Cayetana Guillén Cuervo: "Todos nos hemos sentido rechazados y violados y eso es 'Pandataria"

Pandataria es una isla al sur de Italia, cerca de Nápoles, a la que durante la época romana iban a parar todos los excluidos y rechazados por la sociedad. Una gran mayoría eran mujeres adúlteras. En los años del dictador Mussolini, ya con el nombre de Ventotene, quedó como cárcel de mar para los disidentes políticos y sus esposas. Y a este pequeño y recóndito lugar es al que se ha ido mental y emocionalmente la actriz Cayetana Guillén Cuervo para crear, junto al bailarín Chevy Muraday, su nuevo proyecto, la obra de teatro y danza Pandataria y el documental Mapa a Pandataria, “un movimiento global” que busca “abrazar a todos los excluidos”, confiesa la actriz. El filme se estrena este jueves en la plataforma Caixaforum + y la obra llega, tras su estreno en el Festival de Mérida el pasado verano, a los Teatros del Canal de Madrid este 14 de febrero.

“Todos hemos estado en algún momento en algún lugar en el que nos han rechazado, nos han hecho sentir mal, cuestionados o violados, y eso es Pandataria. Decidimos hacer el documental porque teníamos una cosa muy potente entre manos que no podía desaparecer cuando desapareciese la obra. Queríamos que quedara un legado en el que se hablara de abrazar la diversidad y la diferencia”, cuenta la actriz a El Confidencial por videoconferencia.

La pieza, dirigida por Javi Clarke, cuenta con la propia Guillén Cuervo, con Chevi Muraday, el rapero Elio Toffana, los bailarines Chus Western, Basem Nahnouh, La Merce, y también la actriz Gemma Cuervo, en un emotivo encuentro con su hija. Todos ellos van contando el proceso de creación de la obra “a través de sus propias historias de superación. Son personas que vienen de la mierda y que se salvan a través de las artes escénicas, del arte y la cultura, de la comprensión de los demás”, relata de actriz, que destaca la generosidad de un elenco en el que todos, incluida ella misma, “nos hemos abierto en canal y nos hemos contado nuestras máximas heridas para decir, yo también estoy aquí, pero he conseguido salir”.

De hecho, relata Guillén Cuervo, todo el proceso ha sido “una especie de terapia en la que cada vez te vas abriendo más”. Sobre su experiencia prefiere, no obstante, remitirse al documental. “Nunca he hablado de ello porque nunca he querido que estuviera en primera línea de mi vida, pero sentí que tenía la responsabilidad de hacerlo con todo mi elenco. Por lo tanto, si sirve de referente y ayuda, pues ahí está, pero como uno más. Lo que pretendo es decir: a todos nos pasan cosas y a mí también, pero es un ejemplo de que la vida sigue y sigue bien chula”, admite.

Momento de acción/reacción

La idea del proyecto, que primero fue teatral, comenzó hace unos tres años cuando Muraday preguntó a la actriz sobre qué tema le apetecía trabajar. Y ambos se dieron cuenta de que les interesaba abordar “la diversidad, la diferencia y la inclusión. Queríamos hablar de que escuchar las razones del otro es la única manera. Amar con mayúsculas es lo único terapéutico. Darle la mano al otro para sacarle de su mierda porque tú también has estado en ella”, comenta. Y así comenzó a dibujarse este montaje de danza —"Chevy te hace bailar, es otro vuelo"—, de rap, de hip hop y con textos de Laila Ripoll que puso en pie a 3.500 personas en el pasado Festival de Mérida y que ahora tiene su extensión a través del documental.

"Toda mujer que habla de ello [abusos] y que es capaz de que eso trascienda… Intentemos entre todos que no se vuelva contra ella"

Y llega a Madrid, además, en un momento especial en el que se despliegan movimientos reaccionarios frente a éxitos conseguidos por quienes durante mucho tiempo han sido los excluidos de la sociedad. Guillén Cuervo es consciente: “Estamos en un momento en el que como se están consiguiendo muchas cosas, hay muchas reacciones”, sostiene. No obstante, también quiere poner el acento en “todo lo que se consigue. Tengo a mi madre de ejemplo, una generación con un activismo cultural muy comprometido, que estrenó a autores prohibidos en plena dictadura, una generación que ayudó fomentando el espíritu crítico a construir una patria. Cuanto más tengamos una cruzada de amor, respeto y dignidad mucho mejor que la cruzada de los insultos y la descalificación”.

Precisamente, Pandataria pone el foco en las mujeres. Las marginadas, las agredidas y abusadas. De aquel tiempo —el romano— y del actual. Guillén Cuervo recoge el guante con respecto a los movimientos del #metoo. “Queda constancia de que una de cada tres mujeres ha sufrido abusos sexuales. Yo cuando miro al patio de butacas pienso: aquí hay un porcentaje muy alto… Toda mujer que habla de ello y que es capaz de que eso trascienda… Intentemos entre todos que no se vuelva contra ella, porque la que tiene la generosidad de hablar de ello lo que necesita es que se la acoja porque si no nadie va a hablar. Yo siempre agradezco mucho cuando veo la valentía de alguien contando algo que no tendría por qué contar”.

Asegura que para estos pasos la cultura ayuda, “tanto al que está encima del escenario como a quien está en el patio de butacas”. Recuerda la función catártica que tuvo para ella el teatro con la muerte de su padre. “Una semana después yo me estaba subiendo al escenario cada día y me decían, cómo puedes. Para mí era una catarsis, el duelo lo viví con aquel personaje de Marta gritándole a la vida su incomprensión por la muerte”.

Su amor por el teatro prosigue. Todavía le queda año y medio de gira con Pandataria. Y seguirá al frente de la Academia de las Artes Escénicas preparando los premios Talía que se entregarán el próximo 22 de abril en el Teatro Español de Madrid. “Ahora el teatro cuenta conmigo más que el cine”, confiesa, aunque también añade los regalos que le hace. “Yo cuando veo una obra que me sacude me ayuda muchísimo. El espectador entra en la sala aceptando el juego y las palabras le transforman, la música le transforma. Es un vuelo más allá de la sordidez de la rutina y la cotidianidad”, zanja.