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Almodóvar desata la locura en Cannes con su western gay
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76 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CANNES

Almodóvar desata la locura en Cannes con su western gay

El director vuelve a pisar la alfombra roja de Cannes, el festival que lo ha consagrado como uno de los cineastas fundamentales del cine de autor. Su corto 'Extraña forma de vida' se estrenará en España este 26 de mayo

Foto: Ethan Hawke y Pedro Pascal protagonizan el corto 'Extraña forma de vida'. (El Deseo)
Ethan Hawke y Pedro Pascal protagonizan el corto 'Extraña forma de vida'. (El Deseo)

Pedro Almodóvar vuelve a pisar la alfombra roja de Cannes, el festival que lo ha consagrado como uno de los cineastas fundamentales del cine de autor europeo desde que Todo sobre mi madre compitió por la Palma de Oro en 1999 y se llevó el Premio a Mejor dirección. Desde entonces, el manchego ha participado con La mala educación (2004), Volver (2006), La piel que habito (2011), Julieta (2016), Dolor y Gloria (2019), y ahora con el cortometraje Extraña forma de vida, un western gay protagonizado por Ethan Hawke y Pedro Pascal que se estrenará en salas españolas el próximo 26 de mayo. La expectación en Cannes ha sido máxima: una demanda tan grande para ver la película que ha provocado un caos organizativo y mucha gente, incluso con la entrada reservada, se ha quedado fuera de la proyección. Y, además, la lluvia.

Almodóvar es de los pocos grandes directores que podrían atreverse a cruzar un género tan tradicionalmente masculino como el western con el puro melodrama del Hollywood dorado. Más allá del Brokeback Mountain de Ang Lee, Almodóvar construye en apenas treinta minutos de película una historia de amor crepuscular imposible ambientada en el salvaje oeste, con un Ethan Hawk contenido y delicado y un Pedro Pascal que, a partir de sus papeles en Juego de Tronos y Narcos, ha conseguido lo que para la mayoría es imposible: un éxito arrebatador ya en la madurez. Pascal transmite esa ligera incomodidad en la propia piel que lo hace resultar familiar, cálido, casi entrañable.

placeholder Pedro Almodóvar a su llegada al Festival de Cannes. (Reuters/ Eric Gaillard)
Pedro Almodóvar a su llegada al Festival de Cannes. (Reuters/ Eric Gaillard)

El segundo trabajo de Almodóvar en inglés -el primero fue La voz humana, con Tilda Swinton- se ha rodado en Almería, entre el Desierto de Tabernas y el poblado western de Sergio Leone. A la contra de lo que es habitual en el género, Almodóvar prescinde -salvo en un momento puntual- de los grandes paisajes desérticos e inabarcables para centrarse en los rostros de sus dos protagonistas. Por un lado, Jake (Hawke), el sheriff de un pequeño asentamiento, que investiga el asesinato de una mujer, y por el otro, Silva (Pascal), un cowboy solitario y misterioso que llega al poblado en busca de un médico.

Ambos hombres se cruzan y Almodóvar desvela una relación de amistad entre ellos cuando eran jóvenes y se encontraban al margen de la ley. Una amistad rota y más incómoda para Jake que para Silva. Con una ambientación cuidada e idealizada de una casa del Oeste e iluminada por José Luis Alcaine, elegante y discreto, reconstruimos a base de conversaciones y recuerdos la relación pasada entre los dos hombres. Por un lado, Jake, la Ley, la convención, el orden. Por el otro, Silva, la libertad, la rebeldía, pero también la fidelidad y el cariño. Extraña forma de vida es eso, una forma de vida oculta y señalada en una conquista del Oeste eminentemente masculina en la que la sexualidad fuera de la norma si existió lo hizo forajida y a la sombra.

placeholder El equipo de 'Extraña forma de vida', a falta de Pedro Pascal. (Efe)
El equipo de 'Extraña forma de vida', a falta de Pedro Pascal. (Efe)

Se pueden escudriñar distintos homenajes al western en Extraña forma de vida, desde el primer primerísimo plano a lo Sergio Leone sostenido en el rostro apolíneo de Manu Ríos, mientras canta con la voz de Caetano Veloso -sólo Almodóvar podría haber ideado tal mezcla-, con sus ojos azul penetrante mirando a cámara. También está Hawks, en una secuencia con tres prostitutas -¿qué iban a ser, si no, las mujeres en la frontera?-, en la que aparece Sara Sálamo bañándose en vino y lujuria. Pero más allá de los acompañantes, que tienen un papel muy pequeño, la cámara se centra casi exclusivamente en los dos protagonistas, en sus silencios y sus miradas, acompañados por la música de Alberto Iglesias, colaborador indiscutible del director. Y en los momentos más temperamentales, el pudor esconde la carnalidad del deseo de los dos viejos amigos y propone una visión desde la tranquilidad y el cuidado. Los diálogos intensos y melodramáticos y la atención a los misterios de la vida cotidiana marca de la casa atraviesan cada secuencia del cortometraje.

Extraña forma de vida es hoy la última incursión de la productora de la marca Saint Laurent en el cine, esta vez junto a El Deseo, la productora de Almodóvar. "Saint Laurent está orgullosa de ser la primera marca de lujo que cuente con la producción de cine entre sus actividades". Una filial de la empresa encabezada por Anthony Vaccarello, director creativo de Saint Laurent. Antes de Almodóvar, Saint Laurent produjo la instalación Self 05, dirigida por Wing Shya y comisariada por el cineasta chino Wong Kar-wai, y el mediometraje Lux Aeterna de Gaspar Noé, estrenado en salas de cine, un thriller pop y lisérgico con Béatrice Dalle y Charlotte Gainsbourg en el que interpretación, brujería y luces tintadas invocan el espíritu más transgresor del cine. En este festival de Cannes también se presenta otra producción de Saint Laurent, "una obra especial en la que Jean-Luc Godard estaba trabajando antes de fallecer el pasado septiembre a los 92 años". Phony Wars, el tráiler de una película que nunca se llegó a hacer, al parecer se trata de un compendio de ideas, referencias y visuales del proceso de creación de la obra inacabada -y ni empezada- de Godard. El propio Vaccarello era el productor de esta extraña unión entre el cineasta más combativo de todos y una firma de moda y lujo. Una prueba de la colonización que están haciendo las marcas del cine, cuando éste último intenta reponerse de la pandemia, las plataformas y su pérdida de peso en la cultura de masas. Las joyas y la alta costura no está ya sólo en las alfombras rojas; ahora también han conquistado la gran pantalla de la catedral de Cannes.

Pedro Almodóvar vuelve a pisar la alfombra roja de Cannes, el festival que lo ha consagrado como uno de los cineastas fundamentales del cine de autor europeo desde que Todo sobre mi madre compitió por la Palma de Oro en 1999 y se llevó el Premio a Mejor dirección. Desde entonces, el manchego ha participado con La mala educación (2004), Volver (2006), La piel que habito (2011), Julieta (2016), Dolor y Gloria (2019), y ahora con el cortometraje Extraña forma de vida, un western gay protagonizado por Ethan Hawke y Pedro Pascal que se estrenará en salas españolas el próximo 26 de mayo. La expectación en Cannes ha sido máxima: una demanda tan grande para ver la película que ha provocado un caos organizativo y mucha gente, incluso con la entrada reservada, se ha quedado fuera de la proyección. Y, además, la lluvia.

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