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Los tres pecados de Cristiano Ronaldo y un Mundial para despedirse de la élite del fútbol
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Los tres pecados de Cristiano Ronaldo y un Mundial para despedirse de la élite del fútbol

Cristiano Ronaldo cierra su segunda etapa en el Manchester United de una manera lamentable, arrastrado por su orgullo, narcisismo y 'yoísmo'. Su futuro es incierto

Foto: Cristiano Ronaldo en un partido con el Manchester United. (Reuters/Craig Brough)
Cristiano Ronaldo en un partido con el Manchester United. (Reuters/Craig Brough)

Su yoísmo enfermizo, el narcisismo y el orgullo mataron a Cristiano Ronaldo como futbolista para la alta competición. Son los tres pecados de una estrella que se siente el centro del universo y decidió rajar del club y del entrenador del Manchester United antes del Mundial para ajustar cuentas y recuperar el foco mediático. El Mundial de Qatar puede ser la última gran competición en la que veamos a Cristiano como un futbolista de élite. De aquí en adelante, su futuro es una incertidumbre.

Hay que comprobar si realmente los grandes clubes de Europa se lanzan a por Cristiano Ronaldo una vez que está libre y se le puede fichar a coste cero. No lo hicieron en verano, que tenía contrato y esto podría ser un obstáculo. Él presionó para marcharse y poder jugar la Champions. No hay movimientos para ficharlo en enero de clubes con músculo financiero como el Chelsea, Liverpool, Paris Saint-Germain, Bayern de Múnich ni, por supuesto, el Real Madrid. Cuando se abra la ventana de contrataciones de invierno, el portugués estará cerca de los 38 años. Los cumple en febrero. Cristiano Ronaldo está de vuelta. La edad ha potenciado los tres pecados que le matan como jugador de élite.

placeholder Cristiano, con gesto enfurecido, en un partido con el United. (EFE/Luis Díez)
Cristiano, con gesto enfurecido, en un partido con el United. (EFE/Luis Díez)

¿No habría sido mejor aguantar y competir en el Manchester United? Uno de los desafíos que tenía por delante es la eliminatoria de la Europa League contra el Barcelona. Le ha sido imposible. Le ha podido algo más que su ego, el mal del yoísmo. El síndrome que le devora. Le ha superado su narcisismo y un orgullo desmedido. Su rajada ha dejado atónitos, incluso, a los que más le admiran y le veneran. Un tipo que dice que "soy una fresa que la gente quiere morder" y explica que tiene millones de seguidores en las redes sociales porque "no solo juego bien al fútbol. Creo que soy carismático, guapo y yo no sigo los récords, son los récords los que me siguen a mí". Es de otro planeta, el de los egocéntricos.

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Estalló antes del Mundial, sin importarle meter el ruido en la concentración de la Selección, con un gesto sospechoso de malestar con su compañero Bruno Fernandes, para decir que el entrenador del Manchester United le faltó al respeto. "No está permitido que un entrenador me meta tres minutos", dijo y se quedó tan ancho. Siempre dijo que competía para ser el mejor de todos los tiempos. En Mánchester se sintió la oveja negra, según sus palabras, y arremetió contra el club para denigrarlo. Del Manchester United comentó que no ha progresado, que no se ha modernizado. También habló mal de los compañeros. ¿Quién va a querer a este Cristiano Ronaldo?

Foto: Laporte en la concentración de España en Doha. (EFE/Juanjo Martín)

El de antes te lo podías permitir, aguantar y armarte de paciencia porque, a pesar de ser un engreído, era indiscutible por su voracidad competitiva. Algo tiene que haber hecho mal, y no solo en actitud, para que Ten Hag no le haya considerado indiscutible. Cristiano Ronaldo se ha creído más importante que los demás y no es eterno. Deja el Manchester United por la puerta de atrás, con malas formas, sin que haya reacciones entre sus fans de tristeza, más bien de asombro por cómo es capaz de pretender hacer ver que él está por encima de todos. Lo fue todo y ahora va a jugar un Mundial sin tener equipo.

Lo que pierde Cristiano es más de lo que gana cerrando su etapa con estas malas formas en el Manchester United. Nadie llora por la salida del portugués, el club se lo ha quitado de encima, se ahorra los 12 millones de euros del contrato que le quedaba por pagar de aquí al final de la temporada. Su prestigio y su imagen quedan muy en entredicho. Las acciones de Manchester United suben un 14% tras el anuncio de rescisión del contrato.

Foto: Luis Enrique, en una comparecencia en la concentración. (EFE/Mohammad Ali)

Las consecuencias son que tiene un mercado muy reducido, salvo sorpresa mayúscula, y según diferentes informaciones se reduce a poder fichar por el Newcastle, club que es propiedad del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, o el Al Nassr saudí. En verano tuvo una oferta de este último club para jugar dos años y percibir cerca de 250 millones de euros. El dinero, ser el más rico, el mejor pagado, es lo que tienta a Cristiano Ronaldo y su agente Jorge Mendes. De ser así, estaríamos hablando del cuarto pecado: la codicia.

Su yoísmo enfermizo, el narcisismo y el orgullo mataron a Cristiano Ronaldo como futbolista para la alta competición. Son los tres pecados de una estrella que se siente el centro del universo y decidió rajar del club y del entrenador del Manchester United antes del Mundial para ajustar cuentas y recuperar el foco mediático. El Mundial de Qatar puede ser la última gran competición en la que veamos a Cristiano como un futbolista de élite. De aquí en adelante, su futuro es una incertidumbre.

Cristiano Ronaldo Mundial de Qatar 2022
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