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Deshacerse de Lopetegui no es tan sencillo: por qué no gusta en Sevilla
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pitos y rechazo al entrenador

Deshacerse de Lopetegui no es tan sencillo: por qué no gusta en Sevilla

Julen Lopetegui acaba la temporada con pitos de la grada del Sánchez Pizjuán y las críticas por la gestión de un equipo que ha perdido fuelle competitivo. Pero tiene el apoyo de Monchi

Foto: Lopetegui da instrucciones en el partido contra el Barcelona en el Camp Nou. (REUTERS/Albert Gea)
Lopetegui da instrucciones en el partido contra el Barcelona en el Camp Nou. (REUTERS/Albert Gea)

A Julen Lopetegui le queda un punto para lograr la clasificación del Sevilla para la Champions y tiene dos partidos (Atlético y Athletic) por delante. De conseguirlo, sería la primera vez en la historia que el equipo hispalense disputa la máxima competición europea durante tres temporadas consecutivas. El artífice del éxito es Lopetegui. Pero esto tampoco le sirve para ser respetado en Sevilla. La grada del Sánchez Pizjuán intensifica los pitos, la corriente entre los aficionados es de desaprobación y la postura generalizada entre los periodistas que siguen la actualidad del Sevilla es que hay que poner fin al ciclo del entrenador vasco.

El ambiente es de tensión con Lopetegui, al que culpan de la mala gestión de la plantilla. El equipo hizo una excelente primera vuelta en la Liga y se ha desplomado en la segunda. El riesgo de que el Betis, a cinco puntos, pudiera quitarle el cuarto puesto y quedarse con la plaza de Champions es mínimo. Pero está ahí y la dinámica del Sevilla es negativa. El equipo verdiblanco representa una amenaza. Esta atmósfera enrarecida es la que se palpa en una ciudad en la que durante un largo periodo de años ha dominado el Sevilla y ahora le toca al Betis vivir la fiesta con jolgorio. Mientras que en el Sánchez Pizjuán hay nervios, pitos, abucheos y un divorcio con el entrenador, en el Benito Villamarín hay jolgorio. El rival ha colocado una pancarta con la que presumen del título de la Copa del Rey y permite a sus hinchas fotografiarse con el trofeo. El regocijo es inevitable.

placeholder Lopetegui junto a José Castro y Monchi
Lopetegui junto a José Castro y Monchi

El malo y el culpable es Julen Lopetegui por no haber sido capaz de hacer más con una plantilla que, según Monchi, era la mejor de la historia. Eso dijo el afamado director deportivo a principios de temporada. El plan era ambicioso y lo demostró cuando se negó a vender a Koundé por una oferta millonaria. El Chelsea ofreció 50 millones de euros y el Sevilla no bajaba de los 80. También se le cerraron las puertas a Diego Carlos y En-Nesyri. En el mercado de invierno llegaron los refuerzos de Martial y el 'Tecatito' Corona. El proyecto era ganador y acaba la temporada con el miedo de perder la cuarta posición.

Le quedan dos años de contrato

Es otro momento en el que las críticas son feroces y van dirigidas en una dirección. Hay que deshacerse de Julen Lopetegui. No merece seguir. Pero no es tan sencillo. Le quedan dos años de contrato y no se siente el único culpable. No consiguió que el equipo pasara de la fase de grupos en la Champions, cayó en la Europa League (la final se juega en Sevilla) y la Copa del Rey. Ha sido un Sevilla flojo en las eliminatorias y al que la regularidad en la Liga le ha durado media temporada. José Castro y la afición buscan explicaciones. Pasaron de no descartar que podían competir por la Liga con el Real Madrid, aprovechando los malos resultados del Barcelona y el Atlético, a ser superados por los azulgranas y rojiblancos.

Foto: Erling Haaland, durante un partido con el Borussia Dortmund. (Reuters/Andreas Gebert)

El rechazo que hay con Julen Lopetegui viene de atrás. No era el favorito de los dirigentes y los aficionados cuando propuso su nombre Monchi. La apuesta del director deportivo salió adelante contra la opinión de una gran mayoría. La mantiene. Monchi (ausente después de ocho días para superar el covid) es el apoyo más sólido que tiene Lopetegui. La incógnita es si mantendrá la confianza cuando acabe la temporada. José Castro está a la espera de que el equipo se clasifique para la Champions y pueda recuperarse la calma. El presidente ha apoyado públicamente al entrenador y ha destacado su trabajo. Pero se percibe el desgaste.

La presión que llega de fuera, la de una afición desencantada y que ha dejado de llenar el Sánchez Pizjuán, influye en que el presidente tenga que analizar la continuidad de Lopetegui. Si se clasifica para la Champions, por tercera temporada consecutiva, habrá cumplido el principal objetivo. José Castro argumenta el descenso de público al estadio como una consecuencia de la pandemia. Cree que la gente se ha acostumbrado a quedarse en casa para ver los partidos por televisión. Hay pocas aficiones más pasionales y fieles que la del Sevilla. El Sánchez Pizjuán se llena con facilidad y esto no sucede tras las eliminaciones en las competiciones europeas y el bajón en la Liga. José Castro tiene motivos para estar preocupado.

Foto: Vinícius, durante el partido contra el Manchester City. (Reuters/Juan Medina)

Lopetegui tiene sus motivos para no sentirse el único responsable de una temporada que se ha torcido, que acaba entre pitos de la grada y con la decepción que hay en los aficionados. El cúmulo de lesiones ha perjudicado el rendimiento en momentos claves, pero tampoco ha ayudado las expectativas que creó el presidente haciendo alusión a la posibilidad de competir por la Liga. La decepción fue grande con la remontada del Real Madrid en el Sánchez Pizjuán y la grada ha estallado con el empate del Cádiz y el Mallorca. No quieren al técnico vasco. Le culpan de un fútbol plano, aburrido y miedoso. El Sevilla ha perdido solidez y contundencia en las áreas. Sobre todo en ataque. Atrás lo ha mantenido Bono. El portero marroquí es lo más destacado. Es extraño cómo se han caído jugadores que eran fiables. Es el caso de Joan Jordán.

La espada de Damocles amenaza a Julen Lopetegui. Cuando acabe la temporada se tiene que reunir con José Castro y Monchi para hacer una valoración del rendimiento del equipo, la gestión y sus fuerzas. El lenguaje gestual de Lopetegui en el campo y en sus comparecencias ante los medios de comunicación es de desgaste y desesperación. Vive los partidos con mucha intensidad y no entiende que se le pregunte por su futuro. Como tampoco comprende que cueste tanto reconocer sus méritos. Lopetegui ganó la Sexta Europa League.

A Julen Lopetegui le queda un punto para lograr la clasificación del Sevilla para la Champions y tiene dos partidos (Atlético y Athletic) por delante. De conseguirlo, sería la primera vez en la historia que el equipo hispalense disputa la máxima competición europea durante tres temporadas consecutivas. El artífice del éxito es Lopetegui. Pero esto tampoco le sirve para ser respetado en Sevilla. La grada del Sánchez Pizjuán intensifica los pitos, la corriente entre los aficionados es de desaprobación y la postura generalizada entre los periodistas que siguen la actualidad del Sevilla es que hay que poner fin al ciclo del entrenador vasco.

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