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Otro show de Evenepoel en la Cruz de Linares, otro bochorno de los mejores en nuestras teles
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DECIMOCTAVA ETAPA

Otro show de Evenepoel en la Cruz de Linares, otro bochorno de los mejores en nuestras teles

Fue una jornada aburrida de la Vuelta a España en la que se impuso Remco Evenepoel. Y en la que Mikel Landa fue la sorpresa por un ataque agarrado abajo que impactó a todos

Foto: Evenepoel fue el ganador de la decimoctava etapa de la Vuelta. (EFE/Manu Bruque)
Evenepoel fue el ganador de la decimoctava etapa de la Vuelta. (EFE/Manu Bruque)

Fumar es malo para la salud.

Se lo tengo dicho, que fumar es malo para la salud. Pero es que no me hacen caso, los ciclistas no me hacen caso.

Luego que no se quejen.

Menuda fumada, tú.

Ayer fue interesante. La cena, digo. La cena en el hotel de Jumbo, digo. Todo purés y yogures, nada que pudiera pincharse, que debiera cortarse. Sepp Kuss bajó haciendo chistes, imitando a Chiquito, riéndose así, muy fuerte, porque qué majo es Sep Kuss, levantándose la camiseta para hacer como que es un fantasma, y así, de paso, se ve el revólver, que no pasea sin su revólver, Sepp Kuss. Subió a la habitación su bici, la bici de repuesto, las zapatillas, el casco, el ciclocomputador (sin mis datos no soy nadie) y hasta la gorrita firmada por Philippa York, que le tiene bastante cariño. Primož Roglič, por su parte, cena con una rebeca sobre los hombros, con un moño sobre la nuca, Primož Roglič cena diciendo a Vingegaard que debería conocer su casa, que tiene su madre un motel, que es majísima, su madre, que se llama Norma Bates Roglič de todos los Santos, que debería ir a pasar allí, sí, una temporadita el Jonas, todo pagao, está to pagao, por Amityville cae, el motel, Jonas. Y luego Vingegaard. Vingegaard llega al comedor acompañado de Stephen Roche, que ha venido a visitarlo. Luego, en el café, se unen Aitor González, Darth Vader y Benedict Arnold. Todos con sus sonrisas, sus buenas maneras, su educación. Vingegaard habla mucho por el móvil, atento a lo que indiquen. Asiente, mira de reojo a Kuss, a Kuss le empiezan a escocer heridas por la espalda. Sonríe Vingegaard, hey, guy, me caes cojonudo, y asoma los dientes, así, y Kuss suda como sudo yo si me saluda Bernard Hinault, y Vingegaard comiendo galletitas, con su cara de niño bueno, con su palidez de guiri en Benidorm a uno de agosto...

Aproximadamente.

Vamos, que era la esperanza para hoy. Que se peleasen entre ellos, que no estuviese todo decidido squinzinianamente desde el coche. Solo que... si algo puede salir mal, saldrá como ustedes imaginan.

Foto: El ciclista esloveno se impuso en el infierno. (EFE/Manu Bruque)

Una etapa de siesta

Porque la etapa... pues eso... fumadón, vergüenza, siesta, aburrida, decepcionante. Lo que ustedes quieran. Decía yo ayer que se iban a ver cosas gordas por aquello de venir tras el Angliru, las patas blandurrias, y, mira... para qué hablaría, macho, para qué hablaría. Porque, bufff... Daba para hostiones, el tema, recorrido bien chulo (kilometraje decente... no de fondo, pero decente), puertos de rampones, bajada peliaguda en Cruz de Linares. Pero si no acompañan los protas, pues...

Vale, escapada prontísimo. Escapada que apenas se lucha, escapada que el pelotón deja marcharse como deja usted marcharse ese autobús a lo lejos, mira, hoy salí tranqui, hoy no me importa esperarme 15 minutos mientras me leo la última de Stephen King. Está Evenepoel (claro), está Caruso (claro), está Bernal (destacable, porque... bueno, porque no estaba desde hace mucho), están paisanos semi-anónimos. Y empiezan a pillar minutos. Minutazos. Demasiados minutos. Como hasta 12 antes de subir Cruz de Linares por primera vez. Después de San Lorenzo, después de Tenebredo. Lo de San Lorenzo es acojonante, tú, porque es un puerto como para romper organismos y pelotones, pero nunca rompe organismos, y aún menos pelotones. Vamos, que San Lorenzo tú lo subes y no ves la rueda de delante, porque se lo han fumado todas y cada una de las veces que han ido por allí, y parece bruma impenetrable. Ni idea de la razón, pero tengo pruebas. Es como ese bar del que sale usted siempre torcido, ese que no es especialmente guapo, ni pone música y tampoco hay ambiente guay. Pero siempre sales tocado. Pues San Lorenzo lo mismo. Le tienen manía, como la profe a su hijuco, el que quiere ser influencer.

Y eso que etapa por delante (lo que elimina factor bonificaciones), y la general en el pelotón, entre los tres que visten parecido, y Landa, y Ayuso. Siendo optimistas, que somos optimistas. Gesink se papa ciento veinte kilómetros tirando, y Gesink atacó junto a Basso en 2009, allá por La Pandera, y con eso está todo dicho.

Vale, primera pasada por Cruz de Linares, que es puerto para ver cosas. Cosas. Bonito y duro. Arreón de Remco y quedan tres en cabeza, solo tres, y hay 12 minutos a los líderes, y a lo mejor que se queden solo tres a las primeras nos debería hacer reflexionar sobre esos doce minutos... Cuatro a cima y Evenepoel se va solo, con estilo, apenas levantándose del sillín, siempre inmóvil, una preciosidad a nivel estético. La etapa pinta a suya, aunque baja peor que Stevie Wonder, por lo que no hay nada cerrao. Ah, corona con más de once minutos, porque atrás el ritmo ha sido frenético, demoledor, absolutamente increíble. Van setenta paisanos, dos cicloturistas, siete ornitorrincos y el equipo titular del Valvi Girona, temporada 96/97, pero es un ritmo destructor, como Conan; bárbaro, como Conan; conquistador, como Conan; ficticio, como Conan, también, porque Conan no existe, y ese ritmo tampoco. Por mucho que lo digan en la tele, por mucho que les cuenten a ustedes los ciclistas después de la etapa...

La actuación de Mikel Landa

(Nota 1: Que vale, tira el equipo de Landa, y hay que aplaudir que al menos propongan, que al menos intenten, que no vayan calladines al matadero con Jumbo, pero es que no matan a nadie con ese trantrán).

(Nota 2: Digo que tira el equipo de Landa, pero me gusta fantasear que no tira por Landa, sino que les ha pagado un morterazo Jonas Vingegaard, así, en plan Ivan Ivanov, mirad, os ponéis un poco y ya sigo yo después, y etcéteras. Que no me lo creo, pero oigan, con algo hay ilusionarse).

Y eso. Da gusto ver rodar a Remco, eso sí. Ah, ataca Vlásov, intentando pillar el puesto de su compañero Cian Uijtdebroeks (ese que resulta tan complicado de recordar para algunos). Bien, comienzan las puñaladas, comienzas las traiciones. De nivel suave, porque es por el séptimo y el octavo puesto, pero igual pillan los otros nota y se van a por el todo.

(Luego lo pillan, luego se queda).

Y ataca Mikel. Ataca Mikel. ATACA MIKEL LANDA. Denme mayúsculas más grandes, denme un pastel para celebrarlo. Agarrado abajo, que es como ataca Mikel. Yo siempre he pensado que a veces iría más rápido sin esa postura, pero es que Mikel Landa no se está a estas cosas tan de pobres. Y, bueno, lo pillan todos, porque tiene Mikel menos reprís que un John Deere, pero ahí quedó el ataque, porque las cosas incomprensibles son las cosas que merecen la pena.

Foto: Carapaz sigue líder. (EFE/EPA/Maurizio Brambatti)

Un ataque inesperado

Mikel Landa es mi pastor, nada me falta.

(Es un decir, me faltan mogollón de cosas).

Ah, se pone a tirar Vingegaard, y llevan un ritmo que podría mantener Calcaterra. Así que vuelve Mikel, y sale a por él Ayuso (se juegan el cuarto puesto, que no es una victoria, ni un pódium, pero oye, es el cuarto puesto, algo debe ser), detrás los del Jumbo van silbando una de Iron Maiden (The Trooper, creo), y Enric Mas sigue a rueda, resguardao, porque le han dicho que por aquí hay rámilas, y le dan yuyu de narices, las rámilas. Si no atacaría, prometido. Pena de gregarios, porque podrían haber pillado a Remco y la etapa sería suya...

Y eso, que gana Evenepoel, y los Jumbo pastorean como perrucos pachones, y todo desprende un delicado aroma a pastel, con su nata, sus virutas y su perifolla, porque Vingegaard tiene un lenguaje corporal de ir a comprar champiñones en bici en el mercado de los domingos. Luego ataca Ayuso, y sale Kuss, y Roglič y Vingegaard parece que se quedan a posta, y Kuss quiere remachar, y Jonas echa mano al comunicador, y Kuss para, y esto es un descojono, yo no sé qué intrahistoria hay ahí, pero esto es un descojono. Un descojono de los de reír por no llorar.

Ojo, ataca de-mo-le-dor de Enric Mas, a 150 de meta (no kilómetros no, 150 metros), y qué bochorno, en serio, qué bochorno, y Juan Ayuso termina la cosa esprintando para entrar por delante de Mas, como si estuvieran picados, y Vingegaard pierde unos metros, y no sé si lo he dicho, pero qué bochorno...

Y hasta aquí los montes de la Vuelta. Queda la Sierra de Guadarrama, pero tengo poca fe. Y, también les digo, como para tener algo más que poca fe.

Enhorabuena a Remco Evenepoel, por estas cabalgadas. Enhorabuena a Sepp Kuss, por esta (casi) victoria.

Enhorabuena a quienes lo han visto hasta el final sin dormirse, porque suyo será el reino de los cielos (o una bici de gama alta, lo que prefieran).

Fumar es malo para la salud.

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