbol italiano y hay que saber a qué nos enfrentamos", añadió, para de este modo dejar en evidencia lo que sucede en España, con un vacío de poder en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

placeholder Gabriele Gravina, presidente de la Federación Italiana de Fútbol. (Reuters/Massimo Pinca)
Gabriele Gravina, presidente de la Federación Italiana de Fútbol. (Reuters/Massimo Pinca)

La semana pasada el órgano supremo de la FIGC aprobó la conocida como cláusula anti-Superliga. En una reunión celebrada para definir las reglas que regirán la concesión de licencia a los clubes para la temporada 2024-25, se aprobó por unanimidad un documento que entrará en vigor el 4 de junio de 2024 y que, entre otras obligaciones formales, tiene una cláusula dedicada especialmente a las competiciones que se pretenda organizar al margen de la UEFA, como la Superliga.

"Los clubes deberán presentar a la Liga Profesional, a través de un correo electrónico certificado, la solicitud de admisión al campeonato de la Serie A 2024-25, que contiene la solicitud de otorgamiento de la licencia nacional y el compromiso de no participar en competiciones organizadas por asociaciones privadas no reconocidas por FIFA, UEFA o la FIGC", rezó el comunicado, en el que también se avisaba que el incumplimiento de la norma dará lugar a la denegación de la concesión de la licencia.

Alemania, firme desde el principio

En Alemania, el rechazo a la Superliga es tan rotundo que el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea apenas tuvo protagonismo en los principales medios, si bien la federación germana aprovechó para hacer hincapié en que la sentencia no implica la creación de la Superliga.

"El TJUE también aclara en el comunicado de prensa que su decisión no significa que una competición como esta tenga que ser autorizada necesariamente. La legalidad de la Superliga es una cuestión aparte. La DFL apoya explícitamente el modelo deportivo europeo y rechaza las competiciones al margen de las organizadas por las asociaciones y las ligas". Más claro, imposible.

placeholder Aficionados del Chelsea protestan contra la Superliga. (EPA/Neil Hall)
Aficionados del Chelsea protestan contra la Superliga. (EPA/Neil Hall)

Los hinchas ingleses alzaron la voz

En el caso de Inglaterra, la reforma del fútbol que entrará en vigor este 2024 lleva desarrollándose desde 2021, cuando seis clubes de este país, a saber Arsenal, Chelsea, Tottenham, Liverpool, Manchester City y Manchester United, figuraban entre los 12 que se proclamaron fundadores de la Superliga Europea, si bien la reacción de los aficionados, con protestas tanto en las calles como en las gradas, les hizo recular.

Foto: Pérez y Laporta, el pasado viernes en Madrid. (EFE/Mariscal)

De este modo, la reforma incluye la creación de un regulador independiente que medie en disputas, mejorar el test a dueños y propietarios para evitar problemas económicos, así como la entrada de clubes estado, incrementar la representación del aficionado y que tenga poder de decisión y mejorar el reparto de dinero en la pirámide del fútbol inglés.

La reforma cuenta con el apoyo gubernamental, que también ha incluido una específica ley anti-Superliga, que no solo prohíbe, sino también amenaza con la expulsión de la Premier League a aquellos equipos que decidan unirse a esta u otra cualquier competición externa a la UEFA o la FIFA.

Francia cede el control a su federación

En Francia, según el artículo L131-14 del Código del Deporte, el Estado confiere exclusivamente a la Federación Francesa de Fútbol (FFF) la exclusividad de la competencia para organizar una liga con la LFP.

De este modo, si la Superliga negociara con un club francés la entrada en su nueva competición, la ley ampara a Francia para considerar ilegal cualquier disidencia. Estaría por ver si el ordenamiento jurídico europeo podría entrar de oficio como ente supranacional, aunque es evidente que los galos también se han cerrado en banda en contra de la Superliga.

placeholder Florentino, tras la toma de posesión de Uribes como presidente del CSD. (EFE/JJ Guillén)
Florentino, tras la toma de posesión de Uribes como presidente del CSD. (EFE/JJ Guillén)

El descabezado fútbol español

Volviendo y acabando en España, Florentino Pérez movió todos sus hilos para incluir, vía enmienda, en la nueva Ley del Deporte, un artículo que diera amparo a las federaciones españolas para proteger a la liga española de factores externos que podrían ponerla en peligro, como la Superliga, pero no prosperó.

Así, el artículo 49.1 de la nueva Ley del Deporte dice que "para la participación en competiciones de carácter profesional, las licencias deberán ser visadas, previamente a su expedición, por la liga profesional correspondiente. El otorgamiento de la licencia nunca podrá quedar condicionada a la participación en otras competiciones o actividades deportivas". Como quiera que la norma alude al "otorgamiento" de licencia, tampoco impide que se impongan sanciones a los clubes.

De ahí que expertos en la materia entiendan que la RFEF está plenamente facultada para tipificar como infracción la participación en competiciones no reconocidas por la FIFA, la UEFA o la propia RFEF, así como prever como sanciones la suspensión de los derechos federativos o incluso la expulsión de las competiciones españolas.

Foto: Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deporte. (EFE/Ronald Wittek)

Toda vez que no irían en contra del criterio fijado por el TJUE, siempre que esté precedida de una denegación de autorización por parte de la UEFA al organizador de la nueva competición, y que se haya acordado con base en una normativa transparente y objetiva.

Sobra decir que en España, solo Real Madrid y FC Barcelona defienden la Superliga, frente a la firme oposición de LaLiga y, aunque no todos lo hayan expresado públicamente, el resto de clubes que la forman. Con el Atlético de Madrid a la cabeza, pero también con otros tan importantes como la Real Sociedad se han sumado a la campaña Gánatelo en el campo, con la que quieren exhibir su rechazo a una competición gestada en el palco del Bernabéu, pero que en Europa no tiene ningún apoyo.

Y es que Florentino Pérez tiene mucho poder en España, pero poco más allá de los Pirineos y está por ver al otro lado del Estrecho de Gibraltar, pues las opciones de que la final del Mundial 2030 se jugará en Casablanca y no en el Bernabéu son cada vez mayores, en ausencia de un Gobierno y una RFEF que se hagan respetar.

En España, el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la Superliga fue vendido y celebrado como una victoria del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, con el del FC Barcelona, Joan Laporta, reducido al papel de subalterno. Sin embargo, el único avance que en realidad se ha producido es que se exige a la UEFA la aprobación de unas normas con criterios objetivos para autorizar o denegar la organización de otras competiciones.

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