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Historia del Palacio Real, el lugar escogido para el mensaje de Navidad del Rey
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emplazamiento simbólico

Historia del Palacio Real, el lugar escogido para el mensaje de Navidad del Rey

El lugar donde se erigió el Palacio Real Nuevo es el mismo que ocupaba el antiguo Alcázar de Madrid, que ardió en la Nochebuena de 1734

Foto: Fachada del palacio hacia los Jardines de Sabatini. (Wikipedia: Xauxa)
Fachada del palacio hacia los Jardines de Sabatini. (Wikipedia: Xauxa)

El Palacio Real, lugar escogido para el discurso de Navidad de este año por el Rey, fue declarado Bien de Interés Cultural el 4 de Junio de 1931, según se publicó en el número 155 de la Gaceta de Madrid.

Construido entre 1738 y 1759 según los diseños de los arquitectos Filippo Juvarra y su discípulo Juan Bautista Sacchetti. Participaron en las distintas fases y decoración Francisco Sabatini –autor de la Escalera de Embajadores- o Ventura Rodríguez –Capilla Real-. Otros maestros de las Artes Decorativas Corrado Giaquinto, Giovanni Battista Tiépolo y Matías Gasparini son los autores de las principales bóvedas y proyectos decorativos.

El lugar donde se erigió el Palacio Real Nuevo es el mismo que ocupaba el antiguo Alcázar de Madrid, que ardió en la Nochebuena de 1734. El Rey Felipe V (Versalles 1683 – Madrid 1746) quiso que la construcción del edificio fuera en ladrillo y piedra, con la única excepción del empleo de la madera en puertas y ventanas.

La superficie que abarca el Palacio Real de Madrid se acerca a las 14 hectáreas. El edificio principal, con el Patio del Príncipe en el centro, tiene 40.000 metros cuadrados y seis alturas desde la Calle Bailén. En la fachada de Poniente, el edificio se alza ocho alturas sobre el río Manzanares con los Jardines del Campo del Moro en secuencia escalonada, a través de terrazas y pendientes que salvan los diferentes desniveles.

La fachada principal orientada al mediodía se abre a la Plaza de Armas, cerrada en el siglo XIX por dos alas. La del lado Oeste alberga las instalaciones del Archivo General de Palacio (1814) y la Real Armería (1885) con una colección única en su género. La segunda, denominada Ala de San Gil, corresponde a las habitaciones del Rey Alfonso XIII.

Carlos III fue el primer monarca que vivió en Palacio y el Rey Alfonso XIII el último (1931). A Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII, de la Casa Borbón se unió Amadeo de Saboya. Todos ellos mostraron sus preferencias por determinadas dependencias palaciegas y las decoraron de acuerdo con los gustos artísticos de la época.

Las salas principales han sido testigo de grandes acontecimientos de la Historia con recepciones, Consejos de Estado, ceremonias y todo lo que conlleva el protocolo de la más alta representación del Estado.

Salón de Alabarderos

Aunque Sachetti lo concibió como salón de baile, Carlos III decidió destinarlo al cuerpo de guardias que tenía a su cargo la custodia de la Familia Real, lo que explica el nombre por el que se lo conoce actualmente. El fresco de Giambattista Tiépolo que decora el techo, titulado Venus encomendando a Vulcano que forje las armas de Eneas e inspirado en la Eneida de Virgilio, alude a la figura del Rey como guerrero heroico y a la de su madre, Isabel de Farnesio, como promotora de las conquistas italianas.

La estancia decorada por Sabatini con pilastras toscanas y con un pavimento de losas de piedra de Colmenar y piedra rojiza de las canteras de El Molar, el Salón dispuso, hasta el siglo XX, de unos simples bancos destinados al descanso de los alabarderos como único mobiliario. Hoy en día, en su interior ricamente amueblado destacan, en particular, cuatro consolas de caoba y bronce dorado realizadas en 1739-1802 a partir de unos diseños de Sabatini y previamente ubicadas en el comedor de Carlos IV. Sobre otra consola de sillería de talla dorada (siglo XIX) se puede admirar un pequeño templete de finales del siglo XVIII. El Salón de Alabarderos contiene asimismo un espléndido conjunto de tapices españoles y candelabros. Desde 2015, en el lado de la derecha se puede contemplar el cuadro La familia de Juan Carlos I, obra del artista manchego Antonio López.

Salón de Columnas

Este magnífico salón comparte la arquitectura de la escalera principal, tal como la conocemos hoy en día, al haberse habilitado en el espacio monumental inicialmente previsto por Sacchetti para acoger el ramal que debía comunicar con las habitaciones de la reina.

Su decoración data de la época de Carlos III y los estucos, diseñados por Sabatini, fueron ejecutados por Bernardino Rusca en 1761. En la bóveda, un gran fresco de Corrado Giaquinto representa El Sol, ante cuya aparición se alegran y animan todas las fuerzas de la naturaleza (1761-1763).

En todo el perímetro de la estancia, bajo unos tapices de Bruselas de principios del siglo XVIII tejidos sobre cartones de Rafael, se pueden apreciar varios bustos de emperadores esculpidos en mármol y pórfido, así como una estatua de bronce que representa a Carlos V venciendo al Furor, fundida por Barbedienne según el modelo de Leone Leoni.

Gran importancia tienen también en este Salón de Columnas tres esculturas en bronce –Neptuno, la Tierra y Venus- obras de Jonghenllinck realizadas en 1570 pertenecientes a la serie de los Siete Planetas que el Cardenal Infante regaló a Felipe IV para decorar el Buen Retiro y que después se colocaron en el viejo Alcázar, siendo de las pocas piezas que se salvaron del incendio; y otra escultura, de tamaño mayor que el natural, que representa un discóbolo, reproducción de una obra clásica, fundida en 1651 en Roma y traída a España por Velázquez en tiempos de Felipe IV.

En Columnas también encontramos ocho bustos del siglo XVII de emperadores romanos, cuyas cabezas están realizadas cuatro de ellas en pórfido rojo y, otras cuatro, en mármol blanco. Estas ocho piezas representan, según la inscripción de sus pedestales, a Vitelio, Calígula, Julio Augusto, Adriano, Augusto y Julio César; igualmente la sala cuenta con tres bustos de jaspes y mármol blanco que representan a una emperatriz romana de la familia Julia, a Plautilae y una dama romana no identificada, respectivamente. Iluminan el Salón ocho arañas isabelinas, de bronce dorado y vidrio tallado, realizadas en Francia.

Bajo el reinado de Carlos IV, en este salón solían acoger todo tipo de recepciones, así como ceremoniales tan importantes como el del Jueves Santo, durante el cual los Reyes daban de comer y lavaban los pies a veinticinco personas pobres. Las ocho arañas de bronce que iluminan la estancia, realizadas en París hacia el año 1856, se instalaron en la misma época en que Isabel II celebraba aquí sus bailes. Cuando Alfonso XII decidió reformar el Palacio, mandó construir un nuevo salón para bailes y banquetes, y el de Columnas pasó a reservarse entonces para las ceremonias oficiales.

Una función que ha seguido desempeñando hasta nuestro días, puesto que aquí se firmaron, sobre la Mesa de las Esfinges (expuesta hoy en la Sala de la Corona), el Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas, en 1985, y la abdicación del Rey Juan Carlos I, el 18 de junio de 2014. En este Salón también se celebran, entre otros actos, los Conciertos de Stradivarius, la entrega de los Premios Nacionales de Investigación, la Reunión del Patronato Princesa de Girona y entregas de condecoraciones.

Salón del Trono

Arquitectura, pintura, mobiliario, escultura y objetos decorativos varios hacen del Salón del Trono una obra maestra de singular armonía. Finalizado en 1722 y restaurado durante los años noventa del siglo XX, ha conservado hasta nuestros días la decoración original de la época de Carlos III, concebida por quien fuera hombre de confianza del Rey: el Conde de Gazzola.

Las doce consolas con los marcos de espejo, típicos del rococó italiano, fueron diseñadas por el arquitecto Giovanni Battista Natalia, mientras que Robert Michel ideó los motivos de los medallones de estuco.

En la bóveda, un gran fresco de Giovanni Battista Tiepolo sirve para glorificar La grandeza y el poder de la Monarquía española: en el centro de la composición se sitúa el trono español, custodiado por Apolo y Minerva, así como por las personificaciones del Arte de Gobernar, la Paz, la Justicia, la Virtud, la Abundancia y la Clemencia. Sobre la cornisa aparecen representados los territorios de ultramar adscritos a la Corona y los reinos peninsulares: Andalucía, Cataluña, Castilla y Granada.

El lugar central de la sala lo ocupa el solio con dos sillones rojos, flanqueados por las estatuas de la Justicia y la Templanza, y, sobre las gradas, cuatro leones de bronce esculpidos en 1651 en el taller romano de Matteo Bonicelli y encargados en origen por Diego Velázquez para decorar el Salón de los Espejos, la estancia más importante del antiguo Alcázar, ubicado en el mismo lugar y destruido durante el incendio de 1734.

Alrededor se encuentran cuatro estatuas flamencas pertenecientes a la serie de los Siete planetas, fundidas por Jonghelinck en 1570, y que representan a Mercurio, Júpiter, Saturno y Marte; las restantes se hallan expuestas en el Salón de Columnas.

La decoración del Salón del Trono se completa con cuatro espléndidos relojes: uno de estilo Luis XVI, con caja de ébano y bronce, obra del relojero francés Ferdinand Berthoud; otro de ébano, de estilo rococó inglés, construido por John Ellicott; y, finalmente, dos bellos ejemplares de bronce y mármol blanco que llevan la firma de Furet y Godon, y Couteau y Godon, respectivamente.

El Belén Napolitano del Príncipe

Su origen se remonta a Carlos III que inició para su hijo, el futuro Carlos IV, uno de los conjuntos más importantes que se conservan de este género.

El Belén está formado por más de 200 figuras y casas napolitanas, además de otras escenas genovesas y españolas. Las piezas más recientes fueron adquiridas en 2001 a talleres italianos que, desde el siglo XVIII, han mantenido la tradición hasta nuestros días.

En los belenes napolitanos las escenografías eran efímeras y cada año se concebía un montaje diferente. Siguiendo esta tradición, al Belén de Palacio se han incorporado sucesivamente objetos inspirados en las Colecciones Reales de todos los Palacios y Monasterios de Patrimonio Nacional.

En este sentido, en el montaje de este año, los técnicos, alumnos y profesores de las Escuelas taller de Patrimonio Nacional, han dado forma a un Belén que refleja el ambiente ilustrado del reinado de Carlos III, monarca del que se celebra el tercer centenario de su nacimiento en 2016, con personajes que se ejercitan en el estudio de las Ciencias y las Bellas Artes, como la pintura, el dibujo o el estudio de la ruinas clásicas, la botánica, las aves…

También se dedica una especial atención al Real Sitio de Aranjuez con reproducciones de la Fuente del Niño de la Espina, del Jardín de la Isla y el Templete del Estanque de los Chinescos, en el Jardín del Príncipe. La reproducción del zaguán de entrada al Palacio Real de Madrid alberga en esta edición el Misterio original del Belén del Príncipe. La tradición sigue hoy viva y siguiendo la práctica iniciada por el Rey Carlos III, el Palacio abre sus puertas para el disfrute de todos sus visitantes.

El Belén Napolitano del Príncipe puede ser visitado, hasta el domingo 10 de enero, en el Salón de Alabarderos del Palacio Real de Madrid.

El Palacio Real, lugar escogido para el discurso de Navidad de este año por el Rey, fue declarado Bien de Interés Cultural el 4 de Junio de 1931, según se publicó en el número 155 de la Gaceta de Madrid.

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