La diferencia entre Cristiano Ronaldo y Messi en el Mundial: uno hizo "el bobo" y el otro no

Leo Messi se pone de gala y Cristiano Ronaldo está de luto. La victoria del primero es rotunda en una de las últimas comparaciones que nos quedaban por ver del espectacular combate que mantienen desde hace años. Messi tiene la oportunidad de ser campeón del mundo, pero para el recuerdo de los mundiales permanecerá una jugada histórica, maradoniana, como se le atribuye para darle más enjundia. La acción en la que se mide contra el central croata, Gvardiol, es de hemeroteca. En contraposición están las ansías de Cristiano en el partido contra Uruguay reclamando un gol por meter la cabeza en un centro de Bruno Fernandes que rozó con el flequillo. El argentino deja un legado y una enseñanza. El portugués se ha hecho sangre.

El Mundial de Cristiano Ronaldo ha estado marcado por la ansiedad. El de Messi por la madurez futbolística para desequilibrar en los momentos claves del partido y mostrar carácter. Es el Mundial en el que Messi se reconcilia con el fútbol y en el que Cristiano dejó de ser intocable. El argentino ha sido capaz de ir superando dificultades, desde la derrota en el debut contra Arabia Saudí, y el portugués inflamó la concentración portuguesa. El castigo fue ser suplente en los partidos de octavos y cuartos de final.

La actitud influyó en cómo uno y otro afrontaron su quinto Mundial. Messi se lo tomó, y lo dijo, como una ocasión para disfrutar del fútbol. Cristiano estuvo en modo revanchismo. Desde que llegó a la concentración provocando un incendio con una entrevista en la que rajaba del entrenador del Manchester United, Ten Hag, el club y ajustaba cuentas para forzar su salida. Le rescindieron el contrato, afrontó el Mundial sin equipo, con una presión y unas exigencias que le llevaron a hacer un desplante a Fernando Santos. El seleccionador, una persona tranquila y protector de su estrella, no se lo consistió.

La amenaza de irse del Mundial

La diferencia entre Cristiano Ronaldo y Messi en Qatar es que uno ha hecho el bobo y el otro no. La prueba más contundente de que Cristiano Ronaldo tuvo una mala actitud, no supo controlar sus emociones y frustraciones, está en que Fernando Santos perdió la paciencia. Los malos modos de la estrella portuguesa desestabilizaron al equipo. El argentino, centrado y con una postura positiva, une y lidera la Selección. Cuesta creer que el diario deportivo luso Record se inventara una noticia de este calado: "Ronaldo amenazó con irse". Es el titular de una información que recogía la amenaza de Cristiano al seleccionador de abandonar la concentración cuando le comunicó que sería suplente en el partido de octavos contra Suiza. La Federación de Fútbol Portuguesa tuvo que sacar un comunicado para desmentir la noticia. Era un incendio más. Fernando Santos, aun así, no perdonó al futbolista. Volvió a ser suplente contra Marruecos.

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La discusión de Cristiano Ronaldo con Ten Hag le ha costado su salida del Manchester United, la que tuvo con Fernando Santos le llevó al banquillo y la siguiente, según una información de As, es la tensión que tiene con su representante Jorge Mendes. Una relación profesional y de amistad que puede estar pasando por un mal momento y que tiene una explicación. Cristiano es ingobernable, el agente le ha dado dosis de ego, declarándole públicamente como el mejor de todos los tiempos y ahora no tiene equipo.

Faltan dos semanas para que se abra el mercado de fichajes de invierno y el futuro de Cristiano Ronaldo es una incógnita. Ningún club de Europa se ha lanzado a por él ni parece que se vayan a volver locos. No hay tortas por fichar a un Cristiano a coste cero. Hay una oferta desorbitada del equipo saudí del Al Nassr (200 millones de euros) y Cristiano ha negado que haya cerrado un acuerdo. Todavía tiene la esperanza de competir en la élite del fútbol europeo.

Un futuro incierto

Leo Messi se preparó mejor mentalmente para el Mundial, ha llegado a la final y anuncia que este será su último partido con la Selección. De Cristiano Ronaldo no se sabe nada porque permanece en un estado de reflexión y alimenta la incertidumbre con mensajes misteriosos. El último es una historia en su Instagram en el que dice: "Hay tres aspectos de la realidad: dolor, incertidumbre y trabajo constante". En el más oficial, en el comunicado que publicó para hacer balance del Mundial, dice que "ganar una Copa del Mundo para Portugal fue el sueño más grande y ambicioso de mi carrera. Luché por ello. Nunca le daría la espalda a mis colegas y a mi país. El sueño fue lindo mientras duró". No hay autocrítica. Cero arrepentimiento. Es un Cristiano muy tocado y en el papel de víctima.

El asunto que queda por resolver es si el portugués está totalmente acabado. Del Mundial se ha ido con un gol marcado en el partido contra Ghana y llorando tras la eliminación contra Marruecos. A Messi, con cinco goles, le queda el título en un torneo en el que establece récords. Ha superado a Maradona en goles marcados (11) y asistencias (8) en los mundiales. Acumula elogios. Es interesante la radiografía que hace de él Jorge Valdano en TyC Sports: "Es fascinante ver a Leo en estos momentos porque no le sobra energía. Tiene que explotar hasta la última gota de talento y en los partidos en los que todo parece complicado, sabemos quién va a descubrir el resquicio. Veo una diferencia con Mbappé, que es todo exuberancia, que le da tiempo a cometer errores, frivolidades y, aun así, encuentra la posibilidad de marcar dos goles. Pero Leo tiene que rascar la olla hasta encontrar su oportunidad y el genio la aprovecha. Está en un momento de exaltación personal".

Los dos futbolistas más regulares, competitivos y voraces de los últimos años están teniendo un final diferente. Cristiano Ronaldo (en febrero cumple 38 años) no ha sabido rascar la olla con Portugal en el Mundial, busca equipo y se entrena estos días en la Ciudad Deportiva del Real Madrid. Leo Messi (35 años) se come hasta las migajas en su último Mundial.