'Las niñas' triunfa en la edición más extraña (por telemática) y más amena (por corta) de los Goya

Los Goya de la pandemia. Los que menos prometían y los que mejor han funcionado en un año con pocos estrenos, pero con películas que trascenderán esta temporada de premios. Una gala más corta y más amena de lo habitual en la que las nuevas voces han encontrado su espacio: la gran triunfadora, Pilar Palomero, se ha alzado con las categorías más importantes gracias a su ópera prima, 'Las niñas'. Mejor dirección novel, Mejor guion original y Mejor película para una directora que ha tardado casi cuatro años en levantar el proyecto de su vida. A esos tres galardones hay que sumar el de Daniela Cajías, responsable de la fotografía del film; Cajías, de origen boliviano, es la primera mujer que gana en dicha categoría en los 35 años de historia de los premios.

El premio más importante de la noche lo ha entregado Ana María Ruiz, la enfermera que montó una biblioteca en Ifema para que los pacientes pudiesen, al menos, olvidarse del covid por un rato. "Esta compañía y este consuelo tiene un lugar especial cuando proviene de la cultura. En esta noche tan importante quiero recordar a todos esos sanitarios que han muerto intentando ayudar a los demás. También a todos los trabajadores del cine que nos han entretenido y que ya no podrán hacerlo más", ha defendido antes de entregar el galardón.

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Desde el primer momento, Antonio Banderas ha querido dejar claro que la gala de la 35 edición de los Premios Goya —organizados por él mismo y por la periodista María Casado— iba a ser de una sobriedad inusitada. Vestido de riguroso negro, el actor ha comenzado recordando a las víctimas de la pandemia con unos segundos de silencio. Desde el Teatro Soho de Málaga, propiedad de Banderas y construido en el mismo lugar donde se levantó el primer cine de Málaga, el Pascualini, en 1907, el actor y Casado han presentado una ceremonia rápida y sin alharacas, con el patio de butacas vacío y las caras del más de un centenar de nominados presentes telemáticamente, como un mosaico de pequeñas pantallas de ordenador.

"Los verdaderos protagonistas de la noche, lamentablemente, no están en este patio de butacas. Están en el escenario, aunque sea telemáticamente. Es difícil encontrar tanto talento junto, y tanto sacrificio", ha presentado Banderas. "Nosotros no somos esenciales, pero sí convenientes, convenientemente necesarios", ha abogado. "Ninguno de los colectivos aparecen por la alfombra roja, pero son una parte fundamental de la familia del cine. Uno tiene la sensación de que de la industria del cine solo se ve la punta del iceberg, pero son cientos y cientos de familia que viven de ello, y dada la situación del sector, no podíamos olvidarnos de ellos", ha añadido también antes de dar paso a los vídeos que han enviado estrellas de Hollywood como Monica Bellucci y Benicio del Toro en apoyo del cine español.

En general, los premios discurrieron como preveían las quinielas: 'El año del descubrimiento', el documental de Luis López Carrasco sobre la lucha sindical en Cartagena en 1992 —que acabó con el Parlamento regional murciano en llamas—, se ha llevado los premios a Mejor documental y Mejor montaje para Sergio Jiménez. El premio a Mejor actriz principal se lo ha llevado Patricia López Arnaiz, que por su trabajo en 'Ane' de David Pérez Sañudo ya se había llevado el Feroz este pasado martes, y el Mejor actor protagonista ha sido para Mario Casas, por 'No matarás', de David Victori, que se lleva el primer cabezón de toda su carrera y que, después de años de trabajo, consigue despojarse de la etiqueta de estrella puramente televisiva. "Se lo quiero agradecer a mi familia, al público, que me lleva apoyando durante estos 15 años y a todos los que alguna vez habéis estado a tres metros sobre el cielo".

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Sin embargo, también ha habido ganadores destapados en el último momento y con todas las opciones en contra: Nathalie Poza se ha llevado el Goya a Mejor actriz de reparto por 'La boda de Rosa' —la gran damnificada de la noche—, una categoría en la que Verónica Echegui partía como favorita por su papel en el musical 'Explota, explota', y Alberto San Juan ha ganado la categoría masculina por 'Sentimental', cuando el Feroz había recaído en Juan Diego Botto por 'Los europeos'.

El escenario, como entregadores, lo han estrenado Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Paz Vega, Alejandro Amenábar y Juan Antonio Bayona, cinco de los nombres más internacionales del cine español actual. La solemnidad y la rapidez con la que han entregado los premios han hecho prever los Goya más cortos de los últimos años. Ha tenido que llegar una pandemia para organizar una entrega de premios si no entretenida, sí, al menos amena, lejos de las retransmisiones tediosas y estiradas a la que estamos acostumbrados. Los números musicales tampoco han sido, como en otras ediciones, un despliegue multitudinario, sino que la contención también ha sido la tónica dominante: la trapera argentina Nathy Peluso ha interpretado una versión modernizada de 'La violetera' que en 1958 cantó Sara Montiel. Esa vertiente castiza también la ha seguido Diana Navarro, que ha cantado 'La coplilla de las divisas', aparecida en 'Bienvenido Mr Marshall' (1953), junto a Carlos Latre, que ha imitado uno de los papeles más icónicos de Pepe Isbert en el año que celebra los 100 años del nacimiento de Luis García Berlanga.

Con el precedente de los Globos de Oro, la celebración telemática de los Goya planteaba un reto: evitar el tedio y los contratiempos técnicos. El más (o menos) sonado ha sido el momento en el que Fernando Trueba ha intentado agradecer su Goya a Mejor película iberoamericana por 'El olvido que seremos', la adaptación de la novela biográfica de Héctor Abad Faciolince, dedicada a su padre, un médico que murió asesinado en pleno centro de Medellín por su lucha en favor de los Derechos Humanos. Trueba no se ha dado cuenta de que el micrófono de su ordenador estaba apagado y ha pasado medio minuto hasta que ha podido enmendar su error.

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A pesar de estos pequeños contratiempos, los Goya han conseguido, al menos, una producción mucho más vistosa y un ritmo infinitamente más dinámico que los premios estadounidenses. Tan solo en un par de ocasiones se han producido fallos (interferencias en el sonido, imágenes pixeladas o, directamente, cortes a negro), pero, en general, estos Goya virtuales han demostrado estar más que a la altura de lo esperado en su versión más sobria. Vanesa Martín ha sido quien ha musicalizado el 'in memoriam' de este año, en el que no ha aparecido Rosa María Sardá, fallecida el pasado junio, por expreso deseo.

En su discurso como presidente de la Academia, Mariano Barroso, ha reivindicado "el poder sanador del cine". En una edición en la que el Goya de Honor ha recaído en Ángela Molina, Barroso ha contado una anécdota personal de la actriz, que recurrió a las películas para recuperarse de la pérdida de su padre, el también actor y cantante Antonio Molina. Cuando ha recogido, más tarde y de la mano de Jaime Chávarri, su estatuilla, ha vuelto a incidir en el poder reconfortante del séptimo arte. Barroso también ha querido agradecer la labor de los sanitarios y de todas aquellas profesiones que han estado en primera línea de fuego durante la pandemia. A dos días del 8 de marzo, Barroso también ha recordado que "por primera vez en la historia de los Goya, la mitad de los nominados a Mejor dirección y Mejor dirección novel son mujeres", y que nunca "un 41% de nominados en total habían sido mujeres".

En los primeros compases de la ceremonia, 'Akelarre', la cinta que relata la persecución religiosa contra las mujeres acusadas de brujería en el País Vasco durante el siglo XVII y que ha dirigido el argentino Pablo Agüero, ha comenzado llevándose la primera tanda de cabezones, en total cinco, sobre todo en las categorías más técnicas y en las relacionadas con el diseño de producción: vestuario, maquillaje, dirección artística, efectos especiales y, además, mejor música original. Pero aunque ha sido el título con más estatuillas, la ganadora moral de la edición ha sido, indiscutiblemente, 'Las niñas'. 'Adú', que partía con el mayor número de nominaciones, 13, al final se ha llevado a casa cuatro estatuillas: Mejor dirección para Salvador Calvo, Mejor sonido, Mejor actor revelación para Adam Nourou y Mejor diseño de producción.

Las reivindicaciones feministas han estado muy presentes en estos Goya, probablemente por haber celebrado la entrega en una fecha tan cercana al Día de la mujer trabajadora. La cantante Rozalén, ganadora del Goya a Mejor canción por su trabajo en 'La boda de Rosa', ha querido recordar las labores de cuidados de muchas mujeres, que no están reconocidas ni socialmente ni económicamente, y ha pedido que las mujeres luchen por sus derechos, aunque este año esté prohibido manifestarse. También Maite Arrotajauregi y Aránzazu Calleja, las compositoras de la música de 'Akelarre', han cantado el tema principal de la película, que es igualmente una reivindicación feminista.

Lo que ha demostrado esta gala es que, en los Goya, menos es más. Esperemos que, por favor, lo recuerden en las próximas ediciones.