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Descifrando la invalidación emocional: ¿cuáles son los signos y qué puedes hacer al respecto?
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Descifrando la invalidación emocional: ¿cuáles son los signos y qué puedes hacer al respecto?

En los últimos años, y especialmente a raíz de la pandemia de coronavirus, vivimos en una sociedad que, por suerte, nos alienta a hablar sobre nuestra salud mental. Sin embargo, hacerlo a veces es muy dañino

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Imagina que estás pasando por un momento muy difícil y necesitas desahogarte. Hay a quien este proceso se le hace bola hasta el punto de evitarlo a toda costa. Sin embargo, todos los expertos recomiendan abrirse a las personas más allegadas cuando los problemas nos saturan. Hablar es importante; de hecho, hablar es necesario. Dicho esto, considera que decides recurrir a un amigo para contarle aquello que tanto te está afectando. Quedáis una tarde para tomar un café y, entre sorbo y sorbo, le expones tus emociones con la esperanza de que ese momento sea tu solución o, al menos, el comienzo de ella.

En estos casos, es natural esperar palabras tranquilizadoras de la otra parte, un atisbo de aliento, lo que viene a ser que te echen una mano (de manera verbal): "Te entiendo", "Te ayudaré", "Sé exactamente cómo te sientes"… Si te fijas, por lo general, un sentimiento se mezcla sin querer en todo esto, y no es otro que la necesidad de comprensión. Pero, ¿qué pasa si tu amigo no pronuncia ninguna de estas frases? Es más: ¿Cómo te sentirías si minimiza y descarta tus emociones, te dice que estás siendo demasiado sensible, insiste en que no debes sentirte así o te señala que tus problemas no son "para tanto"?

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Ahí está, reluciente, la invalidación emocional en acción. Se conoce así al proceso de ignorar, negar o minimizar los sentimientos de otra persona que ocurre cuando recurrimos a alguien en busca de apoyo y comprensión y, en cambio, descubrimos que nuestros sentimientos no se toman en serio. Para colmo de males, en medio de esta invalidación, incluso puede que recibas algún que otro consejo que no has pedido y que solo parecen sugerirte que el problema eres tú.

No es la solución

En los últimos años, y especialmente a raíz de la pandemia de coronavirus, vivimos en una sociedad que, por suerte, nos alienta a hablar sobre nuestra salud mental. Sin embargo, hacerlo no siempre parece lo correcto, pues puede ser increíblemente dañino. No nos queda más remedio que aprender a detectar a las personas adecuadas a través de esta necesidad que, en mayor o menor medida, tenemos todos.

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"La invalidación emocional puede hacerte sentir que tus emociones no son importantes", señala al respecto Rachel Vora, psicoterapeuta y fundadora de CYP Wellbeing, en Happiful. "En algunos casos, puedes sentirte confundido, comenzar a cuestionar tus propias emociones y criticarte por sentirte de cierta manera".

Partamos de la base de que a nadie le gusta ver sufrir a las personas que quiere, y la mayoría de nosotros haría cualquier cosa para que ese dolor desaparezca de nuestros seres cercanos. Pero lo que hemos aprendido como sociedad durante décadas (y siglos) en el camino del proceso de la socialización es todo lo contrario: a menudo, intentar hacer sentir mejor a alguien parece que conlleva subestimar sus emociones, hacerle más pequeño. Así, incluso si tus seres queridos tienen las mejores intenciones, hay que decirlo claro y, sobre todo, hay que entenderlo de una vez: invalidar las emociones de alguien no es la solución a nada.

El verbo 'sentir'

Hablar no siempre es fácil, vale, por lo que es posible que de hacerlo y encontrarte con una situación como la descrita te haga sentir cuanto menos decepcionado, desanimado e incluso avergonzado de ti mismo. Al fin y al cabo, todos tenemos la necesidad humana de sentirnos escuchados y comprendidos, especialmente si estamos pasando por algo difícil.

Es por todo ello que lo primero que hay que hacer para evitar esto es, según Rachel, ser fiel a tus sentimientos. ¿Cómo? Puedes probar a usar el verbo 'sentir' para mantener el enfoque en lo que cuentas, sugiere la experta: "Siento que…". ¿Que al acabar tira por tierra todo lo que has dicho? Esa persona no es la persona correcta para desahogarte.

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"Al escuchar los problemas de otra persona, las personas a menudo pueden concentrarse en sus propios sentimientos, pero al usar afirmaciones como la de 'Yo siento', es menos probable que ignoren o socaven tus emociones". Si ni siquiera te deja acabar, ya sabes: no es la persona idónea para escucharte.

No obstante, antes de afirmar esto, también puedes explicarle a esa persona con la que quieres hablar lo que necesitas de ella antes del comienzo de la conversación. ¿Quieres que alguien te ayude directamente, involucrándose en tu proceso y en tus problemas o solo estás pidiendo a gritos algo de tranquilidad, un hombro en el que apoyarte? Averigua esto antes.

Imagina que estás pasando por un momento muy difícil y necesitas desahogarte. Hay a quien este proceso se le hace bola hasta el punto de evitarlo a toda costa. Sin embargo, todos los expertos recomiendan abrirse a las personas más allegadas cuando los problemas nos saturan. Hablar es importante; de hecho, hablar es necesario. Dicho esto, considera que decides recurrir a un amigo para contarle aquello que tanto te está afectando. Quedáis una tarde para tomar un café y, entre sorbo y sorbo, le expones tus emociones con la esperanza de que ese momento sea tu solución o, al menos, el comienzo de ella.

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