Xavi aprieta el botón de SOS en la Liga: cómo culpa a la pasión cuando falta fútbol

El batacazo del Barcelona en Almería es un frenazo al crecimiento de Xavi como entrenador. Era el día que tenía que ganar para escaparse a 10 puntos del Real Madrid y olvidar la eliminación de la Europa League. No lo hizo porque, según Xavi, al equipo le faltó pasión, ilusión e intensidad en una malísima primera parte. No encontró soluciones en la segunda, con diferentes cambios y Araújo como delantero para rematar la inmensidad de balones colgados al área. Se vio el peor Barça de la temporada y al Xavi más superado y frustrado. El técnico es el máximo responsable de que el proyecto funcione después de que Laporta haya endeudado al club con el gasto de fichajes millonarios que no dan para competir en Europa y decepcionan en citas claves como la de Almería.

La diferencia de siete puntos con el Real Madrid todavía sigue siendo una ventaja importante, pero la oportunidad de oro perdida hace que aparezcan los fantasmas de un derrumbe en la Liga. Sería histórico e imperdonable. Todavía queda mucha Liga por disputar, 45 puntos en juego y Xavi, frustrado y angustiado, pulsó el botón de SOS con estas palabras: "Nos va a costar. No la ganamos sobrados. Competimos contra el Real Madrid, campeón de Liga y Champions". Lo que más le cuesta a Xavi es construir un equipo competitivo y recuerda la capacidad que tiene el Real Madrid para levantarse cuando está en la lona. Su enfado, donde se le ven gestos de agotamiento, es darle vida al Real Madrid en la Liga tras el pinchazo del equipo de Ancelotti en el derbi.

Es un entrenador joven, pero con el suficiente recorrido en el Barcelona y golpes para tener ya un bloque más fuerte en lo futbolístico y lo mental. No lo consigue y eso es lo que provoca que se vea un técnico excitado. Los nervios de Xavi, cómo vive y dirige los partidos, dejan ver a un entrenador alterado, que pierde las formas en días cruciales. Como en Old Trafford cuando le cazan las cámaras de Movistar a gritos, con graves insultos, a un jugador rival. La tensión que tiene provoca que, en el ardor de sus protestas a los árbitros, reiteradas, se pierda el próximo partido de Liga, contra el Valencia, por ver la quinta amarilla.

Tenso y frustrado

A Xavi le gustaría disfrutar más del juego de su equipo, vivir los partidos más tranquilos, sacar los resultados con más solvencia y competir mejor. No lo consigue y estalla como lo hizo en Almería para hablar de la poca pasión de sus jugadores. Llegó a decir en la sala de prensa que "no hemos mostrado ganas de ganar y es lo que más me preocupa". El Barcelona lleva una dinámica engañosa en la Liga. Regular, pero con muchas victorias con un marcador justo. Ganó por la mínima al Atleti, Betis, Getafe, Girona, Villarreal y sufrió contra el Cádiz en el Camp Nou. No es un Barcelona redondo, que juegue bien al fútbol de principio a fin. Es un equipo que ha salido adelante por la aportación de dos futbolistas claves: Ter Stegen y Araújo.

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Solo el Barcelona puede perder la Liga. Ya no tiene que competir en Europa, por lo que el calendario se le despeja y los jugadores tienen que estar más frescos. Pero el accidente en Almería confirma que no es un equipo fiable y que dependerá más de los fallos del Real Madrid que de sus aciertos. Xavi dijo, a principio de temporada, que "son las plantillas las que ganan los títulos" y que "juegue quien juegue no se tiene que notar porque tenemos donde elegir". Se da cuenta de que no es así.

Hay un grupo de jugadores que no dan la talla y los señaló en el decepcionante partido contra el Almería. Empezó con una defensa formada por Sergi Roberto, Christensen, Eric García y Jordi Alba, y la cambió. Solo acabó el partido el central danés. Recurrió a Araújo para cazar un balón colgado a la olla y metió a dos chicos, Pablo Torre y Ángel Alarcón, en un desconcierto de sustituciones y giros en el sistema que no mejoraron nada. El Barcelona no solo perdió por falta de pasión e intensidad. Compitió mal por ausencia de fútbol y de una plantilla que no es tan buena como pensaba Xavi.