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Sevilla es verdiblanca: el Betis se corona por tercera vez en La Cartuja en penaltis (1-1 y 5-4)
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Pellegrini se impuso

Sevilla es verdiblanca: el Betis se corona por tercera vez en La Cartuja en penaltis (1-1 y 5-4)

Hubo que esperar a la pena máxima para que se decidiera. El error de Musah fue fundamental para que el acierto de Miranda le diera la Copa del Rey a los sevillanos

Foto: Joaquín levanta el título. (EFE/José Manuel Vidal)
Joaquín levanta el título. (EFE/José Manuel Vidal)

Sevilla es una ciudad fantástica para visitarla y la afición del Valencia dio gracias… de que no llovió más. La previa la empañó el diluvio, en una jornada en la que ambas hinchadas convivieron a la perfección. Traer la final a la capital de Andalucía fue un acierto, pero no a La Cartuja. La pista de atletismo es un lastre importante. Por no hablar del caos organizativo que hubo. El partido, finalmente, se decidió en los penaltis. Y el error de Musah fue decisivo.

El Betis comenzó fiel a su estilo, posesión alta y dominio del juego. El Valencia, algo dormido, acusó el nerviosismo de los primeros minutos. El césped estuvo rápido después de la tempestad. Lo que llegó fue una lluvia de buen juego de los verdiblancos. Se notó que fueron los anfitriones por el recibimiento que tuvo el autobús y por lo que jalearon sus aficionados.

La certificación de ese dominio no tardó en llegar. Bellerín, que de no haber sido futbolista se habría dedicado al atletismo, fue una gacela en la banda derecha. Suyo fue el centro que Borja Iglesias remató para que los béticos no quisieran despertar de su sueño. Ya lo dijo Mocedades: "Si no estoy despierto, déjame soñar".

placeholder Hugo Duro, tirado en el suelo. (EFE/Raúl Caro)
Hugo Duro, tirado en el suelo. (EFE/Raúl Caro)

El plan de Pellegrini

La afición verdiblanca describe la etapa de Pellegrini así: "El Ingeniero tiene un plan". En realidad, estaba funcionando a las mil maravillas. Aunque se licenció en Ingeniería Civil y no en Arquitectura, el chileno ha construido un Betis que sería irreconocible años atrás. El equipo divierte a la afición y 'la guasa' en Sevilla tiene más importancia que en otros lugares. Más allá de que lo importante es ganar. Ya lo decía Luis Aragonés: "Del subcampeón no se acuerda nadie".

El Valencia es también un equipo de autor, construido a imagen y semejanza de José Bordalás. El inicio valencianista fue malo; solo un error del Betis podía darles una oportunidad. La tuvieron. Y la aprovecharon. Hubo un buen pase filtrado a Hugo Duro, después de que la defensa verdiblanca tirara mal el fuera de juego. El delantero no falló y los chés llevaron el encuentro de nuevo a su terreno gracias al empate.

La afición del Valencia merece un monumento porque no paró de animar en toda la noche. Los béticos eran los locales, pero hubo empate entre ambas hinchadas. Era algo parecido a un David vs. Goliat. No por la diferencia en el campo, sino en los alrededores y en la previa. Antes de que el árbitro decretara el entretiempo, Canales envió un balón al poste.

placeholder Hugo Duro, delante de Bartra. (EFE/Raúl Caro)
Hugo Duro, delante de Bartra. (EFE/Raúl Caro)

Lleno absoluto en La Cartuja

La ventaja de que no haya jugado un equipo grande la final fue el buen ambiente. Es habitual ver huecos en las gradas en las últimas finales de Copa del Rey, algo que no ocurrió en La Cartuja. Quizá fue el mejor ambiente de una final de Copa en la última década.

Los valencianistas salieron mejor en la segunda mitad, en la que fueron superiores durante el primer cuarto de hora. A los béticos, a punto estuvo de darles una taquicardia. Bravo detuvo un mano a mano a Gayá, que cerca estuvo de colar en la red Hugo Duro en el rechace. El delantero hizo gala de su apellido frente a la defensa rival.

placeholder Fekir, rodeado por tres rivales. (EFE/Raúl Caro)
Fekir, rodeado por tres rivales. (EFE/Raúl Caro)

Pellegrini y su Betis se quedaron atrás. Para colmo, la superioridad del Valencia en el campo también fue manifiesta durante esos instantes en la grada. Su equipo, sin embargo, fue a más y controló las acometidas del Valencia. La proactividad de Borja Iglesias y Juanmi, ungido por la afición a la categoría de santo, fue fundamental para el despertar verdiblanco. De hecho, el propio Juan Miguel erró un mano a mano tras pase de 'El Panda'.

Borja Iglesias la tuvo antes de que el colegiado decretara la prórroga, al igual que Fekir. El partido estaba en el alambre y en el lugar en el que quería Bordalás, al que le favoreció el transcurso del mismo. El Betis estaba en las mismas que en 1997 y 2005, en el tiempo extra, en el que no pasó nada. La pena máxima lo decidió todo. El error de Musash fue decisivo y el acierto de Miranda, fundamental. La Copa es verdiblanca.

Sevilla es una ciudad fantástica para visitarla y la afición del Valencia dio gracias… de que no llovió más. La previa la empañó el diluvio, en una jornada en la que ambas hinchadas convivieron a la perfección. Traer la final a la capital de Andalucía fue un acierto, pero no a La Cartuja. La pista de atletismo es un lastre importante. Por no hablar del caos organizativo que hubo. El partido, finalmente, se decidió en los penaltis. Y el error de Musah fue decisivo.

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