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Messi y Argentina, más cerca de la gloria tras vencer a Países Bajos en un duelo inolvidable
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LA ALBICELESTE PASA EN PENALTIS

Messi y Argentina, más cerca de la gloria tras vencer a Países Bajos en un duelo inolvidable

La albiceleste se dejó remontar su ventaja de dos goles, pero salvaron la eliminatoria desde los once metros, con un Dibu Martínez que estuvo estelar. Ahora, se enfrentarán a Croacia en las 'semis' en busca de un puesto en la gran final

Foto: Argentina, a 'semis' tras los penaltis. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
Argentina, a 'semis' tras los penaltis. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

Nada quiere saber Lionel Messi de la teoría del retorno cíclico de la historia enunciada por el italiano Giambattista Vico, ni tampoco del eterno retorno nietzscheano, ni siquiera de los cierres circulares a los que nos tiene acostumbrados Paolo Sorrentino en su cine. El 10 no quería jugar su último partido en la historia de la competición contra el mismo país contra el que empezó su aventura en un Mundial como titular.

Tuvo que luchar hasta la extenuación para evitar el cómico y cruel destino, y lo logró en la tanda de penaltis contra los Países Bajos, tras empatar al final de los 120 minutos (2-2). Hace dieciséis años, debutó como titular en un Mundial el mejor jugador del siglo XXI y el segundo mejor de la historia de su país, en un empate a cero contra la selección orange. No se imaginaba, en aquella tarde veraniega de Frankfurt en 2006, todo lo que vendría después: Balones de Oro, Champions League, Copa América y ¡hasta denuncias de Hacienda! Lo ha conseguido todo en esta vida, pero le falta un Mundial. Cada vez está más cerca de conseguirlo: solo le faltan dos partidos.

Foto: Argentina vs Paises Bajos | REUTERS Kai Pfaffenbach

Un 'clásico' de los Mundiales

El partido entre holandeses y argentinos es el segundo que más veces se ha disputado en la historia del campeonato. Y, además, en muchas ocasiones se ha disputado en momentos decisivos. El más destacado nos lleva a la dictadura militar de Videla, al Proceso de Reorganización Nacional que trajo más de un lustro de terror en el país latinoamericano. Allí se celebró el Mundial de 1978, y el anfitrión se lo llevó con doblete de Kempes tras doblegar en la prórroga a una selección en la que no estaba Johan Cruyff.

No obstante, el mago de Ámsterdam había goleado a los argentinos, aportando un doblete, en el 4-0 con que los europeos vencieron en la República Federal Alemana en 1974. Cuatro décadas después, con Alemania ya reunificada, el duelo entre ambos históricos contendientes se saldó con 0-0, en el referido debut del por entonces jovencísimo jugador blaugrana. En 1998, fue Países Bajos quien se llevó el gato al agua en uno de los encuentros más recordados del Mundial de Francia. En el Velodrome de Marsella, Dennis Bergkamp marcó uno de los grandes goles de la historia, de los más icónicos, tras un control sublime y una jugada maravillosa al borde del minuto 90. Era el 2-1 que le daba el pase a semifinales a los europeos, una hazaña que hoy no han podido repetir.

El último enfrentamiento entre ambos se produjo en Brasil, pero en una ronda más importante. Un intensísimo 0-0 llevó el partido de semifinales entre ambos equipos, celebrado en Sao Paulo, a la tanda de penaltis. En los once metros erraron Vlaar y Sneijder, y los argentinos pasaron a esa final en que Götze ahogó las esperanzas del país cuando la prórroga llegaba a su fin. Ocho años después, de nuevo los penaltis fueron aliados de Argentina.

placeholder Nahuel Molina, en el momento de marcar su gol. (EFE/Alberto Estevez)
Nahuel Molina, en el momento de marcar su gol. (EFE/Alberto Estevez)

Mucho respeto y la asistencia de un mago

El encuentro empezó sin grandes ocasiones, con un respeto gigantesco entre ambos contendientes. Países Bajos parecía querer estirarse y acercarse a la meta rival ganándole la espalda a los avanzados laterales argentinos. Pero no sufría en exceso La Scaloneta y Messi aparecía con peligro en posiciones avanzadas, por lo que su equipo parecía desperezarse y sacudirse el miedo escénico. Trascurrida media hora, el encuentro parecía pedir un protagonista.

Opositó para ello el colegiado español Antonio Mateu Lahoz, muy dado a abandonar su papel asignado de mero extra para salir de la tramoya. Por suerte, pasado el ecuador de la primera parte, el protagonismo empezó a quedarse dentro del verde. Argentina maduraba la pelota y parecía sentirse más cómoda, y en el minuto 35, el seis veces Balón de Oro se inventó uno de esos pases que son un prodigio, y asistió a Nahuel Molina para que este introdujese en la meta de Noppert el primer tanto local. Una asistencia tremenda del rosarino y una buena definición del lateral del Atlético de Madrid.

Messi continúa reescribiendo la historia

Tenía que cambiar Louis Van Gaal muchas piezas si quería ser competitivo contra Argentina tras irse en desventaja al descanso. No solo en el apartado táctico, sino con la entrada de savia nueva al césped. Entraron Berghuis, Koopmeiners y Luuk de Jong, el delantero que salvaba la papeleta de Xavi Hernández en el FC Barcelona de la pasada campaña y que se está saliendo este año en Eindhoven. Pero lo cierto es que nada cambiaba, la sensación de peligro que generaba el cuadro neerlandés era escasa, y el tiempo seguía su curso decidido.

Pero parecía que el veterano entrenador no conseguía dar con la tecla y lo que llegó fue el aumento de la ventaja argentina. Dumfries —que se salió en la pasada Eurocopa y que anotó en octavos contra Estados Unidos— cometió un grave error al derribar en el área al huevo Acuña. Apodado así por la ingente cantidad de golpes que de niño se daba en la cabeza, el del Sevilla FC está siendo uno de los jugadores más destacados de la combativa escuadra de Scaloni, y estuvo muy inteligente para provocar la pena máxima. Messi, quién si no, anotó su gol desde los once metros. Eran muchos los que daban el encuentro por sentenciado.

placeholder Weghorst celebra su doblete. (EFE/EPA/Mohamed Messara)
Weghorst celebra su doblete. (EFE/EPA/Mohamed Messara)

Reacción neerlandesa en el final

En este Mundial no está nada escrito, y hablar de sentencia parece una osadía, aunque todo parezca controlado. En el minuto 82, un cabezazo de Weghorst, que había entrado hacía pocos minutos —y a quien Lahoz amonestó, estando en el banquillo, en la primera mitad, en sus referidas y reiteradas búsquedas de protagonismo— puso picante en este segundo enfrentamiento de cuartos de final. Tan solo dos minutos después, Berghuis —otro jugador que empezó desde el banco— tiró el balón al lateral de la red de Dibu Martínez, muy cerca del poste, y gran parte de la afición naranja cantó gol. Falsa alarma.

Se calentó el partido en demasía. A Leandro Paredes se le fue la cabeza y estrelló el esférico en el banquillo neerlandés, y Lahoz decidió mostrarle solo una amarilla. La tangana y los parones en el juego le interesaban a los que iban por delante, siendo, además, un equipo el albiceleste que se mueve muy bien en el barro y que no lo rehúye. Pero Países Bajos no dejaba de apretar.

Se añadieron diez minutos y, en el primero de ellos, Países Bajos tuvo una ocasión inmejorable con una falta al borde del área, pero Berghuis mandó la pelota a la barrera. Y ocho después, desde el mismo sitio, llegó la remontada. En una jugada que se recordará por siempre, en el minuto 101 del encuentro, Koopmeiners engañó a todos al no botar la falta de forma directa, sino con un inteligente pase que sorteó la barrera por debajo y que llegó a Weghorst, que metió la puntera para anotar su doblete. ¡Qué maravilla, qué tensión y, por supuesto, qué partidazo! Llegaba la prórroga.

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Dibu Martínez, héroe desde el punto de penalti. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

La historia se repite desde los once metros

No pasó nada en gran parte de la prórroga y ambos contendientes parecían querer un parón de las hostilidades, como en esa Navidad del 1914 al 1915 en que los soldados franceses y alemanes, tras matarse durante el otoño en las trincheras, decidieron darse un respiro y celebrar juntos las fiestas. Pero Argentina rompió la tregua. Primero Lautaro Martínez y luego Enzo Fernández pudieron dar la victoria a la albiceleste, pero sus respectivos tiros se marcharon fuera por poco. También lo probó sin fortuna Messi en el 119, pero la más clara la tuvo, de nuevo, Enzo Fernández al golpear el palo cuando ya pasó el minuto 120. ¡Qué locura!

Llegó la hora de decidirlo todo desde los once metros. En el recuerdo, la tanda de semifinales de Brasil, que se decantó para la Argentina de Alejandro Sabella. Y se volvió a repetir la historia, ahora sí. Emergió Dibu Martínez y empezó a detener lanzamientos rivales. Fallaron Van Dijk y Berghuis, pero de Argentina solo erró Enzo Fernández. Marcó Lautaro el decisivo, lo que supone su gran alegría, tras el Mundial excesivamente errático que había disputado.

Argentina tiene una oportunidad histórica para meterse, de nuevo, en la final. Parten como favoritos contra Croacia, aunque contra la escuadra de Modric, dar por hecho algo es sinónimo de pegarse un tiro en el pie. Países Bajos vuelve a perder contra el mismo rival y de la misma manera que lo hicieron en su última participación mundialista. Un partido inolvidable.

Nada quiere saber Lionel Messi de la teoría del retorno cíclico de la historia enunciada por el italiano Giambattista Vico, ni tampoco del eterno retorno nietzscheano, ni siquiera de los cierres circulares a los que nos tiene acostumbrados Paolo Sorrentino en su cine. El 10 no quería jugar su último partido en la historia de la competición contra el mismo país contra el que empezó su aventura en un Mundial como titular.

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