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El apetito de Messi solo lo saciará la conquista del Mundial: así destruyó a Croacia a lo Maradona
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El apetito de Messi solo lo saciará la conquista del Mundial: así destruyó a Croacia a lo Maradona

El capitán de Argentina ejerció como un líder con un partido superlativo en el que marcó el primer gol, participó en el segundo y asistió en el tercero en una jugada de fantasía

Foto: Leo Messi volvió a llevar en volandas a Argentina. (Reuters/Molly Darlington)
Leo Messi volvió a llevar en volandas a Argentina. (Reuters/Molly Darlington)
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El Leo Messi más maradoniano ha llegado con 35 años y en su último Mundial con Argentina. Como si hubiese estado preparándose toda la vida para este momento y la experiencia, jerarquía y caídas previas le hubiesen impulsado hasta conseguir ser su mejor versión... en su última bala mundialista. El resultado es que Argentina avanzó a la final del Mundial de Qatar después de destruir a Croacia en un partido que duró 34 minutos, el tiempo que tardó Julián Álvarez en provocar un penalti que el propio Leo Messi transformó sin piedad ante el parapenaltis Dominik Livakovic. El 10 dejó otro partido para la historia. Fue imparable y transmitió una fuerza mitológica que ya ha quedado grabada en la retina de todos los argentinos y los aficionados al fútbol. Fue Diego Armando Messi.

Croacia se quedó catatónica. Sin respuesta al 1-0. Le sucedió lo mismo al ver a Leo Messi bajar al centro del campo, unir las distintas piezas de ataque, esconder la pelota y navegar en un mar de piernas. No hubo forma humana de quitarle la pelota al rosarino, que chocaba con los rivales y estos salían rebotados. No le inquietó el mordisco que sintió en su isquiotibial izquierdo y que amenazó con apartarlo de la semifinal. Si contra Países Bajos había imitado a Juan Román Riquelme al celebrar como el Topo Gigio en la cara de Louis Van Gaal, en la que ya es la venganza del fútbol argentino sobre el técnico neerlandés, ante Croacia reunió toda la grandeza del fútbol argentino... y de su mayor exponente, Diego Armando Maradona.

placeholder Messi abraza a Scaloni tras pasar a la final. (EFE/Tolga Bozoglu)
Messi abraza a Scaloni tras pasar a la final. (EFE/Tolga Bozoglu)

Leo Messi se convirtió en el máximo goleador de Argentina en la historia de los mundiales con 11 tantos, al superar a Gabriel Batistuta en el 1-0. En el primero, Leo cogió la pelota con la confianza de quien sabe que no va a fallar porque no puede fallar. La puso en la escuadra sin pestañear. No hubo nervios ni presión. Y si los hubo, no transmitió ni un ápice de pánico en su mirada. En el 2-0 tocó la pelota lo justo como para que llegase a Julián Álvarez y que el delantero del Manchester City anotara el segundo tanto del encuentro con fortuna. El 3-0 fue apoteósico. Una jugada que aglutina todas las virtudes de un Leo Messi camaleónico a lo largo de su carrera.

Una carrera resumida en una jugada

El líder de Argentina condensó fuerza, potencia, técnica, desborde, genialidad, visión y velocidad para burlar al mejor central del Mundial de Qatar, Josko Gvardiol, en una acción inolvidable que levantó al estadio. Toda su carrera resumida en apenas 15 segundos. Leo destrozó a un defensor de élite que se había mostrado salvador en innumerables ocasiones, cuyo precio se había disparado desde que empezara el Mundial y que... le saca 15 años. A Josko Gvardiol solo le habían regateado una vez con éxito en todo el Mundial. Messi lo hizo tres veces anoche. La asistencia dejó solo a Julián Álvarez, que solo tuvo que empujarla. Fue la guinda a un partido en el que flotó por el césped.

Messi llevó en volandas a Argentina. Otra vez. El conjunto de Lionel Scaloni ha marcado 12 goles en el Mundial hasta el momento. Leo Messi ha participado de forma directa en cinco goles y dos asistencias. Es decir, en el 58,33% de los tantos que ha anotado la albiceleste en Qatar. Datos absolutamente abrumadores para un jugador de 35 años que empezó siendo un diablo en el desborde, maduró hasta convertirse en uno de los goleadores más letales del planeta (¡91 goles llegó a marcar en un año!) y envejeció para mutar en un pasador quirúrgico.

placeholder Josko Gvardiol soñará con Messi. (EFE/Georgi Licovski)
Josko Gvardiol soñará con Messi. (EFE/Georgi Licovski)

Hubo tres factores que dinamitaron el partido por completo. El primero fue el 1-0 de penalti, el segundo, la exhibición de Messi que dejó sin la pelota al trío Brozovic-Kovacic-Modric y el tercero, la dirección de campo de Zlatko Dalic, vaciando el centro del campo con la salida de Brozovic y, más tarde, la de Luka Modric. Preguntado sobre si este es su mejor momento tras el encuentro, Messi no se mojó: "No sé si es mi mejor versión, me siento bien y fuerte en cada partido, hemos hecho un gran sacrificio. Hoy llegamos cansados, pero sacamos fuerzas donde no hay. Sabíamos que teníamos que correr porque ellos manejan bien la pelota. Me siento feliz en este Mundial y estoy disfrutando muchísimo".

Desde 2014, Argentina siente que debe ganar el Mundial porque tiene al mejor jugador, Leo Messi. Muchas veces, sin estructura y en pleno caos. Esta vez, Messi no está sufriendo. Está gozando en una selección que ha crecido a pasos agigantados desde la derrota en el debut contra Arabia Saudí. Messi se siente liberado porque ya no tiene nada que demostrar a estas alturas de su carrera. La responsabilidad, la presión infernal sobre su figura, el sufrimiento, el periodismo argentino llamándole "pecho frío", la comparación constante con el mito de Maradona y la derrota sin poder ser una opción real.

La final es el último escalón para un jugador que puede ser considerado perfectamente el mejor de la historia. Messi ha liderado un ciclo extraordinario donde ha llegado a cinco finales y tres se le han escapado por los pelos. Dos en penaltis y una en la prórroga. Con actuaciones estelares en los últimos dos Mundiales y Copas de América. La última la ganó ante Brasil en Maracaná. Desde 2002, ninguna selección sudamericana diferente a Argentina ha llegado a la final del Mundial. Messi siempre estuvo presente. Esta será la quinta oportunidad. "Y al Diego, en el cielo lo podemos ver. Con don Diego y doña Tota alentándolo a Lionel...", fue la canción que los jugadores de Argentina cantaron con sus aficionados, fundiéndose en un solo cuerpo. "Muchachos, sueño como en el 86".

El Leo Messi más maradoniano ha llegado con 35 años y en su último Mundial con Argentina. Como si hubiese estado preparándose toda la vida para este momento y la experiencia, jerarquía y caídas previas le hubiesen impulsado hasta conseguir ser su mejor versión... en su última bala mundialista. El resultado es que Argentina avanzó a la final del Mundial de Qatar después de destruir a Croacia en un partido que duró 34 minutos, el tiempo que tardó Julián Álvarez en provocar un penalti que el propio Leo Messi transformó sin piedad ante el parapenaltis Dominik Livakovic. El 10 dejó otro partido para la historia. Fue imparable y transmitió una fuerza mitológica que ya ha quedado grabada en la retina de todos los argentinos y los aficionados al fútbol. Fue Diego Armando Messi.

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