Es noticia
Los monarcas españoles muestran sus joyas artísticas, sus objetos íntimos (y sus secretos)
  1. Cultura
INAUGURACIÓN DEL AÑO

Los monarcas españoles muestran sus joyas artísticas, sus objetos íntimos (y sus secretos)

Abre por fin sus puertas la Galería de las Colecciones Reales, un magnífico espacio junto al Palacio Real en el que se exponen 650 piezas que pertenecieron a los sucesivos soberanos

Foto: Aspecto de la sala de los Borbones de la Galería de las colecciones reales, con el manto de la órden de Carlos III en el centro. EFE / Juan Carlos Hidalgo
Aspecto de la sala de los Borbones de la Galería de las colecciones reales, con el manto de la órden de Carlos III en el centro. EFE / Juan Carlos Hidalgo

Carlos I de España y V de Alemania reinó sobre un gigantesco imperio. Pero era bajito y un poco tripón, como revela la armadura a medida que llevó en la famosa batalla de Mühlberg. El tocador de Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII e impulsora del Museo del Prado, no solo estaba abarrotado de tarros y recipientes para ungüentos varios: además, se regía por un estricto protocolo e incluía un espejo con la facultad de adelgazar a quien se mira en él. Isabel la Católica, por su parte, murió sujetando entre sus manos algunas de las pequeñas tablas con escenas de la vida y la Pasión de Cristo que realizó Juan de Flandes.

placeholder El Políptico de Isabel la Católica, de quien se dice que murió con algunas de esas imágenes entre las manos. PATRIMONIO NACIONAL
El Políptico de Isabel la Católica, de quien se dice que murió con algunas de esas imágenes entre las manos. PATRIMONIO NACIONAL

Más de cinco siglos de historia de España, la de sus reyes y reinas y el arte que acumularon, ya tiene emplazamiento fijo. Se trata de la Galería de las Colecciones Reales, un espacio permanente junto al Palacio Real en el que desde hoy se exhiben al público algunas de las pìezas más destacadas del amplio repertorio de cuadros, tapices, vajillas, estatuas, porcelanas, carruajes, fuentes, joyas y demás maravillas atesoradas durante 500 años por los sucesivos monarcas españoles, primero por los Austrias y después por los Borbones, y que hoy forman parte del Patrimonio Nacional.

Todo en la Galería de las Colecciones Reales es excepcional. Empezando por el edificio, obra de los arquitectos Luis M. Mansilla y Emilio Tuñón y que ya ha recibido 14 premios de arquitectura. Continuando por las 650 piezas que componen la exposición inaugural, y que además de obras entre otros de El Bosco, Tiépolo, Tiziano, El Greco, Ribera, Velázquez, Goya, Durero, Mengs, Caravaggio y Bernini, incluyen también magníficos tapices, una primera edición de El Quijote, las impresionantes columnas salomónicas de la Iglesia del Real Hospital Virgen de Montserrat, la Carroza Negra de Mariana de Austria.. . Y terminando por la cuidada y elegante museografía realizada por Manuel Blanco, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, y que no sólo hace resaltar las piezas en exposición y permite el diálogo entre ellas, sino que también consigue humanizar a los reyes y reinas españoles.

“Es que, aunque con frecuencia se nos olvide, eran personas. Casi todos los objetos que componen esta muestra estuvieron en sus manos, en sus espacios íntimos, ocuparon un lugar importante en sus vidas, y eso hemos querido resaltarlo”, nos cuenta Manuel Blanco.

placeholder Una joven contempla en la Galería de las Colecciones Reales las columnas salomónicas de la Iglesia del Real Hospital Virgen de Montserrat. EFE
Una joven contempla en la Galería de las Colecciones Reales las columnas salomónicas de la Iglesia del Real Hospital Virgen de Montserrat. EFE

La Galería de las Colecciones Reales se articula a través de tres salas expositivas gigantescas: tres naves diáfanas de 103 metros de longitud por 16 metros de ancho cada una de ellas, generadas por una sucesión de pórticos de hormigón blanco horizontal. La primera sala está dedicada a la dinastía de los Austrias, la segunda a los Borbones y la tercera acogerá exposiciones temporales (se estrena con una muestra de vehículos y carruajes reales).

Se nota que Blanco es arquitecto, porque su museografía es profundamente respetuosa con el edificio levantado por Mansilla y Tuñón. No se han dedicado a llenar de cubículos cada sala, sino que han conseguido que la museografía se integre en el espacio (es prácticamente invisible) y que las obras brillen y dialoguen entre ellas. “No hemos tapado la arquitectura, sino que bailamos con ella. Toda la exposición baila al ritmo del espacio. La arquitectura ha escrito el ritmo, y nosotros hemos puesto la melodía”, explica Manuel Blanco.

placeholder Vista parcial de la Sala de los Austrias en la Galería de las Colecciones Reales. PATRIMONIO NACIONAL
Vista parcial de la Sala de los Austrias en la Galería de las Colecciones Reales. PATRIMONIO NACIONAL

La exposición arranca con los Reyes Católicos, con un retrato realizado por Juan de Flandes de la rey Isabel de Castilla que, desde el lienzo, mira al casco que llevaba su marido, Fernando de Aragón. Está también el llamado Políptico de Isabel Católica, un extraordinario conjunto de obras sobre tabla de pequeño tamaño, con bellísimas escenas de la vida de Cristo destinadas a un uso devocional de carácter privado por parte de la reina.

Las cortes entonces eran itinerantes, se movían entre distintos palacios. Los tapices eran clave en la construcción de las cortes, y lo son también en la Galería de las Colecciones Reales, donde se pueden admirar enormes tapices que parecen estar suspendidos en el aire. Incluidos tapices que retratan a Carlos V en la batalla de Mühlberg y soportando el mundo sobre sus espaldas, como alegoría de Hércules. También hay una pequeña colección de sus sillas de montar, encerradas en unas vitrinas absolutamente limpias, sin engranajes de ningún tipo.

placeholder 'Santa Isabel de Portugal curando a una enferma', de Francisco Goya, y al fondo, el coche de la Corona Real de Fernando VII . EFE
'Santa Isabel de Portugal curando a una enferma', de Francisco Goya, y al fondo, el coche de la Corona Real de Fernando VII . EFE

El repaso a Felipe II se centra sobre todo en una de sus grandes obras: el Monasterio del Escorial. Y Felipe III aparece a caballo, como en la escultura en la Plaza Mayor de Madrid.

Nada más entrar en la sala de los Borbones, se percibe que estamos ante una dinastía diferente. Para empezar, por el color. Los Austrias vestían fundamentalmente de negro, pero no por rigidez (como luego ha propagado la leyenda negra) sino porque era el color más caro. Además, el imperio español tenía la exclusividad del palo campeche, el árbol del que se extraía el pigmento que permitía obtener ese color negro profundo. Sin embargo, los Borbones eran aficionados a los colores de las hilaturas francesas, y esa explosicón de rojos, verdes y azules se percibe nada más entrar en sus salas.

Otra característica de los Borbones es que con ellos cambia la arquitectura. Después del incendio del Real Alcázar, se decide la construcción del Palacio Real.

La habitación de Carlos III está reproducida a escala real, con las sobrepuertas que lo decoraban colocadas en alto, en lo que era emplazamiento original. Se trata además de pinturas que fueron realizadas para ser vistas a esa altura, porque si no se deforman.

placeholder 'Caballo blanco', de Diego Velázquez. PATRIMONIO NACIONAL
'Caballo blanco', de Diego Velázquez. PATRIMONIO NACIONAL

Están los tapices y cartones de Goya. Está la sala del besamanos de María Luisa de Parma, idéntica al milímetro a la original. Está el enigmático Caballo Blanco pintado por Velázquez.

Está el tocador de Isabel de Braganza. Está Isabel II y su manto de niña, así como varias fotografías, porque su reinado coincide con el nacimiento de ese arte. Y están las joyas que llevaba Isabel II cuando se dirigía a la basílica de Nuestra Señora de Atocha cuando sufrió un atentado y que, al salvar la vida, donó en agradecimiento a esa iglesia.

placeholder Un detalle de la Galería de las Colecciones Reales. EFE
Un detalle de la Galería de las Colecciones Reales. EFE

La exposición termina con la Constitución de 1978 y con la propia Galería de las Colecciones Reales, el último proyecto del Palacio Real.

La posibilidad de abrir un museo dedicado a las colecciones reales ya empezó a barruntarse en tiempos de Manuel Azaña. Pero es solo ahora cuando, por fin, esa idea se ha materializado.Y a lo grande: con una exposición magnífica, un edificio colosal y una museografía espléndida que permite tanto pasar tres horas deleitándose con las muestra como recorrerla en tres cuartos de hora. Y eso no es nada fácil.

Carlos I de España y V de Alemania reinó sobre un gigantesco imperio. Pero era bajito y un poco tripón, como revela la armadura a medida que llevó en la famosa batalla de Mühlberg. El tocador de Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII e impulsora del Museo del Prado, no solo estaba abarrotado de tarros y recipientes para ungüentos varios: además, se regía por un estricto protocolo e incluía un espejo con la facultad de adelgazar a quien se mira en él. Isabel la Católica, por su parte, murió sujetando entre sus manos algunas de las pequeñas tablas con escenas de la vida y la Pasión de Cristo que realizó Juan de Flandes.

Arte Arquitectos Reyes Católicos Monarquía Patrimonio Nacional