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"Si interiorizas lo que te digo, nunca volverás a tener una discusión con nadie"
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Entrevista con Douglas E. Noll

"Si interiorizas lo que te digo, nunca volverás a tener una discusión con nadie"

El mayor experto de EEUU en resolución de conflictos dice que su método es tan sencillo que bastan unas semanas de entrenamiento. Se lo inventó trabajando con reclusos dentro de las cárceles

Foto: Douglas E. Noll
Douglas E. Noll

El abogado Douglas E. Noll se especializó en la resolución de conflictos después de pasar varios años visitando cárceles. Inventó un método para propiciar una convivencia más fructífera entre rejas que, dice, puede servirle a cualquiera en su vida cotidiana. Su sistema lo ha aplicado después en grandes y pequeñas empresas, colegios, institutos, e incluso en familias problemáticas. Tiene varios galardones internacionales y ha escrito una importante colección de best sellers en inglés. 'Desescalar. Como calmar a una persona furiosa en 90 segundos' (Arpa, 2023) acaba de ser traducido al español.

P. Tu primer consejo es asumir que no somos seres racionales, sino seres emocionales. La cultura occidental pone mucho énfasis en la razón y trata de anular o esconder las emociones. Lo primero que hay que hacer, dices, es darle la vuelta a esto.

R. La verdad es que llegué a la conclusión de que somos seres emocionales, y no seres racionales, leyendo el trabajo del neurocientífico Antonio Damásio. Él fue uno de los primeros en hablar de la hipótesis del marcador somático, según la cual todo lo que hacemos lo hacemos para acercarnos o alejarnos de un estímulo emotivo. Incluso la persona más racional, la que cree que no toma decisiones basadas en emociones, actúa respondiendo a una misma pregunta: ¿Me voy a sentir bien o me voy a sentir mal? Todo lo que hacemos tiene una base emocional.

Foto: Richard Firth-Godbehere (Salamandra)

P. ¿En todos los ámbitos de la vida?

R. Mira, yo soy abogado, que es un mundo en el que teóricamente todo se basa en la racionalidad. Cuando llegué a la conclusión de que somos seres emocionales, y no racionales, fue como una epifanía, como una iluminación. De repente, todos esos comportamientos humanos que me parecían tan caóticos cobraron perfecto sentido. A mis alumnos les insisto en que, una vez que entiendes que somos seres emocionales, de pronto los comportamientos son mucho más predecibles.

P. Hablas mucho de "etiquetar los afectos". ¿Qué es eso?

R. Se trata de decirle a otra persona lo que siente, cuáles son sus emociones. Imagínate que tienes a alguien furioso delante y describes sus emociones: estás enfadado, estás frustrado, sientes que no te aprecian, que te ignoran, estás avergonzado, etcétera. En cada una de esas afirmaciones, estás describiendo una experiencia emocional. A esto se le llama etiquetado de afecto.

Cuando las personas están alteradas, sus centros emocionales están muy activos y abruman la corteza prefrontal

P. ¿Y eso realmente funciona?

R. Se puede ver en las resonancias magnéticas, en los escaneos cerebrales. Cuando las personas están alteradas, sus centros emocionales están muy activos y abruman la corteza prefrontal. A medida que etiquetamos los afectos, a medida que etiquetamos las emociones, esa actividad se inhibe. Al poco tiempo, la sección de nuestro cerebro que se encarga de la toma de decisiones vuelve a estar en línea. Se tardan aproximadamente 90 segundos y se produce de manera inconsciente. Es automático, tiene que ver con la manera en la que nuestros cerebros están cableados. Suena muy extraño porque es contrario a lo que dicta la intuición y a todo lo que creemos que sabemos sobre cómo calmar a una persona. Pero ocurre mucho en neurociencia, que las cosas funcionan de una manera muy diferente a como pensamos que funcionan.

P. También hablas mucho de "descalificación emocional". ¿De qué se trata?

R. Cuando un niño de tres años se cae al suelo y sus padres le dicen que no llore, que no tiene importancia, que es un niño mayor y no debería llorar. A esto se le llama invalidación emocional porque estamos invalidando las emociones reales que está teniendo el niño. Sucede también entre adultos. Alguien pierde el control y cuestionamos su reacción o le quitamos importancia. Al hacerlo, le invalidamos emocionalmente, le estamos diciendo que no se debería sentir como se siente. Esta es la forma más insidiosa y generalizada de abuso emocional que existe.

P. Pero es una reacción bastante frecuente, ¿no?

R. Es horrible, pero todo el mundo lo hace porque no sabe hacer nada mejor. Al hacerlo, en realidad tratamos de calmar la ansiedad que nos generan las emociones de los demás. Pero si eres un niño de tres años y te lastimaste la rodilla y estás sangrando y llorando, si estás avergonzado y estás frustrado, lo último que quieres oír es que tienes que dejar de sentirte así. Para los niños es particularmente devastador. Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños dejan de madurar emocionalmente entre los seis y los ocho años porque se dan cuenta de que viven en un mundo emocionalmente inseguro. Aprenden a construir muros para protegerse de las emociones fuertes. Y nunca aprenden a ser emocionalmente conscientes, no aprenden a regularse emocionalmente. Crecen hasta convertirse en adultos, pero emocionalmente siguen siendo niños. Cada vez que hay un conflicto, vuelve inmediatamente a ser ese niño de seis años. Hay personas que se comportan emocionalmente como niños de seis años porque nunca han madurado.

placeholder 'Desescalar' de Douglas E. Nott
'Desescalar' de Douglas E. Nott

P. ¿Decirle a una mujer que está furiosa porque tiene la regla es descalificación emocional?

R. Exacto, eso es emocionalmente invalidante y además usando un etiquetado biológico. Cuando hacemos lo contrario, cuando validamos las emociones, estamos creando un espacio seguro para que las personas procesen lo que sienten. A partir de ahí, podemos calmarlo todo sin maltratarlo. Y evitamos sentirnos ansiosos nosotros mismos. Somos capaces de manejar nuestra propia ansiedad. Ese es el antídoto contra la invalidación emocional.

P. Los manuales de educación suelen advertir a los padres contra la amenaza y el soborno. Sin embargo, son dos de las herramientas más utilizadas para educar a los niños. ¿Cuáles son los errores más comunes que cometen los padres al tratar de calmar a un niño enrabietado?

R. Tratar a los niños como seres racionales es el error más común. Tratarlos como si fuesen adultos. Sus cerebros no están aún desarrollados, son cerebros infantiles. Todos somos animales emocionales, pero los niños son el epítome del ser emocional. Lo que yo trato de enseñar a los padres es que tienen que tratarlos a través de sus emociones. "Cariño, estás muy cansado. Cariño, estás frustrado, estás enfadado". Si se hace bien, no debería tardar más de 30 o 40 segundos en tranquilizarse y, a partir de ahí, ya se puede resolver el problema con ellos. Pero si les chillas para que hagan lo que tú quieres, es imposible calmarlos.

P. ¿Eso es todo?

R. Bueno, también les enseño a tener conversaciones sobre las consecuencias de su comportamiento para que haya un momento de aprendizaje. Pero lo primero es calmarlos, porque no se le puede enseñar nada a un niño cuando está emocionalmente alterado. No va a aprender nada.

Los padres deberían comportarse como entrenadores emocionales de sus hijos

P. ¿Todo se puede solucionar con el diálogo y el etiquetado de emociones? Supongo que mucha gente va a levantar la ceja cuando lo lea.

R. Todas las parejas con hijos tienen que tomar decisiones sobre cuál va a ser su estilo de crianza. Pero, en mi opinión, los padres deberían comportarse como entrenadores emocionales de sus hijos. La mejor manera de hacerlo es a través del etiquetado emocional, y trabajando después para modelarlo. Esa es, para mí, la forma más poderosa de ser padre. Y creo que es la forma más segura de desarrollar niños resilientes. Los estudios demuestran que los niños que maduran mejor emocionalmente están más preparados para madurar cognitivamente. Las dos cosas van de la mano. El gran problema surge cuando la madurez emocional se detiene a los seis u ocho años. Entonces se produce también un crecimiento cognitivo, pero mucho más lento. No me meto en si hay que castigar o no castigar cuando hablo de emociones. Una vez que el niño se ha calmado, puedes elegir qué padre quieres ser y cuál es el método que consideras más apropiado.

P. Pero tendrás tus preferencias al respecto.

R. Yo creo que las consecuencias de los actos tienen que quedar siempre muy claras. A veces, cuando le preguntas a un niño cuál cree que debería ser el castigo por algo que ha hecho, el propio niño se impone castigos más severos de los que tenías en mente. Explicar cuál va a ser la pérdida de privilegios, o el castigo, razonarlo y dejarlo bien claro es, en mi opinión, una manera mucho más efectiva de lidiar con un mal comportamiento que abofetear al niño y decirle que no lo vuelva a hacer.

P. Para aplicar tu método hay que tener un autocontrol importante. ¿Cómo se gestiona la propia ira cuando tienes delante a una persona insultándote o atacándote?

R. Esto requiere un poco de práctica, pero no demasiada. Hay que ignorar las palabras y leer solo las emociones. Cuando haces eso, cuando te vuelves hábil haciéndolo, te colocas en lo que yo llamo la burbuja de Buda. Una burbuja de calma donde mantienes la ecuanimidad y la paz pase lo que pase. Los gritos y los insultos se convierten en ruido blanco. Puedes decirle a quien tengas delante cómo se siente con mucha calma y mucha compasión. Una vez que dominas la técnica, no te cuesta nada. Una vez que interiorizas que somos seres emocionales, cambia tu mentalidad. Cada arrebato emocional sigue un patrón muy predecible. Los humanos tenemos un repertorio muy limitado de comportamientos emocionales. Una vez que lo conoces completo, sabes qué hacer y qué decir. Se puede alcanzar esto con menos de diez semanas de práctica y lo puedes mantener para el resto de tu vida. Una vez que aprendes estas habilidades, nunca más tendrás una pelea o una discusión en tu vida. Nunca. Con nadie.

placeholder Douglas E. Noll
Douglas E. Noll

P. ¿De verdad?

R. Te prometo que funciona. Está basado en las evidencias de la neurociencia. Créeme que funciona.

P. También hablas de "círculos de paz" en tu libro. ¿Qué son estos círculos de paz?

R. Un círculo de paz es una forma muy profunda de hablar sobre problemas o ideas en un entorno grupal. Un círculo de paz típico lo componen ocho o diez personas. Uno tiene que actuar como guardián del círculo. Cuando enseñamos en las cárceles, por ejemplo, hacemos que nuestros guardianes del círculo aborden un tema realmente difícil, como por ejemplo el racismo. Se formulan por ejemplo tres preguntas. ¿Qué es el racismo? ¿Cómo se manifiesta el racismo en tu vida diaria? ¿Qué puedes hacer en las próximas dos semanas para detener el racismo? Todos participan por turnos, sin interrumpirse, cuando tienen un testigo, un objeto que va de mano en mano.

P. ¿Y eso sirve para...?

R. Es un proceso lento y que permite momentos de silencio, de deliberación. Eso nos permite ralentizar las conversaciones sobre temas difíciles para que podamos entendernos a un nivel profundo. Es una forma realmente poderosa de reunir a un grupo para resolver un problema, para discutir un tema difícil, o incluso para discutir, ya sabes, un tema no tan difícil. En las prisiones esto ha funcionado de manera increíble, muchos presos mantienen las prácticas y las incorporan en el día a día.

P. También escribes sobre el entorno laboral. ¿Cómo se lidia con estas peleas en el trabajo?

R. De nuevo, la persona que lidera tiene que ignorar las palabras, leer las emociones e identificarlas. La mayoría de los líderes no entienden esto. Pero la mayoría de los líderes no saben lo que es el liderazgo. El objetivo es mantener a las personas enfocadas en su tarea para que no se distraigan y no entren en conductas que las lleven precisamente a evitar el trabajo. La dirección consiste en establecer metas y crear la suficiente seguridad para que el grupo las pueda cumplir. Hay cinco niveles de seguridad: emocional, física, moral, cognitiva y espiritual. Cuando un líder se enfrenta a un problema tiene que ignorar los reproches y fijarse en las emociones. Hay evidencia empírica, con grupos de trabajo, sobre el éxito de las organizaciones en las que el líder transmite seguridad psicológica. Se hace escuchando las emociones de los miembros del equipo y del equipo como grupo.

Foto: Foto: iStock.

P. Dices que se pueden introducir también estas técnicas en las relaciones de pareja. Me parece muy arriesgado afrontar una discusión etiquetando las emociones de tu pareja. Me parece que puede ser explosivo.

R. Sí, tienes razón. Este proceso tiene que ser introducido en el matrimonio con mucho, mucho cuidado y con mucha sensibilidad. Y esperar hasta que el otro cónyuge esté listo para ello. Se trata de generar un cierto nivel de intimidad emocional y en muchos matrimonios ese nivel de conexión no es muy profundo. Hacerlo puede ser aterrador para el otro. Pero cuando se consigue, la relación es mucho más profunda y funciona bastante mejor. Hay más entendimiento y eso crea un vínculo muy profundo con bastante rapidez. Al final, es la habilidad más poderosa que las parejas pueden tener en una relación. Pero estoy de acuerdo en que hay que introducirlo con mucha sensibilidad.

P. Y dices que todo esto también funciona en las redes sociales.

R. Las investigaciones lo demuestran. Cuando ves un comentario que es incendiario o muy emotivo, trata de etiquetarlo. Te prometo que funciona. Calma a la gente. Yo tengo mucha presencia en redes sociales y recibo comentarios sarcásticos todo el rato. Me limito a responder sin entrar a rebatir y comienza a disolverse la tensión. Cuando las personas pierden el control, hay que detenerse y hablar de las emociones. Lo mismo con los mensajes de texto. Funciona a las mil maravillas. Pero no tienes que creer lo que te digo. Inténtalo para observarlo con tus propios ojos. Es lo primero que le digo a mis alumnos: no tienes por qué creer lo que te digo, pero puedes hacer la prueba.

P. ¿Y como se desescala uno a sí mismo? ¿Se puede hacer eso?

R. Cuando etiquetas tus propias emociones, te desescalas a ti mismo. Tienes que pararte y reconocer cómo te sientes y cuál es el motivo. Ahí empiezas a calmarte. A medida que coges práctica etiquetando tus propias emociones, puedes expandir tu vocabulario. Hay una diferencia entre sentirse irritado y sentirse molesto. Y es útil entenderla. Cuanto más entendemos nuestras emociones, más rápido podemos calmarnos.

El abogado Douglas E. Noll se especializó en la resolución de conflictos después de pasar varios años visitando cárceles. Inventó un método para propiciar una convivencia más fructífera entre rejas que, dice, puede servirle a cualquiera en su vida cotidiana. Su sistema lo ha aplicado después en grandes y pequeñas empresas, colegios, institutos, e incluso en familias problemáticas. Tiene varios galardones internacionales y ha escrito una importante colección de best sellers en inglés. 'Desescalar. Como calmar a una persona furiosa en 90 segundos' (Arpa, 2023) acaba de ser traducido al español.

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