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El fin de la crispación: la España de Luis de la Fuente no va de un líder rebelde y soldados robots
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El fin de la crispación: la España de Luis de la Fuente no va de un líder rebelde y soldados robots

Rubiales no dio ninguna opción de seguir a Luis Enrique. El presidente le fulminó en Qatar con el convencimiento de que España necesita un seleccionador con talante conciliador

Foto: Luis de la Fuente, nuevo seleccionador de España. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Luis de la Fuente, nuevo seleccionador de España. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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El despido de Luis Enrique fue fulminante. No se cumplieron las condiciones que tenían pactadas el presidente Rubiales, el director deportivo Molina y el entrenador. No hubo periodo de reflexión tras la eliminación del Mundial, ni opción de continuar juntos. Luis Rubiales cortó de inmediato con Luis Enrique en Qatar. La despedida, en el abrazo que se dieron en la terminal del aeropuerto de Madrid, fue la de un divorcio amistoso. Cada uno por su lado y camuflado con un informe deportivo, el de Molina, en el que se finiquita la polarización y crispación.

La España de Luis de la Fuente no va a ir de un líder rebelde y soldados robotizados que se bloquearon en los partidos contra Japón y Marruecos por el miedo de los jugadores a equivocarse o no cumplir con pulcritud las órdenes tácticas de Luis Enrique. Rubiales cambia un entrenador de perfil alto por otro de perfil bajo. Del vehemente Luis Enrique al carácter tranquilo y conciliador de Luis de la Fuente. La revolución no está en la filosofía futbolística, sino en el talante de un nuevo liderazgo en la absoluta. Luis de la Fuente pertenece al perfil de entrenador de Vicente del Bosque. Moderado, conciliador con los jugadores y con la prensa, un tipo afable, que genera entornos armónicos.

Hay semejanzas en la transición que se produjo con la salida de Luis Aragonés y la llegada de Vicente del Bosque. Sin tener en cuenta los matices futbolísticos. España pasó de tener un líder carismático, protagonista para aglutinar la presión y quitársela a los jugadores, a la paz. Luis Enrique tiene mucho de Luis Aragonés. Del que se acordó en uno de sus streamers durante el Mundial. Luis de la Fuente es un clon de Vicente del Bosque.

La gestión con los jugadores, con la Federación, los patrocinadores y los medios de comunicación coge otro rumbo más fácil de llevar para el presidente Luis Rubiales. Con Luis Enrique, el presidente tenía demasiados frentes abiertos. Entre el set de streamer en el que no aparecía ningún patrocinador, jugar los tres partidos de la fase de grupos con la indumentaria totalmente roja, la salida de Gayà, una lista de convocados con un solo delantero, la utilización de jugadores fuera de sus posiciones (la gota que colma el vaso es ver a Marcos Llorente de lateral derecho en los octavos), las derrotas contra Japón y Marruecos, y las tensiones con la prensa han llevado a Rubiales a cambiar un seleccionador de mano dura por otro con mano izquierda.

El despido de Luis Enrique fue fulminante. No se cumplieron las condiciones que tenían pactadas el presidente Rubiales, el director deportivo Molina y el entrenador. No hubo periodo de reflexión tras la eliminación del Mundial, ni opción de continuar juntos. Luis Rubiales cortó de inmediato con Luis Enrique en Qatar. La despedida, en el abrazo que se dieron en la terminal del aeropuerto de Madrid, fue la de un divorcio amistoso. Cada uno por su lado y camuflado con un informe deportivo, el de Molina, en el que se finiquita la polarización y crispación.

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