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Las pillerías de Rüdiger: cómo el alemán del Real Madrid pasa al bando de los indignos del fútbol
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coge fama de tramposo

Las pillerías de Rüdiger: cómo el alemán del Real Madrid pasa al bando de los indignos del fútbol

A Rüdiger le va a marcar la exageración en el codazo que le dio Correa en el derbi después de la artimaña para pinchar al argentino. El alemán recibió un golpe leve y se desplomó

Foto: Rüdiger en la sala de prensa antes de un partido de Champions. (Reuters/Juan Medina)
Rüdiger en la sala de prensa antes de un partido de Champions. (Reuters/Juan Medina)

Antonio Rüdiger está en el foco de la polémica por hacer algo en el derbi que está mal visto en el fútbol de los nobles. El de los profesionales y los aficionados que defienden los valores de la deportividad, caballerosidad y el juego limpio. Aquí Rüdiger está en el bando de los indignos. El golpe que le propina Ángel Correa no tiene la suficiente fuerza como para caerse al suelo y exagerar el impacto. Pero el codazo existe, sin balón de por medio, y Gil Manzano interpreta la acción como agresión. La indignación en el Atleti está en el teatro que hace el alemán, en cómo finge y en la provocación. Rüdiger pellizcó por las axilas a Correa, según el argentino, y como se puede ver en las imágenes de televisión, el futbolista rojiblanco picó. La reacción fue soltar ese leve codazo que le costó la expulsión.

Los hechos presentan a Rüdiger como un futbolista provocador, que se maneja perfectamente en el otro fútbol. Capaz de sacar ventaja de las pillerías, con artimañas, para desquiciar a los rivales. Del Bernabéu se fue caliente Simeone, quejándose de las trampas, de la injusticia del arbitraje y desafiando al alemán con una de esas miradas asesinas, de quien se lo quiere comer y tiene que contenerse. Rüdiger se la devolvió con una sonrisa burlona. Ese cruce de miradas dice mucho de quien apunta la venganza y del que se siente vencedor en el juego del otro fútbol.

placeholder Ángel Correa mira a Rüdiger, tirado en el césped del Bernabéu
Ángel Correa mira a Rüdiger, tirado en el césped del Bernabéu

Rüdiger es un central expeditivo, fuerte, contundente y pillo. Por el historial de sus tarjetas no se puede hablar de un defensa sucio. En los 445 partidos que lleva disputados en su carrera, entre todos los clubes y la Selección, solo ha sido expulsado en cuatro ocasiones. Es un dato que llama la atención en un futbolista que se emplea con intensidad, pero que no es violento. Se le puede calificar de canalla. En el mejor sentido de la palabra para los entrenadores y aficionados que valoran este tipo de jugadores que tienen astucia y sacan ventaja de sus triquiñuelas. Un tramposo para los que no admiten que provoque, exagere y no juegue limpio.

Pocas tarjetas

En las cinco temporadas que jugó en el Chelsea (203 partidos) no vio una sola tarjeta. Las cuatro expulsiones en su carrera son dos con el Stuttgart y otras dos con la Roma. En los 33 partidos que ha jugado esta temporada con el Real Madrid tan solo ha visto dos cartulinas amarillas y ambas en el tiempo de descuento (Elche y Villarreal). El alemán es un defensa con demasiado vigor. Capaz de salir airoso de una acción durísima como la que protagonizó en la final de la Champions de 2021 que ganó el Chelsea al Manchester City en Oporto. En una jugada al inicio de la segunda parte tuvo un fuerte encontronazo con Kevin De Bruyne que acabó por sacar del partido a la estrella belga. Una acción que Mateu Lahoz, colegiado de la final, interpretó como fortuita. El hombro de Rüdiger impactó contra la ceja de De Bruyne y le produjo un hematoma en el ojo izquierdo. Recibió una tarjeta amarilla. El belga abandonó el partido y acabó en el hospital con una doble factura.

Foto: Karim Benzema dialoga con Carlo Ancelotti. (Reuters/Andrew Boyers)

Por acciones como esta, Rüdiger puede ser calificado como un futbolista violento. Lo que hizo con Correa fue una pillería. No es la primera vez que tiene un episodio de estas características con equipos españoles. En su etapa en el Chelsea, en un partido de la Champions contra el Atleti en Stamford Bridge, recibió un codazo de Savic. El central montenegrino fue expulsado y el castigo fue una sanción de cuatro partidos. Esta temporada, en el partido de Liga contra el Villarreal en La Cerámica, recibió un empujón de Parejo en un forcejeo en un córner y cayó desplomado. No le pitaron el penalti. Unas veces saca ventaja y otras no.

El otro fútbol se asocia a los jugadores tramposos y provocadores. Los que no dejan jugar, tiran de tretas y engaños. Una de las acciones que han pasado a la historia de este deporte fue la que protagonizó Materazzi con Zidane en la final del Mundial de 2006. El central italiano estuvo pinchando a la estrella francesa con un marcaje áspero con el fin de desquiciarle. Lo consiguió en una acción de la prórroga cuando Zidane se revolvió y le dijo: "Te daré mi camiseta más tarde". Materazzi le respondió: "Prefiero antes a tu hermana". Provocó la reacción violenta de Zizou con un cabezazo que le costó la expulsión.

Demasiada energía

Rüdiger es un defensa insufrible, del que Neymar dijo que "me da miedo" porque es grande, fuerte y asusta a los delanteros. A Tuchel le dio un disgusto el día que se presentó en su despacho para decirle que había tomado la decisión de cerrar su etapa en el Chelsea y que rechazaba una oferta de 12 millones de euros netos al año de sueldo. "Perdemos a un jugador increíble que da coraje al vestuario", manifestó. No lo pudo retener. Rüdiger, que quedaba libre y tenía ofertas del Real Madrid, Barcelona y Manchester United, quedó convencido tras una llamada de Ancelotti. El entrenador italiano le convenció hablándole de lo importante que era su energía. Tenía claro que no incorporaba a un central vistoso, ni elegante, pero sí a un profesional competitivo.

El central del Real Madrid está bajo sospecha tras el episodio en el derbi con Ángel Correa. "Juego con fuerza porque es mi naturaleza y soy agresivo, pero limpio", comentó esta temporada el alemán en sala de prensa. Hay que diferenciar el ímpetu con el que se emplea y del que no se puede decir que actúa con maldad para hacer daño y lesionar a un rival con sus tretas con las que los rivales le califican como un tramposo.

Foto: Xavi durante el partido contra el Almería. (Reuters/Jon Nazca)

Ese chorro tan potente de energía había que encajarlo en el Real Madrid y a Rüdiger le ha costado adaptarse. En la primera parte de la temporada, Ancelotti ha ido rotando los centrales. Tras el Mundial está consolidado en el once. Ha disputado 15 de los 17 partidos y le han beneficiado las lesiones de Alaba, Militao y Mendy. Su peor momento fue la final de la Supercopa de España en el Clásico de Riad, en la que cometió errores en la salida del balón y de posicionamiento. Recibió críticas por su inseguridad y falta de liderazgo. Sintió por primera vez cuál es la exigencia y la presión que hay en el Real Madrid para no fallar en las finales y desde ese día su rendimiento es más regular, con sus aciertos y sus pillerías.

Antonio Rüdiger está en el foco de la polémica por hacer algo en el derbi que está mal visto en el fútbol de los nobles. El de los profesionales y los aficionados que defienden los valores de la deportividad, caballerosidad y el juego limpio. Aquí Rüdiger está en el bando de los indignos. El golpe que le propina Ángel Correa no tiene la suficiente fuerza como para caerse al suelo y exagerar el impacto. Pero el codazo existe, sin balón de por medio, y Gil Manzano interpreta la acción como agresión. La indignación en el Atleti está en el teatro que hace el alemán, en cómo finge y en la provocación. Rüdiger pellizcó por las axilas a Correa, según el argentino, y como se puede ver en las imágenes de televisión, el futbolista rojiblanco picó. La reacción fue soltar ese leve codazo que le costó la expulsión.

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