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Si eres español y no te gusta la Argentina de Messi, deberías leer este artículo
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El último baile

Si eres español y no te gusta la Argentina de Messi, deberías leer este artículo

Cómo la cabeza de Messi hizo clic para maradonizarse cuando parecía en declive y por qué las tanganas argentinas contra Países Bajos fueron tan criticadas en España. Historia de una resurrección religiosa que levantó ampollas

Foto: Messi en el partido contra Países Bajos. (EFE/Rungroj Yongrit)
Messi en el partido contra Países Bajos. (EFE/Rungroj Yongrit)
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No hace falta que acabe el Mundial para saberlo: el partido más rompecabezas y significativo de Qatar 2022 ha sido el Argentina-Países Bajos en los cuartos de final. Partido inagotable que daría para una tesis doctoral de 3.000 páginas sobre idiosincrasias nacionales, prejuicios culturales y liderazgos mesiánicos tardíos. Durante el Argentina-Países Bajos pasaron tantas cosas, y con tantas ramificaciones deportivas, culturales y sociológicas que no cabrían en un ensayo de Michel Foucault.

Al calor de las numerosas tanganas y provocaciones entre jugadores, la tuitosfera española ardió contra el comportamiento de la Argentina de Messi, vilipendiada por celebrar su victoria burlándose de los jugadores neerlandeses. Pasado el ardor de la batalla, se entiende mejor que todo lo que ocurrió ese día tenía un sentido que, más allá de la coyuntura bronquista, explicaría tanto la final del Mundial como el apoteósico fin de fiesta de un jugador (Messi) cuyo legado tiene en vilo místico a todo un país.

Foto: Cristiano Ronaldo, tras quedar eliminado del Mundial. (Reuters/Carl Recine)

De naturaleza fría y poco amigo de las estridencias sobre el terreno, Leo Messi estuvo tan excitado contra Países Bajos que parecía abducido por el Maradona más arrabalero. ¿Cómo llegó a ese estado febril? Se dice que algo hizo clic en su cabeza tras escuchar las declaraciones prepartido del seleccionador neerlandés, Louis Van Gaal, que, con ese humor arrogante que siempre le ha dado problemas, presumió de saber cómo ganar el partido y menospreció a Messi por no currar en defensa. ¿Fueron para tanto las declaraciones de Van Gaal? Quizá no para usted, pero sí para la subjetividad de Messi, que salió al campo en llamas: no solo fue deportivamente decisivo, sino que se encaró repetidas veces con Van Gaal y con los jugadores neerlandeses. El Messi ese desconocido.

A unas horas de que Argentina dispute la final del Mundial, es importante revisar el momento neerlandés para entender cómo un veterano Messi, con la punta de velocidad perdida y tras años de declive, logró, para pasmo de escépticos, ofrecer su versión más decisiva en un Mundial poseído por un fuego interno esotérico.

En la sobrerreacción de Messi a las palabras de Van Gaal hubo algo de confusión cultural familiar: la hosca socarronería del entrenador neerlandés suele ser malinterpretada, le ocurrió a menudo cuando fue entrenador del Barcelona. Pero Van Gaal también puso de su parte contra Argentina y, sobre todo, no tuvo en cuenta el contexto: sus palabras abrieron la tumba de todos los psicodramas, la caja de los truenos, dos décadas de jugadores argentinos agraviados por los corsés tácticos de Van Gaal clamando venganza en el campo. Louis Van Gaal, gran gurú de los sistemas futbolísticos, pero también despiadadamente inflexible con los futbolistas imprevisibles, enfrentado a sus peores demonios argentinos.

placeholder El Topo Gigio. Poca broma. (EFE)
El Topo Gigio. Poca broma. (EFE)

Durante el partido, Messi celebró su gol de un modo pintoresco: se acercó al banquillo neerlandés para burlarse de Van Gaal con las manos a las orejas. ¡Le había hecho el Topo Gigio!, gesto cargado de implicaciones geopolíticas futboleras y popularizado por otro jugador argentino, Juan Román Riquelme, que, veinte años atrás, había chocado con Van Gaal en el Barcelona. ¿El problema entre ambos? Se podía ver desde dos puntos de vista: bien Van Gaal jugaba con un sistema colectivo que el indisciplinado Riquelme dinamitaba, bien castró la libertad creativa de Riquelme hasta echarle a perder (Riquelme, centrocampista tan errante como excepcional, pasó por el Barcelona sin pena ni gloria para sentar cátedra luego en el Villarreal).

Pero hay más. Van Gaal también tarifó con Ángel el fideo Di María en el Manchester United por los mismos motivos. La disciplina centroeuropea contra el calentón latino. ¿Puede haber mejor metáfora sobre los estereotipos nacionales de ambos países?

Este fue el caldo deportivo en el que Messi entró en ignición en Qatar 2022.

Foto: Luis Enrique, en el Mundial 1994, tras el codazo de Tasotti. (EFE/Archivo/Kote Rodrigo)

Del baile a la bronca

Ahora que la Argentina de Messi afronta la final del Mundial, es clave entender cómo la olla a presión identitaria argentina, que tantas veces bloqueó emocionalmente a Messi, le ha propulsado en el abismo de su carrera. Hablamos de todo ello con el escritor, editor y filósofo argentino Santiago Gerchunoff (Buenos Aires, 1977), afincado en España, y al que el Mundial ha pillado con un pie en cada país.

PREGUNTA. ¿Qué pasó en el Argentina-Países Bajos?

RESPUESTA. Es un partido infinito, pero lo fundamental es que Messi se maradonizó, perdió la virginidad, se largó a hablar, a defender a sus compañeros y a enfrentarse a sus rivales, un Messi insólito que recordaba a Maradona.

"Argentina no baila; si se burla del rival es porque le han metido el dedo en el culo antes"

P. ¿Qué pasó en la cabeza de Messi para empezar a comportarse como Maradona?

R. Es un proceso que lleva tiempo en marcha. No solo es por fin el líder indiscutido de la Selección, sino también el mayor del grupo, ya no es ese chico joven y taciturno que venía desde Barcelona. Ha ido cogiendo más responsabilidad.

Messi ha tenido una historia complicada con Argentina. Al principio, la gente no le tomaba en serio, se preguntaban si era argentino o de verdad, si cantaba o no el himno, o por qué jugaba bien con el Barcelona y mal con la Selección. Pero, en 2021, al ganar la Copa América a Brasil en Maracaná, todo cambió. Messi se quitó un peso enorme de encima, se liberó por completo. El cambio ya se vio en su arenga al equipo antes de la final de la Copa América, ahí empezó a maradonizarse, ya no era el Messi que siempre sonreía y nunca conectaba.

Antes de salir al campo en el Argentina-Países Bajos, en el túnel de vestuarios, se vio al portero argentino, el Dibu, diciendo: los neerlandeses hablan mucho fuera de la cancha pero nosotros hablamos dentro. ¡Habían estado pensando en eso toda la semana! Messi salió caliente, en modo Maradona, el Topo Gigio a Van Gaal lo tenía preparado. No es que Van Gaal hablara sobre él antes del partido, es que también lo hicieron varios jugadores neerlandeses históricos, de Van Basten a Van der Vaart, todos con el mismo discurso: Messi no es un líder. Países Bajos, que también es una selección muy futbolera, entró en el juego legítimo de calentar el partido para que Argentina fallara, pero le salió mal.

P. ¿Qué diferencia hay entre los jugadores brasileños bailando en el Mundial cuando metían un gol y los argentinos burlándose de los neerlandeses tras ganar el partido?

R. Los bailecitos de Brasil eran más ingenuos, y no lo digo en el buen sentido. Lo hacen porque les divierte, porque ellos son así. No creo que su intención fuera humillar al rival, pero en los códigos argentinos los bailecitos brasileños son repugnantes, una ofensa, una burla al rival. ¿Por qué? Porque en Argentina burlarte del rival es un asunto más serio. La burla a Países Bajos fue una enmienda ética a algo previo: me burlo de ti porque estuviste toda la semana diciendo que Messi no iba a hacer nada, te pasaste todos los penaltis provocando a los jugadores argentinos. Cuando tiró el penalti Enzo Fernández, un chico joven, los neerlandeses no solo le hostigaron antes de tirarlo, sino después de fallarlo. Por eso los argentinos se burlaron de ellos tras ganar la tanda, pero no con un bailecito jiji-jaja, sino con un: mereces que me burle de ti por lo que has hecho.

Quizá los brasileños no se hubieran encarado con los neerlandeses, sino bailado. Pero Argentina no baila; si se burla del rival es porque le han metido el dedo en el culo antes. Es la diferencia entre vivir el fútbol como una fiesta o vivirlo a vida o muerte. No es que Brasil no se tome el Mundial en serio o no le duela su eliminación, pero su enfoque es más lúdico e ingenuo, y el de Argentina más religioso.

P. En España se acusó a Messi y a Argentina de marrulleros…

R. Mira, cuando llegué a vivir a España, en los noventa, iba en contra de la selección española. Con el tiempo me fui haciendo más español y también de la selección... por un motivo.

"Messi es el líder indiscutido de la Selección y ya no es ese chico joven y taciturno de sus inicios"

P. ¿Qué pasó entre medias?

R. Pasó Luis Aragonés.

P. Siga…

R. Luis Aragonés le quitó de encima a España una cosa de origen madridista, que al Real Madrid le funciona bien, porque tiene a los mejores jugadores del mundo y suele ganar, pero a España no le funcionaba bien. Me refiero al discurso sobre la dignidad, la caballerosidad, la excelencia, la pulcritud ética, que es una cosa muy loser cuando uno no gana. Luis Aragonés dijo: miren, esto es fútbol, aquí hay que hacer lo que sea para ganar con lo que tenemos. Aragonés le quitó la tontería a España, que siempre se iba de los Mundiales quejándose de que le habían dado un codazo, de que la eliminación había sido injusta, siempre apelando a la justicia, al merecimiento, al señorío, a valores que no tienen que ver con el fútbol.

Luis Aragonés hizo una revolución cultural y llegaron los triunfos. Pero España ha retrocedido ahora en el tiempo. Mira que Luis Enrique se apartaba totalmente de esas lógicas, pero hay una burbuja madridista muy fuerte en el periodismo deportivo español. España ha vuelto al punto anterior a Luis Aragonés, cuando no ganaba nada y se quejaba de todo cuando le eliminaban. Ese espíritu lastimero se reflejó en las críticas a la victoria de Argentina a Países Bajos. Eliminada España, se agarraron a criticar a Argentina por su supuestamente indigno comportamiento contra el rival. Pura moralina antifutbolera.

"Lo de Messi ahora es puro acontecimiento histórico, por eso hay que ganar"

P. ¿Messi ha conquistado por fin a Argentina aunque no gane el Mundial?

R. Messi ya está redimido, nunca más será el pecho frío que le llamaban antes, no hay nadie anti-Messi en Argentina ya, la gente lo ama unánimemente. Ahora bien, lo que se juega él ganando el Mundial es poder compararse de igual a igual con Maradona, que es lo que le falta para entrar en otra dimensión.

En Argentina hay ahora mismo un sentimiento religioso: no se trata de ganar el Mundial sino de que lo gane Messi. Lo ves en sus propios compañeros. Lo que está viviendo Argentina en este Mundial es una misión histórica y metafísica, creo que esto le separa del resto de selecciones, quizá solo Marruecos se le pueda acercar en ese sentido.

Cuando Messi dio su pase imposible del primer gol a Países Bajos, el locutor de la tele italiana dijo: "¡Qué gol ha visto! No se podía imaginar. No lo vio ninguno. Lo vio solo él. Es lo que profetizó Maradona: 'Un día aparecerá un hombre que me reemplazará: Leonel Andrés Messi Cuccittini'". Y en efecto, lo que está viviendo Argentina estos días es una mitología religiosa, un asunto de apóstoles, profetas, encarnaciones de dioses y herederos. En Argentina estamos viendo el Mundial y al mismo tiempo Juego de tronos, El señor de los anillos y la Biblia, y eso no pasa en ningún otro lugar.

Cuando no esté Messi, los Mundiales se seguirán viviendo con intensidad, pero no será igual hasta que venga otra mitología con otro mesías.

El discurso bienpensante es: bueno, el fútbol solo es un juego, al día siguiente la gente va a trabajar y retoma su vida… Vale, todo eso es cierto, pero en Argentina se está viviendo el Mundial como fervor religioso y campo de batalla. No es solo fútbol, no es solo un juego, está pasando una cosa especial que te enardece por más racional y antinacionalista que uno sea.

P. Por si a esta mitología le faltara gasolina, se cruza con la del último baile de Messi, ¿no? Cuando, llegado su final, el deportista consigue su mayor golpe, como un maltrecho Tiger Woods ganando una última vez el Masters de Augusta.

R. Totalmente. Cuando ya no tienes casi piernas, pero sacas lo máximo de ti una última vez. Es lo que intentó Maradona en el 94… hasta que le echaron del Mundial. Lo de Messi ahora es puro acontecimiento histórico, por eso hay que ganar.

No hace falta que acabe el Mundial para saberlo: el partido más rompecabezas y significativo de Qatar 2022 ha sido el Argentina-Países Bajos en los cuartos de final. Partido inagotable que daría para una tesis doctoral de 3.000 páginas sobre idiosincrasias nacionales, prejuicios culturales y liderazgos mesiánicos tardíos. Durante el Argentina-Países Bajos pasaron tantas cosas, y con tantas ramificaciones deportivas, culturales y sociológicas que no cabrían en un ensayo de Michel Foucault.

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