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El United es un funeral permanente con Cristiano Ronaldo y Casemiro en el banquillo
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Un equipo a la deriva

El United es un funeral permanente con Cristiano Ronaldo y Casemiro en el banquillo

Las dos leyendas asistieron en el banquillo al espectáculo propuesto por el City en el derbi de Mánchester. Solo el brasileño tuvo minutos con el partido finiquitado. Cristiano, en blanco

Foto: Cristiano Ronaldo y Casemiro, juntos en el banquillo. (Reuters/Hannah Mckay)
Cristiano Ronaldo y Casemiro, juntos en el banquillo. (Reuters/Hannah Mckay)

El Manchester United es el gran coco, junto al Liverpool, en el fútbol inglés. Así lo dice la historia. Un equipo capaz de dominar su liga doméstica con la mano de hierro de Alex Ferguson, sumando 13 de sus 20 títulos en la era de la Premier League. Los Red Devils, por deferencia, siempre iban a ser catalogados como aspirantes al título. Se llama legado, algo que cuesta mucho conseguir, poco dinamitar. La nefasta gestión económica de la familia Glazer (130 millones de euros de pérdida la pasada temporada), multimillonarios estadounidenses distanciados de la masa de aficionados del United; el aumento de la competitividad de la liga con la llegada de los petrodólares; así como un proyecto deportivo a la deriva desde que Fergi abandonase el banquillo hace ya nueve años, sitúa al club como el hazmerreír de Inglaterra. El derbi de Mánchester de este domingo se saldó con un 6-3 a favor del City de Guardiola, otrora hermano pequeño futbolístico, que liquidó a su rival en apenas 40 minutos de partido (con 'hat trick' incluido de Erling Haaland).

El sentir de la desconexión entre aficionado y club volvió a vivir un episodio en el descanso del derbi, con los hinchas del United abandonando el Etihad Stadium tras la exhibición del City. En las redes sociales volvió a lucir un extracto de una entrevista de hace ya tres años, cuando la televisión ITV preguntó a un niño fan del club cuál era su jugador favorito del equipo: "None of them, they're all rubbish"/"Ninguno de ellos, son todos basura". La serenidad y resignación del chaval resumía un sentimiento de rechazo general. En mitad de este drama, las cámaras de la realización del partido apuntaron al banquillo para mostrar una desoladora imagen: Cristiano Ronaldo y Casemiro, dos leyendas del fútbol moderno, con rostro de circunstancia ante la paliza.

Erik Ten Hag, de momento, no se ha decidido a darle la titularidad al centrocampista brasileño, que solo ha disputado 220 minutos con la camiseta del Manchester United. Hay que recordar que Casemiro llegó al club en el último momento del mercado veraniego a cambio de 75 millones de euros, después de haber intentado fichar a Frenkie de Jong o Rabiot por el camino. El pivote venía a ser un líder para el vestuario y, en el partido más doloroso de la temporada, disputó la media hora final con regusto a intrascendente. “Estoy seguro de que será importante para nosotros, a corto plazo entrará en el equipo, pero tiene que llegar de forma natural”, explicó en la rueda de prensa posterior al encuentro el técnico neerlandés, que ha cosechado cuatro victorias y tres derrotas en su inicio en la Premier League.

Distinto es el caso de Cristiano Ronaldo, a quien se trató de dar salida en verano. No quedó club que disputase Champions League al que no se le relacionase con el icono portugués. Lo tuvo cerca Jorge Mendes con el Atlético de Madrid (existía acuerdo económico y visto bueno de Diego Pablo Simeone), pero la presión del aficionado rojiblanco echó por tierra cualquier opción real del regreso de CR7 a la capital española. Se acabó quedando en el United por falta de ofertas. Si el año pasado Cristiano conservó su instinto goleador a pesar de estar en el tramo final de su carrera, esta temporada el delantero luce una torpeza de cara a puerta como nunca antes se le había visto. Sea psicológico o físico, el luso no participó ni un solo minuto en el partido más importante de lo que va de curso. Ten Hag limitó sus explicaciones a un lacónico "por respeto a su gran carrera".

Ronaldo, que había prometido en un calentón de las redes sociales que iba a conceder una entrevista para explicar toda la verdad de su intento de salir en verano, asume las críticas en un momento delicado en lo personal (perdió, junto a su pareja Georgina Rodríguez, a un bebé antes del nacimiento el pasado abril). El Manchester United implosiona y nadie sabe cómo arreglarlo. Mientras tanto, Casemiro y Cristiano se miran en el banquillo. Solo ellos saben de qué hablarán.

El Manchester United es el gran coco, junto al Liverpool, en el fútbol inglés. Así lo dice la historia. Un equipo capaz de dominar su liga doméstica con la mano de hierro de Alex Ferguson, sumando 13 de sus 20 títulos en la era de la Premier League. Los Red Devils, por deferencia, siempre iban a ser catalogados como aspirantes al título. Se llama legado, algo que cuesta mucho conseguir, poco dinamitar. La nefasta gestión económica de la familia Glazer (130 millones de euros de pérdida la pasada temporada), multimillonarios estadounidenses distanciados de la masa de aficionados del United; el aumento de la competitividad de la liga con la llegada de los petrodólares; así como un proyecto deportivo a la deriva desde que Fergi abandonase el banquillo hace ya nueve años, sitúa al club como el hazmerreír de Inglaterra. El derbi de Mánchester de este domingo se saldó con un 6-3 a favor del City de Guardiola, otrora hermano pequeño futbolístico, que liquidó a su rival en apenas 40 minutos de partido (con 'hat trick' incluido de Erling Haaland).

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