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¿Qué llevó a Messi a celebrar el gol en la cara de Van Gaal y encararse con todo Países Bajos?
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La leyenda albiceleste

¿Qué llevó a Messi a celebrar el gol en la cara de Van Gaal y encararse con todo Países Bajos?

El Leo más maradoniano ha llegado al final de su carrera. El mito que se enfrenta a la FIFA, los árbitros y deja postales para la historia. Su choque con Van Gaal no es casualidad

Foto: Leo Messi marcó y lo celebró en la cara de Van Gaal. (Reuters/Paul Childs)
Leo Messi marcó y lo celebró en la cara de Van Gaal. (Reuters/Paul Childs)
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No se había visto nunca a un Leo Messi tan maradoniano con Argentina como en este Mundial de Qatar. Ni en el césped ni fuera de él. Con la pelota da la sensación de poder derribar muros infranqueables, lograr goles imposibles, dibujar asistencia de videojuego (como la que le brindó en bandeja de plata a Nahuel Molina en el 0-1). Hace lo que quiere cuando quiere y por donde quiere. Sin ella, no le importa cargar contra la FIFA, criticar el arbitraje de Mateu Lahoz y defender a todos sus compañeros frente a Países Bajos. Él es el principal argumento de Argentina para ganar el Mundial, aunque no el único. Pero hay algo más en la figura de Messi que ha brotado en la última etapa de su carrera: la fuerza del mito y el poder de la imagen histórica que buscaba y por fin ha encontrado.

La instantánea que dejó frente a Países Bajos es la venganza del fútbol argentino sobre Louis Van Gaal. Una fotografía con un vigor mitológico que se recordará para siempre. No fue casualidad que Leo Messi marcase el 0-2 en los cuartos de final y corriese directamente al banquillo neerlandés para celebrarlo en la cara de Van Gaal al más puro estilo Juan Román Riquelme. Es una forma de liderazgo argentino histriónica que enlaza perfectamente con la leyenda de Diego Armando Maradona, un homenaje al mito. ¿Por qué Leo Messi enloqueció con el gol? ¿Qué le llevó a provocar la cólera de Países Bajos? La batalla cultural y futbolística entre Argentina y Países Bajos y las facturas pendientes.

Todo surgió antes del encuentro. "Messi es un jugador que puede decidir un partido en una acción individual. En la semifinal que jugamos contra Argentina en 2014, no tocó un balón y perdimos en los penaltis. Ahora queremos nuestra revancha", explicó Van Gaal en la previa. El técnico también señaló la debilidad defensiva de Argentina: "Cuando Argentina pierde el balón, Messi no participa mucho. Eso nos da oportunidades".

Las palabras del seleccionador nacional neerlandés cayeron en tromba en la concentración argentina, que tenía en mente lo mal que lo pasó Ángel Di María bajo las órdenes de Van Gaal en el Manchester United: "Es el peor técnico que he tenido en mi carrera. Hacía dos goles y al día siguiente me remarcaba todo lo que había hecho mal", recordó el extremo albiceleste. La tensión, las patadas a destiempo, las tánganas y los piques individuales desembocaron en una infernal tanda de penaltis que acabó con Argentina accediendo a la semifinal. Y con Messi yendo a por Van Gaal. Edgar Davids, segundo a bordo de Van Gaal, tuvo que interceder entre ambos.

El peso de la historia

Pero hay más. Mucho más. La lucha de Messi contra Van Gaal tan solo es el reflejo de dos maneras antagónicas de entender el fútbol. De la supeditación del individuo al colectivo. De la ocupación racional de los espacios al juego de aproximación argentino y sudamericano. De la libertad sobre el campo y el libre albedrío del 10 contra el rigor posicional máximo. De la importancia de la estrella al equilibrio del equipo por encima del resto. Dos modos de entender el fútbol y la vida. Un Cruyff vs. Van Gaal constante.

En 2019, y para remarcar su ideología de que el equipo está por encima de las individualidades, Van Gaal apuntó contra Lionel Messi. "Mire al Barcelona. ¿Cuántas Champions han ganado con el que dicen que es el mejor jugador del mundo? Mire a Neymar en el PSG. ¿Cuántas Champions ganó? Neymar y Messi me gustan como futbolistas individuales, no como jugadores de equipo", explicaba en una entrevista con El País. "Messi es el mejor jugador individual del mundo porque sus estadísticas son asombrosas. ¡Me gusta! Pero ¿por qué no gana la Champions desde hace cinco años? ¿Por qué? Como capitán, debe preguntarse por qué el equipo no gana en Europa. Yo creo que en los juegos colectivos no hay nada más importante que el jugador de equipo", sentenciaba.

placeholder Una guerra cultural. (Reuters/Paul Childs)
Una guerra cultural. (Reuters/Paul Childs)

Cuando Louis Van Gaal llegó al FC Barcelona, el neerlandés afirmó: "Ahora la estrella del FC Barcelona es Van Gaal". Toda una declaración de intenciones. El neerlandés trató de implantar el sistema táctico que le había llevado a la fama con el Ajax de Ámsterdam, pero su férrea disciplina táctica chocó con el genio Rivaldo en 1999. "En Brasil, la gente no habla de táctica y eso significa libertad. En el Barça, con Van Gaal, es más complicado. Es mucho más táctico. Durante años, he estado haciendo cosas por el equipo y no he hecho nada por mí. Quiero disfrutar más. He jugado en la banda durante un tiempo y ahora quiero jugar por dentro, no solo con el dorsal 10 a la espalda, sino como un 10", recoge el libro Zonal Marking, de Michael Cox.

"Van Gaal quería ser un dictador. A él le gusta hablar de sistemas y se refería a los jugadores como números. El 5 va aquí, el 6 allí, ahora el 8 cierra en esta zona", cuenta en su autobiografía Zlatan Ibrahimovic. Ese choque con las estrellas llegó a su punto álgido con Juan Román Riquelme. El enganche argentino fue el fichaje estrella del FC Barcelona en la segunda etapa de Van Gaal, en 2002. Solo duró un año en el Camp Nou.

placeholder Messi ya está en semifinales. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
Messi ya está en semifinales. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

"Estos vídeos son todos de usted. Usted es el mejor jugador del mundo cuando tiene la pelota, pero cuando no la tiene, jugamos con uno menos en el campo", fue la frase que utilizó Van Gaal para hablar la primera vez con Juan Román Riquelme, tal y como confesaría el magnífico jugador argentino en el programa Animales Sueltos, del Canal América en su país. ¿Suena familiar? A Messi seguro que sí.

"Yo apenas lo conocía y él me mostró una mesa llena de vídeos antes de decirme eso. Es más, en el primer partido, metí dos pases de gol a Kluivert y todos los diarios me elogiaban y él se molestaba porque decía que era un desordenado por no quedarme de puntero izquierdo. A partir de ahí, se complicó", añadió Riquelme. Messi ganó la batalla cultural contra Van Gaal, dejó una imagen para la historia y defendió el legado del fútbol sudamericano y argentino frente a la automatización neerlandesa de la Países Bajos de Van Gaal.

No se había visto nunca a un Leo Messi tan maradoniano con Argentina como en este Mundial de Qatar. Ni en el césped ni fuera de él. Con la pelota da la sensación de poder derribar muros infranqueables, lograr goles imposibles, dibujar asistencia de videojuego (como la que le brindó en bandeja de plata a Nahuel Molina en el 0-1). Hace lo que quiere cuando quiere y por donde quiere. Sin ella, no le importa cargar contra la FIFA, criticar el arbitraje de Mateu Lahoz y defender a todos sus compañeros frente a Países Bajos. Él es el principal argumento de Argentina para ganar el Mundial, aunque no el único. Pero hay algo más en la figura de Messi que ha brotado en la última etapa de su carrera: la fuerza del mito y el poder de la imagen histórica que buscaba y por fin ha encontrado.

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