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La señal de socorro del Real Madrid a Rüdiger, muy necesaria para evitar cantadas
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el alemán destaca como marcador

La señal de socorro del Real Madrid a Rüdiger, muy necesaria para evitar cantadas

El Real Madrid necesita la mejor versión de Rüdiger para dominar el juego aéreo en su área ante los problemas que tiene con los balones por arriba y las malas salidas de Kepa

Foto: Rüdiger pide intensidad a la defensa en un partido del Bernabéu. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Rüdiger pide intensidad a la defensa en un partido del Bernabéu. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

"Nadie es perfecto, ni siquiera yo", es la forma tan graciosa con la que Ancelotti explicó el error de Kepa que le costó el primer gol al Real Madrid en Nápoles. Una cantada por arriba de un portero que, como reconoce el entrenador, es formidable entre los palos, pero que es normal que sufra en los balones aéreos porque no mide dos metros. Ancelotti no habría tenido ganas de bromas si el equipo no hubiera reaccionado con otra remontada. Lo que hizo el entrenador para proteger al portero de sus deficiencias en los balones por alto es una señal de socorro a Rüdiger para poner remedio al punto débil.

El trabajo oscuro, el que menos luce, pero que tiene un altísimo valor para Ancelotti, lo hizo Rüdiger en Nápoles. El central alemán cumplió con nota con el papel que le encomendó el entrenador. Su misión era la de minimizar a Osimhen, el peligroso delantero nigeriano que tiene un enorme potencial en el juego aéreo. Rüdiger hizo el marcaje a la vieja usanza. Estar encima del delantero, ir fuerte a los duelos, intimidar y marcar territorio. El resultado fue favorable al central del Real Madrid. Osimhen tendrá pesadillas con la agresividad, intensidad y determinación del alemán.

placeholder Rüdiger gana un balón aéreo en el partido contra el Unión Berlín. (REUTERS Isabel Infantes)
Rüdiger gana un balón aéreo en el partido contra el Unión Berlín. (REUTERS Isabel Infantes)

Este es el central por el que apostó el Real Madrid para conseguir hacer un equipo más sólido. La pasada temporada tuvo problemas de adaptación, entendimiento del juego con los compañeros, despistes y errores en la toma de decisiones. Estaba habituado a jugar en el Chelsea con una defensa de tres centrales. La competencia en el Real Madrid también le pesó. Militao y David Alaba estaban asentados en el once tras ganar la Liga y la Champions. Rüdiger aceptó el reto de fichar por el Real Madrid y demostrar que le podía aportar cosas diferentes a la defensa.

Esa función diferencial consistía en demostrar que era uno de los mejores marcadores del mundo y se le podían encargar marcajes individuales. Llegaba con la experiencia de jugar en el Chelsea, ser campeón de Europa y destacaba por su poderío en el juego aéreo. Ancelotti vio las virtudes para darle a la defensa algo de lo que carecía. Contundencia en el juego aéreo, energía y agresividad.

Se comió a Haaland y Osimhen

A Rüdiger le afectó la competencia con Militao y Alaba, no tuvo una temporada a la altura de lo que se esperaba. Su mejor partido, en el que se vio el altísimo nivel ante delanteros top, fue el marcaje a Erling Haaland en la ida de las semifinales de la Champions en el Bernabéu. Secó al noruego. Como ha hecho con Osimhen. Pero en el partido de vuelta, en el Etihad, volvió a ser suplente. Una decisión que resultó sorprendente y que no le gustó a Rüdiger. Creía que había hecho méritos para jugar otro partido grande y anular a Haaland. El Madrid sufrió en exceso contra el City, por momentos arrollado, y el equipo echó de menos al alemán. Estaba en su mejor momento, pero Ancelotti tiró de jerarquías para mantener la pareja Militao-Alaba, con Camavinga como lateral izquierdo. Podía haber puesto al austríaco en el lateral izquierdo, pero eligió prescindir de Rüdiger.

Las lesiones de Militao, de larga duración, y Alaba propician que se vuelvan a ver las mejores virtudes de Rüdiger. En las dos últimas victorias, en Liga contra el Girona y en la Champions contra el Nápoles, ha sido de lo mejor del equipo en defensa. Ha dado la seguridad y la solidez que exige Anceloti. Ha tenido fiereza en el campo para imponerse y sacar ventaja en los duelos. No ha perdido los nervios, como sucedió, de manera extraña, a Nacho con su extraña entrada a Portu.

Foto: Xavi, cabizbajo, en la sala de prensa del Oporto. (EFE/EPA/Jose Coelho)

Rüdiger dio un recital en el estadio Diego Armando Maradona de cómo ganar balones por arriba, ir al corte por abajo, hacer coberturas y lo más sorprendente, empezar la jugada desde la defensa y regatear a rivales. Es la mejoría de un central poderoso que necesita el Real Madrid en un momento de urgencia. Es el nuevo jefe de la defensa.

No es el central más elegante del mundo, pero sí el más desagradable que puede tener un delantero que lo sufre. Rüdiger es intenso, pegajoso, tenaz. También valiente, como se pudo comprobar la pasada temporada en el partido contra el Shakhtar. Se partió la ceja en un remate para marcar el gol del empate en el descuento. Corre raro y tiene un aspecto estrafalario. Le llaman loco, pero es muy necesario para un momento en el que el Real Madrid está bajo en defensas y Kepa necesita centímetros.

"Nadie es perfecto, ni siquiera yo", es la forma tan graciosa con la que Ancelotti explicó el error de Kepa que le costó el primer gol al Real Madrid en Nápoles. Una cantada por arriba de un portero que, como reconoce el entrenador, es formidable entre los palos, pero que es normal que sufra en los balones aéreos porque no mide dos metros. Ancelotti no habría tenido ganas de bromas si el equipo no hubiera reaccionado con otra remontada. Lo que hizo el entrenador para proteger al portero de sus deficiencias en los balones por alto es una señal de socorro a Rüdiger para poner remedio al punto débil.

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