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Blanca Portillo: "La cultura es fundamental, me da miedo quien la considera secundaria"
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Blanca Portillo: "La cultura es fundamental, me da miedo quien la considera secundaria"

La actriz ha sido galardonada con el Premio Corral de Comedias del Festival de Teatro Clásico de Almagro, que este año afronta su 46.ª edición

Foto: La actriz, directora y productora Blanca Portillo. (Cedida/Javier Mantrana)
La actriz, directora y productora Blanca Portillo. (Cedida/Javier Mantrana)

"No te hablo porque quiero que hablen por mí mis obras", decía Segismundo en La vida es sueño de Calderón de la Barca, un verso que la actriz Blanca Portillo pronunció en 2012 en el mismo festival que este jueves le ha concedido su Premio Corral de Comedias de manos del ministro de Cultura, Miquel Iceta. Un galardón con el que ha dado inicio a la 46.ª edición de Festival de Teatro Clásico de Almagro, en cuya dirección se estrena Irene Pardo, que reconoce la trayectoria y el compromiso de una artista que lo ha hecho prácticamente todo sobre un escenario.

Actriz, directora, productora y gestora cultural, el trabajo de la Portillo habla por ella, como diría Segismundo, como no puede hacerlo ningún discurso o laudatio. Mujer habitada por infinidad de personajes —Hamlet, la marquesa de Merteuil, la reina Semíramis, Medea, la señora Dalloway, la Virgen María o ese académico alter ego de Juan Mayorga—, Blanca Portillo ha trabajado en cine con Almodóvar o Icíar Bollaín y en teatro con Miguel Narros, José Luis Gómez, Andrés Lima o Tomaz Pandur a lo largo de una carrera que comenzó en 1984, recién salida de la escuela de arte dramático, con La casa de Bernarda Alba. Una carrera marcada por el rigor, la búsqueda de la excelencia, una ambición que ella prefiere llamar hambre y la devoción por la palabra, a la que ha dedicado su discurso de agradecimiento: “El vehículo que tenemos para comunicar lo que pensamos y sentimos, benditas y esquivas palabras que a veces huyen y que a veces nos roban y no, no, que nadie nos robe la palabra”. Portillo ha defendido “la palabra que no hiere, que no agrede, la palabra disidente y luchadora, preñada de ideas y emociones, la palabra fecunda”.

placeholder Blanca Portillo tras recibir el Premio Corral de Comedias del Festival de Almagro de manos de Miquel Iceta, ministro de Cultura.
Blanca Portillo tras recibir el Premio Corral de Comedias del Festival de Almagro de manos de Miquel Iceta, ministro de Cultura.

Blanca Portillo ha agradecido el galardón tras las palabras de la ministra en funciones de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que ha dicho, rotunda, sobre el escenario del Corral de Comedias: “Si perdemos la cultura perdemos la democracia”, al tiempo que reclamaba “paz y no guerra cultural” en un momento, además, “en el que las mujeres no debemos dejar de alzar la voz, ni en los escenarios ni en la vida pública”, y mientras “hay voces que proscriben autoras o censuran compañías”, en referencia al reciente veto del ayuntamiento de Valdemorillo a la compañía Teatro deFondo, cuya función de Orlando, de Virginia Woolf, ha sido suprimida de la programación de uno de los festivales del municipio.

Antes de los discursos, antes de recoger este premio, la actriz mantuvo una conversación con este diario en la que habla del orgullo que siente al echar la vista atrás y observar lo logrado y lo vivido, el miedo que le da perder la ilusión que la mantiene en escena, la inquietud que le produce el ascenso de la ultraderecha y la curiosidad que le despierta la posibilidad de dirigir un teatro público, aunque no sea a corto plazo.

PREGUNTA. Los premios son una especie de oportunidad para mirarse, para observar con algo de distancia una trayectoria tan larga como la tuya. ¿Ha hecho ese ejercicio estos días?

RESPUESTA. Es extraño porque yo suelo mirar hacia adelante, pero, cuando te dan un premio de este tipo, inevitablemente echas la vista hacia atrás, porque te preguntas si realmente mereces esto. Y, sí, empiezas a mirar y dices: "Madre mía, si es que llevo muchísimo tiempo y muchísimos proyectos y muchas cosas de las que me siento profundamente orgullosa", e inevitablemente reflexionas sobre cómo ha sido ese caminar durante 40 años. Claro, llevo mucho rato, pero lo cierto es que no tengo la sensación de haber llegado a ningún lado ni de haber cumplido con toda la cantidad de cosas que puedo llegar a hacer, así que espero que no penséis que con estos premios ya me tengo que retirar.

P. ¿Cómo ha sido el camino a lo largo de esos 40 años?

R. Yo me siento muy orgullosa del camino recorrido y, cuando hago balance, me doy cuenta de que no hay nada que no hubiera deseado hacer y siento que he elegido bien, que cada proyecto ha supuesto un reto importante y una dificultad. Y ahí es cuando siento que, más allá de si lo haces bien o lo haces mal, lo he hecho de corazón y por convicción, y en ese sentido estoy supercontenta y muy orgullosa.

placeholder Blanca Portillo en el Festival de teatro de Almagro. (Pablo Lorente)
Blanca Portillo en el Festival de teatro de Almagro. (Pablo Lorente)

P. Hay quien no puede elegir todo lo bien que querría porque sus circunstancias económicas o vitales no se lo permiten.

R. Yo he elegido incluso cuando estaba empezando y no tenía mucho donde agarrarme. Estoy convencida de que una carrera se hace sobre todo por lo que no has hecho, porque a veces es peor hacerlo que no hacerlo. Obviamente, ha habido trabajos para pagar la factura de la luz y el gas, trabajos que no han sido la maravilla de las maravillas, pero, cuando me ha tocado algo así, siempre he intentado compaginarlo con algo que sí me satisficiera profundamente.

P. ¿A qué o a quién le ha dicho no a lo largo de su carrera?

R. A unas cuantas personas que no voy a nombrar. Pero una de las cosas que me ha guiado siempre es no sentir que estoy perdiendo libertad y, cuando he sospechado que podía perderla, me he ido.

P. ¿Cómo asume que se la considere la mejor actriz de su generación o que se dé por hecho que cualquier trabajo que haga será bueno y venderá muchas entradas? ¿Reconoce ese lugar en el que la sitúan los demás?

R: Yo no lo siento así, personalmente. Sí sé que hay algo que el tiempo me ha ido dando, que es la certeza de que esta señora no se equivocó de profesión. Esa idea de que cada vez que salgo al escenario se vendan las entradas y la gente te diga que va a ver el espectáculo si estás tú significa eso que hablábamos antes, que he elegido bien, que la gente sabe que, cuando me meto en un proyecto, el proyecto merece la pena. Porque una sola actriz no sirve para nada, tiene que estar apoyada por un buen texto, por un buen equipo y por un buen guion. La gente sabe que suelo hacer cosas que son interesantes y que van a salir satisfechos porque, bueno, saben que soy una persona muy seria a la hora de elegir. Y, cuando te lo dicen, es muy bello, es muy bonito, como cuando dicen la Portillo, pero yo me veo todas las mañanas en el espejo y no me veo nada especial.

P. ¿Qué le da miedo?

R. Me da miedo perder la ilusión. Creo que eso es lo que te mantiene en este trabajo, la ilusión. A veces, cuando haces muchas cosas, te agotas. Y yo llevo unos años de muchísimo trabajo, estoy muy cansada, es cierto, y mi mayor miedo es ese, el día que no me haga ilusión hacer esto. Porque entonces me tendré que ir.

P. ¿Cómo convive con la idea del fracaso?

R. Convivo con ella constantemente.

"Sería absolutamente injusta si sintiera que hay fracaso en mi carrera. No lo hay"

P. ¿Lo ha sentido alguna vez a lo largo de su vida profesional?

R. No, tengo que ser sincera. No ha habido fracaso porque incluso las cosas que no han ido todo lo bien que yo hubiera querido han sido un aprendizaje. No siento que esta profesión me haya dado fracasos, me ha dado muchísimas más victorias y logros, aunque haya habido muchas dificultades. Sería absolutamente injusta si sintiera que hay fracaso en mi carrera. No lo hay.

P. En aquel discurso que dio en vaqueros y camiseta cuando recogió el Premio Sur del Festival de Málaga habló de su pelea contra su falta de belleza y yo pensé, al verla en el escenario, si es más difícil trabajar a partir de la falta de belleza, como usted decía, o con ese exceso de carácter que tantas veces nos atribuyen los hombres cuando las mujeres no somos dóciles. Usted es una mujer de y con carácter, y me interesa, mucho más que la ausencia de belleza, qué consecuencias ha tenido eso en su carrera.

R: (Risas) Es así, hay hombres a los que les aterra. Se espera una cierta docilidad y más cuando trabajas a las órdenes de alguien. Yo soy adaptable, pero también soy discutidora porque tengo opinión. Por eso te decía antes que, si no me siento libre, me voy. Si a mí un director me dice que no estoy ahí para opinar, cojo y me voy. Y es verdad que una persona con carácter, sobre todo si es mujer, da más miedo que un hombre. También generas un cierto temor, porque hay muchos directores que me tenían miedo porque les habían dicho que yo era una señora obsesiva en el trabajo. Y, sí, yo soy obsesiva, pero yo trabajo con mucha dedicación y mucho amor. Tengo opinión, la manifiesto, me peleo las cosas. Y creo que eso es bueno, cualquier persona tiene que tener carácter.

P. ¿A quién le debe parte de lo que es sobre un escenario?

R. Yo creo que la persona que más me influyó fue quien realmente me dio el empujón, mi maestro Pepe Estruch.

P. Le cita siempre.

R. Siempre, siempre. Cuando terminé en la Resad fue él quien me dijo: "Sal ahí, vete a trabajar con José Luis Gómez, haz esa prueba, aguanta, esta es una carrera de fondo".

P. ¿Hace con sus compañeros más jóvenes ese mismo papel de maestro que Struch ejerció con usted?

R. Siempre que puedo. Sí, porque trabajo con gente mayor y con gente muy joven, y hay algo ahí de pasar un legado. Creo que es muy bonito que alguien te apoye, te ayude, y yo intento cuidar mucho a la gente con la que trabajo, mucho, porque además aprendo. Trabajar con gente más joven es un aprendizaje maravilloso e intento ayudar en lo que puedo.

"He bailado, cantado... Me han colgado boca abajo, boca arriba. He hecho de hombre, de mujer, de todo, solo me falta hacer de perro"

P. ¿Hay algo que aún no haya hecho sobre un escenario?

R. Lo próximo, lo próximo.

P. No me refiero solo a un texto o a un autor…

R. Mira, he bailado, he cantado... Me han colgado boca abajo, boca arriba. He hecho de hombre, de mujer, he hecho de todo, solo me falta hacer de perro. Ahora voy a hacer La madre de Frankenstein y voy a ser una señora que está metida en el manicomio de Ciempozuelos, que ha matado a su hija y que tiene una cabeza que me resulta completamente ajena. Y eso, por ejemplo, no lo he hecho nunca.

P. Blanca Portillo, la actriz que lo ha hecho todo. Ya tenemos titular.

P. (Risas) La actriz que lo ha hecho todo menos lo siguiente.

P. Cuando observo su carrera en el teatro y todas esas decisiones que ha ido tomando, creo que la suya es una trayectoria marcada por la ambición. Una ambición que se traduce en ese compromiso tan enorme con su trabajo y un anhelo, no sé si de perfección, pero sí de hacerlo lo mejor posible.

R: Bueno, yo lo llamo hambre. Siempre he tenido mucha hambre de lo que hago, de superación, de reto, de algo que me resulte complicado porque quiero mejorar, y para mejorar uno tiene que ponérselo difícil. También he tenido buenos maestros que me han dicho eso, "sal del corralito", "sal de lo que te resulte cómodo". Y, sí, en ese sentido siempre he tenido un hambre enorme y mucho rigor, y soy tan exigente conmigo misma que a veces es peligroso, porque no me paso ni media.

placeholder Blanca Portillo en la rueda de prensa previa a que recibiera el Premio Corral de Comedias. (EFE)
Blanca Portillo en la rueda de prensa previa a que recibiera el Premio Corral de Comedias. (EFE)

P. Cuando uno es muy riguroso consigo mismo, suele serlo también con los demás y, si no mides bien, puede resultar un problema.

R. Sí, es verdad que, si yo me entrego al 100%, no soporto que alguien al lado esté al 28.

P. ¿Y qué hace en esas situaciones?

R. Intentar contagiar eso, y se contagia, ¿eh? Sí, sí, se contagia. Porque la gente ve cómo tiras y tiras y tiras, y, si no es tonta, dice: "Espérate, que voy para allá".

P. En alguna entrevista ha dicho que en los últimos tiempos se ha reconciliado con una parte de la profesión que antes juzgaba severamente y que ha rebajado la exigencia y la soberbia. ¿Por qué ese cambio?

R. Sí, eso tiene que ver con la juventud, cuando eres más inmadura tienes una idea muy clara de cómo tienen que ser las cosas, todo lo que no está a ese nivel te parece poco digno y no te das cuenta de que hay gente que trabaja exactamente igual que tú, con el mismo rigor, aunque haga cosas que tú no harías, pero eso no quiere decir que sea indigno o esté hecho sin rigor. En ese sentido sí que he bajado las miras, yo no puedo ser la medida, no soy la medida de nada ni de nadie. Y esto tiene que ver con la madurez también, con ir trabajando y que todo es muy difícil, qué coño.

"En esta profesión y en cualquier lado, es imposible no haber sufrido machismo. Lo noto, sobre todo, cuando dirijo y produzco"

P. ¿Ha sufrido machismo en esta profesión?

R. Sí, pero yo creo que en esta profesión y en cualquier lado es imposible no haberlo sufrido. Lo noto, sobre todo, cuando dirijo y produzco.

P. ¿Por qué?

R. Porque cuando tú eres la que pone la pasta, la que exige, la que tiene claras las cosas y dices: "Esto va a ser así", te encuentras con mucha gente que no te mira a ti y prefiere mirar al señor que tienes al lado.

P. ¿Siendo vos quien sois?

R. Sí, sí, sí, lo he vivido, he tenido que decir: "Que te estoy hablando yo, es a mí a quien tienes que decirle las cosas, no al señor de al lado, que no pinta nada". Y lo he dicho, no me he cortado ni un pelo.

P. ¿Cree que en los problemas que tuvieron Chusa Martín y usted cuando dirigieron el Festival de Mérida en 2011 intervinieron razones de ese tipo?

R. Creo que sí, y siempre me pregunto si hubiera ocurrido lo mismo si yo hubiera sido un hombre. Creo que no. Creo que igual no se hubieran atrevido a hacer esas cosas, pero es algo que he dicho muchas veces a mucha gente: "¿Si yo tuviera bigote me estarías diciendo lo que me dices?". Estoy segura de que algo de eso hubo también, claro que sí.

"Tengo demasiada hambre de lo que hago, soy demasiado actriz y demasiado directora y productora, y eso requiere el 100% de tu tiempo"

P. Hablando de la gestión de festivales y teatros públicos, a finales de año se quedan libres las direcciones del Teatro Español y Matadero, el Fernán Gómez, los Teatros del Canal, el Festival de Otoño… ¿Le gustaría asumir la dirección de alguno de ellos?

R. En estos momentos, no. Tengo demasiada hambre de lo que hago, soy demasiado actriz y demasiado directora y productora, y eso requiere el 100% de tu tiempo, de tu cabeza y de tu corazón. Es difícil combinarlo con cualquier otra cosa, y supondría renunciar a lo que de verdad es mi profesión. Por eso te digo que, en estos momentos, no; pero, más adelante, a lo mejor sí. También es verdad que Mérida me dejó muy tocada porque siempre hay un componente político que no es mi territorio, pero la idea de llevar un teatro público es un trabajo preciosísimo, valiosísimo y requeriría que yo abandonara mi profesión durante un tiempo. Y eso me cuesta mucho.

P. ¿Qué efectos cree que tendrá en la cultura el ascenso de la ultraderecha y el hecho de que esta ocupe cada vez más espacio institucional?

R: Por supuesto que me provoca temor, porque creo que la cultura es fundamental en un país y, si vamos a estar en manos de gente que considera que la cultura es una cosa secundaria o terciaria, me da mucho miedo. Un país sin cultura es un país muerto. La cultura siempre es incómoda y sé que hay ciertos sectores a los que les incomodan profundamente ciertas cosas. Por eso también estoy contenta de ser productora, porque por lo menos tengo la independencia de hacer lo que me dé la gana. Luego, a lo mejor no tengo un teatro donde estrenarlo, pero ya veremos.

Antes de eso, veremos a Blanca Portillo protagonizar la adaptación teatral de la novela de Almudena Grandes La madre de Frankenstein, dirigida por Carme Portaceli, cuyo estreno está previsto el 29 de septiembre en el Centro Dramático Nacional. Además, la actriz tiene pendiente el estreno de la segunda temporada de Días mejores (Amazon Prime), de la miniserie La ley del mar, que protagoniza junto a Luis Tosar, y de la adaptación al cine de La lengua en pedazos, de Juan Mayorga, que dirige Paula Ortiz.

"No te hablo porque quiero que hablen por mí mis obras", decía Segismundo en La vida es sueño de Calderón de la Barca, un verso que la actriz Blanca Portillo pronunció en 2012 en el mismo festival que este jueves le ha concedido su Premio Corral de Comedias de manos del ministro de Cultura, Miquel Iceta. Un galardón con el que ha dado inicio a la 46.ª edición de Festival de Teatro Clásico de Almagro, en cuya dirección se estrena Irene Pardo, que reconoce la trayectoria y el compromiso de una artista que lo ha hecho prácticamente todo sobre un escenario.

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