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El gol que sana los males de Isco en el Betis tenía que hacerlo con su mala cabeza para ser feliz
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la liberación del malagueño

El gol que sana los males de Isco en el Betis tenía que hacerlo con su mala cabeza para ser feliz

Isco está en el buen camino para volver a creer en él y en que no está acabado para el fútbol de élite. El gol de cabeza al Sparta dice mucho del cambio que ha experimentado

Foto: Isco celebra el gol al Sparta de Praga. (Reuters/Vincent West)
Isco celebra el gol al Sparta de Praga. (Reuters/Vincent West)

Isco da un paso más en su recuperación como futbolista para la élite con el gol de cabeza que sirvió para que el Betis ganara al Sparta de Praga en el segundo encuentro de la Europa League. Tiene guasa que lo marque con la cabeza, su punto débil. No solo porque nunca se caracterizó como un rematador aéreo. Su especialidad, por lo que fue un jugador diferente, genial, estaba con la pelota en los pies. Talento puro. La cabeza parecía que la había perdido desde el día que el Real Madrid despidió a Lopetegui, en octubre de 2018, y él entró en una dinámica negativa, de rechazo, apatía y conflictos. Aquí se estropeó el malagueño y ya no le fue bien ni cuando Julen Lopetegui se lo llevó al Sevilla.

Con Isco ya no se puede hablar en pasado. Está recuperando el crédito en el Betis gracias a la oportunidad que le dio Manuel Pellegrini. En la vida, tener padrinos, es un tesoro. Isco ha tenido dos. Lopetegui y Pellegrini. El chileno sí ha creído en la recuperación de Isco, conservaba los buenos recuerdos de la maravillosa etapa en el Málaga. Aunque ya había pasado una década y le acompañaba la mala fama de exjugador, Pellegrini se la jugó con Isco.

placeholder Isco en el remate que acaba en gol al Sparta de Praga. (Reuters/Vincent West)
Isco en el remate que acaba en gol al Sparta de Praga. (Reuters/Vincent West)

En los diez partidos que lleva el Betis esta temporada, ha sido titular en todos, en muchos ha acabado con el premio al mejor jugador. Isco ha marcado dos goles. Un golazo al Athletic en San Mamés, con el pie. Y el que tanto deseaba ante su afición, en el Benito Villamarín. En el partido contra el Sparta de Praga estuvo cerca de hacer un golazo de falta en un disparo lejano, con rosca, potencia y preciso que salió rozando la escuadra. Tuvo otro lanzamiento con intención a la otra escuadra. Le pega al balón que es una maravilla y deja acciones geniales que provocan los aplausos de los aficionados. Una de ellas fue la ruleta con la que salió del marcaje de un rival. Sus controles, visión de juego y sacrificio son las señas de identidad de un jugador que era una estrella del fútbol español y está en proceso de recuperación.

Actitud y físico

La confirmación de que tiene otra actitud y otro físico es cómo fue al espacio para rematar de cabeza un centro de Guido Rodríguez. Es el hambre de un futbolista que ha dejado de andar por el campo y se le ve correr con la pelota en dirección vertical y sin ella se esmera para ayudar en la presión. Trabaja en defensa como uno más, está implicado en la recuperación, hace kilómetros y construye en ataque. Por él pasan la gran mayoría de balones para generar fútbol y desequilibrar las defensas que se cierran. Tiene un enorme peso en el juego del Betis. Un peso del que ya no se habla por su aspecto físico. Sí por su impacto. Está en forma en lo físico y lo mental.

Foto: Rüdiger pide intensidad a la defensa en un partido del Bernabéu. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Este es el cambio a mejor que ha experimentado Isco en el Betis. Para ello, ha tenido que pasar por el infierno de estar ocho meses sin equipo. El problema de Isco estaba en la cabeza y ha salido de él aplicando una psicología positiva. Ha sabido reaccionar, luchar, salir adelante, creer en sus cualidades y, lo más importante, hacer autocrítica. El Isco que hoy vemos en el campo está fuerte en todos los aspectos. En lo mental, transmite las ganas de disfrutar del fútbol como si cada partido fuera único. Está aprovechando la oportunidad que le ha dado Pellegrini.

El técnico chileno no se suele poner medallas y todavía hay que esperar a que transcurra la temporada para hacer un balance completo del nivel de Isco. Lo que lleva jugado es para decir que es el mejor del Betis. "Lo veo entero físicamente. No solo en la creación, sino en la destrucción. Mucha gente creía que estaba acabado", dice el chileno. Isco está feliz, así se define él. No hay más secretos ni milagros para entender que donde había una persona que estaba tirando su carrera a la basura, ahora hay un jugador centrado, humilde, motivado y agradecido al Pellegrini y al Betis.

Isco da un paso más en su recuperación como futbolista para la élite con el gol de cabeza que sirvió para que el Betis ganara al Sparta de Praga en el segundo encuentro de la Europa League. Tiene guasa que lo marque con la cabeza, su punto débil. No solo porque nunca se caracterizó como un rematador aéreo. Su especialidad, por lo que fue un jugador diferente, genial, estaba con la pelota en los pies. Talento puro. La cabeza parecía que la había perdido desde el día que el Real Madrid despidió a Lopetegui, en octubre de 2018, y él entró en una dinámica negativa, de rechazo, apatía y conflictos. Aquí se estropeó el malagueño y ya no le fue bien ni cuando Julen Lopetegui se lo llevó al Sevilla.

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