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'Macho grita': ser un buen español es tener siempre razón
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'Macho grita': ser un buen español es tener siempre razón

Alberto San Juan firma, dirige e interpreta una obra sobre la identidad española para la Compañía Nacional de Teatro Clásico

Foto: 'Macho grita', en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. (Sergio Parra)
'Macho grita', en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. (Sergio Parra)

Hay quien grita “yo soy español, español, español” para animar a la selección o para jalear a los Taburete en concierto. Hay quien solo tiene necesidad de decir que es español cuando viaja al extranjero. Hay quien no verbaliza nunca esa reafirmación identitaria. Y hay también quien se pregunta qué es ser español y cómo y cuándo empezó a construirse esa identidad patria y decide remontarse al momento exacto en el que dos hombres están charlando, en una posada sevillana, un día de 1545. Esos dos tipos son don Luis y don Juan y compiten por ver quién ha matado a más hombres y ha violado a más mujeres en el plazo de un año. ¿Tiene eso alguna relación con lo español? ¿Qué tiene que ver eso con nosotros hoy?

“Lo español es un escenario vacío. Una mera proyección. En el momento en que dejas de cantar ‘yo soy español, español, español’, te quedas solo ante el vacío, ante lo real”, dice Alberto San Juan en escena. Lleva un traje oscuro, camisa blanca con gemelos y corbata roja. Parece el empleado de uno de esos bancos que cotizan en el Ibex. No está solo ante el vacío y lo real, le acompañan cuatro músicos que tocan un pasodoble mientras él le cuenta al público que siempre quiso hacer un Don Juan y que, por eso, la temporada pasada propuso a la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), que dirige Lluís Homar, dirigir y protagonizar el Tenorio de Zorrilla. En esa conversación, también entre dos hombres, alguien dijo: “Nos creemos que podemos hacer cualquier personaje a cualquier edad”. Y San Juan, que sigue dirigiéndose al patio de butacas, dice: “Tengo cincuenta y cuatro años. Tendría suerte si me dieran el papel del Comendador. Ya nunca seré Don Juan. Y esto me resulta intolerable. Yo quiero hacer lo que quiera cuando quiera donde quiera como quiera con quien quiera. Yo quiero. Yo quiero. Yo quiero. Quiero. Quiero. Quiero. Yo. Yo. Yo…”.

placeholder Un momento de 'Macho grita'. (Sergio Parra)
Un momento de 'Macho grita'. (Sergio Parra)

Y el actor baila como si no supiera bailar, de forma espasmódica, rara, y se da golpecitos en el pecho mientras repite una y otra vez "yo quiero", y comienza así Macho grita, una pieza escrita, dirigida e interpretada por Alberto San Juan en la que recorre y explora ese proceso histórico “por el cual se construye la norma que establece qué es ser español y cómo se construye lo Macho entendido como voluntad de dominioen este territorio llamado España”. Junto a él, en la Sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia, sede de la CNTC, Claudio de Casas a las guitarras, Miguel Malla al saxo y el piano, Gabriel Marijuán a la batería y Pablo Navarro al contrabajo.

Ya lo dijo Cantinflas: estábamos bien, pero era mentira

Alberto San Juan arma una pieza a medio camino entre la conferencia performativa y el musical en la que narra, canta y baila, en la que parte de la figura de Don Juan como "paradigma de lo macho y del afán depredador que hoy nos arrastra a un lento pero seguro suicidio colectivo" y en la que explica en escena que la obra nace de una conversación en la que dos amigos le hablan de 1492 como un shock previo a 1936. San Juan se pregunta, citando la Carta del exilio de María Zambrano, qué es lo que no vemos, qué es eso que hemos olvidado y sigue vivo y hasta qué momento del pasado tendríamos que viajar para saber y recordar quiénes somos. Y, mientras se hace esas preguntas, se palpa de nuevo el pecho con las manos y recuerda aquello que tal vez dijo Cantinflas: “Ayer estábamos bien, pero era mentira; hoy es mejor, porque estamos mal, pero es verdad”.

San Juan elige entonces la fecha que inicia el relato, 1992, el año de la Exposición Universal de Sevilla, el año en que España celebraba “el quinto centenario del comienzo de la Modernidad en la historia humana”. Pero el actor y dramaturgo usa aquellos fastos como puerta de entrada al año 1492 y, a partir de ahí, reflexiona acerca de cómo esa historia española de exilios forzosos y expulsiones, las de judíos, moriscos y musulmanes, ha contribuido a la creación de una identidad nacional. De cómo “tuvimos que dejar de ser una buena parte de lo que éramos para convertirnos, solamente, en uno de los nuestros; cómo para poder ser un solo cuerpo, tuvimos que despedazarnos”.

De los Reyes Católicos a Aznar, Ayuso y Vox

Ortega y Gasset, Silvia Federici, Rafael Sánchez Ferlosio, María Galindo, Averroes, Nebrija o Aristóteles conviven en Macho grita con los Reyes Católicos, Felipe II y Felipe III en un texto en el que Alberto San Juan va intercalando lo histórico con lo contemporáneo, lo colectivo con lo personal, en el que se pregunta por las generaciones venideras o habla del miedo y la envidia que han guiado su vida: “Siempre quise ser un macho. En mi experiencia, el deseo de ser un macho ha sido siempre envidia del macho. En mi experiencia, ser un macho es miedo a no serlo”, dice San Juan en escena, y habla como lo que es y admite ser: un hombre blanco, heterosexual, con cierto poder y prestigio social.

“Intento salirme de la mirada masculina a lo largo del relato, pero soy consciente del lugar que ocupo”, explica el actor en una conversación con este diario, en la que afirma que el uso que hace del término macho tiene que ver “con los tiempos que estamos viviendo y la visibilización del patriarcado: cuando hablo de lo macho me refiero a un sistema de poder jerárquico que puede estar encarnado por un hombre o una mujer, lo macho es sinónimo de la voluntad de dominio, de entender la vida como una lucha en la cual uno intenta prevalecer sobre el otro en vez de convivir con él”.

placeholder Puesta en escena de 'Macho grita'. (Sergio Parra)
Puesta en escena de 'Macho grita'. (Sergio Parra)

Asocia lo macho con la idea de identidad nacional, ¿por qué le interesa llevar este asunto a escena? “Porque la identidad nacional española es muy problemática, no consigue ser inclusiva, y esa españolidad que nadie ha puesto en duda se reivindica con la mayoría absoluta de José María Aznar en el año 2000, con el procés en Cataluña y, más allá de eso, como reacción contra el 15-M”, explica San Juan a El Confidencial. “Hay mucho español que reivindica su derecho a llevar la bandera y a afirmar su españolidad cuando nadie la pone en duda, y puedo entender que alguien no esté de acuerdo o le duela que se cuestione la unidad territorial, pero en Madrid, reivindicar la españolidad contra el 15-M o contra Podemos, eso no lo puedo entender. Recuerdo un eslogan del PP que era Más España. ¿Qué tipo de proyecto político es ese? ¿Qué significa España? ¿Qué significa una sociedad dividida en dos partes? Creo que emplear España como argumento político es un freno para poder hacer una sociedad mejor y este espectáculo nace de mi deseo de vivir en una sociedad donde se conviva bien”, sostiene el autor de Macho grita.

“Y luego resulta”, añade, “que quienes históricamente más han reivindicado la nación española son aquellos que han masacrado a una parte de los habitantes de esa nación. Primero, los Reyes Católicos, a quienes se atribuye la fundación de los cimientos de la nación española y empiezan expulsando a esos musulmanes y judíos que eran tan hispánicos como los cristianos. Pero después se expulsará a los ilustrados, a los liberales y, finalmente, a los republicanos, los comunistas y los anarquistas. De hecho, Franco consolida el término anti España y reivindica explícitamente a los Reyes Católicos, cosa que también hizo Aznar y hoy hacen Vox, Isabel Ayuso o Ramón Tamames”.

¿Le da miedo que alguien entienda esta pieza como un panfleto? “No, no me da ningún miedo”.

Ser español es tener siempre razón

Macho grita no es un panfleto, pero, aunque lo fuera, daría un poco igual porque Macho grita es teatro, solo eso y todo eso, una obra en la que su autor elige un lugar concreto desde el que contar la historia, en la que explica que esa distinción eterna entre buenos y malos sigue siendo maniquea porque haber sido oprimido no garantiza no poder ser un opresor, en la que admite la dificultad de desaprender y en la que se pregunta por la naturaleza de esa identidad nacional construida tantas veces a partir de la exclusión y el enfrentamiento entre el otro y el nosotros. Y todo eso lo hace desde el escenario de un teatro público, el de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que dirige Lluís Homar, dependiente del ministerio de Cultura, y eso es importante.

Foto: Patrulla Águila pinta la bandera española en el cielo de Sevilla por la feria. (EFE) Opinión
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Dice Alberto San Juan en escena que, históricamente, “ser un buen español es tener siempre razón, prácticamente, ser la razón misma” y lo verbaliza mientras sus músicos tocan Suspiros de España o él interpreta la Canción mixteca del mexicano José Luis López Álvarez en una puesta en escena sobria, a veces de ritmo irregular pero entretenida, sencilla en lo dramatúrgico y, por eso mismo, audaz e interesante. En escena, un actor, cuatro músicos y una silla, poco más, y esa fórmula teatral en la que conviven el texto y la música que San Juan ya ha utilizado en otras piezas —Mundo obrero en 2018 y la más reciente, Lorca en Nueva York— en la que el actor, brillante, despliega oficio y sabiduría.

‘Macho grita’. Autor, director e intérprete: Alberto San Juan. Músicos: Claudio de Casas, Miguel Malla, Gabriel Marijuán y Pablo Navarro. Hasta el 14 de mayo en el Teatro de la Comedia de Madrid.

Hay quien grita “yo soy español, español, español” para animar a la selección o para jalear a los Taburete en concierto. Hay quien solo tiene necesidad de decir que es español cuando viaja al extranjero. Hay quien no verbaliza nunca esa reafirmación identitaria. Y hay también quien se pregunta qué es ser español y cómo y cuándo empezó a construirse esa identidad patria y decide remontarse al momento exacto en el que dos hombres están charlando, en una posada sevillana, un día de 1545. Esos dos tipos son don Luis y don Juan y compiten por ver quién ha matado a más hombres y ha violado a más mujeres en el plazo de un año. ¿Tiene eso alguna relación con lo español? ¿Qué tiene que ver eso con nosotros hoy?

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