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La Croacia de Modric es incombustible: anula la gloria de Neymar y echa a Brasil en penaltis
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La Croacia de Modric es incombustible: anula la gloria de Neymar y echa a Brasil en penaltis

El delantero del PSG marcó en la prórroga, pero su gol no fue suficiente porque Petkovic empató a última hora. Los fallos de Marquinhos y Rodrygo le dieron la victoria a los croatas

Foto: Modric conduce la pelota mientras Richarlison lo persigue. (EFE/Neil Hall)
Modric conduce la pelota mientras Richarlison lo persigue. (EFE/Neil Hall)
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Las goleadas sirven para coger moral y sentirse fuerte. Lástima para Brasil que semejante triunfo (4-1) llegara en octavos y frente a Corea del Sur, no ante otro rival más importante en una ronda más avanzada. La dificultad en el Mundial aumenta, más aún cuando te enfrentas a la subcampeona del mundo. Quizá los croatas no estuvieran en un gran momento, pero completaron su mejor partido del torneo. El gol de Neymar en la prórroga, con el que empató a Pelé como máximo goleador brasileño (77), parecía que bastaría para clasificar a su selección a semifinales. Pero no. Croacia empató a última hora por medio de Petkovic y ganó en penaltis tras los fallos de Rodrygo y Marquinhos (1-1 y 4-2).

Las dinámicas eran radicalmente opuestas, porque Brasil goleó a los coreanos en octavos. Algo que hacía mucho tiempo que no conseguía en esa fase, porque en Rusia venció a México (2-0) en un arduo encuentro. Y en Brasil 2014 sufrió el larguero de Aránguiz, y unos penaltis de infarto ante Chile cuando eran los anfitriones. Por fin, los brasileños llegaron tranquilos a unos octavos.

Croacia se plantó en cuartos después de unos penaltis en los que los japoneses estuvieron tan mal como los españoles. La fase de grupos de los balcánicos tampoco fue exquisita, pero les sirvió para pasar como segundos, por detrás de Marruecos. Los africanos fueron la sorpresa al dejar fuera a Bélgica y lograr el pase como líderes.

placeholder Neymar regatea a Modric. (EFE/Alejandro García)
Neymar regatea a Modric. (EFE/Alejandro García)

Un susto necesario

El encuentro comenzó con un Brasil dominador, con ansia por conseguir cuanto antes el primer gol. El equipo volcó el juego sobre Vinicius, que estuvo insistente sobre el área croata desde la banda izquierda. Pero los balcánicos tenían una trinchera que impedía cualquier acceso por esa zona del campo.

La primera gran ocasión del partido, sin embargo, fue para Croacia. La tuvo Perisic, que no fue capaz de rematar en boca de gol. Suspiraron en Brasil, donde se percataron de que los croatas estaban mucho mejor que frente a los japoneses. Estos sustos son siempre necesarios para intimidar al rival y evitar las situaciones de plena comodidad.

Brasil empezó con fuerza la primera mitad, pero su dominio se diluyó. Solo bastó que Modric y Kovacic optaran por temporizar, retuvieran la pelota y le dieran algo de pausa al encuentro. Los brasileños estaban enérgicos, sin ganas de que el ritmo bajara porque beneficiaba a los balcánicos.

placeholder Rodrygo y Modric protestan al árbitro. (EFE/Alejandro García)
Rodrygo y Modric protestan al árbitro. (EFE/Alejandro García)

El respeto de los demás

No se notó una excesiva incomodidad por parte de los croatas al ser atacados por los brasileños. Ellos confiaban en sufrir y en tener algún chispazo arriba, donde la velocidad no era precisamente unas de sus grandes armas. Realmente, estaban encomendados, un Mundial más, a la magia de Luka Modric, cuyo partido fue exquisito.

El bagaje de Brasil son las cinco estrellas que tienen en el escudo, mientras que para los croatas el subcampeonato de Rusia superó el tercer puesto de Francia 98. Un resultado fundamental que la presente generación, que está en su epílogo, y las siguientes utilizarán para suscitar el respeto del resto de selecciones en los Mundiales. Holanda, por ejemplo, no ha sido nunca campeón y suele aparecer entre las candidatas.

El partido pendía de un hilo, porque la prórroga se acercaba mientras Brasil bombardeaba el área croata. Ahí emergió Livakovic para detener todas las acometidas brasileñas, especialmente un mano a mano a Neymar en el que achicó los espacios a la perfección.

placeholder Livakovic fue la gran figura de Croacia. (EFE/Alejandro García)
Livakovic fue la gran figura de Croacia. (EFE/Alejandro García)

A Brasil se le atragantaron los croatas, que estaban más cerca que nunca de pasar a semifinales. Como se demostró frente a Japón, a ellos les favorecía un partido largo. Y quizá con penaltis, por el nivel de forma de su portero. Y por el cansancio brasileño.

La prórroga no cambió mucho el encuentro, con una Croacia que seguía agazapada en su área. En una buena combinación, Neymar se plantó dentro del área, regateó a Livakovic y adelantó a Brasil. El estallido general del público, y especialmente del banquillo, demostraron por qué era tan importante ese gol. Por eso era tan necesario que el jugador del PSG se recuperara, porque fue determinante para su selección.

Parecía que Brasil tenía certificado su pase a las semifinales, pero Petkovic consiguió el empate en una contra en la que pecaron de pardillos. Croacia había metido toda la artillería que le quedaba y consiguieron las tablas de nuevo. En los penaltis, que no fueron lotería, Rodrygo y Marquinhos fallaron. Y los croatas estallaron de júbilo. No es para menos: ahora están en semifinales de un Mundial por segunda vez consecutiva.

Las goleadas sirven para coger moral y sentirse fuerte. Lástima para Brasil que semejante triunfo (4-1) llegara en octavos y frente a Corea del Sur, no ante otro rival más importante en una ronda más avanzada. La dificultad en el Mundial aumenta, más aún cuando te enfrentas a la subcampeona del mundo. Quizá los croatas no estuvieran en un gran momento, pero completaron su mejor partido del torneo. El gol de Neymar en la prórroga, con el que empató a Pelé como máximo goleador brasileño (77), parecía que bastaría para clasificar a su selección a semifinales. Pero no. Croacia empató a última hora por medio de Petkovic y ganó en penaltis tras los fallos de Rodrygo y Marquinhos (1-1 y 4-2).

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