Es noticia
El odio a muerte entre Julio César y Catón que destruyó la República romana
  1. Cultura
HISTORIA

El odio a muerte entre Julio César y Catón que destruyó la República romana

No solo se fue al garete por la corrosión de sus instituciones. Según Josiah Osgood, director del departamento de Clásicas de la Universidad de Georgetown, también influyó la encarnizada enemistad entre los dos hombres

Foto: El 'Suicidio de Catón en Útica', obra de Pierre Bouillon. (Alamy)
El 'Suicidio de Catón en Útica', obra de Pierre Bouillon. (Alamy)

Julio César tenía 25 años cuando, en el 75 a. C., decidió viajar a Rodas para estudiar allí oratoria con el maestro Apolonio Molón. Pero, cuando se encontraba frente a la pequeña isla griega de Farmacusa, cayó en manos de una banda de piratas.

Los piratas fijaron el rescate de Julio César en 20 talentos, el equivalente a media tonelada de plata, una suma importante para la época. Pero el joven se burló de esa cifra y se jactó ante los piratas de que él valía mucho más, por lo menos 50 talentos, la cantidad que finalmente exigieron los bandidos a cambio de su liberación.

César permaneció cautivo de los piratas durante 40 días, mientras sus amigos y familiares en Roma reunían la suma requerida por sus captores. Durante ese tiempo, hizo buenas migas con ellos: les recitaba poesías, se enfrentaba a ellos en juegos, practicaban juntos deportes… Se ganó su afecto y su respeto. Pero también les advirtió de que algún día se vengaría.

Tan pronto se pagó el rescate y Julio César quedó libre, cumplió su palabra. Partió hasta el cercano puerto de Mileto, reunió una pequeña flota y fue en busca de los piratas. A pesar de sus advertencias, los pilló desprevenidos. Recuperó el dinero de su rescate, apresó a un buen número de ellos y solicitó al gobernador de Asia que los crucificara. El gobernador se negó y César, indignado, ordenó a los suyos que mataran ellos mismos a los piratas, cosa que hicieron.

placeholder Estatua de Julio César, por Nicolas Coustou (Marie-Lan Nguyen)
Estatua de Julio César, por Nicolas Coustou (Marie-Lan Nguyen)

Aquella fue la primera señal del carácter despiadado de Julio César, algo que con el tiempo llegarían a conocer todos aquellos que se interpusieron en su camino. Pero lo sucedido con los piratas revelaba otras muchas cosas sobre él: dejaba claro que era un hombre de acción, que derrochaba carisma a raudales, que tenía un altísimo concepto de sí mismo y de su importancia y que poseía un talento especial para ganarse el apoyo del pueblo. Al fin y al cabo, los romanos no soportaban a los piratas, y César sabía que, en cuanto se supiera en Roma lo que había hecho con sus captores, su popularidad se dispararía. Él mismo se encargó de hacer correr la noticia.

Pero la vida de César también estuvo marcada por otro acontecimiento: su profunda rivalidad con Catón, que se extendió durante 17 años. El aborrecimiento mutuo que se profesaban comenzó el 3 de diciembre del año 63 a. C., cuando Cayo Julio César y Marco Porcio Catón mantuvieron en el Senado de Roma posiciones diametralmente opuestas respecto a qué había que hacer con los cinco arrestados por su implicación en la conjura de Catilina, un complot militar para intentar hacerse con el poder de la República Romana. Catón exigía su inmediata ejecución para evitar males mayores, César defendía que ningún ciudadano podía ser ejecutado sin un juicio previo. En aquella ocasión, el pulso lo ganó Catón.

El caso es que el gigantesco odio que Julio César y Catón sentían el uno por el otro tuvo enormes consecuencias políticas. Hasta el punto de que podría haber sido uno de los principales factores que llevaron al fin de la República romana y dieron paso a una nueva etapa, el Imperio, marcado por formas de gobierno autocráticas y personalistas. Al menos eso es lo que opina Josiah Osgood, profesor y director del departamento de Clásicas de la Universidad de Georgetown en Washington. Aunque durante siglos se ha dado por sentado que la República romana cayó por la corrosión de sus instituciones, Osgood sostiene que igual de destructivas fueron las rivalidades individuales. Y no hubo en la época combate político más encarnizado que el que libraron César y Catón.

placeholder Portada de 'César contra Catón', de Josiah Osgood. (EC Diseño)
Portada de 'César contra Catón', de Josiah Osgood. (EC Diseño)

Osgood, especializado en historia romana y en particular en la caída de la República romana, analiza en profundidad ese antagonismo en César contra Catón. La rivalidad que destruyó la República romana, un fantástico ensayo que ahora publica la editorial Crítica y funciona también como una biografía dual de ambos hombres que, aunque enemigos acérrimos, también tenían similitudes. “Tenían aproximadamente la misma edad. Ambos nacieron en familias nobles que esperaban que sus hijos entraran en política y compitieran por la gloria. Los dos eran buenos oradores. Su mayor similitud residía en su dominio de la política. César acumuló poder al meterse en el bolsillo a la gente corriente de Roma con juegos y espectáculos. Cato trabajó duro para tener bajo su dominio los detalles, y eso le dio poder institucional. Tenía control sobre el Tesoro y el Senado en Roma. Al igual que César, Catón también era bueno realizando puestas en escena políticas que lo hicieron famoso. Dejaba, por ejemplo, que los romanos enojados le arrojaran piedras en reuniones públicas para poder hacerse pasar por un mártir”, según nos cuenta Osgood.

Sin embargo, sus personalidades eran bastante diferentes y eso contribuyó a su enemistad. “César era un gran encantador. Se pavoneaba por Roma vestido a la moda, como un pavo real. Catón llevaba una toga vieja y sucia. César disfrutó de sus numerosos amores. Catón predicó la austeridad y también la practicó, aunque disfrutaba del vino. César llamó borracho a Catón. Catón afirmó que César era el único hombre que había intentado destruir la República romana estando sobrio. César organizó fastuosos juegos para entretener al pueblo de Roma. Catón trató de reducir enormemente los juegos, pensaba que los premios de los mismos deberían de ser rábanos y pepinos en lugar de oro y plata. Y otra diferencia clave: César era un gran general, Catón no fue general en absoluto”, destaca este experto en la República romana.

placeholder 'La muerte de César', por Jean-León Gerôme. (1867)
'La muerte de César', por Jean-León Gerôme. (1867)

El fin de la historia lo sabemos todos: Julio César cruzó el Rubicón, desató una guerra civil de la que salió victorioso y Catón prefirió matarse antes que vivir en un mundo gobernado por César, así que se suicidó en el año 46 a. C. Julio César, por su parte, no viviría mucho más y también tendría una muerte violenta: fue asesinado por un grupo de senadores solo un par de años después.

Pero Julio César logró la posteridad. No hay nadie que no conozca su nombre, mientras son pocos los que recuerdan el de Catón. “Julio César estableció el modelo de gobierno unipersonal en Roma. César se convirtió en un título para los emperadores romanos y también para gobernantes posteriores, como los zares de Rusia”, destaca Osgood. “César arraigó en la cultura popular. Pero no siempre fue así”, puntualiza. “En el siglo XVIII, a medida que crecía el interés por el republicanismo, para muchos Catón era un héroe y César, un villano. En los primeros años de Estados Unidos, era un insulto llamar César a un político. El propio George Washington reverenciaba a Catón”.

Se suele decir que la historia la escriben los ganadores. Pero, para Roma, la realidad fue más complicada. César es verdad que ganó la guerra civil. “Pero, después de su muerte, y aunque algunos de sus amigos cantaron sus alabanzas, muchos relatos fueron críticos con él. Catón, por su parte, con frecuencia fue celebrado por su virtud e independencia. Se quitó la vida antes que rendirse a César, y eso fue un ejemplo para los disidentes políticos bajo los emperadores romanos. Así que tanto César como Catón han sido tratados tanto bien como mal por la historia, reflejando debates eternos sobre la tiranía y la libertad”, explica el autor de César contra Catón.

¿Qué habría ocurrido si Catón se hubiese impuesto a César? ¿Estaba la República romana moribunda y condenada a morir? “Muy pocas personas pensaban eso incluso después de la muerte de César, y los historiadores modernos a menudo lo han subrayado. Y muchos en Roma eran devotamente fieles a las elecciones libres y al Estado de derecho, piedras angulares de la República. Creo que tanto César como Catón tuvieron responsabilidad en la disputa que se convirtió en guerra civil. Pero, si el bando de Catón hubiera ganado, creo que podría haber conservado más parte de la República. En una democracia, las grandes luchas pueden ser necesarias para lograr avances, pero, cuando la lucha política se convierte en guerra civil, esta puede ser devastadora”.

Julio César tenía 25 años cuando, en el 75 a. C., decidió viajar a Rodas para estudiar allí oratoria con el maestro Apolonio Molón. Pero, cuando se encontraba frente a la pequeña isla griega de Farmacusa, cayó en manos de una banda de piratas.

Historia Roma